Partida Rol por web

Mi expresión se tornó un poco sombría al escuchar el nombre del Sr. Swatch. 

-Si, Karl me llamó cuando sucedió todo. Ayudó a Anna a llevar a Harold al hospital, aunque me temo que no puedan hacer nada por el pobre hombre...

La noticia sin duda consternaría al pueblo. Todos nos conocíamos en Sonnelicht, y aunque hubiera algunas riñas entre unos y otros, en el fondo éramos una gran familia. Noticias como aquella no dejaban indiferente a nadie. Suspiré, impotente al saber que no podía hacer anda para remediar la situación. 

-Dígame, Batterman, ¿qué asuntos quería discutir?

Un cambio de tema nos vendría bien a ambos, algo en lo que entretener la mente y desviarla de pensamientos tan nefastos.

 Wilson agradeció el cambio de tema, dando un pequeño gesto de alivio con una expresión menos seria. Lo que sucedería con aquel agonizante hombre quedaba en mano de la ciencia y lo divino. Ahora lo importante era discutir con lo que relacionaba a aquellos dos hombres: la labor pública.

- Sheriff Strarrosa... ha llegado a mi conocimiento... que puede que tengamos a una persona desparecida... ¿no es así?... ¿Podría usted contarme algo de ello?

Padre Geliefd Doorgod dijo:

Anna, no quiero que te pongas en la peor, pero voy a darle la unción de enfermos. Creo que después de que los médicos hayan hecho su trabajo, es lo único que me queda a mi por hacer

Ella asintió varias veces, abriendo su boca en un intento de decir algo, pero solo pudo seguir asintiendo mientras sendas lagrimas brotaban de sus ojos. Alzó sus manos, entrelazándolas frente a su rostro y cerró los ojos. Dejó que Doorgod continuara en silencio, no logrando articular palabra alguna durante toda la ceremonia. Solo cuando este termino, que solo les llegaba el sonido de todas las maquinas que mantenían con vida a Harold, fue que se atrevió a hablar.

-Mucha... muchas gracias Geli- ladeó su cabeza intentando contener las lagrimas-. Se que esto es lo único que se podía hacer y, aunque tengo fe, me estoy preparando para perder al compañero que elegí para toda mi vida- su rostro pálido pareció inundarse de determinación-. Disfrutábamos de sus sermones. Harold dijo que era menos aburrido que el padre Boek jaja Y siempre lo consideró un buen hombre- se inclinó y depositó un beso en a mejilla barbuda de Doorgod-. Muchas gracias otra vez por estar siempre cuando lo necesitamos.

- Ah, si, esa debe ser mi jefa - le respondí con una sonrisa - Yo igual trabajo en la radio. 

En ese momento sonó el móvil regresándome a mi cometido.  "No, aún nada" tecleé rápidamente en respuesta a mi colega. Luiego me dirigí al chico, Scott. - Lo siento, pero de verdad tengo que irme ya, ¡Pásate por el hostal! - Le dije alejándome y haciendo un gesto de despedida con la mano, mientras tomaba rumbo hacia la cabaña.

Había que darse prisa o el sol bajaría antes de que pudiéramos hacer nada.

El chico se despidió con la mano, observando como Luana se alejaba a paso rápido de allí. Luego continuó su camino lentamente, como disfrutando del paisaje. Pronto Luana tuvo que tomar un camino hacia el Oeste llegando rápidamente al limite natural que formaba el bosque. Un camino entre los arboles, se abría ante ellas dejando pasar los últimos rayos de sol. 

Seguramente Waffe se encarga de mantener el camino libre, dejando que los arboles crezcan lo justo y necesario. A veces has caminado por el bosque, maravillándote por la cantidad de cantos diferentes de pájaros que puedes encontrar. Esta vez, todo esta en silencio, solo te llega un ruido rítmico, a lo lejos. Apurando el paso para aprovechar los últimos rayos de luz, llegas a una cabaña ruinosa, en donde vez a un sujeto grande de espaldas, cortando leña.

La patrulla avanzó a paso lento, buscando algún que llamara la atención. Tenias una mano en el farol montado en la puerta del conductor por si necesitabas iluminar algo. La ciudad estaba bastante activa, pudiste ver a varios vecinos caminar por allí, disfrutando del clima. Casi todos te saludaron alegremente, no importaba si te habían visto en la plaza ese mismo día, era algo normal y se consideraba de buena educación.

