Partida Rol por web

Viernes, 9:15 AM.

La música de la radio sonaba de fondo en el piso de Brian y Annie, y poco a poco, estos dos, sumados a los miembros presentes de la banda del muchacho, Cassie y Wasp, empezaban a despertar, casi de forma secuencial, uno a uno, las chicas primero, luego Brian.

Anoche habían tenido una pequeña fiesta, tras robar un cargamento de contrabando de ron cubano, obviamente ilegal. Una jugada sencilla, Jeremy había hecho casi todo, noqueando a un par de hombres en los muelles, y luego cargando las dos cajas, la cual cada una traía 12 botellas.

En resumen, una noche provechosa, un trabajo realizado sin mayores problemas, y una pequeña recompensa que no fuese dinero, para variar. Por lo que unas tres botellas de ron vacías yacían sobre la mesa, y una cuarta la tenía Cassie en la mano. La resaca era fuerte, quisieron seguir durmiendo, pero sabían que debían de moverse, el solo hecho de festejar podía ser un riesgo. 

Wasp y Cassie se lavaron la cara, y tomaron sus cosas para irse, despidiéndose de ustedes tras compartir unas cuantas palabras antes. Brian las acompaño a la puerta, y luego volvió a la sala, donde Annie volvía a sentarse en la mesa, mirando al techo. La misma frase resonaba una y otra vez en sus momentos. "No bebo nunca más".

Con la cabeza totalmente embotada, como dentro hubiera un nubarrón, me dejé caer sobre la mesa baja del comedor. Joder, cuando habían hablado de robar un par de cajas de ron no había pensado en esto. Una cosa estaba clara: No iba a volver a emborracharme así.

- Aaaaww... - Murmuré en un quejido cuando Brian volvía al salón. - Por Dios, dime que tenemos Aquarius. - Le pedí mientras comenzaba a pensar si debía ponerme en pie, pero apoyando finalmente la cabeza en la mesa. La sala estaba revuelta, pero seguro que a nuestros yos del futuro les apetecía mucho más recogerlo todo.

El movimiento de las chicas me despertó de mi profundo sueño. Por educación más que por ganas, me levanté y acompañé a Wasp y a Cassie hasta la entrada. Con un movimiento de cabeza y unas palabras de despedida vagas cerré la puerta y me apoyé en ella con una mano en los ojos, intentando recordar lo que había pasado la noche anterior.

La cabeza me dolía bastante y todo mi cuerpo se arrepentía de la noche anterior, aunque debió de ser una gran noche. Noches alegres mañanas tristes. Volví al salón despacio, intentando hacer caso omiso al dolor de cabeza que sentía. Las palabras y el estado de la joven hicieron que una sonrisa vaga apareciera en mi rostro, pero no duró mucho, ya que un pinchazo en la cabeza me recordó que yo me encontraba igual o peor.

-Debería. Dije, antes de ir a la cocina y coger dos Aquarius de la nevera. Cuando volví a la sala me percaté de todo el desorden y un suspiro salió de mi boca. Bueno, podría ser peor... Al menos no había nada roto. Ahí tienes. Dije, mientras lanzaba la lata a los brazos de mi mejor amiga y compañera de piso. Voy a ir haciendo el desayuno... Tostadas o tortitas? El tono dejaba claro lo mucho que me apetecía ponerme a hacer el desayuno en aquel momento, pero quería salir a hacer ejercicio después, así que debería hacerlo.

Tras beber la Aquarius, se sienten más refrescados, pero aún tienen el cuerpo bastante cortado por todo el alcohol que bebieron, ya que por mucha resistencia al licor que uno tenga, tres botellas de ron cubano pasan la factura a cualquiera, sobre todo cuando se ha bebido en exceso, y con apenas horas de descanso.

En lo que Brian volvía a la cocina, el móvil del chico sobre la mesa vibró. Era Paul quien informaba que el dinero ya estaba en la cuenta de banco. El tono serio de Paul se notaba aún tras las letras, era evidente que no le caía en gracia eso de dejarse mercancía para ellos sin avisarle, pero no iban a sumar aquello a la lista de dolores de cabeza que ya traían.

Así, con la cabeza en la mesa, mirando al techo, la oferta de Brian parecía llegada de otro mundo. Un lugar en el que las cosas estaban en su sitio, y mi cráneo no latía con fuerza en cada instante.

- Tostadas está bien. - Respondí sin llegar a mirarle, totalmente derrotada. Las tortitas eran algo mucho más apetecible, pero no iba a pedirle que se pusiera a hacer ahora la masa y todo lo demás. Sin decir nada más giré sobre mí misma, quedando al borde de la mesa para dejarme caer sobre el sofá.

