Partida Rol por web

Jagga, genial... Jagga Lacerante. Es un nombre difícil de olvidar, casi como una úlcera. ¿Y eso es caca? Puaj. Cochina.

No, en serio, no es necesario que me des tu stu-y entonces es cuando Jagga deja su stum en las manos de Jess-mmmmmh. Ah. Vale. Te guardaré tu stum.

La última vez que le salvo la vida a una orca. ¡Pero si yo normalmente me dedico a matarlas!

Con mucho asco, al ver que el stum era durillo y no se le deshacía en la mano, lo guardó en un bolsillo de su ropa. Se alejó cabizbaja y derrotada y trató de pegarse más a los Buenos, como tratando de diluír los segundos malgastados con Jagga.

Mi morral es más grande de lo que parece. Cabría una de esas armaduras sin problemas, pero creo que sería un desperdicio de esfuerzo llevársela. Ahora que estoy herida y solo puedo ayudar disparando desde lo lejos, podría llevar la ballesta... Pero no tiene munición, así que seguiré con mi pequeño arco. ¿Y esas hachas tan raras?-dijo por el ugrosh y el hacha de enano-Aquí solo hay basura.

Pst... Tran. Esconde esas monedas de oro. Que no las vean las orcas...

Deberíamos volver a por el Gran Nalfeim y el Gran Shanshar-invisible. Ah, sí... y por las orcas. Cuando nos hayamos ocupado del gigante, podemos acampar aquí. Y si la cerradura está oxidada y no se puede abrir con ganzúas, podemos usar mi varita mágica de abrir cosas.

Un nudo de saliva se le hizo a Jess en la garganta. Ella le había dado el libro al Guapísimo Shanshar para que hiciese una copia y efectuasen aquel estúpido juego de trileros, y ocultar así quién llevaba el auténtico. Ahora el Gran Tergrar creía que lo tenía Jess, cuando ni siquiera tenía un duplicado con el que engañarle. Y si no podía engañarle, tendría que regañarle... como método para desviar la atención.

Eeeeh... ¡Vergüenza te debería dar, Gran Tergrar! Andar con esas bromitas a tu edad... ¡Y en un momento como este, con Ely corriendo peligro! ¡Qué diría Isabella! Además, esa orca nos ha ayudado a luchar contra los hongos. Le deberíamos estar dando nuestro stum en vez de un escarmiento. Nada, nada. Corramos un tupido velo y olvidemos el asunto. Ya si tal, le hacemos una broma cuando todo esto haya acabado y hayamos recuperado a Ely.

Era agotador y estresante mentir a tu mentor, a tu faro guía, a tu héroe... Pero en un par de días se acabaría todo y podría enterrar las constantes mentiras bajo la alfombra.

-Deberíamos volver a por el Gran Nalfeim y el Gran Shanshar-invisible. Ah, sí... y por las orcas. Cuando nos hayamos ocupado del gigante, podemos acampar aquí.-

     Jess continuó hablando, pero con el ruido de la cueva, sólo Tergrar pudo oírlo.

-Yo...Yo no...¡Pero bueno!. ¡¿Tu qué setas te has comido?!-  El viejo se llevó una mano al corazón mientras la otra buscaba donde apoyarse para no caer al suelo. La reacción parecía desmedida para un simple comentario estratégico. Tergrar se alejó de Jess tambaleando y con la mirada perdida, pero poco a poco, su corazón volvió a bombear sangre con fuerza. -¡¿Pues no se ha creído que yo...?!.¡Conchas y carámbanos!- Continuó murmurando.

    El aprendiz de mago sacó de nuevo la varita, desenvainó su vieja espada y alcanzó a Klurca con grandes zancadas. -¡Kuca...Kuca espera!-Llamó a la enorme orca. -Vas a resultar la mujer más lista del grupo- Gruñó malhumorado. -¡Vamos a cazar moscas y gigantes!-

¿Tú no...?-empezó a preguntar a Jagga-Ains, qué cruz. ¡Gran Tergrar, espérameeeee!

Jess salió corriendo tras el Gran Tergrar, y Jagga tras Jess. Casi era como tener un cachorrillo sin hogar que te sigue hasta casa con esos ojitos de pitiminí, cuando sabes que no te lo vas a poder quedar. Eso era aplicable tanto en el caso de Jagga siguiendo a Jess, como con Jess siguiendo a su mentor. La única diferencia es que Jess sí había aprendido a poner ojitos, y que la orca era más fea que un perro.

Quedaron atrás Tran y el Gran Fornund. Tran, seguramente para guardarse el dinero. El Gran Fornund, visto lo deprisa que iba subiendo escalones, porque para cuando llegase todo habría terminado. A esas velocidades, mejor que el paladín se quedase ya aquí probándose armaduras y probando el balanceo de las armas de enano.