Pronto dejaste atrás la zona urbana para meterte de lleno en el campo. Los caminos ya no estaban pavimentados y en algunos lugares tuviste que ir un poco mas despacio. Había muchas granjas en esa zona y mil lugares donde ocultarse. Cada vez que pasabas por alguna zona con pastizales altos, pero era una tarea titánica. El tipo podría estar oculto a pocos pasos de ti y no verlo. Y al llegar al limite del bosque, la sensación de que esto te superaba aumentó exponencialmente.

La única forma era entrar a pie, lo que te parecía una locura y una tontería, no podrías encontrarle a menos que fueras con cincuenta personas mas y perros. Sonnenlich no estaba preparada para algo así y no quieres imaginar lo que ocurriría si algo mas "complicado" llegara a ocurrir.

El alcalde sacó el tema del primo de Dylan, sin duda debido a la noticia que habría escuchado por la radio. Parecía que hoy todo el día iba a girar en torno a eso.

-Al parecer Dylan, el hijo del panadero, ha perdido a su primo. El muchacho me ha dicho que su padre le dejó a cargo del chico y que se le ha escapado. Al parecer tiene algún tipo de problema mental o algo así, y está preocupado. Eric y Luana se enteraron del asunto y nos están ayudando a buscarlo por el pueblo, antes de que se pierda o se desoriente. Aunque me temo que quizás anunciarlo por la radio para que se entere todo el pueblo no haya sido la mejor de las ideas.

Suspiré. Aquel asunto agitaría a la gente. En un día tan especial como este me hubiera gustado que todo transcurriera con normalidad, no con altercados tan extraños como este. Pero lo hecho, hecho estaba, y ahora sólo quedaba encontrar al chico antes de que anocheciera y la búsqueda se hiciera más complicada.

- Puede que no haya sido el mejor curso, pero el que ha sido elegido... ahora, Felix; me intriga un poco la participación de estos dos periodistas en todo este asunto. El señor Tucker y la señorita Riquelme no son personal policial y tampoco son personas... que sigan el estilo de vida sonnenlichtense. Me preocupa que se estén prestando a ayudar en esta investigación solo para tener una primicia en los próximos días. Solo digo, que de toda la gente en la que podía confiar en esta situación, ha permitido que estos dos individuos participen y me parece una elección extraña.

 En las palabras de Wilson no se podían detectar un resentimiento o enojo particular contra los periodistas; a primera vista parecían las palabras de un simple alcalde preocupado. Después de todo, mantener la prensa lejos de la investigación era crucial para evitar la desinformación. Sin embargo, la mirada casi reprochante del alcalde daba a entender que no le gustaba nada esta ayuda extra-policial que el sheriff Strarrosa había aceptado.

Llegaste con relativa facilidad al Observatorio, aunque el camino no estaba muy bien marcado y había incontables piedras sueltas y bastante hierba alta. Solo se podría recorrer a pie o en bicicleta. Según recordabas, el Observatorio fue construido en el colmo del exceso por algún alcalde que creyó que eso ayudaría el pueblo. Se usa muy poco, por no decir nunca. El que hubiera algunas marcas de viejas fogatas y alguna que otra lata de cerveza, indicaba que se usaba más como punto de reunión de algunos jóvenes o parejas buscando un lugar rematico que como lugar de ciencias. Aun así, el edificio se conservaba bien, quizás le faltaba un poco de pintura y cortar los arbustos que amenazaban con cubrir la entrada.

Buscaste por todo el lugar, intentando dar con alguna pista sobre Adam. Le diste dos vueltas al edificio, sintiendo en el pecho otra vez esa angustia tan extraña. Era más que la decepción de no encontrar a quien buscabas, era una urgencia visceral que te empujaba a continuar. Nunca habías sentido algo así y eso te preocupaba.

Medio enredado en unos arbustos, un papel grande te llamó la atención. Estaba nuevo y no parecía haber sufrido las inclemencias del tiempo, por lo que dedujiste que era reciente. Era una pintura, a la mitad. Se veía el pueblo de Sonnenlich desde tu posición. Quien sea que lo hubiera creado, tenía bastante talento, aunque pareciera que a mitad de su obra algo no le gustó pues el papel estaba arrugado y parcialmente roto.

