Partida Rol por web

Al oír a Phil decir que había encontrado el diario dejo de buscar en la cama y me coloco a su lado esperando que la chica pelirroja lea alguna de las páginas.

-Vamos Phil. Tengo curiosidad por conocer la versión de la niña.

Después de caer al suelo y "dormirte", te despiertas. Kevin y JJ están a tu lado, y tu cuerpo también, pero no estás en él, ahora eres un fantasma. También te acompaña una niña pequeña vestida como de hace 20 años.

Soy Emily Woodton. Hay algunas cosas que tengo que explicarte.

Emily te cuenta que ahora puedes atravesar paredes y deambular por todo el pueblo, pero que en esencia eres la guardiana de la casa. También que al no estar viva, no tendrás más necesidades que las que se derivan de tu mente: Tal vez ayudar a tus amigos a no morir, eso es decisión tuya. A lo mejor podrías aclarar tu muerte... En cualquier momento puedes "cruzar hacia la luz", cosa que la propia Emily no ha hecho, y entonces dejarás de existir en este mundo.

La situación se sucedió a cámara lenta ante sus ojos. Kimani metiendo la mano en el cajón. Un mecanismo activando una hoja oculta. El filo brillante rebanando con un tajo certero el brazo de la joven. Sin aliento, solo pude mirar ojiplático el brazo, intentando asimilar lo que acababa de ocurrir mientras una pequeña parte de mi cerebro decía que eso no era posible.

El estómago se revolvió y una nausea amenazó con echar el poco almuerzo que aun pudiera quedarle dentro, y sin embargo, no podía dejar de mirar. En parte por terror, en parte por curiosidad.

Haciendo un esfuerzo increible, alzó la mirada lentamente hasta encontrarse con los ojos de su compañera. El Terror se reflejaba claramente en ellos. Finalmente, su voz susurró su nombre y la mente de Kevin por fin reaccionó.

- Kimani, ¡Oh Dios mio! Mírame, mírame. – La rodeó con sus brazos para evitar que se derrumbase a plomo sobre el suelo -Tranquila, todo va a salir bien ¡Me oyes! Oye, tú – Se dirigía al chaval que estaba con ellos, no recordaba su nombre en este momento ni tampoco le pareció importante, mientras le hablaba, intentaba quitarse el abrigo que llevaba puesto – Ayúdame joder, tenemos que detener la hemorragia, hay que impedir que siga perdiendo sangre – Con el abrigo finalmente fuera y sin haber soltado a Kimani en todo este rato, hizo un gurruño con el abrigo y lo presionó con fuerza contra la herida.

- Kimani, ¿Me oyes? Joder, no cierres los ojos, no te duermas –

La voz se le atragantaba, las manos las tenía teñidas de carmesí. No entendía lo que estaba pasando. Se suponía que iban a pasar una buena noche de fantasmas ¿Pero esto? ¿Que coño era esto? Sus manos temblaban por el miedo y la tensión. No soltaba el cuerpo de la joven. Por una vez, se sentía cerca de otra persona que pudiera considerarse viva y no quería perderla. Y sin embargo así era. Su respiración cada vez era más lenta, su mirada ya no le miraba. Y él no sabía que hacer.

- Kimani... no –

Pero ella ya no escuchaba. Tenía los brazos y parte del torso empapado en sangre. Su sangre. Se quedó parado, acunando el cuerpo, sin saber bien como reaccionar.

El silbido de la cuchilla fue lo único que escuché, porque fue tan rápida que ni la vi… Pero lo que sí vi fue la mano cortada de Kimani en el suelo. Quedé en Shock por unos instantes sin tener idea de cómo reaccionar a eso, como si mi mente no lograra asumirlo.
— ¡¡PHIIIIIIIIIIIL!! ¡¡PHIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIL!! — Grité histérico, esperando que pudiera oírnos y bajar hacia aquí porque si no me equivocaba era ella la que llevaba un botiquín. Pero mientras llegaba o no, me quité la camisa gris que llevaba dejándome una fina camiseta sin mangas debajo. Con algo de inseguridad puse la camisa en la herida y apreté con fuerza para que dejara de sangrar.

— ¡¡Joder!! — grité frustrado por la locura que acababa de ocurrir, ¿es que todo esto formaba de un juego macabro? Si, seguramente sí, y el resto seríamos los siguientes pero nadie necesitaba oír mis pensamientos, mucho menos Kimani.

