Partida Rol por web

 Apenas vio al sherrif, Wilson fue rápido en devolver el gesto del saludo. Posiblemente una de las personas con la que estaba teniendo más contacto últimamente, si bien el tema de la seguridad no era el más urgente del pequeño pueblo. Pero como nuevo alcalde consideraba importante mantener un buen contacto con todos los miembros de los servicios del pueblo.

- Sr. Strarrosa... debo felicitarlo por el excelente patrullaje que ha llevado a cabo este día, tanto en el desfile como entre la multitud. Las calles no se podrían sentir más seguras en este día... otro día esplendido en Sonnenlicht.

Doorgod miró al sheriff intentando averiguar en él un atisbo de tranquilidad o, por el contrario, de inquietud. No parecía especialmente preocupado, pero sin duda estaba alerta.
Parece que muy pronto vamos saber qué ha pasado.- pensó Doorgod mientras forzaba una sonrisa de despreocupación a la llegada del sheriff.

Me acerqué al alcalde y a Geli a paso rápido, y me alegró encontrarlos solos.

-Gracias, Sr. Alcalde, su discurso también ha sido digno de mención, pero me temo que el asunto que me trae aquí es bastante serio. ¿Les importa que nos retiremos un poco?

Les indiqué un sitio junto al gran árbol donde no nos escucharían oídos indiscretos, en este pueblo uno siempre tenía que cuidarse de los cotillas.

-No sé si lo habrán notado, pero desde la desbandada están sucediendo cosas muy extrañas, y creo que voy a necesitar la ayuda de ambos. Creedme cuando digo que no soy supersticioso, pero no puedo quitarme esta sensación de intranquilidad de encima.

 Hice una pequeña pausa, ordenando mis pensamientos, y continué hablando.

-Harry ha visto como entraban unas personas con túnica y capucha negra en la plaza. Entre ellos sólo ha reconocido a Dylan, el panadero, y al parecer está buscando a su primo. Me he encontrado con Marcus y me ha dicho que el primo está mal de la cabeza, o no sé qué historia extraña, pero creedme cuando os digo que ese chaval estaba asustado. Algo turbio está pasando, y voy a llegar al fondo de la cuestión. Según Marcus, el primo de Dylan puede estar en las montañas, y mi intención es salir a echar un vistazo.

Los miré a ambos, estudiando su reacción a mis palabras. Tenía que admitir que la historia era bastante rocambolesca, pero esperaba que ambos hombres me tomaran en serio.

-Sr. Batterman, necesito su ayuda para controlar la situación en la plaza. No sé qué va a pasar, o si siquiera va a pasar algo, pero no puedo irme sin estar seguro de que, en el peor de los casos, no se desate la histeria colectiva. Necesito que use su presencia y autoridad para poner orden en caso de que haya que evacuar la plaza, o calmar a la multitud. No sé si será necesario, pero no puedo irme de aquí sin asegurarme de que alguien puede mantener la situación bajo control. Harry está persiguiendo a Dylan, y Karl está ayudando a los Swacht, que han tenido un accidente, ahora mismo es la única persona a la que puedo confiarle tal misión.

Sabía que era una petición muy repentina, pero confiaba en que el alcalde aceptara.

-Padre, a usted lo necesito conmigo. Marcus tenía un auricular en el que se escuchaba algún tipo de ritual extraño. Aquellas palabras… -me recorrió un escalofrío al recordarlas, desde luego, había algo terrorífico en ellas, y me obligué a apartarlas de mi mente-. No sé si está gente son de una secta satánica, o de donde han salido, pero no me vendría mal algo de favor divino, y alguien que me cubriera las espaldas. ¿Todavía tiene aquella escopeta de caza?

Los miré con decisión, impaciente, pues cada segundo contaba, pero sin poder irme hasta que estuviera seguro de que la gente del pueblo estaría a salvo.

Respondiendo con la misma media sonrisa Harry lo mira de arriba abajo lo más disimuladamente posible para ver si hay algo que le llama la atención. - Así que efectivamente parece que está buscando a su primo...- Tras una sonrisa que sigue el comentario de la máquina amasadoras y procurando parecer amable en el tono de la respuesta Harry le comenta -Pues la verdad es que necesitaría alguna pista más para poder ayudarte. Ya sabes que cuando llegan las fiestas viene mucho forastero y... ahora que lo dices me suena de algo. No estoy muy seguro pero me ha parecido ver a un par de jóvenes así pero no iban juntos ¿me puedes describir un poco más al chico?. ¿Y por dónde os separasteis? -  Esperando una posible respuesta a su amable ayuda Harry le regala la mejor de sus sonrisas. 

