- Sí, son hermosos - dijo con simpleza mientras aún miraba los sombreros.
- La verdad es que cada uno podría contar una historia - rió y pensó que tal vez a la mujer no le gustaría que ella comenzara a actuar como los miles de personajes que se le venían a la cabeza y decidió continuar como iba. La mujer parecía complacida por sus palabras.
- Me encantaría poder llevarme algunos para mis clases, pero no cuento con el dinero - tocó un sombrero sencillo que tenía cerca -, estoy segura de que a mis compañeros les gustaría también tener acceso a ellos - volvió sus ojos a la señora y trató de hablar un poco más amablemente.
- Me gustaría poder aprender algo como esto -.