Partida Rol por web

Por mucho que os esforzáis por mirar en la sala este, las columnas siguen siendo sólidas y os impiden la visión. La luz ilumina lo que ilumina, y allí no hay absolutamente nada; si algo aguarda, está a resguardo en las sombras.

Yash, por su parte, usa el manojo de llaves para abrir la puerta norte. No tarda mucho en dar con la correcta, y en seguida está en la habitación de la fuente, con los ojos iluminados por su magia y la protección de Auren en torno a él. Todos aguardáis en tensión, pues el semidemonio tarda un poco, ya que ha detectado algo y lo está examinando. Tras casi medio minuto, lo tiene claro.

La fuente emana varias auras. Una moderada de ilusión, que se extiende por todo el fuego; al parecer, es una ilusión increíblemente realista, pero nada más que eso. Luego otras dos —transmutación y evocación— se entremezclan por toda la superficie y el agua, aunque no sabes que efectos tienen.

Por otro lado, un rápido vistazo te alerta sobre algo. Precavido te acercas a lo que ha llamado tu atención, para descubrir una puerta secreta en la pared este.

Quedó maravillado al descubrir que el espectáculo era una ilusión.

- Las llamas son falsas, ilusorias, pero hay otra magia detrás de la que desconozco el propósito. Magia de transmutación y evocación, parece una combinación atípica.

Podía servir para cualquier cosa. Sin más dilación se acercó a la puerta secreta.

- Venid a ver...

Comentaba pasando a investigarla.

No parece tener trampas, y tampoco estar cerrada. Solo tienes que empujar y se abrirá.

Darío cruzó a la habitación de la fuente dispuesto a acompañar a Yash

- Fuego Oscuro, mejor dale las llaves a Bella Dama- le susurró el muchacho a Yash. - Sospecho que esto nos lleva a la habitación del este y podemos encontrarnos con que lo que puede ser una ventaja por sorprender a los emboscadores, se vuelva en nuestra contra al ser superado en numero porque el resto no pueda atravesar la puerta metálica.

Luego se dirigió al resto - Sospecho que el pasadizo este derive en la sala del este. Si no os importa a Bella Dama y a Flecha Certera hacer de cebo y atravesar la puerta y Fuego Oscuro y yo les sorprendemos por el flanco.

Mientras, nuestra Dulce Protectora- Dirigió una tierna sonrisa a Auren- y él - señaló a Ratash, al parecer aún no tiene un mote de cosecha propia para Ratash- vigilad la retaguardia y mantened un poco las distancias e intervenid si las intenciones de los emboscadores son hostiles.

Le entregó a Nefertari las llaves en mano y fue hacia la puerta secreta, la abrió mirando justo después a Darío y Ratash, entonces lanzó un conjuro de luz para asegurarse de que todos pudieran ver. Se adentró para investigar un poco más.

Tras entregar las llaves, os dividís en dos pequeños grupos. Nefertari, Auren y Saethe se quedan atrás, vigilando desde la puerta la sala del este. Mientras, Yash, Darío y Ratash se acercan a la puerta secreta que el primero ha encontrado. A continuación, todo sucede rápidamente.

El equipo que ha ido a ver que se ocultaba en la habitación de la fuente, se sorprende al encontrarse únicamente con un pequeño habitáculo en el que ni siquiera cabe una persona. Os tenéis que asomar por el quicio de la puerta para poder observar una figura tallada en piedra arenisca de un humanoide, grabada con jeroglíficos. Ratash, que conoce la antigua lengua de Osirion, es capaz de entender lo que pone, lo cual le da una pista directa sobre lo que es. Tenéis ante vosotros la piedra guía del Ahkhat, el gólem al que os enfrentásteis en el piso superior; las inscripciones detallan como poder controlarlo, aunque para vuestra desgracia, al haberlo destrozado, no tenéis mucho que hacer. Se os pasa por la cabeza llevaros la estatua, pero mide un metro y medio y a simple vista parece pesar un un par de cientos de kilos, así que no es una opción.

Mientras tanto, a la luz de la piedra ioun de Saethe, por fin se revelan los emboscadores. La Mano Quemada surge de detrás de las columnas, dirigidos por una furiosa Velriana, que os mira con odio.