- ¿Quién era? - Pregunté entonces, con la voz aún rota por los rastros de alcohol.

Las palabras de Annie llegaron vagas a mis oídos y tardé unos segundos en asimilarlas. Lentamente, me dirigí a la cocina cuando el móvil sonó. Un sonoro suspiro salió de mi boca antes de que me diese la vuelta de mala gana y mirara el móvil, como si fuese la cosa más tediosa del mundo. Di los cinco pasos que me separaban de él y cogí.

Era Paul y no le hacía demasiada gracia lo de la noche anterior. A mi tampoco me hacía demasiada gracia aquella mañana, la verdad. Tras una breve conversación colgué el teléfono y me puse a hacer el desayuno. Lo de siempre, Paul, para informarnos de que ya tenemos el dinero en dinero en el banco.

Tardé cinco veces más de lo normal en hacer el desayuno, peor al final conseguí preparar algo medianamente comestible. Tampoco tenía demasiado hambre dadas las condiciones en las que estaba, pero tenía que desayunar para empezar fuerte el día o sino lo perdería por completo. Aquí tienes... Dije, poniendo un plato sobre la mesa, en frente de Annie. Vaya noche, no recuerdo casi nada.

La respuesta de Brian me llega lejana, y debe atravesar una densa nebulosa dentro de mi cabeza para que consiga asimilarla. Sin embargo, no digo nada. Espero con mano en mi rostro todo el tiempo que tarda en hacer el desayuno, y cuando lo trae pongo una mano sobre la mesa y la otra en el respaldo del sofá para ayudarme a levantarme.

- Gracias. - Le digo en cuanto me ofrece mi plato, y al escuchar sus últimas palabras una pequeña sonrisa se va formando en mi rostro. Pesada y densa, pero una sonrisa al fin y al cabo. - Pues espero que te acuerdes pronto, o Cass te va a matar. - Le digo sin levantar la vista del plato. - Os enrollasteis a lo salvaje.

Los ojos se me abrieron más de lo que creía capaz de abrirlos en aquellas condiciones. Cassie era una chica muy guapa, mucho, pero nunca la había visto como algo más que una amiga. No me jodas! En serio? Miré a Annie a los ojos, algo avergonzado antes de seguir comiendo mientras mi cabeza daba vueltas a lo que mi compañera de piso había dicho.

Cassie no me ha dicho nada por la mañana, tal vez tampoco se acuerde de nada... Mejor, tal vez lo vuelva todo más incómodo... Aunque bueno, no debería. nos hemos liado y ya está, no hay porque darle más vueltas.

No puedo evitar levantar la vista del plato y fijar mi mirada en sus ojos durante unos segundos al escuchar su respuesta. Mi ceño se frunce ligeramente, en un gesto natural, mientras escruto sus pupilas a pesar de lo muy mal que se siente ahora mismo mi cabeza.

- Si vais en serio o no, es cosa vuestra. - Le respondo sin conseguir perder la sonrisa. Entonces me acerco un poco más a él, pasando por encima de mi plato. - Pobre Cass, con lo colada que está... - Murmuro. - ¿De verdad no te acuerdas de nada? ¿Ni de cómo te ponía ella una copa tras otra?

Intenté hacer memoria sobre la noche anterior. No la tenía nada nítida. Desde cuando está Cassie colada por mí? No te inventes cosas... Me se estaba agobiando, no me esperaba nada de esto y ni siquiera sabía si era cierto o una broma más de Annie.

La pregunta de Brian me hizo ampliar mi sonrisa mientras una de mis cejas se alzaba mostrando todo mi escepticismo.

- No sé... ¿Desde que os conocisteis, quizá? - Pregunto, frunciendo un poco el ceño. - No me puedo creer que no te hayas dado cuenta. Joder, si hasta se viste distinto cuando va a verte y cuando no. - Explico, encogiéndome durante un instante de hombros y pegando un nuevo bocado a mi desayuno. - Supongo que es normal que no te hayas dado cuenta. - Digo al final, antes de añadir con una pequeña sonrisa. - Te falta el radar femenino.

- Mmmmmhhhh... - Dejo escapar entonces, aprobando el sabor. Sin embargo, vuelvo a buscar sus ojos, y con un gesto de mi mano señalo hacia arriba, llamando su atención. - Pero oye, ¿yo no te he dicho nada, eh? - Le aviso con la boca llena.

