Partida Rol por web

La primera de las habitaciones del lado izquierdo no resulta ser más que un dormitorio con dos camas de madera que no tienen colchón, entre las dos camas hay una mesita también de madera aunque en un pésimo estado, el color delata que la madera está podrida.

Debajo de una de las camas encuentras un cráneo, prácticamente idéntico al que Kellemport encontró.

Por Dios bendito, ¡¡otra vez no!! Esto demuestra que aquí hay unos secretos tan oscuros como la negrura de la más profunda cueva... Si alguien más tuvo noticia de esto... Comienzo a entender sus motivos para derribar la casa... Jerry Maklin... Comienzo a dudar de tu seguridad...

Visiblemente nervioso, tomo el objeto entre mis manos, intentando ser lo más respetuoso posible con el. Cuando lo tengo bien aferrado, me vuelvo hacia mis compañeros, y comienzo a hablar.

-Señores, esto adquiere un matiz cada vez más siniestro... Tal vez Jerry haya... Tal vez debamos temer por su integridad.

Termino la frase mostrando el craneo que sujeto con mis manos.

Saco el cráneo anterior y lo comparo con el que acaba de encontrar O´Rick. Me intriga si son parecidos, puede que pertenecieran a personas...

- Algo raro ocurre aquí caballeros, y tenemos que averiguarlo. -

Pese a que no estáis muy versados en Zoología  y no podéis asegurar si son humanos, lo que sí está claro es que ambos son prácticamente idénticos. En ninguno de los dos se ve señal de violencia, ni marcas ni agujeros.

Despierto de mi letargo. Los horrores que estamos descubriendo en esta casa me han dejado tan aterrado que ni siquiera reconozco mi voz cuando afirmo:

- Lo que sea que buscamos estará en el sótano.

Ante la desconcertada mirada de mis acompañantes titubeo un momento:

- Está claro: las huellas venían del sótano y parecían regresar. Los niños desaparecidos en la zona. Las extrañas historias de un monstruo deforme... Esto es un mucho peor de lo que imaginamos...

Mi sentido común me dice que debemos salir cuanto antes de aquel lugar e informar a la policía. Pero hay algo en mi interior que se resiste a hacerlo. Una curiosidad malsana que se ve alimentada por la misteriosa casa.

- Propongo bajar al sótano antes de que algo salga de allí y nos atrape por detrás.

Me estoy dejando llevar por las novelas de terror que he leído pero en el fondo ¿no es lo más probable? Lo que se quiera ocultar en un sitio como aquel se ocultará en un sótano.

- La verdad es que esta casa es demasiado grande... Peabody tiene razón... deberíamos registrar el sótano mientras aún es de día... no me gustaría salir del sótano en plena noche y no ver ni por dónde piso. ¿Bajamos, O´Rick? - las palabras de Peabody tienen sentido pero me sorprenden viniendo de alguien como él.

Preparo mi linterna en la mano izquierda y el revólver en la derecha y espero a que mis compañeros me indiquen que están de acuerdo en bajar las tenebrosas escaleras.

Escucho atentamente las reflexiones de Robert Peabody y de John Kellemport, echo un vistazo alrededor, intentando escuchar la historia que sin duda las paredes de la casa quieren contar.

-Señores, voy a ser franco con ustedes. Estoy deseando salir de aquí. Hemos hecho unos hallazgos lo suficientemente macabros como para poder asegurar con un gran pocentaje de certeza que si Jerry Maklin desapareció en esta casa posiblemente esté... muerto. Los cráneos así lo atestiguan, y el extraño y siniestro arte funerario que hallé en la cripta del jardín, si es que podemos llamar jardín a eso, parece indicar que aquí hubo en algún momento, y quizás la siga habiendo, una iglesia o culto de carácter satánico o incluso aun más oscuro... En el valle del Severn hay vestigios de algo parecido, y aunque nunca he produncizado, gracias a Dios, en esos conocimientos, sí que veo una ligera similitud con lo que hallé ahí atrás...

Hago una pausa para ver el efecto de mis palabras en mis compañeros.

-Ahora bien, tan cierto es que no quiero permanecer aquí más de lo necesario, como el hecho de que las pistas más frescas, por decirlo de algún modo, apuntan al sótano, como indican esas huellas. Tienen razón ustedes al decir que esta casa es inmensa y que si la exploramos por completo antes de bajar al sótano muy posiblemente se nos haga de noche... Bueno, bajo ningún concepto deseo hacer noche aquí, y mucho menos bajar a ese sótano después de la puesta de sol... Si debemos ver algo allí, debemos ir a buscarlo ahora...

Dicho esto, como Kellemport, pongo mi linterna en la siniestra y mi revólver del .38 en la diestra.

