Partida Rol por web

Poco después de la aparición del Sir Larek aparece Tadam (por lo que percibís, más que "poco después", habría que decir "oportunamente", llevaba ya tiempo sin haber ruido en la sala)

Caballeros, pueden pasar ¿La dama? 

Ante un comentario de Evans acepta esperar.

-Sir Larek, le agradezco su invitación, pero como bien sabe, no me siento cómodo "navegando en esos mares con ese capitán" - mientras dirige una leve mirada al oportunista Tadam, esperando que sir Larek y Evans hayan entendido esa metáfora marinera- Si me permite, ayer pude ver un libro que me llamó interés en su estancia, no era muy grueso, quizás podría leerlo en esta sala mientras ustedes hacen lo que tengan que hacer. ¿Sería tan amable de indicarle a su mayordomo que me lo traiga? Me refiero aquel que tenía  al lado de las Sagradas Escrituras. 

-Y si lo ve oportuno, con gusto tomaré un refrigerio si le da esa orden a su cocinera. Con cualquier ágape estaré satisfecho, sir Larek. Por cierto, preciosa cruz, sir Larek, parece madera tallada con mucho detalle. 

-Estoy seguro que la stra Haynes no tardará demasiado en venir, seguro que ya pudo descansar algunas horas y se estará seguramente preparando para sus asuntos. Creánme, vadrá la pena la espera. 

Intentó indicar con sus ojos a su socio, Bentley, que la joven Semíramis parecía esquiva e incómoda con toda esa situación, si bien, seguro que al ser una persona tan poco común, ya había centrado buena parte del interés del Sr.Bentley. 

Bentley se puso firme al ver aparecer a Tadam y no separó la mirada de lo que se podía ver a través de la rendija de la puerta. Estaba deseando que la sesión comenzase lo antes posible, pero también esperaría por Haynes si así lo habían acordado.

—Señorita Semírais —llamó la atención de la tímida mujer que también despertaba una curiosidad parecida a la de Tadam—. Me imagino que, si bien no quiere participar en la sesión, por lo menos sería beneficioso compartir su punto de vista de las anteriores sesiones a oídos del pastor. Toda experiencia puede sernos útil a la hora de encontrar soluciones.

Aceptó el trago de vermut y esperó a la presencia de su compañera.

Semíramis contesta más o menos intrigada por vuestra presencia:

Verá Sr, no asisto a esas sesiones porque las considero perjudiciales. Jugar con muertos no puede ser bueno. Es más, como dije antes, me siento más segura en la cocina que en esa sala. Casi me sorprende que se animen a participar ¿De verdad quieren arriesgarse a que les pase lo mismo?

Vera, que se había acostado sobre las 7 de la mañana y nada más ver el amanecer, despierta sobre las 13h. Se mira al espejo, para comprobar que las 6 horas de sueño apenas le habían dejado unas pocas ojeras que sin duda cubriría con un poco de maquillaje. Así pues, se asea y se arregla para bajar a reunirse con sus compañeros y anfitriones, cuando, al abrir la puerta, descubre que le han dejado una bandeja con algo de comida por si despertaba con hambre. Quien sea que fuere que lo haya hecho, le ha leído la mente. Pues se había acostado sin apenas desayunar. Adentra la bandeja en la habitación y se come un sandwich y una manzana con cierta rapidez sabiendo que le esperan. Se limpia los posibles restos delatores, y con paso ágil deja el dormitorio para bajar al salón (o donde oiga las voces) y reunirse con todo el mundo.
 

Allí, encuentra tanto a sus compañeros, como anfitriones e invitados. Una gran reunión sin duda. Con una cara desconocida que fácilmente se adivina quién es. Se fija en sus compañeros y los encuentra un tanto contrariados. En cuanto pueda, se reunirá con ellos para ponerse al día de cuanto ha acontecido en su ausencia. Se aproxima hasta sus compañeros para hacerles saber que ya está con ellos, y sin perder ojo de los Blackriver por si la saludan antes de que ella lo haya hecho.

No dice nada, tan sólo muestra una discreta y afable sonrisa a modo de saludo. Ellos saben entenderla. Prefiere callar y escuchar y así no interrumpir. Aguarda su turno.

Estimada Vera, espero haya podido descansar bien. Tiene buen aspecto. Celebro que ya esté con nosotros. Permítame presentarle a la señorita Semíramis, compañera sentimental del sr.Evans. Parece que ambos tenemos algo en común, no somos aficionados a las prácticas espiritistas.  Comentó Kominski aprentemente tranquilo y con su afabilidad habitual

Al estar todos presentes Tadam invita a pasar y Sir Larek os cede el paso, para que os podáis sentar.

Ahora que estamos todos, siéntanse invitados a la sesión, espero saquen las máximas conclusiones. Normalmente suelo sentarme donde la ventana, si no les importa, preferiría seguir con ese ritual.

Al entrar todos, y tras santiguarse, entra.

-Sir Larek, como bien sabe usted y el resto, me quedaré fuera de la sala de la sesión. ¿Ha tenido bien indicar a su mayordomo que me haga llegar aquel libro que le comenté hace un rato? Me gustaría aprovechar el tiempo mientras ustedes están con sus asuntos.

Bentley entra a la misteriosa habitación preparado para descubrir todo cuanto sea posible. En primer lugar, nota el evidente resultado de los rituales de Tadam y se dispone a sentarse en el mejor lugar posible para entender lo que sucede. No pierde la vista del médium y a partir de ahora prestará especial atención a sus movimientos, pero también lo que sucede en general.

Sin problema padre, puede acceder a ese libro y a cualquier otro de mi biblioteca.

El sacerdote Kominski apareció en la sala adyacente a la sala dónde se había realizado la sesión proviniendo de una dirección compatible con  la cocina. Saludó  a los presentes, con sobriedad pero calidez y dijo en su habitual tono:

-Buenas tardes, veo que han terminado algo antes de lo esperado, por lo que he podido escuchar.  Creo que la comida aún no está lista, por lo que aún tenemos algo de tiempo.

Tras tanto rato dentro de esa sala, sentados¿, no les apetece estirar las piernas dando un paseo por los bellos jardines de Sir Larek?  El tiempo es todavía  agradable, antes de que caiga la noche.Preguntó el capellán a Haynes y Bentley.

Vera se alegra de ver a Kominski, pero no esboza sonrisa alguna. Según se aproxima a él, aún furiosa, dice - No saben lo que están haciendo. Tenemos que hablar. Hay verdaderas atrocidades. No nos toman en serio. - según oye las palabras de Kominski, se encamina a la puerta y sale la primera con paso ligero, claramente enfadada.