Noté la desaprobación del alcalde en sus palabras, aunque por su expresión nadie diría que me estuviera recriminando nada. Su actitud me molestó un poco, algo que disimulé de forma menos sutil que él. Si ese era el tema a tratar todo aquello estaba resultando una pérdida de tiempo enorme, tenía cosas bastante más urgentes que hacer que informar al Sr. Batterman de la desaparición. Aun no debiéndole ningún tipo de explicación, hablé para zanjar el asunto lo antes posible.

-Cuando Dylan me contó sobre la desaparición de su primo ambos periodistas estaban delante. Se ofrecieron a ayudar y supe que lo harían con mi permiso o sin él, por lo que nos dividimos las zonas del pueblo donde buscar. Les tenga en la estima que les tenga, es un hecho que destaparon el caso de corrupción del anterior alcalde, y eso les hace que les de el beneficio de la duda. Me han dicho que quieren ayudar y no buscar una primicia a cualquier coste, así que hasta que me demuestren lo contrario, les creeré. 

Dando el tema por zanjado me paré un segundo, para añadir a continuación:

-¿Hay algo realmente importante de lo que quiera discutir? Como ve, está siendo un día bastante ajetreado.

 Si bien la respuesta del sheriff era enclarecedora, la manera en la que la entrego hizo que la tensión en la charla entre los dos hombres se elevara. Wilson tenía por costumbre ser más diplomático e intentar que las conversaciones siempre fueran amenas, pero el estilo directo de Felix no dejaba lugar al formalismo e incluso llamaba a la ofensa. No iba a armar un escándalo solo porque no concordara con el sheriff, sin embargo no iba a dejar pasar el comentario.

- Si no fuera realmente importante, Sr. Strarrosa... no lo traería a colación. Usted fue el que hoy hablaba sobre "rituales extraños" y su "sensación de intranquilidad", así que no desestime las preocupaciones de los demás cuando yo no he hecho lo mismo este día. Le he dejado obrar con total libertad, a pesar de que hubiera un factor supersticioso muy evidente en su accionar.

- El respeto es un camino de dos vías, sheriff... no lo olvide. Pero volviendo a su pregunta: no tengo nada más que discutir. Es libre de irse y seguir con la investigación...

 El alcalde levanta una mano, no para saludar o para estrechar la mano del sheriff, sino como dándole a entender que podía retirarse.

El Observatorio era el último lugar de la zona que tenía que registrar pero, desgraciadamente, tampoco era el lugar en el que se había escondido el primo de Dylan. Eso implicaba que el sheriff o Luana debían haber registrado la dirección en la que el hombre había huido. Aunque, en el peor de los casos, sería Dylan quien encontraría a su primo.

Por otra parte, Luana continuaba sin responder a mi mensaje. ¿Le habría sucedido algo o estaba demasiado ocupada como para responder?

Me percaté de aquel papel que se encontraba entre los arbustos y me acerqué a agarrarlo. Me sorprendió lo nuevo que parecía estar, arrugado y roto, pero como si llevase poco tiempo a la intemperie. Se trataba de una pintura a medio realizar del pueblo de Sonnenlicht, lo que llamó poderosamente mi atención. Fruncí el ceño, extrañado.

Observé el papel, buscando algún posible nombre o inicial que indicase quién era su creador y, luego, doblándolo, decidí guardarlo en uno de los bolsillos del pantalón. No creía que fuera nada especialmente relevante ni relacionado con los Kuchen, pero había despertado mi curiosidad.

Sin más, sintiendo que no había mucho que pudiera hacer en el Observatorio, decido descender de regreso hasta el pueblo con intención de regresar hacia la plaza. Es poco probable que quede alguien allí, pero quizá puedan informarme de cualquier detalle relevante para la búsqueda.

Resoplando por la dificultad de rastrear todo el paraje Harry decide encaminarse hacia el oeste. Simplemente para seguir la ruta y dar la vuelta completa al pueblo.

Esto va a ser más difícil que encontrar una aguja en un pajar...

A medida que iba pasando el tiempo la pista se iba enfriando dando pie a menos opciones de éxito. Harry, a veces, era testarudo y no iba a tirar la toalla, al menos no de momento. Con lo que siguió su ruta hacia el oeste a ver si encontraba alguna pista para encontrar a la chica o al "primo"...