-Espero que no los necesitemos.

Cuando veo que Maurice también nos apoya con la idea, hago un gesto a Peabody, asiento a O'Rick y comenzamos a bajar lentamente y con cuidado. Voy mirando por dónde piso, no quiero caerme y romperme una pierna o algo así en este sitio dejado de la mano de Dios...

A medida que descendéis la oscuridad se cierne sobre vosotros, rodeándoos, sumiendo todo en la más absoluta negrurar hasta que O´Rick y Kellemport encienden sus linternas, momento en el cual, dos haces no muy potentes iluminan lo suficiente como para poder ver a vuestro alrededor.

Al descender os encontráis en un sótano, el aire está viciado y huele a rancio, a cerrado.

En la esquina noroeste del sótano hay una caldera apagada y un depósito de carbón, justo a la mitad de la pared sur, véis cuatro cargas de dinamita y cerca están sus correspondientes detonadores.

Reviso con la linterna la estancia para asegurarme de que no hay más salidas:

- Parece que Jerry no llegó a detonar las cargas. - comento a mis compañeros.

Me acerco y examino los detonadores, las cargas, y reviso si hay huellas o marcas en el suelo cerca.

Cerca del lugar donde está la dinamita, distingues las juntas de una puerta perfectamente camuflada con la pared circundante.

Me acerco a la pared y trato de palpar los bordes de la puerta... intento buscar una forma de abrirla:

- Aquí hay una puerta camuflada, caballeros. -

Me aproximo a la zona que señala Kellemport.

- No puedo decir que me sorprenda.

Entre los bordes de la puerta y la pared hay hueco suficiente como para introducir los dedos y hacer palanca hacia afuera.

Entre Peabody y yo tiramos con fuerza del borde de la puerta hasta conseguir abrirla.

Una vez logrado ilumino con la linterna al otro lado, me intriga si habrá una estancia oculta o toda una serie de pasadizos... esto parece sacado de una novela de terror.

Este sótano es tal y como me esperaba... Incluso guarda secretos, como pone de manifiesto esa puerta que acabamos de descubrir... Al menos las cargas de dinamita están dispuestas... En caso de necesidad podríamos volarlo todo... Pero ¿por qué tengo tanto miedo? Las calaveras y la cripta me han dado escalofríos pero... ¿por qué esta sensación persistente de amenaza? Me siento como si estas viejas paredes me observaran...

-Señores, la dinamita intacta me proporciona algo de consuelo, ¿no creen?

Digo en un susurro mientras asomo el haz de mi linterna a la estancia recién revelada.

- De hecho debemos estar muy locos para no volar esto inmediatamente en lugar de seguir la exploración.

Pero contradiciendo mis palabras mis pasos siguen a Kellemport. Esto es demasiado misterioso como para dejarlo pasar y por primera vez en mi vida me siento... vivo. ¡El miedo a morir hace que disfrute cada aliento que exhalo! ¡Esto es lo que sienten los héroes de las novelas!

Al abrir la puerta encontráis una cavidad cavernosa de techos no muy altos (apenas sobra un palmo de altura desde vuestra cabeza hasta el techo), totalmente oscura (suerte de linternas...) y cuyo suelo está cubierto por un palmo de porquería y huesecillos de pequeño tamaño, además de carne podrida (la peste es insoportable). Muchos de los huesos antes mencionados están roídos.

Además del olor a podredumbre hay un olor muy fuerte a lo que identificáis como azufre y a humo, como si hubiera una chimenea en su interior ¿será de la caldera?

La cámara no está cerrada, sino que hay un túnel que nace de la pared izquierda y otro túnel que nace de la pared del fondo, la que tenéis frente a vosotros.Ambos túneles son oscuros y estrechos, lo justo para que quepa una persona no muy corpulenta. No queréis ni imaginaros tener que pasar por ahí.

Pese a haberlo intentado no puedo evitar toser, siquiera levemente, al respirar el malsano y pestilente aire del sótano... Doy un vistazo en derredor y termino posando los ojos en el aciago túnel que comienza en la estancia donde estamos.

Susurrando, digo a mis compañeros:

-Señores, ¿qué les parece esto? Personalmente no me gustaría permanecer aquí ni un minuto más... A no ser que deseen adentrarse en ese túnel, custodio de pestilentes secretos... ¿Qué opinan?

Tras decir esto, continuo observando atentamente la estancia por si veo algo. Al mismo tiempo, enciendo la linterna apuntándola al suelo. Una vez que la enciendo coloco la palma de mi mano izquiera sobre la luz, tapándola. Me acerco al comienzo del infame túnel conteniendo a duras penas las arcadas y alumbro breve e intermitentemente el interior del mismo con la linterna.