Partida Rol por web

Saethe espera que lo distraiga, que ya has recibido bastante, dicho esto la paladina se movió temerariamente, intentando llamar la atención del guardián y darle una oportunidad de retirada a su compañera, que tan valientemente se había sacrificado.

Una vez vio que tenía la atención, se retiró corriendo hacia Dario...

Cuando quiso darse cuenta la paladina optó por provocar a la estatua, dejando vía libre al resto lo que resultaba ser un gesto noble como tantos otros que Nefertari había hecho.

- Os sigo.

El oráculo no tardó en echar a correr librándose de la estatua, no le parecía un enemigo contra el que mereciera la pena luchar, así que una retirada estratégica era mejor opción.

El guardián, que en un principio no había prestado atención a Nefertari, había cambiado de opinión cuando le ésta había atacado por la espalda. La primera vez le había pillado desprevenido, pero no estaba dispuesto a dejar que nadie insultara con aquellos trucos a Nethys.

Cuando hizo un quiebro, la estatua se giró de improviso y dio con su bastón a la paladina, intentando golpearla por la espalda mientras se alejaba. Quiso la suerte, sin embargo, que la mujer viera venir el ataque, y lograra agacharse con agilidad justo a tiempo. Ese momento de desconcierto, además, fue el que aprovechó Saethe para escabullirse, seguida de cerca por Auren y, poco después, los demás.

El protector de aquél santuario tardó un momento en reaccionar, demasiado tarde ya para pillarles. A pesar de que les siguió a la siguiente sala, y escaleras arriba después, cuando llegó hasta las puertas de piedra del nivel superior éstas ya estaban cerrándose, cortando la persecución.

Auren se acercó a Saethe y le aplicó tres toques de la varita, rezando a su Diosa para que la energía positiva fuera lo suficientemente potente para sanar los enormes moratones que a la mujer le estaban saliendo debido a los golpes del defensor del Templo. - ¿Te encuentras mejor? - le dijo tras el tercer toque. 

Los moratones e hinchazón remitieron con rapidez, y Auren vio que la mujer respiraba mejor. - Es una locura enfrentarse a ése guardian. O encontramos una manera de esquivarlo, o no hay nada que hacer. ¿Se os ocurre algo? - preguntó. Obviamente, era no era lo suficientemente inteligente para urdir un plan enrevesado. 

La varita de Auren la dejó como nueva y Saethe le sonrió.

-Como nueva! Te agradezco el favor, rubia! En cuanto al guardián, espero que las máscaras basten. Si no, la verdad es que no tengo ni idea.

El grupo tenía que reorganizarse, ya que el guardián bloqueaba el camino. Nefertari recogió el escudo escarabajo (si todavía continúa donde lo dejó) y se encaminó hacia la salida, si no perdían más tiempo, seguramente les daría tiempo a volver y acabar antes del anochecer.

- Vamos, compremos algunas máscaras de Nethys, una varita de curación y si es posible, algo para derrotar demonios.

De igual manera que los demás retrocedí hasta ponernos seguro, a veces retirarse era lo mejor para superar un obstaculo dificil.

---Mascarás o símbolos sagrados de Nethys, creo que ambas opciones sirven, yo veré sí consigo otro pergamino de disipar, maldita sea, me costó una fortuna ese pergamino y me da rabia que no haya funcionado- digo maldiciendo entre dientes en otro idioma- demonos prisa y acabemos este dichoso templo cuanto antes

Darío, ha regañadientes, al final promete quedarse allí esperando, como vigía por si la Mano Quemada decidía aparecer e intentar marcharse; él puede hacer poco para detenerles, pero al menos se cree capaz de entretenerles lo suficiente si se da el caso. Mientras está allí, juega con la idea de ir a echar un ojo a ver si su disfraz efectivamente hubiera sido suficiente para superar al guardián, pero en su lugar acaba por quedarse trasteando con la puerta, estudiando el mecanismo. En el rato que pasa solo, al final descubre los entresijos de cierre, y se ve capacitado para cerrarla del todo o dejarla abierta definitivamente; por supuesto, de momento la deja como está, sabiendo que una vez se abre tienen unos segundos, casi medio minuto, para pasar antes de que se vuelva a bloquear.

Los demás retrocedéis por el templo, siempre atentos por si la criatura de arena os espera en algún lado, aguardando la venganza. Sin embargo, salís del edificio sin problema, y luego recorréis las calles de la necrópolis sin más inconveniente que el sol del desierto sobre vuestras cabezas. Ya ha pasado un buen rato desde medio día —de hecho no os vendría mal llevaros algo al estómago— y el calor es sofocante.

Una vez en la ciudad visitáis rápidamente la tienda y el templo, dónde os pertrecháis como bien podéis. Una nueva varita se hace indispensable, pues después del combate contra la estatua pensáis que no deben de quedar muchas cargas en la que tenéis. Una vez preparados, regresáis.

De nuevo os juntáis los seis. Darío no ha tenido ninguna sorpresa y nada ha cambiado por allí. Os repartís las cosas que habéis adquirido —la poción de invisibilidad para el especialista; el pergamino para Ratash, en reposición del gastado; las flechas para Saethe; la varita para Auren, quien más partido le saca; y, por supuesto, un símbolo con la máscara de Nethys para cada uno— y volvéis a la sala. Tenéis claro que, de haber entrado en un primer momento como vais ahora, seguramente no habría ocurrido nada; empero, no las tenéis todas con vosotros de que el protector de aquél sitio no tenga la suficiente memoria para acordarse de quien le ha atacado y quien no. Además, la arquera descubrió que al menos una de las puertas estaba cerrada; a lo mejor, por si acaso, no sería mala idea intentar abrirlas antes de seguir, por si tuvierais que correr.

