Partida Rol por web

Brendan desculega

- ¡James, muchacho! ¿Como va eso? ¿Le habéis pateado el culo a ese tipejo?

- Más o menos. - respondo por el auricular con una sonrisa. Más o menos. Ya te contaré cuando nos veamos.

- Oye, ¿como va lo nuestro? - le pregunto. ¿Has conseguido algo?

- Va a ser difícil, chico. Esos tipos se jactan mucho de su artesanía y por un simple cuchillo para untar mantequilla ya te piden una fortuna. El escalpelo va a ser más complicado.

- Vaya. - digo. Eso es un ligero contratiempo. - añado. ¿Crees que si vamos nosotros habrá mejores expectativas?

Estabamos fuera del alcance del gordo, eso no me quita tranquilidad igual -Yo creo que si super-poli encontro algún rastro de lo que buscamos, podría seguirlo... Por un lado deseo salvar a mi media hermana, pero tengo que decir que no quiero que se termine el mundo, es serio, realmente. Mas así sera mejor que ha hecho con el corazón del invierno...-

Alzo la vista y miro hacia la casa, tal vez pueda entrar, encontrar algo, alguien, o cualquier cosas que me nos pueda dar información...

- Si fuera vosotros yo no trataría con esos cabrones. Los AEsir no les caeis precisamente bien.

Gunnar espera tranquilamente, fumando un puro, a que os decidais

- Vale. - digo. Luego te llamo si eso. - añado colgando el móvil.

- Bien. Tenemos un ligero problema con el Escalpelo. - comento. Al parecer esos bastardos piden el oro y el moro por uno de esos y ahora mismo mi contacto no dispone de tanto dinero como para poder adquirirlo.

- Así que por lo que veo tenemos un par de opciones. - digo. Una, pedirle a nuestro anfitrión dicho objeto.

 - Y dos, buscarnos la vida con esos bastardos a los que no les caemos precisamente bien que digamos.

-Mi hermana o el mundo- Digo enojandome -Que PUTA decisión!!!- 

-Pidamos ambas, empecemos por preguntarle que ha hecho con el corazón del invierno. Luego, todo lo demás...-

Molesto como estaba empiezo a buscar en la chaqueta aquel medio puro que me guarde... Lo pongo en mi boca y lo enciendo dando unas fuertes pitadas, mientras, levanto la vista al hacerlo y me encuentro con la mirada de Hilda, quien esta siempre atenta y evitar mirar no va con ella... -Que pasa muñeca? Quieres una calada?- Mejor que no me conteste eso, que lo dije de mal modo.

-No se ustedes, pero yo le pediré todo...- Dije incorporandome del grupo...

Niego con la cabeza ante el ofrecimiento.

- No fumo... - contesto. - Y menos puros tan cortos y gastados.

Le sujeto por el brazo antes de que se vaya a hablar con Gunnar.

- Para un gigante civilizado que hay en el mundo, mejor no joderla... No me apetece que se libre del favor contestando que lo que ha hecho con el Corazón del Invierno es invocar el Fimbulvert y esconderlo. Además, estaba claro que sólo podríamos pedir una cosa además del propio Corazón.

Miro a Eckhart y a Hagger, que aún no han dicho nada.

- ¿Vosotros tenéis alguna opinión? - pregunto. Y añado para el resto del grupo. - Tal y como yo lo veo, podemos o bien pedirle todos los objetos necesarios para salvar la vida de Sybil tal y como nos dijeron los enanos - correctamente formulado sería tan solo un favor - o preguntarle cómo podemos evitar el Largo Invierno. El problema de las preguntas es que siempre es posible que las respuestas no nos gusten...

- No se que rayos es un svartalf de esos, pero si tengo que matar algo para obtener uno de esos objetos, creo que prefiero matar lobos. ¿Por que no le pedimos el instrumento cortante?

Se encogió de hombros:

- Creo que lo que nos hacía grandes era el luchar contra el enemigo a pesar de saber que el Ragnarok era inevitable. Y además, tu lo has dicho, la respuesta no nos puede gustar o peor, servir para nada. Asi que yo también voto por el artefacto cortante que ayude a salvar a Cybill, al fin y al cabo, es una de los nuestros.

Miro a Eck y Hagger y asiento.

- Tres contra dos - digo sin esperar las respuestas de Ian y James. - Parece que tendremos que pedirle un instrumento cortante de los svartalf - les digo. - Los enanos pidieron una herramienta cortante, no necesariamente un escalpelo, así que si os interesa algo que pueda usarse después como arma, estáis a tiempo de pedirlo. - Miro a Hagger y sonrío. - Me refiero a una daga o espada corta, no creo que puedan operar a Sybil con un mandoble como el tuyo.

Llamo al gigante, dispuesta a comunicarle nuestra petición.

- Bien, ¿habéis decidido ya?

Miro a mis compañeros y, viendo que nadie se decide a contestar, le comunico yo misma al gigante los resultados de nuestra discusión.

- Queremos una herramienta cortante fabricada por un artesano svartalf, - cito casi textualmente - una daga o similar que pueda servir para cortar venas y arterias sin derramar sangre.

El gigante se frotó el mentón

- Uhm... Una petición costosa... Pero una promesa es una promesa. Siganme.

El gigante os condució al interior de su mansión, a una sala repleta de antigüedades y objetos de arte. Se acercó a una vitrina en concreta que contenía numerosos cuchillos y armas de hoja corta, y la abrió con una llave. De su interior extrajo una daga plateada. El instrumento tenía un filo elegante y delgado, ligeramente curvado hacia arriba en la punta, y la empuñadura estaba hecha en algún tipo de material orgánico, seguramente cuerno. A pesar de parecer antigua, no tenía ni una mella ni marca de óxido en su estructura y parecía estar en perfecto estado. Gunnar se acerca a Hilda y se lo entrega.

- Es un cuchillo de desollar svartalf. Os servirá para vuestro propósito.

Cojo la daga con un cuidado casi reverencial y me agacho para coger algo de mi mochila con lo que protegerla.

- Supongo que sería demasiado pedir que nos dieses una vaina en la que protegerla - digo al gigante no sin cierta hostilidad mientras busco algo adecuado para cubrir su impecable filo.

La envuelvo con cuidado en un trozo de cuero si Gunnar no nos da nada para guardarla (al fin y al cabo, no había una vaina incluida en la petición, por lo que puede acogerse a las palabras de la misma) y me levanto colgándome nuevamente la mochila al hombro.

Miro a mis compañeros y le tiendo la daga a Hagger, pues probablemente sea el más adecuado para protegerla. - Cuida que llegue en perfecto estado hasta que curemos a Sybil - le pido.

Luego, me vuelvo hacia Gunnar. - Has respetado nuestra tregua. Ahora, danos el Corazón del Invierno y nos iremos en paz... Al menos hasta la próxima vez que nos encontremos.

Hagger asintió y se enfundó la daga en el cinturón de cazador que llevaba.

- Veamos que pasa. - pienso mientras mi mano vuelve a ponerse presta para desenfundar.

Me concentro en cualquier sonido extraño que pueda evidenciar cualquier sorpresa no deseada.