Tran observó por la cerradura de la gran puerta y lo que vió al otro lado no le atrajo nada. Las arañas no eran plato de buen gusto, ya había tenido que luchar contra esos bichos de ocho patas y sabía que podían ser enemigos formidables. En cualquier caso era el único camino que se les ofrecía.

El joven pícaro observó los restos que había a su alrededor. Las armas enanas y sus armaduras de poco le servirían a el y no quería llevar más peso del que portaba. Sin embargo el plano si que podría ser de utilidad así como la pócima y las monedas. Mientras le enseñaba el mapa a Fornund escuchó repetidamente los berridos de Klurca que se mezclaban con los gritos cada vez más lejanos de las otras orcas, de repente el grito de Tergar se unió al de las orcas y tanto el viejo posadero como Jess se lanzaron en dirección contraria a la que debían ir.

Con la mente centrada en la posibilidad de que el gigante les persiguiera Tran comentó a Fornund -Quizás alguien responsable deba de velar por una huida en esta dirección - alcanzó a escuchar Jess antes de perderse en el túnel.

Una vez el joven pícaro se guardó la bolsa con el dinero y la poción curativa, pensó por unos momentos. Recogió la lanza, podría servir en caso de tener que combatir contra el gigante o contra algo en el techo como unas bonitas arañas...

Luego se volvió hacia el enano. -Fornund, creo que deberíamos abrir esta puerta y preparar la huida hacia delante por lo que pueda pasar. Prepárate por si algo sale de ahí - dijo mientras se inclinaba para intentar abrir la cerradura

Mientras Fornund se colocaba en posición de combate, Tran estudió con detenimiento la puerta y posibles trampas que pudiera haber. La intención del pícaro era conseguir despejar el camino y luego unirse a sus compañeros en la zona baja de la cueva para ayudarles con el gigante y cualquier problema que se hubieran podido encontrar.

Analizó los goznes de la puerta, la cerradura, así como las ranuras del techo por si contuvieran algún tipo de mecanismo que expulsara flechas o incluso alguna clase de veneno o ácido.

A continuación dedicó toda su pericia para abrir la puerta. No debería ser ningún problema para el... no había ninguna presión ni prisa acuciante por lo que se tomó su tiempo. - Esto es pan comido cuando no te estaba persiguiendo algún tipo de monstruo - pensó mientras sonreía para sí.

Apresto mi escudo y mi martillo mientras observo cómo Tran trabaja en la cerradura de la puerta, introduciendo un par de ganzúas con sus dedos ágiles. Mientras se afana en abrir la puerta, yo me detengo unos momentos a observar a mi alrededor. Lo que veo no me gusta. Este lugar huele a muerte. ¿Cuándo se torcieron tanto las cosas como para que una próspera mina enana se convirtiera en la tumba en la que nos encontramos ahora? Aunque no olvido que estamos aquí para encontrar a Ely y rescatarla, también deseo saber qué ocurrió aquí y tratar de expulsar al mal que mora en estas galerías.

—Tran... —le susurro a mi compañero—. Estemos atentos por si oímos algo al otro lado de la puerta.

Aguzo mi sentido del oído y me concentro en la zona que hay más allá de la puerta. Mis sentidos divinos también se expanden, buscando instintivamente cualquier fuente de mal que pueda haber...

    Tran abrió con sumo cuidado el portón con la ayuda de sus "herramientas de trabajo". Le sorprendió el buen estado de la cerradura a pesar de la humedad. Sin duda era un mecanismo enano fabricado para perdurar. Rogó que sus trampas no fueran tan precisas.

El lejano resplandor de los hongos en llamas iluminaron la galería excavada en la roca viva que continuaba mas allá de umbral cubierto por gruesas telas de araña. Una bocanada de aire viciado le irritó los ojos y la garganta, rápidamente se echó a un lado conteniendo la respiración. Pasados unos segundos, el gas irritante se disipa y el pícaro y el enano deciden asomarse. El suelo está cubierto de cristales rotos. Un par de arañas gigantes de 8 pies de largo yacen muertas en el suelo. La más cercana está intacta, con sus 8 patas hacia arriba. Un poco más lejos, está el otro ejemplar del que apenas quedan algunas patas huecas sobre una masa reseca. La tela de araña a su alrededor tiene un color tostado y aspecto quebradizo como si se hubiera quemado a fuego lento. El suelo también tiene un aspecto extraño, salpicado de pequeños cráteres, como manchas de aceite, en los que la piedra está suavemente pulida. No se ven madrigueras o agujero alguno.