 El alcalde miro extrañado al sheriff, como si le acabara de decir la cosa más disparatada del mundo. Hombres encapuchados, rituales extraños... sonaba como una novela de suspenso de la que no estaba interesado escuchar ese día. Era un momento de celebración, después de todo. Pero intento mantener la cordialidad para manejar lo informado por el comisario.

- Vaya, sheriff, lo que nos viene a comentar suena... inusual, cuanto menos. No pensé que le iban a llamar la atención un par de personas con capuchas y unas aves volando, pero... usted es el brazo de la ley, y no le detendré en su búsqueda del orden y la seguridad de los ciudadanos. Confió en que su inquietud esta bien fundada...

- Me encargare de que la multitud mantenga la calma lo mejor que pueda. Hasta el momento todo a ido por un camino pacífico, así que... puede retirarse.

Escuché atentamente la respuesta del alcalde, y me alegró que aceptara. Entendía su escepticismo, y hasta cierto punto lo compartía. Pero tantos años de trabajo me habían otorgado una buena intuición, sobre todo para detectar problemas. Cuando Harry me contó por el walkie algo sobre unos encapuchados en la plaza ya me olía que algo iba a pasar, pero el encontronazo con Marcus, el nerviosismo del chaval y las extrañas palabras que salían de su audífono no hacían otra cosa que confirmármelo. Quizás estuviera exagerando, y estuviera reaccionando de forma desmedida. Quizás. Ojalá.

-Agradezco enormemente su cooperación, Sr. Alcalde. Yo también espero que todo siga por la vía pacífica. Harry de todos modos sigue por aquí, por la plaza, así que puede contar con él si es necesario para que todo siga en orden.

Me giré hacia Geli, esperando una respuesta.

-Qué me dice, Padre, ¿puedo contar con usted?

Tus ojos recorren rápidamente al chico, lo primero que buscas son los audífonos que mencionó el Sheriff. Pero no notas nada, si tuvo algo, se lo quitó mientras lo perseguían. Su ropa es bastante normal, solo destaca el abrigo negro con capucha, luego tiene pantalones negros y zapatillas del mismo color.

-Es mi primo- dijo lanzando un suspiro y bajando la mirada algo apenado-. Es bastante fácil notarlo. Tiene el pelo largo y sucio, barba y normalmente gusta… gusta ensuciarse. Si ve basura se arroja en ella- otra vez baja la mirada y parece más afectado al contar algo así-. Se suponía que lo cuidaría. No está bien de la cabeza… Pero no es peligroso… No quiero que altere a todos con su presencia…

Llevas muchos años en los bajos mundos, sabes tratar con matones y demás, pero este chico tiene algo que te descoloca. Todo lo que dice parece verdad, pero sientes que te envuelve con sus palabras y gestos. Te recuerda a cierto abogado de tus “antiguos patrones”, el cual parecía insignificante y débil, pero tenía en sus manos a casi todas las cabezas de la “familia”, solo con su ingenio y labia.

-Mi padre va a matarme...

Escuchas la voz de Lee:

Pues la verdad es que necesitaría alguna pista más para poder ayudarte. Ya sabes que cuando llegan las fiestas viene mucho forastero y... ahora que lo dices me suena de algo. No estoy muy seguro pero me ha parecido ver a un par de jóvenes así pero no iban juntos ¿me puedes describir un poco más al chico?. ¿Y por dónde os separasteis?

Luego la del joven Dylan. No notas duda en su voz, pero sin los gestos es difícil estar seguro. 

Es mi primo- notas un suspiro-. Es bastante fácil notarlo. Tiene el pelo largo y sucio, barba y normalmente gusta… gusta ensuciarse. Si ve basura se arroja en ella.... Se suponía que lo cuidaría. No está bien de la cabeza… Pero no es peligroso… No quiero que altere a todos con su presencia… Mi padre va a matarme...

Por un momento me quedé paralizado. Era evidente que Félix estaba realmente preocupado. Tanto como para pedirme delante del alcalde que lo acompañase armado Dios sabe adónde exactamente. Como era de esperar, Batterman se mostró muy reticente a dar importancia a los temores infundados de mi buen amigo. Pensándolo bien, todo parecía un disparate que el pobre sheriff se estuviese imaginando con tal de darse importancia y llamar la atención. Pero conocía demasiado bien a Félix como para no dudar de que tiene un olfato infalible para detectar el peligro.