Os toca decidir vuestro próximo paso.

Saethe, efectivamente, abre la puerta Por si hay que darse a la fuga y luego dijo:

-Bueno, pues llegó la hora de la verdad. 
 

Dario propone

Como sé que el guardian no me atacará, puedo ir abriendo las puertas cerradas mientras lo mantenéis ocupado. Eso suponiendo que siga despierto, claro. Pero no dejaría ninguna puerta sin abrir.

Aunque tambien os digo que si me dais tiempo, podría bloquear la puerta que da a las escaleras e impedir que nada salga jamas de los jamases, ji ji ji.

Pasaron unas horas, un tiempo precioso que esperaba valiera la pena para superar al guardián sin tener que luchar. Si guardaba inteligencia todavía tendrían que recurrir a alguna artimaña. A Yash no le importaba, muchas batallas a lo largo de la historia fueron ganadas gracias a la astucia causando enormes bajas en los enemigos resultando indemnes los aliados y no se trataba de recurrir a asesinatos o envenenamientos sino a romper las estrategias ajenas.

Al escuchar las palabras de Darío le parecieron acertadas.

- Ya que lo dices deberías pasar primero y comprobar que esté abierta la puerta de esa sala, no sea que esté cerrada y nos obligue otra vez a pelear.

Tras volver de la ciudad, ya estaban otra vez en marcha. Se le hizo raro que no hubiera sucedido nada durante su ausencia, pero se alegraba de encontrar a Darío de una pieza. 

Guardando el equipo que le tocaba llevar, se preparó mentalmente para seguir adelante. 

Cuando Yash animó a Darío a ir delante, ella se acercó y cogiendole suavemente de un brazo le dijo - Ten cuidado, por favor. - 

Dario asintió a Auren

Claro, no hay problema- le sonrió para darle confianza. Después pasó por la puerta, con la cara aún pintada y el símbolo en la mano seguro de que el guardian no le haría nada y dispuesto a ir a las puertas cerradas para abrirlas.

Darío entra en la estancia, confiado pero aún así precavido; quiere tener razón, porque de no ser así no solo habrán perdido tiempo, sino que seguramente el guardián acabará con ellos o, al menos, les impedirá seguir adelante. Da un paso al interior de la sala, atento a la estatua, ahora inmóvil en su posición original, coge aire, y da otro más. Nada pasa, y tampoco al siguiente ni al otro; él, al menos, está a salvo. En un momento toda la tensión desaparece y camina tranquilamente por allí, yendo de una puerta otra, inspeccionando ambas para evitar trampas y después forzando las cerraduras.

—Listo —dice a sus compañeros, que aguardan impacientes.

Solo queda que ellos prueben suerte y, si todo va bien, decidir por dónde continuar la exploración. Como no queda otra, lo mejor es ir poco a poco. Nefertari, siempre dispuesta a arriesgarse por los demás, es la primera que avanza, seguida de cerca por Yash, que se sabe necesario si hay problemas. Ambos se internan en la habitación con pasos cortos y las armas dispuestas, con el símbolo de Nethys a la vista... A salvo. Nada ocurre tampoco. Tras ellos, pasa Auren, y por último Saethe y Ratash. Aguardáis unos momentos frente al guardián, pero éste ni siquiera se ha alterado.

Saethe se volvió hacia su más antiguo compañero.

-¿Otra ronda? -dijo, señalando a la varita.

-¿Qué os parece si empezamos por aquí? -dijo señalando las puertas de la izquierda.

Empuñando su recuperado escudo del escarabajo y su cimitarra, Nefertari se puso al frente del grupo. Habían perdido algo de tiempo, pero eso era mejor que no perder algún miembro del grupo o todo el grupo.

¿Está el camino despejado, Dario? Pregunto la joven paladina antes de avanzar. Ya hemos tenido bastantes sorpresas en este templo, jajjajajaja

Al intentar lo de los símbolos sagrados funcionó a la perfección, el guardián los tomó por aliados y permitió el paso ¡lo lograron! ahora llevaría el objeto bien visible por si habían más protecciones.

- A la izquierda entonces.

Le daba igual la dirección, simplemente se puso a revisar como solía hacer en busca de sorpresas desagradables.

---Claro- digo sacando la varita y tocando a Saethe mientas volviamos al piso donde estaba el guardian, hago lo mismo conmigo y con Yash cuando lo tenga al alcance- Para que luego digan que no os cuido- digo con picardia mientras veo como seguien los demás.

---Creo que estamos curados de sustos a estas alturas, pero bueno, solo espero que nuestros amigos no lo esten- digo riendome- quiero ver como huyen con una mancha marrón en los pantalones 

Auren enseguida se puso de buen humor, contagiada por el resto del Grupo. Habían conseguido pasar y podían seguir adelante. 

- A la izquierda. - dijo, apoyando a Yash. 

Juntos podían lograr muchas cosas. 

Tras poneros de acuerdo, decidís seguir por la izquierda. Abrís las puertas, previamente inspeccionadas por Dario, y avanzáis por un amplio pasillo.

Dos columnas, talladas para parecerse a hombres con los brazos cruzados sobre sus pechos, sosteniendo un khopesh en una mano y un ankh en la otra, soportan el techo de esta larga cámara. Profundos huecos en las paredes forman cámaras funerarias, algunas de las cuales están selladas con puertas de piedra. Otros sepulcros sólo tienen sarcófagos metidos dentro, mientras que unos pocos parecen vacíos.

Al sur, a través de la pared este, otro ancho pasadizo como el que os ha servido para acceder parece conducir a algún otro lado, aunque desde vuestra posición no veis dónde ni que oculta.