    Camináis unos pasos para examinar lo que parece un huevo de araña. Tiene el tamaño de una naranja madura de intenso color verde y es perfectamente esférico y brillante. Al  moverlo, descubrís que en realidad se trata de un recipiente de vidrio. Reconoceis entonces que los cristales rotos del suelo, son restos de artefactos similares.

   Recogéis con cuidado la esfera. El cristal transparente contiene un líquido verdoso que fluye como el alcohol.

    Seguís examinando la sala. Tras la tela de araña se intuyen trabajos de minería relativamente recientes en los que comenzaban a colocarse maderos para asegurar la cabeza de dos nuevos túneles. Una veta de mineral salpicado de reflejos ambarinos indica el interés del lugar. Sentís la tentación de picar vosotros mismos las paredes y extraer las riquezas que brotan de la roca con tanta generosidad. Al fondo de la sala, hay una escalera de mano de aspecto robusto...Tal vez demasiado, sospecha Tran; que asciende varios metros hasta una cornisa.

Todo lo que veo no hace más que gritarme al oído que no es una buena idea aventurarnos solos en este lugar: el aire nocivo, las arañas muertas, quemadas, todos esos extraños artefactos de cristal rotos por el suelo... Esas misteriosas y obvias escaleras, que sin duda conducen a una trampa mortal... Y de fondo, como una nota sostenida juto al límite de mi consciencia, está el aviso de que hay un mal ominoso cerniéndose sobre nosotros de manera casi imperceptible.

—Pareciera que no hay ninguna amenaza inminente en las cercanías... —murmuro, casi como si estuviera hablando para mí mismo—. Y no obstante, Moradin me está advirtiendo de que hay un peligro menos obvio, una maldad latente en todo este lugar. No me gusta, Tran... No es prudente continuar solo nosotros dos. Debemos hallar la fuerza en el número, porque estas minas no serán indulgentes.

Mis cinco sentidos están alerta, preparados ante cualquier posible imprevisto.

    Fornund se siente uno con la piedra de la que nacieron sus ancestros. Pega el oído a la pared mientras la abraza con gesto serio. Tran arquea la ceja divertido, pero tratándose de un enano, reprime el chascarrillo y espera en completo silencio.

  -Están abriendo un túnel, a unos cien metros...Quizás menos- Dijo rotundo el paladín. Realmente sentía la roca lamentarse, pero no quería que el pícaro bromeara sobre aquello.

-No oigo pasos de arañas...A lo mejor también vuelan- Dijo con el ceño fruncido mientras recoge su arma.

Tran había abierto el portón con la habilidad de quien ha hecho eso mismo muchas, muchas veces. El aire viciado y ácido que salió de la sala no era natural, ni siquiera para una cueva apestosa llena de arácnidos. Pronto descubrieron el porqué de aquel extraño ambiente. Los cristales rotos, las arañas muertas y aquella esfera de vidrio daban a entender que alguien con dotes de alquimia y recursos para fabricar ese tipo de artefactos estaba detrás de todo esto.

El pícaro guardó la esfera de vidrio. - Ya la analizaremos después con Nalfeim y Shanshar, puede que ellos tengan alguna idea sobre el contenido... - murmuró casi para si.

Las arañas le parecían similares a otras que se encontró en una de sus aventuras por las mazmorras de la ciudad del sur donde consiguió robar una antigua tumba de una familia de nobles. Pero la forma en la que habían muerto esas arañas no era natural... no podías "quemar" un bicho de ese tamaño sin hacer una gigantesca fogata. El que la araña se hubiera quemado y que la roca estuviera "pulida" alrededor de los puntos de impacto donde había restos de artefactos indicaba que lo que hubiera dentro de esas esferas podría ser un potente ácido.
 - Hay que ser muy cabrón para crear una cosa así - pensó Tran.

No es prudente continuar solo nosotros dos. Debemos hallar la fuerza en el número, porque estas minas no serán indulgentes.

El pícaro estaba totalmente de acuerdo con Fornund. De hecho lo único que Tran pretendía abriendo el portón era tener una vía de escape para cuando volvieran a ese punto. El enano se detuvo para "escuchar" la roca. Si no hubiera sido por la tensión del momento y el peligro latente que flotaba en el ambiente, una carcajada hubiera sido su reacción natural.

Están abriendo un túnel, a unos cien metros...Quizás menos

Joder! - fue la expresión que salió de sus labios - cómo han podido detectarnos? - se preguntó en voz alta el pícaro. - Será mejor que volvamos con el resto - añadió con preocupación.

Cuando ambos estaban de nuevo en la cueva de los hongos, Tran cerró el portón dejándolo todo en el mismo estado en el que lo habían encontrado. Para a continuación bajar las escaleras junto con Fornund en pos de las orcas y el resto del grupo.