Claro que aún tenía la vieja escopeta de caza. Para mí no era un simple adorno, sino una herencia familiar que sabía manejar bien desde pequeño, como la mayoría de los niños de Sonnenlicht de mi generación. Sin embargo, para Batterman debía ser realmente extraño que el sheriff me pidiera que lo acompañara con una escopeta. Y dado que el alcalde era el primero que debía mantener la calma, intenté quitarle hierro al asunto usando todos mis recursos...

Miré al alcalde, que parecía bastante incrédulo al respecto. No obstante, durante mis años de estudiante en el seminario aprendí mucho sobre ocultismo, rituales satánicos y otros tipos de prácticas del mal y en este sentido quise prevenir a Batterman:
- Alcalde, comprendo su escepticismo, pero le aseguro que se sorprendería al saber cuánto hay de verdad en las leyendas sobre este tipo de prácticas. El mal siempre está al acecho y busca cualquier resquicio en nuestras débiles almas para alejarnos de Dios. Y si quiere usted ser más pragmático, al menos comprenderá que no es sano ni prudente tener a un grupo de personas en un camino oscuro, a veces salpicado por el delito y otras muchas acompañado por las drogas.
- De acuerdo, sheriff- dije volviendo a él la vista- le ayudaré a encontrar a esa gente, a saber qué se traen entre manos y en último término a hacerles entrar en razón.

 Por un momento, el alcalde se olvidaba de en frente de quien estaba hablando. Responde con una sonrisa inocente ante la exposición del Padre, que era evidentemente una persona más abierta a pensar en la existencia de lo desconocido y lo malévolo. Si bien era un hombre de fe cristiana, Wilson pocas veces dejaba que su labor pública se viera mezcladas con posibles peligros del ámbito teológico. Respetaba las ofrendas y honraba las costumbres, pero en lo religioso... prefería mantenerse al margen.

- Veo que su preocupación tiene una base más... teológica, Padre. De todas formas, me parece bien; vayan a investigar sobre estos... sucesos extraños... y vuelvan cuando se hayan sacado las dudas de encima. Hombres precavidos valen por dos...

 Con esto último el alcalde saluda a los dos hombres; como invitándolos a irse. Tal vez no estuviera del todo de acuerdo con lo que iban a hacer, pero si querían hacerlo que se pongan manos a la obra. Por supuesto, Wilson guardaba la sonrisa de letrero que parecía tener las 24 horas del día.

Me sentí ligeramente sorprendido por la presencia de aquella pequeña anciana. ¿Qué diablos hacía ese grandullón? ¿Estaba ayudándole a cargar con las bolsas de la compra? No, eso era poco probable. Ignoraba qué podía ser lo que se traían entre manos esos dos, pero no podía ser nada bueno. Por mi trabajo como periodista, había aprendido que no debía fiarse de nadie, ni siquiera de una ancianita de aspecto adorable.

Sin pensármelo dos veces, decido permanecer oculto detrás de aquel gran arbusto para tratar de escuchar algo. Estaba casi seguro de que el grandullón se había percatado de que lo seguía, aunque cabía la posibilidad de que intercambiaran alguna palabra que me ayudara a saber qué se disponían a hacer.

Harry mantiene su mirada fija en Dylan mientras habla. La manera de expresarse le descolocaba del todo. Sabía que todo lo que estaba sucediendo era oscuro pero Dylan lo disfrazaba con una naturalidad que daba miedo. La verdad es que hubiera conseguido sembrar la semilla de la duda en Harry de no ser por el pasado tan tempestuoso que había vivido. -¿Le sigo el rollo?. Me está empezando a hartar con tanta tontería. Aguantaré un poco más y si no saco nada más me lo llevo a comisaría... O espera, se me ocurre una idea- Asintiendo con la cabeza Harry le comenta.

Pues mira, creo que te voy a ayudar a buscar a ... Por cierto ¿como se llama tu primo?. Así si unimos fuerzas todo será más rápido.- Esperando a que le diga el nombre ,que podía ser falso, Harry coge el walkie y dice.

Sheriff, tengo aquí a Dylan el hijo del panadero, está buscando a su primo. Su aspecto físico es delgado, con barba, lleva el pelo largo y sucio. Parece ser que va un poco dejado.- Tras una pequeña pausa sin dejar que responda el Sheriff añade - Creo recordar que antes hemos visto una persona así.  ¿Quizás la tiene localizada o está cerca de usted?. Si es así podemos acercarnos, Dylan parece muy preocupado por el estado de su primo.- 

Espero que el sheriff entienda el mensaje... 

