Partida Rol por web

Debería coger el coche patrulla para abarcar más terreno... Harry se encamina hacia el coche patrulla para dar vueltas por el pueblo con el objetivo de ir al mirador y posteriormente hacia el bosque a ver si tenía suerte en la búsqueda. Sintonizando la radio se pone en contacto con el Sheriff.

-Sheriff.... De momento no he encontrado ni a la chica ni al "primo". Me dirijo al mirador y posteriormente iré al bosque con el coche patrulla a ver si tengo suerte-. Tras una pausa añade. - He visto a Edna, me ha comentado que hace aproximadamente una hora vio al "primo" que se dirigía hacia el sur. En fin sigo buscando a la chica. ¿Todo bien por su zona?.

-Aparte de usted, nadie ajeno a la planta se ha presentado- dijo encogiéndose de hombros y haciendo crujir su uniforme. ¿Acaso todos en ese lugar eran grandes? Se acarició la barba, gesto que seguramente hacia de forma inconsciente, pensando-. Podría preguntar al supervisor... Aunque al señor Dukovich no le gusta ser molestado- sonrió dejando que sus blancos dientes aparecieran detrás de la maraña de pelo rojizo-. Todo el complejo esta cerrado con cercas y alambre de púas. Seria muy difícil que alguien entrara aunque no imposible- miró por sobre su hombro, donde lo grisáceo del lugar comenzaba a volverse negro a causa de la oscuridad reinante-. Intentamos que nadie entre pues puede ser peligroso.

Judy ya se había marchado, encontraste su escritorio perfectamente ordenado y limpio, como todos los días en los que dejaba su puesto de trabajo. El edificio estaba vacío y cada paso que dabas el resonar de tus zapatos provocaba ecos. El lugar te pareció mas frio que de costumbre y la soledad agobiaba. El sueño había sido bastante mas espeluznante de lo que pensaste, pues nunca habías sentido esa incertidumbre. Habías estado horas en la biblioteca, hasta altas horas de la noche y jamás te planteaste una situación como esa. Seguramente todo lo ocurrido te había sugestionado.

-Puede que fuera buena idea que le preguntase al señor Dukovich -dije, pensativo.

A simple vista, daba la sensación de que Adam Kuchen no había puesto un pie en la represa, aunque teniendo en cuenta que Ronan Eisen trabajaba allí, aquel lugar aún podía servirme para obtener algunas respuestas.

-También me gustaría preguntarle a usted y a Dukovich sobre uno de los empleados, Ronan Eisen -indiqué, tratando de saber si el comportamiento sospechoso del grandullón sólo había sido cosa de aquel día-. Esta mañana lo he notado un tanto extraño en la plaza. No lo conozco mucho, pero, ¿sabe si últimamente se ha comportado de una forma más rara de lo habitual?

-¿Ronan? - dijo mientras tomaba un teléfono y marcaba un par de números-. Esta en la parte mantenimiento y es... bastante normal. Trabaja bien y llega a tiempo, no recuerdo que.... ¿Señor Dukovich?- se escuchó un fuerte "¡¿Si?!" a través de la bocina y pudiste ver el gesto de dolor de Olaf al perforarle el oído-. Tengo a... alguien buscando información sobre una persona desparecida- ​no logras entender lo que dice, pues hablaba de forma mucho mas baja-. Entiendo. Se lo informaré- colgó lanzando un suspiro-. Viene hacia aquí...

​Enarcó ambas cejas y se giró hacia los edificios de la represa, unos pocos segundos después una de las puertas se abrió y un sujeto alto y canoso salió de allí a paso rápido. Mientras se iba acercando notaste que vestía de forma sencilla pero ordenada, luciendo un bigote bien afeitado. Nunca lo habías visto en tu vida.

-Buenas noches- dijo mirándote de arriba a abajo con gesto suspicaz, como si te midiera con esos ojos claros-. Podría explicarme bien que le trae por aquí.

​No parece agradarle para nada que estés allí y no se molesta en ocultarlo. En su mano lleva una planilla y en la oreja un bolígrafo. En su cintura tiene un walkie, el cual cada tanto hace un ruidito de interferencia. Pareciera que quiere deshacerse de ti en cuanto antes, pues mueve sus pies con impaciencia.

Cuando me dispuse a hablar con la enfermera, me interrumpieron de nuevo. Esta vez era Harry, con noticias algo prometedoras.

-No he tenido todavía oportunidad de salir de la iglesia, pero ahora mismo me disponía a buscar por mi zona. Que alguien lo haya visto es un buen incidicio. ¿Al sur desde donde? ¿Puedes ser un poco más concreto? 

Mientras esperaba la respuesta de Harry, miré a mis tres acompañantes.

-El deber me llama, debo irme. Rezaré por tu marido, Anna, esperemos que los doctores puedan hacer algo por él.

Con un asentimiento a Geli salí de la Iglesia, mientras esperaba la contestación de Harry.