Cuando me quise dar cuenta, ella ya se había ido. Abrí mucho los ojos e idiota de mi, no dejé de hacer presión en la herida, como si eso fuese a salvarla. — No… No puede ser… — Murmuré a la vez que la miraba fijamente— ¿¡Kimani!? ¡Kimani! ¡Despierta, joder! ¡No! — con la mano libre la intenté zarandear aun teniéndola Kevin entre sus brazos pero fue en vano. Me quedé sin poder reaccionar, sin pensar de momento que esa cuchilla protegía el libro, algo que tal vez podría ser clave para sobrevivir.

Phil abre el diario y comienza a leer:

"Esta noche he tenido un sueño muy raro: toda la familia moría. Le he preguntado a mamá y dice que son tonterías, que nadie va a morir."

"El hijo del conserje del colegio es muy raro. Hoy le he visto jugando con una ardilla muerta. ¡Y lo peor es que me ha visto con el diario! He de hacer algo con él para que no entre en casa a leerlo. ¡Ya sé! Guardaré la plantilla en el cajón de papá."

El diario continúa, pero en ese momento, se oye un grito que viene de abajo. Es Jeremy, y llama a Phil a voces, desesperado.

Al oír el grito, Madison dio un salto.

¡Joder! ¿Qué pasa ahora? 

Solo después de haberlo preguntado, se dio cuenta de que venía de abajo y parecía la voz de Jeremy llamando a Phil. Miré a Ash y a Phil y me dirigí corriendo hacia la puerta y a la planta de abajo.

La nerd cerró el diario de inmediato y decidió guardárselo en el interior de la mochila que llevaba a la espalda. Después, dirigió una mirada desconcertada a Asher y a Madison. No iba a negarlo. Tenía miedo.

-¡¡Jeremy!! -gritó Phil, llamando a voces al afroamericano-. ¡¡Jeremy!! ¿Qué son esos gritos? ¿Qué ha pasado?

Al ver que Madison corría hacia la puerta, decidida a bajar a la planta inferior, la pelirroja corrió tras ella de inmediato.

-¡¡Espera, Madison!! ¡¡No debemos separarnos!! ¡¡Asher, vamos!! -exclamó la chica, sin un ápice de tartamudeo, pese a que el temor empezaba a dominarla.

Escucho aténtamente a Phil mientras lee el diario.

- Pues vaya con la niña..¡Qué sueños más agradables que tenía!...

No puedo seguir hablando ya que el grito de Jeremy interrumpe a Phil.

-¿Y ahora, qué? ¡Vamos!

Comprobando que Phil y Mad me siguen me lanzo rápidamente hacia las escaleras y bajo al piso inferior.

Una vez están todos en el piso de abajo, lo ven:

Kimani está muerta, con una mano amputada, Kevin y JJ están "nerviosos". Hay un charco de sangre descomunal, que empapa también las ropas de los 3 que estaban abajo, incluidas sus mochilas.

Nada me hacía suponer la escena que me iba a encontrar cuando llegué al pie de la escalera. Me quedo sin respiración durante unos segundos tras los que sólo puedo decir:

- Pero...pero..¿qué...qué ha pasado? ¿Qué le habéis hecho a Kimani? Y...¿toda esa sangre?

-¡Oh, Dios mío! ¡¡KIMANI!! -exclamó Phil, con un grito desgarrador.

No sabía qué le había sucedido a su amiga, pero observar frente a ella a la muchacha afroamericana asesinada y con una mano amputada la sobrecogió por completo. Kimani, aquella joven divertida y bondadosa.

"No se merecía esto... Kimani era buena... La han matado... No debimos venir aquí..." pensaba para sus adentros la nerd, horrorizada por aquella imagen.

Devastada por lo sucedido, la pelirroja no lo dudó ni un instante y se lanzó a los brazos de Asher, con los ojos llenos de lágrimas y el rostro desencajado de horror.

-Ki-ki-ki-ma-ma-ma-ni... -tartamudeó, angustiada mientras lloraba en el pecho del quarterback-. T-tenemos que salir de aquí... Asher... Madison... Hay que... que... que marcharse... Va-va-vamos a morir todos...

Cuando llegaron abajo, Madison se quedó de piedra al ver lo que había.

-¡AAAAHHHHH!

Madison se puso a gritar y dar saltos, a llevarse la mano a la boca como para intentar no hacer tanto ruido y a sollozar.

-¡No no no no no no no! ¡NOOOO! ¿Qué ha pasado?

Madison se agarró al brazo de Ash y se pegó todo lo que pudo a él.

-Quiero irme de aquí AHORAAAA -le pidió desesperada.

Gritaba y repetía el nombre de Phil porque creía haberla visto con un botiquín. Era una idea absurda la que se me ocurría pero me negaba a creer que Kimani estaba muerta. ¡No podía ser!

