Partida Rol por web

Bentley se mantuvo en silencio mientras escuchaba las preguntas de la Srta. Haynes. Era cierto que Sir Blackriver había sido un poco evasivo en algunas de sus respuestas, pero confiaba en que podrían obtener más información con el tiempo.

—Agradezco que sea parte de nuestra familia, señorita Haynes, siempre toma las preguntas acertadas. Es fascinante ver cómo la inteligencia humana es capaz de discurrir soluciones creativas a los problemas más complejos. Tiene usted una mente privilegiada —comentó en presencia de Blackriver, para darle a tender que la mujer era imprescindible en la investigación.

Después de un breve momento de reflexión, asintió en respuesta y se ofreció a traer algunos libros de la biblioteca para que pudieran revisarlos juntos.

—Por supuesto, podemos pedirle al señor Blackriver que nos hable de la historia de estas piedras. Yo puedo conseguir algunos libros más de la biblioteca que puedan ser de ayuda en nuestra investigación, pero quizás sería mejor esperar a que venga el médium y tener más información antes de tomar decisiones.

El sacerdote se sumó a las palabras de sus compañeros:

Sir Larek, no estamos aquí para juzgar a nadie, sino para solucionar un problema de suma importancia para su familia. Cualquier detalle, por nimio que parezca, nos podría ser de vital ayuda para arrojar luz sobre este asunto

Les garantizo que mi máximo deseo es solucionar esto cuanto antes (comenta)

Creo que he respondido a todas sus preguntas y he cooperado en todo. Pero comprendan que esto es delicado, tampoco quiero que mi buen nombre sea objetivo de habladurías. Les repito, en todo lo que pueda ayudar, estoy a su disposición.

Con gusto les daré toda la información que obtuve y que demuestra mi noble origen.

En ese momento entra el mayordomo en la sala: Señor, el médium ha acudido a la cita, le espera en el recibidor.

(En ese momento Sir LareK les anima a conocerle)

Después de la reunión con nuestro médium les puedo explicar todo lo que deseen sobre mis antepasados. Aunque tengo que decir que no dispongo más que de uno o dos ancestros díscolos, de los que tenga constancia, Uds. ya me entienden.

Ante vuestra insistencia, trata de ser conciliador y de responder lo mejor posible.

Les lleva al salón donde aparece el médium sentado, por sus gestos corporales se nota que ya ha estado más veces y goza de cierta "autoridad moral" ya que su presencia parece "inundar la sala", como si todo el mundo le estuviera esperando. Sir Larek le saluda efusivamente. En ese momento se levanta os presenta.

Caballeros, señorita. Les presento a Tadam Río-Largo, de la tribu Cheyenne. Comenta Sir Larek

En ese momento, de forma cortés, os saluda uno por uno.

Caballeros, estoy informado que van a presentarse a la sesión ¿Puedo saber el motivo?

No me malinterpreten, normalmente es un proceso delicado, en esta ocasión lo es mucho más todavía, ya que estamos tratando de localizar y parar un ser desconocido.

Y si no les es inconveniente, me gustaría hacer unas pequeñas preguntas en privado a cada uno de Uds. No son para nada ofensivas, es una precaución. Ya tenemos un caso de peligro, no queremos otro.

¿Sería un problemas para alguno de Uds? Comenta mirando a Mathew y a Robert.

Luego mira a Vera. Señorita, le garantizo que no se trata de ninguna pregunta personal, solo profesional ¿Desa ir acompañada con un caballero quizás?

El sacerdote Kominski observó extrañado la llega del médium actual, bajo ningún concepto hubiera esperado que se tratase de un indio norte-americano, aunque consideraba que todos los hombres y mujeres eran hijos de Dios, se sorprendió notablemente al ver que Sir Larek confiaba en un hombre de esas características.