Brian, confundido por las palabras de Annie, es incapaz de recordar con claridad lo sucedido anoche. Solo flashes de risas, juegos de tragos y vomito en el baño vienen a su cabeza. Y como si no fuera poco, pronto le llego un whatsapp de Cassie en el que le informaba que ya estaba en casa. Claro, no era la primera vez. La chica solía informar de donde se encontraba casi de forma inconsciente, pero esa mañana tenía un sentido especial y extraño por la amena charla de la pareja* allí presente.

Los minutos pasan, y entre charla y charla, se terminan la aquarius y las tostadas, pero sus gargantas seguían reclamando más liquido. Ya no quedaban más en el refrigerador. Las opciones serían salir y sacar el dinero del banco, y allí comprar algo. También era ya 25 de julio, casi fin de mes, por lo que tuvieron en mente la idea de hacer las compras del mes. O dormir más. O hacer cualquier otra cosa, aunque la única que podría decirse tenía una responsabilidad "real", era Annie, quien aún no sabía si tenía que hacer alguna entrega... ni siquiera sabía si en su estado podría trabajar.

Después de estar un buen rato charlando con Annie el dolor de cabeza fue a menos, aunque persistía. Me guardé para mí la preocupación que sentía por lo Cassie, quitándole importancia rápidamente y cambiando de tema a otro más banal como era mis planes para el día de hoy.

-Es posible que vaya al gimnasio... Dije sin mucha decisión mirando la puerta de mi cuarto. me tentaba demasiado. Aparte la mirada despacio, para acabar sonriendo a Annie. Si me meto a la cama otra vez voy a perder todo el día.

Me estiré de forma ruidosa y me levanté para empezar a prepararme. De vuelta igual voy al super, quieres algo? Dije, mientras me mojaba las manos en agua y salpicaba un poco en la cara de mi amiga.

Poco a poco fui dando buena cuenta del desayuno que Brian había preparado. Al mismo tiempo iba encontrándome un poco mejor, y antes de terminar me encontraba tarareando una canción que ni yo misma reconocía, con una pequeña sonrisa en los labios.

- ¿Al gimnasio? - Pregunté con voz exageradamente grave. - ¿Ahora? - Insistí, antes de dejar caer la frente sobre mis manos apoyadas en la mesa. La verdad era que nunca había entendido la afición de la gente por las máquinas. Si uno quería hacer ejercicio no hacía falta encerrarse.

- Ve tranquilo, yo recojo esto. - Me ofrecí. - Y no te preocupes por la compra. Ya voy yo con el carro. - Añadí después, antes de hacer un breve repaso de lo que nos hacía falta mientras volvía a tararear. - Si quieres esta noche podemos ver El Quinto Elemento. - Comenté, mientras sacaba el móvil para consultar la hora y empezaba a trastear un poco con él.

Con una pequeña sonrisa, al sacar el móvil abrí directamente el WhatsApp y busqué la última conversación con Cass.

Le he dicho a Brian que os liasteis anoche. ¿No te apetece ir a buscarle al gimnasio? :P

No tardas ver los dos vistos buenos que indican que han leído el mensaje, luego un "Escribiendo..." en la parte superior, y finalmente la respuesta.

Pobre Brian xD Me apunto. ¿Debería usar algo ajustado? :$ xD

Sí, por favor. xDDD
¡Ya que no voy a estar para verlo envíame foto antes de salir de casa!

Respondo con rapidez. Tampoco quiero que sospeche nada. Acto seguido vuelvo a guardar el teléfono, lista para empezar a recoger y sin evitar una pequeña sonrisa.

-Ahora. Se te ocurre un momento mejor? Dije con una sonrisa, intentando sonar más convencido de lo que en realidad estaba. Empecé a preparar la mochila para el gimnasio y cogí el Ipod antes de colgarme la mochila al hombro. Volveré en unas dos horas, aunque supongo que no te encontraré por aquí... Diviértete.

Antes de salir cogí una bebida isotónica de la nevera y me despedí de Annie.

-El Quinto Elemento... La tengo vista, pero hace ya bastante, no me importa volver a verla. Te veo a la noche entonces.

Me encojo suavemente de hombros, liberando un suspiro. El dolor de cabeza y el estómago revuelto habían mejorado un poco con el desayuno, pero aún me faltaba bastante para encontrarme a pleno rendimiento.

- No, realmente no se me ocurre ninguno. - Respondí antes de hacer un gesto divertido, como si el problema real fuera que no había ninguno bueno.

- ¡Si llegas y no estoy pégame un toque por si estoy cerca! - Le pedí mientras se iba, comenzando ya a recoger todo.