—¡Invasores, este templo nos pertenece por derecho propio! ¡Fuera de aquí! —Luego se dirige a sus compañeros—. ¡Acabad con ellos!

Los otros tres miembros del grupo dudan, sin tener muy claro que luchar sea la mejor opción, pero la indecisión no les bloquea.

Azaz, el más joven de la Mano Quemada, agita una varita, pronuncia unas palabras arcanas, y se desvanece. Idorii, la mercenaria del grupo, se esconde tras la columna, cubriéndose entre sus compañeros. Khelru, segundo al mando de la banda, conjura sobre la mujer. Y Velriana lanza otro conjuro que hace que se desdoble, surgiendo numerosas imágenes de ella.

Apenas os da tiempo a reaccionar antes de que, al menos la líder enemiga, se mueva —haciendo que todas sus imágenes avances de manera desordenada con ella— y cree un par de misiles de pura energía que lanza contra Saethe, a la que golpean de lleno.

Viendo lo ocurrido, no perdió el tiempo. Cogió el manojo de llaves, probó rápidamente hasta que dio con la correcta y descorrió la cerradura para poder, de un empujón, abrir la puerta e internarse aunque fuera un paso en la habitación.

Saethe abrió los ojos de par en par al encontrarse de narices con el grup al que llevaban tanto tiempo buscando y soltó dos flehazos a toda velocidad. Quizás porque disparar intuitivamente, ambos disparos alcanzaron su objetivo, la mujer que tenía delante.

Desde aquella sala se podía controlar al golem, un descubrimiento que habría resultado curioso pero fue interrumpido por los sonidos de los otros aventureros, que al seguir allí abajo daban a entender que no habían terminado sus asuntos.

- ¡Nos habéis tendido una trampa durante el camino, locos! ¡pero todavía podemos arreglarlo si os quedáis quietos!

Pidió dando una oportunidad al diálogo como correspondía hacer a un seguidor de Sarenrae, aunque no creía que fuera a prosperar. El tiefling se movió hacia el combate que empezaba mientras iniciaba un conjuro que aún tardaría unos segundos en completarse, era una invocación con la que esperaba poder molestar al mago del fondo.

Un objeto que podria haber sido útil pero despues de haberlo destrozado ya no servia de nada, una lástima la verdad, nos hubiera venido de perlas para la situación que estabamos teniendo ahora mismo, así que con suma cautela me acerqué  junto al resto del equipo cuando escuché aquella sarta de tonterias casi me dieron ganas de reir, iba a replicarles pero el tiflin se adelantó tratndo de calmar los ánimos así que decidí que el semiinfernal se encargara de ello mientras preparaba un hechizo por sí las cosas iban mal.

Las palabras de Yash no parecen surtir el efecto deseado, especialmente cuando van acompañados de los ataques de Saethe, que acaban con dos de los clones de Velriana. Idorii, que había permanecido escondida sale tras la columna con un chakram en alto, listo para lanzarlo. Ratash, previendo algo así, lanza su conjuro contra ella, pero parece que no logra detenerla. El arma arrojadiza sale de las manos de la mercenaria, en línea recta, centrándose en el enemigo ya herido: Saethe; la arquera, sin embargo, lo esquiva con un ágil movimiento. Aunque ha fallado, la pícara no pierde el tiempo y desenvaina sus armas, un khopesh y un kukri, preparándose para el combate.

Por otro lado, escucháis unas palabras mágicas que parecen provenir de la nada, es decir, del joven hechicero que se desvaneció hacía unos segundos. El chico aparece tras su jefa, con una varita en la mano, a la par que el suelo de la entrada se cubre de resbaladiza grasa, que por suerte no derriba a nadie.

Mientras Darío esperaba a que se acercara Ratash, se sorprendió de que Yasha conjurase luz sobre sí mismo.

¿Pero qué haces? ¿Entiendes qué es acechar? - Murmuró el muchacho un poco contrariado.

Sin embargo, al ver que solo era un nicho, sus planes de emboscar al emboscador se fueron al traste.

Tras oir lo que dijo el brujo sobre la piedra, asintió - Ya sabía yo que tenía que haber algo así. Siempre hay forma de controlar al guardian. Si me hubieráis dejado explorar- Le saca la lengua a Yash en plan broma.