Tras escuchar la corteses pero no bienvenidas palabras del Sr. Río-Largo, y su voluntad de realizar una entrevista privada previa a la sesión de espiritismo, Kominski enarcó las cejas y con semblante serio dijo:

-Sr. Río-Largo, sepa usted que llevo más de 30 años de fiel ministerio, he entregado mi vida al servicio de la Iglesia Universal. Que nada más llegar, me invite a una entrevista privada para recabar información, cuando soy yo y nosotros - dijo mirando a sus socios- los que hemos venido a investigar y dar solución al caso del Sr. Evans, me resulta ofensivo. No pretendo ser descortés, pues usted ha sido muy educado, pero bajo ningún concepto, entraré a discutir e informarle a usted de no sé qué asuntos, por más que usted enarbole la bandera de la precaución. Me considero una persona abierta de mente y espíritu, y no puedo cuestionar su fe ni sus métodos, y respeto su ancestral cultura, pero no voy a acceder a tomar parte en sus oscuras prácticas.

La habitual afabilidad del capellán Kominski pareció evaporarse temporalmente de su persona. Y dirigiéndose a sir Larek, manifestó con rotundidad:

-Y Sir Larek, con el debido respeto, creo que debe ser usted transparente totalmente con nuestras preguntas e inquietudes. Esperamos total colaboración por su parte, tal vez el tiempo corre en su contra, conoce usted nuestra fama, sabe que somos profesionales intachables, discretos y dedicados. Por este motivo, le pido que conteste a nuestras preguntas en su totalidad y al tiempo que son formuladas, no hemos venido a juzgar a nadie, se lo repito, per sepa que ser un buen cristiano no es sólo ir a los oficios dominicales, es vivir con unos valores permanentes y cumplir los preceptos básicos que nos encomendó nuestro Señor. De poco sirve tomar parte en estas prácticas espiritistas y paganas, con una cruz en una mano y la Biblia en otra, si confía en resolver los problemas que pesan sobre su hijo y familia. Si quiere, mientras su médium realiza alguna de sus entrevistas, podemos quedar conversando en esta sala, si tiene a bien pedir a su mayordomo una infusión, que de bien seguro me permitirá calmar los ánimos ante tal desfachatez.

Dicho esto, Kominski se apartó ligeramente del foco de atención, observando la reacción de los allí presentes, mientras acariciaba la cruz latina colgada a su cuello.

Vera, aunque joven, no se consideraba una mujer tonta. Tiene claro que "aquí hay gato encerrado". La actitud de su anfitrión, por muy transparente que quiera parecer, no se lo parece en absoluto. Y cuando llega el médium y escucha sus "exigencias" se planta en seco con una opinión muy parecida a la del padre Kominski.

-Señores, no se porqué sarta de novatos nos han tomado. - dice tanto a Sir Larek como al médium. Y, dirigiendose a éste último, contesta molesta - No. No acepto reunirme a solas con usted. Si usted goza de la confianza del Sr. Blackriver, por mi parte, tendremos la reunión en grupo. Por otra parte, se nos ha llamado para que resolvamos el problema, no para que seamos objeto de colaboración e investigación. Así que, señores, este asunto o se convierte en un diálogo transpartente por su parte, o Sr.Blackriver, le cobraremos los gastos de lo realizado hasta el momento y nos veremos en la obligación de dejar que sea su médium quien resuelva el asunto. - Se planta tajante ante las prepotentes actitudes con que se topan y les dificultan la tarea. Y zanja - Ustedes deciden. Yo no acepto entrevistas en privado de esta índole. Me resulta insultante sus actitudes.

Robert se encontraba en un lado del recibidor, observando al médium de lejos. No se esperó que apareciera un nativo americano. Le fascinaba descubrir nuevas personas y en esta ocasión no dejaba de sorprenderle los rasgos tan peculiares de su pueblo. Se lo imaginaba haciendo un espectáculo mágico en uno de sus shows y sus ojos se llenaban de brillantez dorada.

