Partida Rol por web

Pasadas las cinco de la tarde el autocar se detiene frente a la valla de la Finca Boucher.

¿El Viaje?

De más de una hora por carreteras secundarias del Estado desde que salísteis de Boston, al llegar a Westwood(un pueblecito de poco más de quinientos habitantes) tuvísteis la fortuna de encontrar una gasolinera en la que el dueño, un tal Bill Memper de Westwood de toda la vida, os dio las instrucciones exactas para llegar a la finca que en contra de lo que habíais supuesto, quedaba alejada del casco urbano del pueblo propiamente dicho.

Se encontraba la finca al norte del pueblo, siguiendo una vereda no asfaltada que a todas luces sirve o sirvió para conducir ganado, durante más de una milla hasta llegar a una explanada en la que estaba ubicada la finca.

Kellemport detiene el motor y descendéis del coche (cogiendo vuestras cosas), la finca es rodeada por una alta valla de piedra (de aprox 2,5 m). El jardín está en un estado lamentable y apenas se puede ver a consecuencia de las malas hierbas y la yedra que medra por doquier. Consecuencia de que la casa - o el jardín más concretamente - hace años que no se cuida.

Frente al coche hay una verja en pésimas condiciones, que une una sección de la pared de piedra con otra (de la valla), detrás de la verja nace un camino empedrado que conduce a la casa (la edificación) la cual apenas se puede ver a lo lejos. A los lados del camino se encuentra el jardín, en pésimas condiciones como se ha dicho.

Los árboles del jardín están cubiertos por yedras y otras plantas trepadoras , pudiéndose oir unos gorjeos de pájaro y crujidos de hojas muertas.

Bajo del camino, echo un vistazo desde fuera al jardín y los aledaños de la casa, miro a mis compañeros y comento: - Bueno, ya hemos llegado. Tengan los ojos bien abiertos. - Me enciendo un cigarrillo, doy una calada y echo a andar por el camino empedrado hacia la casa...

Al bajar del coche y observar atentamente el entorno de la finca y la finca misma no puedo evitar que un escalofrío recorra mi espalda, al mismo tiempo que una nube se alza sobre el recuerdo de Jerry Maklin.

Poca antropología o arqueología hay aquí... Desde luego, el lugar no inspira la más mínima confianza... Espero con todas mis fuerzas que Jerry Maklin no se encuentre aquí... De hecho, ojalá no tuviera que entrar ahí yo mismo...

Sacudiendo los turbios pensamientos que me asaltan, consigo, aunque con un gran esfuerzo de mi voluntad, dar un paso hacia adelante.

-Descuide señor Kellemport, los tendré tan abiertos como pueda, se lo garantizo.

Y dicho esto, camino tras él.

- No sé si recuerdan haber leído en los periódicos algo acerca de una explosión... pero me gustaría comprobar el estado de la casa si es que ha sido demolida. Desde tan lejos no podría decirlo pero a mí no me parece demolida en absoluto. - comento mientras sigo avanzando. Voy fijándome en todos los detalles que pueda por el camino, a ver si veo algo extraño o que no corresponda al lugar.

-Tiene razón señor Kellemport, la casa parece bastante intacta... O al menos no parece haber sufrido la devastación de una voladura.

- Señores,- interrumpo a mis compañeros antes de que sigan avanzando - ¿no sería mejor abrir la verja y entrar con el coche hasta la casa, siguiendo el camino? Al menos la maleza parece haber respetado el camino empedrado.

No quiero reconocerlo pero este lugar me da muy malas vibraciones. Si hay que salir corriendo preferiría contar con un vehículo. Pero ¿qué tontería? ¿de qué habría que huir? Bueno... pienso en las alimañas que pueden crecer en medio de esa flora descontrolada. Sí, mejor sería entrar con el coche.

John se acerca a examinar la verja cerrada. Después de un vistazo rapido a los alrededores intenta manipular el cerrojo para ver si consigue abrirla...

-Por el amor de Dios señor Kellemport, no nos entretengamos con sutilezas como esa, sobre todo si recordamos nuestra aventura con la caja fuerte... Lo que hemos venido a buscar está ahí dentro... O al menos lo que necesitemos para continuar nuestra labor está ahí dentro... No creo que a nadie le importe si con el coche echamos la verja abajo.

- O podemos intentar saltar la verja... - comenta Kellemport mientras echa un ojo alrededor a ver si encuentra algún punto viable. - 2,5 metros no es tanto, de hecho si aparco el coche junto a la valla y subimos al techo del coche podremos saltar la verja sin problemas. -

Reflexiono sobre el comentario de John Kellemport.

La verdad es que no soy un atleta... Aun con el coche supodría un salto de prácticamente un metro, y dos metros y medio de caída hacia el suelo... Y los tobillos tienen gran propensión a las torceduras bajo esas condiciones...

Por no mencionar que al salir tendríamos que saltar dos metros y medio desde el suelo... Y quizás necesitemos una ruta de escape rápida si alguien alerta a la policía o descubrimos algún tipo de delincuente dentro...

Con esos pensamientos en la cabeza, digo a mis compañeros:

-Señores, a mi parecer, claro está, tenemos varias razones para dejar la puerta abierta...

- Si al señor Peabody no le parece mal "asaltar" una morada así... - comento sonriente mientras miro a Robert. - No tenemos más remedio, y es una propiedad abandonada y la única pista que tenemos sobre Jerry. ¿Qué dice, Robert?-

- Uh... yo... esto está abandonado ¿no? Y quizás su dueño tenga algo que ver con secuestros... Es más: ¡puede que tenga retenido a nuestro amigo... o algo peor!

Cojo una piedra grande que hay junto al muro y golpeo con fuerza la cerradura.

- Si quieren... umpf... mi opinión... umpf... ¡Aquí se acaban las sutilezas!

No puedo creérmelo. ¡Asaltando una propiedad ajena! Pero ¡que sensación! Por primera vez comprendo lo que sienten los héroes de los libros que leo.

Observo, completamente ATÓNITO, la reacción de Robert. Una mirada de pasmosa sorpresa pasa de el a John, y de nuevo a Robert... Me quedo con la boca abierta, incapaz de salir de mi asombro...

John se queda flipando mientras ve a Robert golpear con la piedra la cerradura...

Después de todo quizá sí hayan sido una mala influencia él y el señor O'Rick. Por el bien de la misión no dirá nada por el momento pero más tarde es probable que quiera tener una conversación con Robert. Ese camino no es bueno para un hombre como él...

La cerradura salta en pedazos ante el golpe recibido. Satisfecho tiro la piedra a un lado y empujo la cancela. ¡Estoy exultante por el éxito conseguido! Al girarme hacia mis compañeros me quedo un poco extrañado ante su cara de sorpresa.

- Eh...- dudo un momento - Está abierta... era... yo...

Miro de reojo la cerradura rota y la piedra, echándome una mano a la nuca para rascar el pelo. Tras el exceso de adrenalina me empiezo a sentir un poco ridículo. Noto como me voy sonrojando poco a poco.

- Pensé que era... mejor... bueno... ¡está abierta!

Tras decir esto regreso al coche un tanto azorado.