Partida Rol por web

Me había marchado a la panta de arriba para dedicarme a coger las sábanas de las diferentes camas y anudarlas, y eso sin saber a ciencia cierta si cabía la posibilidad de escapar por alguna de las ventanas. Sinceramente, me daba pánico poner una mano encima a cualquier agarradera, aunque fuese el de una ventana. ¿Y si salía una cuchilla y también me cortaba las manos y me mataba? No quería terminar como Kimani... No...

Eché la mirada hacia atrás cuando vi que Phil había subido y entendí que Kevin había encontrado más códigos. — Joder... acaba el curso y tenemos que seguir dándole al coco...— Pero esta vez para nuestra propia supervivencia, pensé para mi. Porque tenía la sospecha de que necesitábamos averiguar lo que ponía ahí dentro para escapar. — No tengo mucha idea... ¿Y si primero tenemos que encontrar... la superficie donde se encuentren todos estos números para descubrir el enigma?... Ahora mismo no se me ocurre otra cosa...

Las ventanas no se abren. Están cegadas con madera. Puedes coger las sábanas, pero no encontrarás un hueco para poder usarlas.

Sin mucho más que añadir, pues estaba bastante perdida con respecto al enigma de los números y letras, Phil decidió aproximarse a la puerta más cercana de las tres restantes que les quedaban por abrir, después de que ya hubiera visitado la habitación de la niña.

Por algún motivo, la nerd estaba convencida de que necesitaban encontrar la última llave de las cuatro que abrían la puerta del sótano y tenía la intuición de que la hallarían en una de las habitaciones.

Tras comprobar que las ventanas no eran una vía de escape posible salgo de nuevo al pasillo y veo a Phil intentando acceder a otra de las habitaciones.

Espera Phil, te acompaño.

Cuando Phil, Madison y Asher abren la puerta contigua al dormitorio de la niña... nada. Mucho polvo, eso sí, pero no encuentran absolutamente nada de interés. Una habitación con dos camas hechas. Ventanas cegadas (por dónde habrá entrado el gato?).

Parece que los misterios del armario que hay en la habitación no estarán a la altura. Quedan una puerta enfrente de dónde estáis y otra al fondo del pasillo. Aparte de las escaleras que suben y que bajan. 

Intentando sonreir, a pesar del mal rato miro a las chicas y camino fuera de la habitación. Me acerco a la puerta de enfrente.

- Veamos qué hay detrás de la puerta número tres...

En aquella habitación no había nada que pudiera serles de utilidad, por lo que Phil decidió acompañar a Asher hasta la tercera puerta, aunque colocándose en un lateral. Había visto demasiadas películas de terror como para saber que en cualquier sitio podía haber una trampa que se activase al abrir una puerta o girar un picaporte.

-Te-ten cuidado, Asher -le pidió al quarterback, asustada. Ya había perdido a Kimani y no quería que otro más de sus compañeros muriese.

Pufff... conociendo este lugar, seguro que está lleno de sábanas viejas y un montón de polvo -dijo Madison, intentando disimular su miedo real mientras se agarraba al brazo de Phil.

Y es que aquella casa le estaba poniendo de los nervios.

-Perotencuidadoasher -dijo de pronto, muy rápidamente.

No me sentía nada seguro que Asher abriera la puerta, ni él, ni nadie en realidad. Solo pensaba que pudiera salir una cuchilla de la nada y cortarle la cabeza limpiamente. — Como si eso fuese nuestro único problema… el polvo… — murmuró una vez escucho el comentario de Madison, pues no entendía que era el modo en el que la animadora proyectaba su temor. — Podemos arrojar algo a la puerta por si se activa una mortal trampa… No es por acojonaros, es por lo que ha pasado abajo…

Miro a Jeremy con asombro.

- A ver, es una simple puerta aunque si te quedas más tranquilo hago esto.

Cojo un poco de impulso y doy una patada a la puerta retirando rápidamente la pierna después del impacto.

Era frustrante. A pesar de haber pensado mucho en los números encontrados, no era capaz de entender que tenían ente manos. Muy callado y con sus pensamientos inmersos en los conjuntos de números que habían encontrado, Kevin siguió en silencio al grupo hasta aquella habitación.