Pero su rostro se vuelve serio de nuevo al oir el grito de batalla de sus contrincantes y se dirige hacia el pasillo. Sin llegar a delatar su posición pues todos sus compañeros se agolpan en la entrada, espera a tener espacio para poder disparar o poder pasar detrás de alguno de los combatientes.

Descubrimos que la sala del fuego es mágica, en una forma que no podemos adivinar sin más tiempo para investigar. Pero antes de poder hacer nada más, se desata la batalla. 

De la nada aparece el grupo que tanto tiempo llevamos buscando. - ¡Anda! ¿Y cómo lo habéis hecho para llegar hasta aquí sin tocar nada y encerraros dentro cerrando por fuera? - pregunta la rubia clérigo sin salir de su asombro. 

Pero nadie parece hacerle caso pues se desata una pelea a muerte sin cuartel, a pesar de que Yash ha intentado parar toda aquella violencia sin sentido. - ¿Pero qué pasa aquí? ¿Por qué todos intentan robarnos y asesinarnos? ¿Es que la gente se ha vuelto loca? ¡Shelyn, ayúdanos! - dijo la muchacha mientras usaba sus habilidades. 

Darío se ve impedido por la frenada de Yash, mientras Auren decide entregar un poco de su buena suerte a Saethe. Khelru, viendo que la negociación es imposible, conjura un bastón mágica, que aparece frente a Saethe —quien de momento se ha mostrado como la más peligrosa— y la golpea en el rostro, aunque por suerte sin llegar a hacer demasiado daño.

Velriana, por su parte, saca otra varita de su cinturón y apunta a Nefertari esta vez, a la que ve con intención de acercarse. Un rayo abrasador surge desde el objeto mágico y golpea a la paladina, provocando una grave quemadura allá donde toca.

Nefertari no puedo evitar gritar de dolor, al sentir el fuego que la quemaba, pero no podía quedarse allí quieta debía actuar. Tocandose la herida, invoco el poder de Sarenrae para mirar de aliviarla. Luego invocando el poder de sus antepasados, la joven paladina comenzó a transformarse en una bella mujer gato, a semejanza a bastet.

Y por último intento avanzar sobre el resbaladizo suelo, para enfrentarse a sus oponentes, pero lamentablemen los dioses no acompañan  a la joven, y cae al suelo estrepitosamente.

- No entiendo vuestra hostilidad, seguramente si hubiéramos hablado esta situación no se hubiera producido, pero si queréis solucionar el problema a la fuerza, responderemos en consecuencia.

Saethe le guiñó brevemente el ojo a Auren y cargó dos flechas más, bendecidas éstas con laguía divina de la sacerdotisa, ambas se clavaron en su objetivo.

-Gracias, Auren!

Un conjuro tan sencillo como el de la grasa se convertía en una barrera difícil de flanquear para el oráculo. Con el suelo resbaladizo su propia armadura resultaba ser demasiado pesada como para permitirle el paso. Apretó los dientes enfurecido por tenerlo tan difícil, terminando con la invocación lo que hizo que una águila apareciera frente a los enemigos. El animal movió y trató de arañar a la mujer vestida de violeta, el picotazo fue directo hacia ella.

Yash se convenció de que tenía un modo de llegar al otro lado, conjuró otra vez con decisión atrayendo su propia buena suerte hacia él, hizo sus cálculos y no le parecía suficiente.

- Auren o Ratash, lanzadme una oración de guía, con esa ayuda podré pasar al otro lado.

Dijo a ambos sin saber si Ratash tenía entre su repertorio algo como eso, la magia arcana no era bien conocida por él. Si alguien le echaba una mano podría cruzar la grasa llegando así al frente.

Dos nuevas flechas surgen del arco de Saethe, directas contra Velriana, aunque de nuevo son dos de los clones los que se llevan el daño, desapareciendo en el proceso. Nefertari, pese a lo impresionante de su transformación, cae al suelo de culo, incapaz de mantener el equilibrio sobre aquella resbaladiza superficie. La misma que impide a Yash avanzar. Empero, es capaz de acabar su hechizo, conjurando un magnífico águila que se lanza sobre la líder de la Mano Quemada, aunque con la mala suerte de que el único golpe que acierta, es contra otra de las imágenes. Por suerte, era la última.