Partida Rol por web

Saethe miró a la paladina. Cuando ésta estuvo curada, esperó a que ella se pusiera en marcha para seguirla.

-Cuando quieras, pataslargas.

- Venga...sigamos Nefer. - le dijo Auren a su bella compañera con piernas de infarto. 

Mientras se dedicaban a curarse, Darío se acercó a la puerta y la examinó muy a fondo en busca de otra trampa mortal. Luego saco su kit de cerrajero por si lo necesitaba para abrirla

Basicamente sus comentarios cayeron al vacio  dado la actitud de sus compañeros, es más, no pareció hacerle gracia que la paladina fuera delante siendo herida por la trampa que parecia activarse cada vez que alguien pasaba delante.

---¿Se puede saber que **ño piensas?- digo bastante enfadado a Nefertari- ¿ Tanta fe a reblandecido el cerebro que tienes en la cabeza? Herirse así es inutil y ademas malgastas recursos que podriamos necesitar más adelante, piensa un poco antes de actuar y deja que Dario vaya delante detectando las posibles trampas que hayan dejado nuestros amigos o estarás hablando con Pharasma antes de lo que te imaginas.

Dicho esto me cruzo de brazos  esperando a que Daria vea que es seguro y podamos seguir.

Nefertari se puso roja ante el comentario de Ratash, que cosas ni lo había pensado, la joven paladina sonrió tímidamente avergonzada mientras se rascaba la nuca, me deje llevar por el momento... Procuraré ser más precavida la próxima vez.

Dicho esto se dirigió a la próxima puerta con la intención de abrirla y continuar con la exploración. 

Esta vez, pese a las prisas de Nefertari, las cosas se hacen bien. Mientras Auren saca la varita y cura a los más heridos, Darío se pone a inspeccionar la puerta de piedra que os corta el paso, con calma, tanto que la paladina empieza a impacientarse. Sin embargo, no la dejan abrir hasta que se compruebe que todo está correcto, por lo que hay tiempo para echar un ojo a la pequeña habitación en la que os encontráis.

Como os ha parecido desde lejos, esta cámara octogonal está vacía, a excepción de un gran cofre metálico que descansa contra la pared oriental y que veis al entrar. Está abierto y completamente vacío. Sobre éste, hay una serie de jeroglíficos inscritos en la pared.

Para quien entiende la antigua lengua, pone: “Los justos y los santos no necesitan bastón, vara ni anillo. Pongan su fe en el Buen Maestro y caminen sin miedo”. Es el brujo el que se adelante esta vez y lo traduce, guiñando un ojo a Yash cuando menciona los objetos, sin dar explicaciones de porque el gesto o ese tono sugerente que ha puesto durante un instante. Cosas de Ratash.

Al escuchar aquello, Saethe recuerda alguna de las cosas que le enseñó su padre, que comparte con el resto. 

—El Buen Maestro era el Sumo Sacerdote, y lo aquí escrito se refiere a que quienes seguían adelante debían dejar sus objetos mágicos, seguramente en el baúl, y continuar protegidos por el poder del hombre, cuyo control de la magia era excepcional —os dice orgullosa de sus conocimientos.

En ese momento el pícaro parece terminar su trabajo, y finalmente da un paso atrás tras haber trasteado el mecanismo de la cerradura. La losa que os impide avanzar se eleva hacia arriba, dejando a la vista un tramo de escaleras que desciende a las cámaras del templo.

Al leer la inscripción del cofre, Nefertari hace una mirada rápida a su equipo, acabando en su bonito escudo. Con ceremonial delicadeza se desengancha el scarab shield y lo deposita en el cofre. 
 

- Espero recuperarte pronto fiel amigo... luego se gira para ver cómo Dario abre la puerta y se sitúa al frente para continuar. ¿Seguimos?

Saethe asintió en silencio y se preparó para seguir a Nefertari.  Como siempre, puso una flecha en el arco y se dió cuenta de que le iba a tocar comprar más cuando vuelva a la ciudad.

Darío bajo la cabeza compungido al oír lo que ponía la inscripción

Ala. Venga. El baúl lleno de tesoros mágicos para la gatita y su grupo- murmuró el muchacho para sí.

Al ver que la paladina dejaba el escudo, la miró sorprendido.

¿Pero qué haces? No lo dejes ahí. - le dijo Darío a Nefertari. - ​​​​​​¿Acaso no ves que la mano cortada no ha dejado nada? Es más, estoy seguro de que han saqueado lo que ya había antes. Recógelo y si lo quieres donar, donalo a algún templo útil.

Miró hacia Ratash cuando se ponía algo alterado, Nefertari estaba tirando adelante sin temor de las trampas disparándola si hacía falta, pero pudieron ponerse manos a la obra para desactivarla. Al fondo encontraron el cofre y escuchando el mensaje se preguntaba qué significado tenía, si entrar con objetos mágicos sería perjudicial o no. En su mente estaba ya el futuro enfrentamiento y cuando estuvieran frente a frente necesitarían todo.