El dibujo no tenia firma alguna, aunque notaste que era bastante mas detallado de lo que parecía en un primer vistazo. Lo observaste unos segundos mas antes de guardarlo a buen recaudo. Tu búsqueda había sido infructuosa, aunque habías advertido a mucha gente sobre Adam, cerrando mas de una puerta. Tu celular vibró un par de veces cuando llegó un nuevo mensaje.

No, aún nada

 El escueto mensaje de Luana te tranquilizaba un poco y viendo el horario en el que fue enviado, llegaste a la conclusion que te lo envió al poco tiempo de que le escribiste. Quizás las montañas afectaban un poco la señal o la central eléctrica fuera la culpable*. Volviste sobre tus pasos hacia la plaza, con la seguridad de que habría muy poca gente allí. 

Mientras mas avanzabas, buscando infructuosamente a los sospechosos, en tu pecho empezó a crecer la incertidumbre. Era un sentimiento raro en ti, totalmente extraño para tu normal tranquilidad. Era como tener un reloj contando los segundos sobre tu cabeza, o una guadaña bajando lentamente. Querías terminar con ello cuanto antes, pero no por tu deber de policía, sino por algo mas primitivo. Sentías miedo. No sabias porque, pero lo reconociste rápidamente.

El aserradero estaba desierto, pues nadie trabajaría ese día. Un enorme portón cerrado marcaba el limite del lugar, pensaste en seguir de largo, pero bajaste y lo abriste con facilidad (no tenia candado). Con la patrulla recorriste todo el perímetro. Incontables pilas de troncos aquí y allá dificultaban la búsqueda, pero te empecinaste en buscar en cada rincón. La edificación en donde se realizaba la mayoría de los trabajos, estaba a oscuras y bien cerrada. Adam no habría podido entrar, ninguna puerta o ventaba se veía averiada.

Continuaste hasta la Estancia Batterman, en donde había muchos trabajadores e incluso pudiste hablar con un sereno, encargado de recorrer el predio cada noche. No vio nada, pero habían estado buscando al oír el comunicado de Elizabeth, así que ese lugar podría ser tachado de tu lista.

Miré al alcalde, enarcando las ceja mientras me contestaba. No daba crédito a lo que escuchaba.

-Sr. Batterman, ¿a qué se refiere con que “me ha dejado obrar con total libertad”? Esta tarde le he pedido un favor para poder prevenir cualquier altercado que pudiera producirse. Lo he puesto de sobreaviso, por si algo malo pasaba, ya que había algunos indicios bastante extraños que indicaban que no todo iba con normalidad. Ahora mismo, es obvio que mi preocupación era exagerada, sabía que podía no estar en lo cierto, y por eso acudí a usted como medida preventiva en vez de desplegar las patrullas y disolver la fiesta, porque era una corazonada y podía estar totalmente equivocado. Ahora viene hablándome como si estuviera a su servicio, juzgándome por mis decisiones, “dejándome obrar” o levantando la mano como el padre que le indica a su hijo que no tiene más que decirle.

Más que enfurecido, estaba atónito ante la actitud prepotente del alcalde. Sabía que yo mismo podía llegar a ser poco educado, pero nunca trataba a nadie como si estuviera por debajo de mí.

-La política y la justicia son dos poderes totalmente separados, no lo olvide.  

Por mi parte, estaba todo dicho, y el tema no merecía más tiempo del que le estábamos dedicando. Sin poder dejar de fruncir el ceño miré al alcalde una última vez, y me marché de allí rumbo a la comisaría.

Mientras regresaba en dirección a la plaza, tomé la pintura entre mis manos para tratar de percibir en ella cualquier tipo de detalle que pudiera haber pasado por alto. Quien hubiera realizado aquella pintura demostraba tener un gran talento para la pintura, lo que me hizo preguntarme de quién podría tratarse.

Llegaste a la conclusión que era bastante bueno, pero poco más. Había mucho detalle que alguien más ducho en el arte podría notar. Al menos reconociste fácilmente que era el paisaje que se veía desde el Observatorio. Lo tuyo no era el arte…

Sentías el cuerpo cansado, había sido un día abrumador, en el que te recorriste prácticamente medio pueblo para encontrar a Adam. Era cuestión de tiempo para que fuera localizado, ya sea por la policía como por cualquier ciudadano que viera algo raro. Y un tipo de pelo largo, barbudo y aspecto de vagabundo llamaría la atención de cualquiera de los impresionables habitantes de Sonnenlicht