Partida Rol por web

De repente creí haberme quedado sordo. Lo habría seguido creyendo si no fuese por las caras de extrañeza e incluso pánico de los vecinos que me rodeaban. Una enorme bandada de pájaros surcó el cielo como una manta de plumas. Y en ese momento, Hond empezó a ladrar con un lamento como no lo había escuchado jamás.
-¿Qué te pasa, viejo amigo? -dije acariciándolo. El pobre animal estaba totalmente fuera de sí. ¿Qué le ocurría? ¿a qué temía?
Inmediatamente busqué la mirada inquisidora del sheriff y la encontré rápidamente. Me miró como preguntándome qué le ocurría a Hond y solo pude responderle encogiéndome de hombros. Me indicó que me acercara, así que me disculpé con los que hacían un círculo alrededor de mí y me dirigí hacia donde se encontraba Félix. Avanzar era realmente complicado, y mucho más era hacerlo sin llamar excesivamente la atención, alarmar a la gente y provocar una estampida. A lo lejos vi cómo el sheriff volvía a buscarme con la mirada y le indicaba algo a Billy. Acto seguido, el pequeño se giró hacia donde yo estaba y salió corriendo en mi busca. Algo iba mal y si Félix me necesitaba solo se me ocurría un motivo: el poder sobre un pueblo al borde de la histeria colectiva.

El tipo que señaló Luana se movía bastante rápido, como si tuviera mucha prisa. Tal como había descrito, llevaba un grueso abrigo negro, con capucha. Era bastante grande y se empecinaba en observar toda la plaza con insistencia. Como estaba de espaldas, no podían ver quien era, fácilmente podría ser un vecino o un extraño al pueblo.

De reojo miraron hacia donde estaba Edna, solo para asegurase que no les hubiera oído. Esta estaba limpiando una mesa, sin muchas ganas, pues parecía distraída mirando algo a lo lejos. Podían estar seguros que no les había oído.

Ahora podían interceptar al sujeto, increparle sobre que estaba haciendo, llamar al sheriff o seguirlo discretamente.

Judy sonrió y asintió suavemente, tenía una sonrisa tenue en el rostro y le dejó bastante espacio al flamante alcalde con su madre. No se alejó mucho, solo sacó un moderno celular e hizo una llamada. Se quedó cerca de la tarima hablando con alguien

-Siempre fuiste bueno- dijo la anciana sonriendo hacia arriba. El desconcierto apareció en su rostro, cuando desvió la mirada del rostro de su hijo hacia algo más al costado-. Cuantos pájaros…

Era cierto, cientos de pájaros habían levantado vuelo y se estaban marchando. No era época de migración, recién comenzaba la primavera y no estaban haciendo tanto ruido como para que eso provocara tanto revuelo.

-¿Hiciste la ofrenda?- arrugó sus ojitos arrugados un segundo, pero al instante relajó el rostro-. Yo olvidé mi mantel.

Hond se tranquilizó cuando sintió la mano cálida de Doorgod sobre él. Ahora que lo veía bien, un pequeño charco amarillo apareció bajo su canino compañero. Sea lo que sea que sintió, le asustó. Por suerte ahora estaba mejor, incluso meneaba la cola.

El pequeño Billy apareció a su lado, lucia muy serio y se esforzaba por que el sombrero que había tomado de la patrulla no le tapara los ojos. Mirò a su alrededor y le indicó al padre que se agachara para estar a su altura. Cuando este lo hizo, le susurró al oído:

-Algo anda mal, si es necesario, evacúa a la gente de la plaza de la forma más ordenada posible- una vez que las palabras salieron de su boca, pareció entender el significado de estas y no pudo evitar mostrar algo de preocupación-. El Sheriff me dijo que me quedara con usted y buscara a mi madre.

-Lo haré jefe- dijo con tono seguro una vez que oyó las indicaciones. Ahora que tenía claro que hacer, podía estar seguro que lo haría sin dudar.