Y ahora querían abrir una puerta, pero el incidente con Kimani había puesto nerviosos a todos. Tanto que nadie parecía estar por la labor de abrir la puerta… salvo nuestro querido quaterback. Menudo idiota. Lanzarse contra la puerta para abrirla, muy suyo, como si el hacer eso pudiera evitar que una trampa bien colocada pudiera evitar que le cercenaran la pierna. Casi estuvo tentado de avisarle, de decirle que podían utilizar cualquier palo o elemento largo (Los palos de las cortinas o si buscaban, seguro que alguna escoba o atizador) para hacerlo, pero se abstuvo, total, el gigantón ya se había lanzado contra la puerta.

Mientras le veía avanzar a toda velocidad contra la puerta, un escalofrío le recorrió la espalda ¿Preocupación por él? ¡Que locura!

Nadie pierde el pie. De hecho, la habitación parece cómoda, de no ser por la cantidad inmensa de polvo acumulado en estos años. Una cama de matrimonio, una mecedora, y muchas fotos familiares. En ellas, podéis ver un padre, una madre, dos hermanos mellizos (o gemelos?), y la niña. 

Estupendo. Una foto de familia en la casa del terror. ¡Qué encantador! -comentó Madison, entrando en la habitación y explorando los alrededores. 

¡Dios, como odio esta casa! -dijo después.

Kevin contuvo la respiración cuando el cachitas golpeó la puerta y mantuvo la vista fija esperando que ocurriera algo. Nada. ¿Qué era eso que sentía? ¿Decepción? No le dio mayor importancia y accedió a la habitación, contentando lo que antaño seguramente hubiera sido la habitación de una feliz familia. Los retratos sobre la mesa confirmaban sus pensamientos. El polvo cubría como un manto los muebles y las telas de araña colgaban sinuosas desde el techo dando una sensación de ambiente onírico.

Nuestra animadora particular quiso dar su tan valiosa opinión quejándose nuevamente de todo. Maldita pija ¿Pero no entendía en que situación nos encontrábamos? Haciendo un gran esfuerzo por ignorar sus lloros, me adentro en la habitación y con cuidado, comienzo a registrar cualquier cajón y armario, siempre yendo con mucho tiento sobre como abro y toco cada cosa. Teníamos varios números, varias pistas pero nos seguían faltando piezas del puzle y si querían salir de ahí, algo le decía que iban a necesitar todas.

-O-otra habitación sin nada especial -comentó Phil, un tanto decepcionada.

Observó las fotografías y vio que en ellas aparecían unos mellizos o gemelos. ¡Encima gemelos! Ese era el ingrediente perfecto para hacer aparecer fantasmas en medio de un pasillo. Los gemelos siempre daban miedo, como las gemelas del Resplandor.

-¿Y-y-y si probamos con la última puerta? -preguntó la nerd, señalando a la última puerta que había en el piso superior de la vivienda-. E-es la única que nos queda.

Miro a Phil asintiendo.

- Nos va a tocar abrir la puerta número cuatro. A ver si podemos salir de aquí de una vez.

De nuevo salgo al pasillo. Esta vez no quiero andar rompiedo puertas así como así por lo que examino la puerta antes de nada.

— Recuerda que si no funciona tu fuerza bruta, puedo usar mis herramientas — Informa a Asher. También le echó un vistazo a las fotos, estaba de acuerdo con Phil, le daba muy mal rollo eso de los gemelos pero no quiso añadir nada más, demasiado acojonados estaban todos. — ¿Hay alguna anotación? — Quiso saber y en cuanto Phil dejara las fotos, J.J. las quitaría del marco para ver el reverso por si hubiera fechas, nombres o cualquier dato que les sirviese. 

Ni anotaciones, ni nada que deje pistas. Parece que, salvo por los incidentes de esta noche, es una casa normal. O al menos lo fue, cuando vivían personas aquí. 

Al abrir la puerta número 4 (en la que tampoco hay nada de especial), os quedáis atónitos. Sin duda vive alguien en esta casa, pues os encontráis todo tipo de "herramientas" de matar: que si cuchillos de buen tamaño, sierras... ¡bisturíes!

Están limpios, de eso no cabe duda. Ah no, espera: ahí en la bañera hay una pala con algo de sangre y tierra. No es gran cosa tampoco... Sólo que ha sido usada recientemente.