Partida Rol por web

- " puff, ya te digo, osea, es que el sobrino no os va a contar nada de eso a vosotros, guardias de caminos, pufff, lo que faltaba, te lo juro por los dioses " - Comienzo a darme cuenta y a tener la sensación de haber sido pillado.

-¡Guardias de camino!- profirió el caballero negro que Bast tenía más lejos -Veremos si tu mano es tan diestra como tu lengua- Replicó el caballero más cercano, echando mano a su espada.

Mientras mis compañeros estaban teniendo las palabras con esos caballeros negros, que parece que lo de engañarlos no surtió efecto, estaba echando un vistazo al papel que habia encontrado anteriormente

-El heraldo...que estupidez de nombre es ese?...- dije balbuceando y hablando para mi mismo

mas tarde oí ciertos ruidos de espadas desenvainandose, cosa que me sorprendió mucho y me hizo sacar fuera de mis pensamientos -Pero que...que pasa que pasa? El encuentro me pilló completamente por sorpresa, así que eché mano a mi ballesta lo mas rapido que pude

http://www.comunidadumbria.com/imgs/rpw/pjs/545793...

He actualizado mi imagen.

Parecia que al final habria sangre, si no acababa muerto en algun callejon esta noche dormiria bien. Desenvaino mi espada y preparo mi escudo y avanzo con cautela hacia el caballero de la izquierda con intenciones de pintar mi espada con sus entrañas.

-¡Veamos si servis para algo que no sea cazar ratas!

Sin dar tiempo a que Bast contestara, el primero de los caballeros sacó su espada, dio un paso hacia delante y lanzó un mandoble cuyo objetivo era el cuerpo de semielfo: -¡A ver si mi espada cierra tu boca, semihumano!-, gritó descargando su espada en el cuerpo de Bast, hiriéndolo.

Lo sabía, mentir era un camino que no llevaba a ningún lado, y menos en aquella situación. Si tan solo Bast y Patric hubieran mantenido la boca cerrada... Pero ya no había vuelta atrás, solo quedaba luchar y ya luego se vería qué ocurría; aunque estaba segura de que a la orden de caballeros negros no les haría mucha gracia saber que habían matado a un par de sus hombres.

Mi rostro permaneció impasible mientras el primero de los caballeros atacaba sin dar tiempo de reacción. No saqué mi maza, ni hice el intento si quiera... por el contrario, cerré suavemente los ojos y me llevé una mano al símbolo sagrado que pendía de mi cuello mientras recitaba en voz queda una serie de frases... Cuando terminé, miré con fijeza y cierta furia al caballero que quedaba por atacar, clavando en sus ojos mi mirada.

Si todo iba bien, la maldición se adentraría en el ser de aquel hombre sin que pudiera hacer nada por evitarlo. Sentiría un terrible pavor que le incapacitaría para luchar al máximo, lo que nos daría una ligera ventaja. Adoraba aquel conjuro... me gustaba ver el miedo en los ojos de mis víctimas y el temblor de saber que probablemente morirían en escasos minutos. Pese a esta extraña filia, no me consideraba un ser perverso... al fin y al cabo, lo usaba solo con aquéllos que atentaban contra mi vida.

De repente, el caballero negro que se encontraba junto al que había inflingido el ataque a Bast notó una fuerza extraña, algo en su interior que lo estremeció...

Avanzo a buen ritmo y encaro al "caballero" negro que aun no habia atacado, espero a que levante su arma en un intento por atacarme y le lanzo una estocada con mi espada larga directa a su estomago. La punta de doble filo de mi espada atraviesa su armadura y se hunde en sus entrañas, en vez de sacar mi arma limpiamente procuro retorcerla un poco con el fin de provocar el maximo daño y dolor posible.

¿Por qué hablar tanto humanoz? ...¿Tener pene por lengua?. Pensó para sí cuando Bast montó su escenita. Aquellos guardias eran de fácil pronto, y a la mínima desenvainaron para acallar a su compañero.

Klurca giró en redondo, pero continuó caminando con las manos en los costados y la mirada gacha, como evitando el enfrentamiento. A pesar del tamaño de la medio orca, los guardias centraron su atención en el pobre charlatán y el curtido Gerrero, permitiendo que la salvaje los rodease por el flanco. Nadie escuchó el filo de Klurca desenvainarse por la mullida funda de piel. Sin decir palabra la salvaje saltó en el último momento como una tigresa rabiosa sobre uno de los guardias, golpeándole a la velocidad del rayo en su oscura armadura. La salvaje entró en un estado de furia tal, que dejó de emplear el filo de manera coherente y añadió codazos, y hasta mordiscos que chirriaron en la armadura de los guardias, explicando el mal estado de la dentadura de la bárbaro.

Herido retrocedo tras Patric - " Malditos guardias negros, perecereis en las llamas sagradas, mi poder no conoce límites " - digo rabioso por la herida ( más bien con el orgullo herido )

Malherido, tras ver que su compañero había caído en el combate, el caballero negro que aún sobrevivía miró a sus contrincantes y calibró la situación: -he de salir de esta encruzijada y pedir refuerzos- pensó. Intentó gritar para pedir socorro, pero apenas podía respirar. Se echó la mano al costado, buscando su cuerno para pedir refuerzos. Y mirando hacia su derecha, donde se encontraba Klurca, dio unos pasos hacia atrás y se llevó el cuerno a la boca. Quizás no le diera tiempo a escapar, pero podría poner en alerta al resto de centinelas.