Miró a su alrededor una vez que Billy estuvo con Geli, buscando al grupo de encapuchados. No vio a nadie en grupo, pero si a un sujeto con una gorra, la cual tapaba su rostro y parecía moverse entre la gente buscando algo. Iba de negro aunque no con capucha. Como era lo más cercano a la descripción de Lee, se acercó a él. El sujeto pareció notar que se acercaba, por lo que se giró y empezó a alejarse de la plaza a paso rápido. Intentó mezclarse entre la gente, pero su aspecto le hacia resaltar como una mosca en la sopa.

La mayoría notó como Karl salió de la comisaria, la cual lindaba con la plaza como todo edificio importante, subió a la patrulla con rostro serio y empezó a conducir con dirección al hospital. ¿Quizás su esposa estaba en labor de parto? Pero justo pareció ver a alguien y frenó el vehículo para bajar de él y dirigirse hacia la doctora Scofield que se encontraba por allí.

Evelyn se acercó a ellos, llevaba una pequeña canasta de la cual emanaba un delicioso aroma a carne asada. Se sintió algo intrigada y no se había recuperado del todo de esa rara sensación de hace un momento. Karl sonrió con los que se cruzaba, pero pudieron notar que su sonrisa no era genuina. Al estar a su lado, su rostro parecía una mascara.

-Hubo un accidente, el señor Swacht esta atrapado bajo su tractor... Necesito que vengan conmigo por favor- sus ojos iban de una a otra, ligeramente agradecido que tuviera a la doctora y a la enfermera juntas en un mismo lugar.

- ¿Que el sheriff te dijo qué? Durante unos instantes creí que Billy me estaba gastando una broma. Pero conocía bien a aquel chico, y en su cara no se veía el menor atisbo de una sonrisa. Instintivamente acerqué al niño contra mí, como si ya tuviese que protegerlo de algo, y le di un abrazo.
- No te preocupes. Tranquilízate porque no va a ocurrir nada malo. De momento no te separes de mí. Hay mucha gente, así que no nos perdamos de vista el uno al otro. Tan pronto como dije esas palabras el pequeño se aferró a mi pierna derecha, mientras Hond se esforzaba por permanecer junto a la izquierda. Estoy como para salir corriendo...-pensé. Pero ¿que demonios está ocurriendo? Strarrosa es cauteloso, y lo último que querría es provocar una estampida entre toda esta gente. Sea lo que sea que haya pasado, me acercaré con Billy a la tarima donde el alcalde ha pronunciado el discurso. No hay mejor lugar que aquel para controlar toda la plaza.

 Wilson levanta su cabeza hacia el cielo, observando como en efecto los pájaros se estaban alejando de la ciudad. Era un suceso extraño realmente, pero nada que debiera alarmarlo a él o a la población. Se sentía seguro y poderoso ese dái, como si nada pudiera arruinarlo. Aunque unos segundos después meditó sobre lo que dijo su madre: no había hecho la ofrenda. Con todo el asunto del discurso, los preparativos y estar acomodándose en la alcaldía, se le había pasado olvidado por completo. Dejando salir una pequeña risa, se dirigió a su madre.

- Todavía no lo he hecho, mami... pero tengo preparada mi ofrenda...nuestra ofrenda... en mi oficina en la alcaldía. Cuando Judy termine su llamada, le diré que la traiga. Mientras tanto... ¿quieres que nos acerquemos al Padre Doorgod?

-Mira, está ahí -comenté, incapaz de creer que tuviéramos la suerte de ver cómo se desplazaba aquel desconocido al que había visto Luana-. Voy a intentar echarle una foto.

Sin dudarlo ni un momento, me levanto de la mesa y, dejando el café a medias, decido seguir al extraño individuo encapuchado y con abrigo negro. Llevaba la cámara de fotos a mano, por lo que, a medida que caminaba, decidí apuntar en su dirección y, sin detenerme más de unos segundos para cuadrar bien el enfoque, comienzo a avanzar tras él de manera discreta.

"Un tipo tan grandote y vestido con esas pintas... Es raro, muy raro" me dije, pensativo, mientras caminaba siguiendo al desconocido. "No puede ser un vecino de Sonnenlicht".