Le hizo un gesto de negación a Strarrosa cuando este preguntó si se podría hacer algo mas por la salud de Swacht. La pena era fácilmente visible en su juvenil rostro e intentó que Anna no lo notara. Evelyn había estado tanto durante su rescate como durante la operación y, según su experiencia, las posibilidades de supervivencias no eran muy altas. Dependía enteramente de la fuerza de voluntad del anciano. Por supuesto que no iba decir todo eso ahora, pero esperaba que el sheriff entendiera su gesto.

No había sido un día excesivamente cansado, pero aún así, se sentía algo abatida. Una ducha ayudaría a relajar el cuerpo y la mente y la ayudaría a conciliar el sueño. No había podido disfrutar de la festividad, pero su ánimo tampoco estaba para ello. Parecía que últimamente lo único que le apetecía era mantener la cabeza ocupada en alguna operación. No le apetecía ni disfrutar ni tener contacto con familiares de pacientes. Quizá terminase siendo una Körper, en versión femenina.

Se desvistió y se metió en la ducha y dejó el agua correr un buen rato. Tenía tiempo para remolonear y eso haría. Por mucho que se duchase, el duelo nunca se iría de su cuerpo, pero siempre lo intentaba.

El guardia de seguridad de la represa no parecía estar al tanto de ningún comportamiento extraño por parte de Ronan Eisen en los últimos días, e incluso lo había catalogado como "bastante normal".

El comportamiento de Ronan al hablar con la señora Crown y esa relajada conversación entre ambos me resultaba inquietante, era evidente que quería ocultar algo y que yo no estuviera al tanto. Pero, ¿sería verdad que Kuchen, Ronan y la anciana estaban confabulados en un complot para hallar a ese hombre desaparecido antes de que pudiera encontrarlo la policía? ¿O en realidad todo no había sido más que una situación que Luana y yo habíamos sacado completamente de contexto, y ninguno de aquellos tres estaba tramando nada peligroso?

Observé que Dukovich se aproximaba hasta mi dirección. Como parecía ser habitual entre los trabajadores de la represa, se trataba de un hombre bastante alto. "Parece que aquí no aceptan bajitos" pensé para mis adentros, esbozando una ligera sonrisa.

-Buenas noches, señor Dukovich -dije, en tono amable y respetuoso-. Solo le robaré unos minutos. Verá, hay un joven que ha desaparecido en Sonnenlicht. Supuestamente es el sobrino del panadero, aunque también podría tratarse de la víctima de un secuestro. En cualquier caso, es un hombre que parece sufrir trastornos mentales, por lo que el sheriff y alguna personas más hemos realizado una batida para encontrarlo. Me gustaría saber si usted ha visto a alguien que pueda encajar en ese perfil. Debe ser un hombre joven, con la barba y el cabello largo, y vestido con ropa sucia, según dijo Dylan Kuchen. Además, me gustaría preguntarle también acerca de Ronan Eisen, uno de sus trabajadores. ¿Ha notado algo distinto en su actitud últimamente?

La anciana se removió algo inquieta, como si no deseara aplazar mas el asunto que le trajo hacia allí. Si bien tenia esperanzas puestas en la recuperación de su marido, había visto en primera fila su estado y no quería que estuviera solo en lo que podrían ser sus últimos momentos.

-Vamos Geli- le dijo aferrando sus grandes manos y con apenas un hilo de voz. Se despidió de Evelyn con una sonrisa de agradecimiento y de Strarrosa moviendo su cabeza. No sabia que estaba ocurriendo y tampoco le interesaba del todo, pero esperaba que el sheriff pudiera arreglarlo, era un buen hombre con un mal pasado.

Estabas algo agotada, por lo que decidiste ir hasta tu casa. Aun no sabias si asistirías a esa "cita" con el oficial Lee, la cual surgió de la nada y aceptaste casi sin pensar. Como sea, bañarse te pareció una prioridad al sentir el cuerpo entumecido y cansado. 

Tu casa estaba algo cerca, había sido escogida poco después de haber conseguido el trabajo. El alcalde Rot se había encargado de todo, para que tuvieras todas las comodidades. Siempre te había parecido acogedor, pero ese día lo sentiste frío y oscuro. Tuviste la necesidad de encender todas las luces y verificar todo el lugar. Todo estaba en orden, pero sentías que algo te inquietaba. 

Edna nunca había sido muy precisa sobre hacia donde había ido el extraño, aunque señalar el sur era mucho mas de lo que habías tenido hasta el momento. La patrulla estaba donde la dejaste y al encender el motor notaste que la radio estaba prendida. Te llegó la voz de Elizabeth, una de las locutoras de la radio, dando un aviso.

Muy bien oyentes, aquí su querida Elizabeth les trae nueva información y solicita su ayuda para encontrar a alguien. Se llama Adam y es un forastero, lleva ropa vieja, pelo largo y barba, cualquier dato sobre su paradero será de suma importancia. Su familia espera noticias y acudo en su ayuda para demostrar nuestra hermosa comunidad. Ya conocen nuestro número.

Al parecer alguien avisó a la radio sobre la búsqueda. Eso podría ayudar bastante si recibían algún dato relevante. Aunque habrías preferido que llamaran a la estación en vez que a la radio.

