Partida Rol por web

- ¿Hay algún otro sitio donde ir que no sea el árbol por el que hemos subido? - pregunto. No me gusta la compañía que hemos dejado ahí abajo.

- Hay varios. Prácticamente cualquier árbol milenario sirve de nexo con Yggdrasil. Puedo dejaros en algún lugar de Europa, donde aún tardarán un poco en notarse los efectos del meteorito

-Haznos el favor, si?- Dije acercandome a la ardilla para tomarla de un mecho de pelo y ver si aguantaba lo suficiente como para llevarnos...

Ante la ocurrencia de Ian no puedo si no sonreir conteniendo la carcajada que pedía paso hacia el exterior.

- Desde luego es todo un hijo de ... - pienso. ... Loki.

- Que conste que no hago esto muy a menudo, pero vosotros os podéis estar días recorriendo el árbol sin encontrar una salida; yo tardo unos minutos.

Hagger, Cybil y Eckhart no parecen muy convencidos, pero viendo que no hay otra alternativa, se acercan a Ratatösk para subirse encima y aferrarse a su pelaje

- ¿Listos?

Asiento mientras agarro un mechón de pelo de la Ardilla Gigante.

Todavía bastante traumatizada, me acerco a Ratatösk, pensando en qué le diré a mi padre o a Odín tras haber fallado en la misión que nos encomendaron.

- Supongo que sí... - le digo a la ardilla mientras me sujeto a ella con fuerza. Para olvidar el horror que acabo de presenciar trato de pensar dónde vamos a acabar si realmente puede llevarnos hasta cualquier árbol milenario de Europa.

- Pues vamos allá

Ratatösk pega un salto enorme y se agarra a una rama. Con  una velocidad vertiginosa, la criatura comienza a recorrer el tronco del árbol, saltando de una rama a otra y escalando en vertical con una agilidad increíble para una criatura tan grande. El mundo es un torbellino de ramas y hojas; apenas sois capaces de fijar la vista en un punto mientras Ratatösk os transporta por el árbol. Finalmente, se detiene en una rama similar a aquella en la que aparecisteis

- Bien, ya estamos. Agarraos al tronco y descended; apareceréis en la copa de un árbol de la Selva Negra, en Alemania. No deberíais tardar más que unas horas en encontrar algo de civilización.

-Te debemos el favor, amigo, si permites que así te digamos...- Sonrío mirando a la ardilla mientras me acomodo el pelo.

-Y ya que vas a ver a los dioses diles que queremos hablar con ellos, a mi padre si le ves dile que me llame al mobil. El tiene mi numero en el suyo.- Y el desgraciado borro el suyo del mio... mmm aunque debería cargarlo hace cuanto que estamos fuera...?

-Mejor dile, que me busque.-

-Muy bien, vámonós.-  Empezando a caminar hacia alguna dirección y mirar hacia donde se puede ir, cruce la mirada con Hilda -Dime donde queda un bar o lo que sea, te invito a tomar algo. Lo necesitas más que yo.-
 

Me despido de Ratatösk con una inclinación de cabeza y miro a Ian, sorprendida por su comentario. Aunque no sé de qué me sorprendo a estas alturas...

- Ciertamente necesito una copa - concedo, aunque no es esa mi prioridad ahora mismo. - Pero tenemos que llegar a un bar, enterarnos de qué está ocurriendo en el mundo... en Midgard - corrijo - desde la caida del Jotunhammer.

Desciendo por la rama de Yggdrasil, no sin antes dedicarle un último vistazo al resto de los mundos. Quién sabe si es la última vez que voy a tener la ocasión de verlos... o de que alguien los vea antes de ser destruidos por el Ragnarök. Pero aún tenemos cosas que hacer. Si lo que el mensajero ha dicho es cierto, aún podemos salvar millones de vidas y, con suerte, aligerar así el peso que cargo sobre mis hombros, el nudo que se aferra a mi estómago.

Con ágiles movimientos desciendo por las ramas del árbol milenario de la Selva Negra. Miro a mi alrededor, ligeramente desorientada por las diferencias de vegetación con los bosques de Norteamérica. Pero, después de todo, es un bosque montañoso, así que sabré orientarme en él.

Pero después... Estamos en medio del Apocalipsis, en un país desconocido, sin ni siquiera hablar su idioma y con a penas unos dólares en la mochila.

- Deberíamos ir juntos, al menos por el momento - les digo a mis compañeros cuando descienden por el árbol. - Buscar algún sitio donde tomar algo y descubrir qué ha ocurrido... - Recuerdo las antiguas leyendas donde el tiempo pasa de forma diferente en los otros mundos. - ¿Habláis alemán? - Pegunto mientras observo los árboles tratando de buscar algún rastro que me indique por dónde podemos llegar antes a la civilización.

- Vayamos pues. - digo guardando el Subfusil en su funda. Supongo que los del bar entenderán el inglés. Al fin y al cabo es el idioma universal, ¿no?

- Por cierto, creo que sería conveniente conseguir una chaqueta que me permita ocultar bien mis armas y el resto de mi equipo. - comento.

Me encojo de hombros cuando James dice lo del idioma universal. Después de todo, mi conocimiento de los alemanes va poco más allá de la segunda guerra mundial. Sin embargo, cuando dice lo de ocultar sus armas, no puedo sino echarnos un vistazo. Mi brazo está dejando de sangrar, pero el corte por un arma de filo sería evidente para cualquier médico. Además, estamos cubiertos de barro por la persecución montaña abajo... Y luego está el espadón de Hagger. Por mucho que podamos guardar en mi mochila el subfusil de James junto con mi espada, el tamaño del resto de nuestras armas llamará la atención de cualquiera, y en Europa no tienen Segunda Enmienda que les permita llevar armas.

- Vamos a necesitar un vehículo... - digo con preocupación, asintiendo a las palabras de James. - Aunque antes tendremos que salir de este bosque.

No tardáis en encontrar una carretera, un signo de civilización que os dejará en algún pueblo cercano en un par de horas. Curiosamente, aquí el cielo está despejado y el sol brilla con fuerza; aún no se han notado los efectos del impacto en este lado del mundo. Cybil había permanecido callada desde que vio caer el meteorito. Tal vez fuese el horror, o la incertidumbre; no se contempla el fin del mundo todos los días

- ¿Que habrá querido decir Ratatösk con que al menos me habéis salvado? ¿Se supone que debería haber muerto?

-Quizás le gustes. Por tu carita picara de ardilla.- Dije haciendo cara con las dos paletas frontales.

Oh calle! Oh asfalto! Como lo besaría, pero me recuerda que no tengo ruedas como para hacerle el amor a la rutas...

-Bueno, tiene que haber algún bar, o café, cerca...- Dije buscando carteles de colores brillantes.

Cybil se rio por lo bajo al tiempo que le daba un codazo amistoso a Ian

- ¡Bah, cállate! Al menos saber que si que hemos cambiado algo me alivia un poco...

- Espermos que haya sido para bien... murmuró Hagger

Me encojo de hombros en respuesta a Cybil. ¿Quién sabe lo que han escrito las Nornas para nuestros destinos? ¿Quién sabe si realmente podemos cambiarlos? Tal vez encontrar el Corazón del Invierno y salvar la vida de Cybil haya sido un cambio en el devenir del Ragnarök... Y tal vez no.

Pero no estoy de ánimos para discusiones filosóficas ahora, no después de lo que he visto que ha ocurrido en las Vegas, así que sigo caminando por el bosque en silencio.