-Yo iba a traer pan- dijo la anciana apoyando un pálido dedo en sus labios, sus ojos se achicaron, intentando encontrar la respuesta a una duda que había surgido en su mente-. ¿Donde lo habré dejado?

-¿Buscas esto Grethel?- Judy había dejado de hablar por su teléfono y se acercó con algo envuelto en un pañuelo rojo. El aroma a pan casero, fresco y apetitoso, les envolvió-. Me dijiste que lo guardara hasta que lo necesitaras.

La anciana tomó el pan entre sus brazos, como si fuera un ramo de flores y ella una joven doncella que lo recibe de un gallardo joven. Su sonrisa es enorme y miró a su hijo contenta.

Pueden ver como el Padre Doorgod se acerca hacia ellos. Billy Harrnak esta con él, luciendo un enorme sobrero de sheriff y sin separarse del padre. Hond, el vejo perro del Doorgod, sigue a ambos moviendo su cola y olisqueando el aire.

Billy asintió muchas veces e hizo caso a todo lo que le dijo el padre. Sus ojos iba hacia todos lados, quizás buscando a su madre o intentando encontrar el porque de tanta excitación. Hond caminaba a su lado, moviendo la cola y olisqueando el aire, había mucho olor a comida en el aire y eso parecía ser su prioridad de momento. 

Cerca de la tarima, pudieron ver al alcalde con su madre, Grethel Batterman y su secretaria Judy Vedemosti. Parecían charlar tranquilamente y la anciana parecía especialmente contenta. Se sabia que su mente era muy volátil, por lo que verla así de tranquila era agradable. De Judy poco sabia mas que lo dicho por todo el pueblo, nunca la había visto en la iglesia mas allá de alguna ceremonia en la que estuviera el alcalde de turno. 

Se funde entre la gente con facilidad, por lo que logró tener una imagen clara del sujeto, lo conocía, al menos de vista. Mas de una vez estuvo en el pub tomando una cerveza con otros trabajadores de la represa. No era muy sociable, pero destacaba por su alto tamaño. Se notaba que estaba buscando a alguien o algo, pues movía su cabeza de un lado a otro y parecía estar maldiciendo. Eric le toma una foto, pero esta salió algo corrida. Seguramente solo podrían identificarlo por su alta estatura.

Recorre el perímetro de la plaza, pero en un momento dado, se giró hacia un costado y comenzó a caminar a paso rápido hacia el lado contrario. Por suerte no se percató de la presencia del periodista.

¿Qué coño se ha pensado Dylan que está haciendo?. No voy a permitir que nos fastidie la fiesta ni él ni su grupo de amigos. Harry tenía alguna cuenta pendiente con Dylan y parecía que este iba a ser un buen momento para pagarla. Pese a las ganas de pararlo y cortar el problema por la raíz el planteamiento debía ser otro - Será mejor que lo sigas a ver si descubro qué están tramando.- Así que sin dejar de saludar a la gente del pueblo Harry intenta seguir al pastelero. No iba a ser tarea fácil ya que como ayudante del sheriff medio asiático cantaba más que una almeja pero debía intentarlo, y en el caso de ser descubierto ya pasaría a la acción.
Al oír la orden del Sheriff. Harry responde
Entendido Sheriff, sigo a Dylan sin levantar sospechas y le intentaré interceptar- dice Harry con una sonrisa dibujada en su cara. ¿Sería esta la oportunidad que estaba buscando para saldar la cuenta con Dylan?

 Wilson le dirige una sonrisa a su madre, viendo con ternura el pan casero que había traído. No iba a decirlo al aire, pero temía que ella se olvidara de traer la ofrenda; razón principal por la que él había preparado una. Apoyando una mano en su hombro, espera a que el Padre Doorgod se les acerque para poder bendecir la ofrenda.

- Ese pan huele muy bien, madre... sera una espectacular ofrenda de los Batterman... ¡Padre Doorgod, por aquí!