- Solo tengo un anillo de protección, seguiré con él no sea que luego no podamos volver aquí atrás. Nefertari, yo también creo que es muy arriesgado dejar objetos.

Yash fue a investigar la siguiente sala, orando para poder detectar auras mágicas para luego buscar mecanismos.

Auren no dijo nada, simplemente siguió al resto, preocupada por las múltiples trampas y la posible emboscada. 

Al escuchar a Saethe bufó por lo bajini. - No es que tenga muchos objetos mágicos, pero de lo que sí estoy segura es que no veo a ningún sacerdote por aquí, así que no pienso desprenderme... - y cayó en la cuenta de que Yash ya se había adelantado al pensamiento. 

- Eso, que no se lo pongamos más fácil a esos manos quemadas. - 

Y no...en ningún momento se dio cuenta de la relación entre la disculpa de la Paladina y en su posterior y temeraria reacción, totalmente incongruente. 

Sin encontrar ninguna trampa, decidís seguir adelante, bajando las escaleras. Cuando estáis a mitad del descenso aproximadamente, un sonido llama vuestra atención de inmediato, el de la piedra rozando contra la piedra; tras unos segundos, la puerta que habéis dejado a vuestras espaldas ha descendido para cerrarse de nuevo, bloqueando el paso. El primer instinto de alguno es correr hacia atrás para intentar hacer algo al respecto, pero Darío se encoge de hombros sin darle importancia, al fin y al cabo debéis seguir hacia delante, no regresar.

Así llegáis a la primera sala de este subterráneo. Un banco de piedra se asienta contra la pared oriental de esta cámara octogonal. Las baldosas negras cubren el suelo, las paredes y el techo. Un corto pasaje hacia el sur termina en una puerta de barras de bronce, que ahora está abierta. De nuevo, el especialista es el primero en acercarse, seguido de cerca por Yash, que ayuda en la búsqueda de peligros.

Además de la puerta de bronce, un par de puertas de piedra salen de esta habitación vacía al este y al oeste, cada una blasonada con una máscara en blanco y negro, símbolo de Nethys. Contra la pared sur hay una estatua de Nethys, con una runa de arcilla tallada.

Nefertari, que ve el símbolo desde atrás, se pone en tensión en seguida.

—No es simple decoración, es un guardián de Nethys —os informa a los demás.

El protector de aquél lugar no os ha atacado, lo cual puede significar que su magia se ha perdido tras tantos años, que alguien lo ha desactivado de alguna forma, o simplemente que no hará nada hasta que ocurra algo. Yash, que curioso también ha echado un ojo, también aporta su granito de arena.

—Es un constructo, y es peligroso; se les llama guardianes de tumbas, y no son nada fáciles de matar. No son inmunes pero si tienen una protección natural a la magia. También son resistentes físicamente, y solo la adamantina atraviesa bien su dura piel. Lo bueno es que no ataca a quienes son fieles de la deidad a quien esté dedicado. Lo malo es que no lo somos.

Nefertari estaba indecisa, ¿Qué hacemos? ¿Nos enfrentamos al guardián? Luego comenzo a revisar los objetos que habían encontrado, quizás hay algo que pueda ayudarles.

No le gustó que se les cerrara la puerta detrás, habían dejado el escudo de Nefertari y el objeto ya lo tenía asociado a la paladina, esperaba que las cosas salieran bien. Al continuar por el pasillo hallaron un guardián de piedra, era un ser poderoso que no tenían forma de superar.

- Yo no llevo símbolo ninguno, me temo que mi única opción es luchar.

Miró a Nefertari y luego a los demás compañeros.

- Vamos a rodearlo, lo destruiremos entre todos.

Al menos no era un camino estrecho el que seguían, eso les daba muchas opciones de ganar. Yash tampoco tenía una particular afinidad al dios y no dejaba de ser preferible rescatar el objeto que la Mano Quemada perseguía.

¿Quizas podamos atarlo con cuerdas antes de que despierte? Así podriamos molerlo a palos un rato mientras intenta liberarse.

Nefertari se estaba impacientando, se notaba por la fuerza con que agarraba su cimitarra con las dos manos. ¿Bueno, me tiro para delante y que sea lo que Nethys desee...?

Darío observaba como sus compañeros discutían sobre si atar al constructo o destrozarle.

Y no sería mejor crearnos un símbolo? No puede ser algo muy complejo y nos serviría para pasar a su lado y que nos ignore. ¿Como es el símbolo de Neris?

-Una máscara. La mitad en blanco y la otra mitad en negro. Puede no ser mala idea probar a dibujarla y colgarnosla del cuello pero no se si servirá.

Más fácil aún, nos pintamos la mitad de la cara de negro... Y Flecha Certera de blanco. -​​​​​​-dice al ver la piel de saethe

Veamos...- el muchacho se rasca detrás de la oreja pensativo - Un poco de carbón para pintar de negro y... Uhmmm... Con este suelo no podemos coger polvo. Bueno, tendrá que valer con un poco de harina.

Saca un flecha. -¿Alguien puede prenderla? Así podemos tener carbón.