    Tran se puso en cuclillas para examinar una pata de araña. Tenía un aspecto extraño y chamuscado, Se parecía a las que habitaban los bosques de su tierra natal, pero mucho mas grande. Cuando empezó a relatar la historia, el enano se la quitó de las manos sin contemplaciones y dijo: -Es el mango de un pico- Dijo dándole la vuelta. -Ves, aquí encajaba la cabeza metálica- Le mostró señalando la marca en forma de anillo en uno de los extremos. El pícaro puso los ojos en blanco y agradeció que sólo estuviese Fornund para presenciar semejante error.

+++Al día siguiente...

25 Octubre

Minas Dungapur

Antes del amanecer

     El grupo volvió a subir la destartalada escalera bajo el estruendo del agua que se derramaba desde el techo de la gruta. Tran se adelantó mientras Shanshar observaba los restos de hongos gigantes destrozados la tarde anterior. Al final de la escalera se hallaba el portón y a su lado yacían dos cadáveres de guerreros enanos con sus armaduras cubiertas por telarañas.

Tran volvió a abrir el portón que había dejado cerrado el día anterior. La antorcha que portaba Tergrar iluminó una el suelo cubierto de cristales rotos. El aire aún tenía algo de ese olor picante que irritaba la garganta. Un par de arañas gigantes de 8 pies de largo yaccían muertas en el suelo. La más cercana estaba intacta, con sus 8 patas hacia arriba. Un poco más lejos, había otro ejemplar del que apenas quedan algunas patas huecas sobre una masa reseca. La tela de araña a su alrededor tenía un color tostado y un aspecto quebradizo, como si se hubieran quemado. El suelo tenía el aspecto extraño que el pícaro había descrito, salpicado de pequeños cráteres, como manchas de aceite, en los que la piedra estaba suavemente pulida. No se ven madrigueras o agujero alguno.

    Seguís examinando la sala. Tras la tela de araña se intuyen trabajos de minería relativamente recientes en los que comenzaban a colocarse maderos para asegurar la cabeza de dos nuevos túneles. Una veta de mineral salpicado de reflejos ambarinos indica el interés del lugar. Sentís la tentación de picar vosotros mismos las paredes y extraer las riquezas que brotan de la roca con tanta generosidad. Al fondo de la sala, hay una escalera de mano de aspecto robusto...Tal vez demasiado, sospechaba Tran; que asciende varios metros hasta una cornisa.

Sîglu acarició la roca con gesto codicioso, el resto de la cuadrilla no se lo pensó dos veces, dejaron sus pertrechos contra la pared y se dispusieron a picar la veta de ámbar.

¡Serán orcas! Pues... pues... ¡pues no las necesitamos! Podemos rescatar a Eli nosotros solos.

Era un alivio desligarse al fin de ese grupo de zarapastrosas desaliñadas. Jess arrancó una lanza del pecho del esqueleto enano para usarlo de bastón por delante de ella y hacer saltar las trampas del suelo o estallar las esferas de ácido sin explotar. Se acercó al umbral. Esas arañas muertas eran taaaaaan grandes y feotas. No le gustaba ni un pelo aventurarse por allí. Además, si se confundían de camino podrían acabar en una galería como esta, pero con arañas vivas. Brrrrrrr... daba repelús solo pensarlo.

Eooooh... chicas... Sois conscientes de que estáis trabajando por las migajas, ¿no? Yazlik se queda con casi todo el ámbar. Eso significa que más allá, en algún lugar de esta mina, ese tonto enano-perdón, Fornund... estoy tratando de motivarlas, no tengo nada contra los enanos-tiene una cámara del tesoro repleta de ámbar, y no hace falta picar la roca. Puedes recogerlo sin necesidad de trabajar. ¡Solo con alargar la mano! Vámonos, Gran Tergrar. Dejemos que estas orcas se partan el espinazo por un poco de ámbar mientras nosotros nos llenamos los bolsillos...

Pst. Tran... Si quieres revisar a fondo el túnel en busca de trampas, date prisa. Que me parece que estas avariciosas van a avanzar por los túneles en estampida.

No tanto. Parecía que a las orcas les costaba coger conceptos de futuro y preferían el cortoplacismo de extraer el ámbar aquí y ahora. Pero poco a poco se empezaron a mirar entre ellas.

¡Cortas de entendederas! A ver si empiezan a espabilar, que nos tienen que guiar por los túneles en los que no haya arañas.

Klurca escucha lo que la danzarina tiene para decir, y mientras mete el dedo meñique de la mano derecha en la oreja izquierda, en una complicada pose...se empieza a alejar en direccion a la sala de las arañas.

++CARUSHA ENANORTO PAJJJ! MACHAKA VSHENTO! les dice a las minera, señalando hacia arriba.