-Adam- dijo con rapidez y sin dudar un segundo. Notaste como su mandíbula se tensó ligeramente, fue un segundo, pero parece que diste en el clavo en algo. Cuando llamaste al Sheriff, Dylan sonrió complacido, agradecido de tu atención. Notas que lanzó una rápida mirada por sobre tu hombro.

Te ocultaste un poco mejor, esperando que la pareja se acercara a tu posición y oír lo que decían. En cuando alcanzaste a oír algo, te sentiste ligeramente estúpido, pues hablaban de cocina.

 -Mis tortas tienen una receta casera secreta- dijo la anciana esforzándose por mirar al grandote a la cara-, pero te dejaré probar la que quieras en agradecimiento.

-Muchas gracias señora- dijo con voz grave y mostrando una cordialidad de caballero inglés-. No entiendo cómo pudieron dejarla llevar todo esto sola.

-Soy vieja pero no una debilucha jajaj- soltó una risa cascada-. Se suponía que iba a ir más temprano, pero el horno se apagó y se arruinó uno de los pasteles, tuve que empezar de nuevo. No me gustan esos hornos nuevos, prefiero los que tenía antes, de barro y calentados con leña. Mi abuela me enseñó a cocinar con ellos y jamás tuve problemas.

-Llegué al pueblo hace dos años señora, no sabría decirle como era esto antes- el contraste entre ambos era notorio-. Encontré trabajo en la represa y apenas conozco gente de aquí.

-Pues eres muy amable- dijo la anciana como si eso solucionara todo.

La anciana caminaba algo lento, por lo que el gigante se mantenía a su lado para que no se esforzara demasiado. Si en verdad el grandote era peligroso ¿¡Por qué estaba ayudando a una anciana?! No tenía sentido. Aunque había logrado desconcertarte y hacerte dudar de su culpabilidad. ¿Sería esa su intensión?

El padre Doorgod decidió seguir al Sheriff en esa rara misión. Solo por ser precavido y evitar males mayores. Batterman les vio internarse entre la gente, yendo hacia la iglesia. En verdad irían a por esa escopeta.

El alcalde se quedó por allí atendiendo a los ciudadanos que se iban acercando a hablar con él. Algunos con quejas, otros con pedidos, agradecimientos, felicitaciones por su discurso, cada uno parecía tener algo que decir.

Geli y Felix intentaban pasar desapercibidos, alejarse de allí e ir hasta la iglesia. Hond les seguía detrás, manteniendo su hocico en el suelo. Las habitaciones del padre estaban en uno de los laterales, donde tenía todo lo necesario para vivir, incluyendo una vieja escopeta de sus días de adolescente. Cada niño de Sonnenlicht, en algún momento, había aprendido a disparar ayudado por algún adulto. Era algo normal, que venía de una época en donde si no cazabas, no comías.

Entonces la radio de Strarrosa hizo un sonido.

Pues mira, creo que te voy a ayudar a buscar a ... Por cierto ¿como se llama tu primo?. Así si unimos fuerzas todo será más rápido.-se corta la transmisión y se retoma al instante, esta vez hablando directamente al Sheriff

Sheriff, tengo aquí a Dylan el hijo del panadero, está buscando a su primo. Su aspecto físico es delgado, con barba, lleva el pelo largo y sucio. Parece ser que va un poco dejado.- Tras una pequeña pausa sin dejar que responda el Sheriff añade - Creo recordar que antes hemos visto una persona así.  ¿Quizás la tiene localizada o está cerca de usted?. Si es así podemos acercarnos, Dylan parece muy preocupado por el estado de su primo.- la señal se corta permitiéndote hablar con Lee

-Señor Batterman- la voz suena a tu costado. De reojo notas un caro traje rosado y te invade el aroma de un fino perfume francés. Legrand luce muy arreglada, haciéndola destacar entre toda la gente que no tiene tanto dinero. Sabes que ella tiene muchisimo dinero y suele reunirse en la biblioteca con otro grupo de mujeres, llamándola en ele pueblo "El club del libro". Siempre fue amable con el trato, pero sin duda se volvió mas amable al convertirte en Alcalde-. Excelente discurso.

-No he visto a nadie con esa descripción Harry. Ahora mismo estaba pensado salir a las montañas, Marcus mencionó que quizás estuviera allí. ¿Te ha contado Dylan a que viene esa ropa tan extraña? Todo este asunto esta resultando muy raro, y ya no sé si pensar que todo es una gran broma, o que esta gente esta tramando algo.