Quería que todo formara parte de una pesadilla pero la sangre aún caliente y pegajosa que teñía mis ropas y parte de mi piel. Todo era real. Entonces bajó Phil acompañada del resto y muchas preguntas y lamentaciones llegaron a mis oídos. Los sollozos y el nombre de nuestra amiga era lo que más abundaba y me hacía sentir todo un perdedor.

— A-abrió un cajón… descubrió un libro y al cogerlo una cuchilla… — expliqué sin poder terminar la frase que todos deducían. El libro habría caído al suelo como lo hizo su mano, pero en esos momentos carecía de importancia. — No pudimos hacer nada… Lo siento… — me lamenté con lágrimas en los ojos. Esa noche no iba a ser una divertida en la que yo me encargaría de asustar a mis compañeros para pasar el rato y divertirnos, no… Sería la de sobrevivir o morir.

No pudo soltarla, ni siquiera cuando el peso de su cuerpo muerto se hizo insoportable y los hizo caer a ambos sobre el suelo. Su abrigo aun cubría el brazo amputado y su mirada perdida y vacía se perdía en el horizonte. Pero la mente de Kevin estaba en blanco, en shock, no podía creer lo que había pasado ¿Qué clase de loco tenía una trampa así en un simple cajón? No tenía ningún sentido. Finalmente llegaron el resto, chillando y pidiendo explicaciones que Jeremy dio como buenamente puedo.

- Se ha ido –

Su voz sonó neutra y apagada. Como una última muestra de respeto, le cerró los ojos a su compñaera, la posó suavemente en el suelo y se puso en pie. Entonces cogió su abrigo empapado en sangre y le cubrió el rostro con él.

- Tenemos que salir de aquí. Hay que avisar a la policía o a alguien y… - Kevin buscó con la mirada el diario por el cual Kimani había muerto. – No es seguro que estemos aquí –

Estuvo a punto de decir algo pero pensó que le llamarían loco por preocuparse por algo así, pero debía encontrar el diario por el que ella había muerto. Si alguien lo había protegido de esa manera, estaba claro que debía ser importante. Y debía saber el motivo por el que aquella chica había muerto. Mientras el resto de compañeros presentaba sus condolencias y penas sobre la chica, Kevin comenzó a buscar con la mirada el diario

Devastada por lo que le había sucedido a su amiga, Phil se quitó su chaqueta azul oscura, dejando a la vista una camiseta de su película favorita: Gremlins. Lejos de tratarse de una muestra de exhibicionismo, la muchacha lo hizo para cubrir como buenamente pudo el cuerpo sin vida de Kimani. No se sentía capaz de mirarla sin que un sentimiento de culpa la embargara. "Si hubiera estado ahí para ayudarla..." pensó, mientras brotaban lágrimas de los ojos de la nerd.

-Lo-lo-lo siento... -sollozó, destrozada-. Lo siento tanto... -Miró a sus compañeros, llena de temor-. Tenemos... tenemos que salir de aquí... No podemos quedarnos en esta casa... Ha-a-a-ay que buscar una salida...

Escuchad. Si no podemos salir por la puerta, quizás podamos hacerlo por una ventana, hacer una cuerda con sábanas o algo parecido. ¿Qué os parece?

La voz de Madison sonaba tan nerviosa y acuciante como su actitud. Sus movimientos eran demasiado rápidos y no se separaba ni un milímetro de Ash. En resumen, eran "M-ASH-dison".

-E-e-es una buena idea, Madison -reconoció la pelirroja, con voz temblorosa, aún agachada junto al cadáver de su amiga-. Po-po-podemos usar las sábanas de la habitación de la niña. -Dirigió una mirada al silencioso trío de muchachos y añadió, ajustándose las gafas-. ¿A-a-alguien ha visto una ventana abierta?

No me lo podía creer. Lo que iba a ser una simple noche con amigos había acabado así. Las ganas de investigar se me habían pasado por completo, ahora sólo pensaba en salir de allí, avisar a alguien responsable y que vinieran a recoger a la pobre Kimani. Las palabras de Mad llegaron a mí como si vinieran a través de una niebla espesa.  No fue hasta pasados unos segundos  que empezaron a tener sentido para mí.

-Buena idea Mad. Subiré de nuevo a por las sábanas y de paso revisaré las ventanas de la planta superior. ¿Alguien me acompaña?

Click!

Algo hay en el suelo junto a los pies de Kevin. Es una llave. ¿Antes no estaba ahí, no? Creo que no.