Caminaron a paso bastante rápido, como si Anna sintiera la necesidad de llegar cuanto antes. No dijo nada durante todo el trayecto, pero era obvio que rezaba en voz baja. El pueblo estaba ligeramente sumido en la oscuridad y solo las farolas que empezaban a encenderse le daban un toque menos depresivo. Todo te pareció poco mas oscuro que antes, como si la intensidad de las luces fuera menos. La plaza estaba semivacia, con solo unos reducidos grupos bebiendo lo ultimo que quedaba de alcohol y charlando a grandes voces.

En el hospital reinaba el silencio y creíste que no había nadie, hasta que apareció Olivia por uno de los pasillos. Te sonrió con ternura y con un simple movimiento de cabeza, te indicó hacia donde ir.

Harold estaba solo en una habitación, rodeado de cables y maquinas. Un pitido regular determinaba sus signos vitales. El rostro ceniciento y marchito te sorprendió, pues no se parecía en nada al enérgico y fuerte que solía tener. Siempre te pareció un hombre que podía llevarse el mundo por delante, dolía verlo así. El pecho del anciano estaba cubierto de vendajes y tenia un grueso tuvo en la garganta que le permitía respirar. 

Enarcó una ceja y miró de reojo al guardia, como preguntando si eso era una broma. Este se encogió de hombros y puso cara de no entender del todo lo que ocurría. A pesar de su tamaño, el pelirrojo te parecía alguien poco preparado para el puesto que tenía.

-Agh- dijo rascándose la cabeza-. Todo el lugar esta vallado, así que es casi imposible que alguien pueda cruzar- veías las altas vallas y el alambre de púas, sin duda seria difícil cruzarlo pero no imposible-. Y si lo hizo… pues no tiene muchos lugares donde esconderse. A menos que se arrojara al lago o al rio. Espero que ese no fuera el caso- alzó su labio como con rabia ante esa idea-. Y Eisen es trabajador, fuerte y discreto. Me agrada. No me trae problemas para nada. Hace su trabajo, cobra y listo- apretó los labios pensativo-. ¿Cree que está metido en un secuestro? Espero que no. Es difícil encontrar buenos trabajadores en este ignorante pueblo- lanzó un suspiro-. Haré que el otro guardia y yo mismo revisemos todo el lugar para ver si encontramos a alguien- entonces pareció reparar en algo-. ¿Podría decirme quien es usted? No creo haber oído su nombre- seguramente era una persona que solía hacer muchas cosas al mismo tiempo y encaraba los problemas todos a la vez. También parecía alguien con poca paciencia.

Quedaste solo en la iglesia, esperando la llamada de Lee y pensando en que hacer a continuación. Podrías tomar tu patrulla y recorrer el sur del pueblo de arriba a abajo. Aunque había zonas en las que no podrías acceder y el bosque era lo suficientemente denso como para esconder a un centenar de personas allí. También estaban las propiedades de Batterman y el aserradero, entre muchas granjas y campos de cultivos. Y eso si Adam no había tomado dirección Este, cruzando el puente y saliendo del pueblo. Ocultarse en cualquier lugar era algo bastante fácil ahora que lo pensabas. La idea de encontrarle empezaba a resultar poco factible.

El agua caliente logró quitar gran parte del cansancio, sintiéndote un poco más renovada. Pero mientras secabas tu cuerpo, no pudiste disfrutar mucho de esa sensación. El aire continuaba frio dentro de tu casa y la sensación de urgencia persistía. Una vez más recorriste cada habitación, buscando algo que jamás ibas a reconocer. Afuera reinaba la oscuridad y no te sentiste lo suficientemente valiente para salir. En ese pueblo nunca pasaba nada y jamás oíste de robos o actos violentos… pero no te sentías segura. Cerraste todas las puertas y ventanas, corroboraste los pestillos, encendiste la radio para escuchar algo de música, la cual nunca iba más allá de los 90, por lo que resultaba agradable. La voz de la locutora no te tranquilizó para nada:

Muy bien oyentes, aquí su querida Elizabeth les trae nueva información y solicita su ayuda para encontrar a alguien. Se llama Adam y es un forastero, lleva ropa vieja, pelo largo y barba, cualquier dato sobre su paradero será de suma importancia. Su familia espera noticias y acudo en su ayuda para demostrar nuestra hermosa comunidad. Ya conocen nuestro número.

El pueblo estaba ligeramente sumido en la oscuridad y solo las farolas que empezaban a encenderse le daban un toque menos depresivo. Todo te pareció poco más oscuro que antes, como si la intensidad de las luces fuera menos. La plaza se encontraba semivacía, con solo unos reducidos grupos bebiendo lo último que quedaba de alcohol y charlando a grandes voces. La celebración de ese año había sido un éxito o al menos para los que no se enteraron de lo que había ocurrido tras bambalinas.

El hospital estaba sumido en la oscuridad, aunque una única luz te indicaba que había gente trabajando. Entraste y en la recepción estaba Olivia, firme guardián que parecía no cansarse nunca. Alzó la mirada hacia ti enarcando una ceja.

-Señor Batterma. ¿En qué puedo ayudarle?