A pesar de emocionarle tener a un nativo americano justo delante, desencajaba la idea preconcebida que tenía de su gente y, en el fondo, no era muy acorde a lo que el público desearía ver. En primer lugar, sus malos modales no le sorprendieron, pero sí el hecho de que hablase inglés con tanta diligencia. En segundo lugar, iba trajeado y su elegancia no solo se notaba en su vestimenta, sino en su comportamiento en reposo; en vez de una pipa con contenido humeante, tenía una copa de licor. No parecía un nativo y tampoco un médium, sino un señor de negocios. Esa contradicción le hizo sospechar, de modo que apoyó a sus compañeros, quienes ya se adelantaron en expresar su inconformidad.

—Señor Río-Largo, no será necesaria ninguna entrevista individual, no tenemos tiempo que perder. Trabajamos en grupo y ninguno de nosotros tiene motivos personales para asistir a la sesión de espiritismo. Hemos sido contratados por la familia Blackriver, al igual que usted, ya que somos un equipo profesional con una trayectoria recorrida. Si tiene dudas, le responderemos ahora mismo.

La Cofradía de los Errantes debía actuar decidida y sin desvíos que pudieran aprovechar las entidades oscuras. Después compartió unas palabras conciliadoras para evitar que el mal encuentro resulte en una sesión desastrosa.

—No tengo nada personal en contra de usted —le dijo, mirando también al señor Blackriver y a sus compañeros—. Ese es un punto importante que debemos respetar todos. Los asuntos personales de cualquier índole deben quedar fuera de la mesa, ya que lo que sea que está afectando al joven se aprovecha de ello. Considérenlo una debilidad.

Tadam se mostró bastante contrariado y algo tenso ante semejantes negativas, no solo por su rotundidad, sino por su elocuencia. Tardó algo en recomponerse, pero a los pocos segundos volvió a su compostura.

No esperaba esta resistencia (comenta) Creo que no saben realmente dónde se meten, si el Sr Larek no tiene inconveniente, no tendré problema en que asistan a las sesiones, (Sir Larek, asiente, está muy interesado en vuestra presencia) pero no puedo hacerme responsable de su seguridad. Me veo siempre en la obligación de asegurar su integridad, tanto física como mental. Confío tanto en su fortaleza mental como su discrección. No será un juego, se lo garantizo.

El sacerdote Kominiski, todavía ofuscado por la anterior escena, pero no tanto como hace unos minutos, dijo:

-Sr. Río-Largo, valoro su cambio de opinión, pero sepa que un hombre de Dios como yo, no es un fariseo, y si dije que no asistiría a sus sesiones en primera instancia, no voy a cambiar a la primera oportunidad. Entiéndalo, es una cuestión de principios. Estoy seguro que mis socios, si lo creen conveniente, podrán asistir y garantizar las máximas garantías para usted y para todos. 

Y dirigiéndose a sir Larek, Kominski ,comentó:

- Sir Larek, como le pedí hace unos minutos, en cuanto tenga algo de tiempo libre y vea oportuno, me gustaría hablar con usted en privado.

Robert observa a Tadam con atención mientras habla, tratando de percibir algún indicio de lo que realmente está sucediendo. Aunque se siente curioso por Tadam, no se deja intimidar por sus palabras.

—Entiendo su preocupación por nuestra seguridad, pero estamos dispuestos a correr el riesgo —dice Robert con firmeza—. Cooperaremos en lo que haga falta, pero entienda que ha sido un poco precipitado pedir esa entrevista personal. Aun así, no tendría problema entrevistarme si se hace en público, pues no tengo nada que esconder. Estamos interesados en conocer más sobre lo que está sucediendo aquí. Puedo asegurarle que mantendremos la discreción que requiera el caso.

Aceptarían entonces una entrevista pública, a todos Uds al unísono

Sir Larek contesta a Mathew komisnki:

¿Le parece bien después de la cena padre?

-Hoy ha sido un día largo, Sir Larek, serán 5 minutos. Tras la cena tengo intención de ir al hotel a reposar, si no hay ninguna urgencia.

Por supuesto, será en mi habitación si intimidad.

-Se lo agradezco, Sir Larek, ya me dirá cuando.