Partida Rol por web

Aprovechando la caída de la paladina, Idorii da un paso adelante y la acuchilla con sus afiladas armas; el kukri no logra atravesar su armadura, pero el khopesh encuentra una abertura y hace un daño grave a Nefertari.

Azaz, que mantiene las distancias, saca un nuevo pergamino, que lee en voz alta. Al momento, una esfera flamígera aparece sobre el águila, pero ésta es demasiado esquiva y la bola ardiente no logra tocarla.

Cuando Nefertari adoptó la forma de gato quedé bastante impresionado  dejandome por un momento sin palabras, aunque  rápidamente me recuperé.

---Vaya vaya vya.... veo que teniamos un gatito entre nosotros....- digo mientras apuntaba al rival de Nefertari- No te preocupes gatita, luego sí quieres te doy un poco de mi leche y verás que bien te sienta...- digo de manera socarrona mientras libero el virote.

Darío empezaba a estar preocupado por la paladina y lo expresó con malas palabras hacia Yash

¡Pero quítate de en medio y avanza, Fuego oscuro!

Viendo que las heridas de Nefertari eran bastante graves, optó por intentar salvarla de la única manera que se le ocurrió: evitar la visión de los arcanos. Sacó la ahumadera y la lanzó junsto entre Nefertari y la mercenaria Idori.

Antes de que el humo lo cubriera todo, lanzó una mirada furibunda a Idori y sacó el estoque.

Auren dudó. No sabía si dar esa pequeña bendición a Yash o lo que se le había pasado por la cabeza en un primer momento. Observó el terreno, pensó en que sería más importante, y al fin se decidió: para ayudar a su compañero necesitaría entrar a la grasa, con los riesgos que eso conllevaba, mientras que para curar a los demás solo tenía que concentrarse; Nefertari, además, parecía necesitarlo con urgencia.

Se concentró en sí misma, atrayendo la energía divina de su interior, y la dejó escapar en una pequeña explosión que sanó las heridas de todo aquél a quien toco.

El virote de Yash es esquivado por Idorii con facilidad, y la ahumadera de Darío se desvía¹ de su objetivo, acabando un poco más lejos de lo esperado y creando una nube que llega a cubrir a la mercenaria enemiga, pero a nadie más. Casi ha sido una ayuda para ella. Auren, por el contrario, hace uso de sus dones para sanar² al resto, logrando un buen resultado en el proceso.

Khelru, que ve en peligro a su líder, ordena al bastón espiritual que cambie de objetivo; el arma de fuerza gira para intentar golpear al águila, pero una vez más el ágil animal consigue esquivar el golpe. Tras eso, el sacerdote se interna en la niebla, conjurando para posteriormente tocar el khopesh de Idorii, que se enciende en llamas. El ave aprovecha el despiste para intentar picotear al clérigo, pero sin éxito.

Velriana, viendo que sus defensas caen y es el objetivo, da un paso atrás, y conjura un par de proyectiles mágicos. Uno de ellos contra el águila, a quien, esta vez si, devuelve a su plano, y otro contra Nefertari, a quien golpea de lleno.

En el estrecho pasillo y con el suelo resbaladizo necesitaba pasar al otro lado para luchar, ya sabía que tenía que moverse.

- No estoy listo, Darío. Estoy a punto de hacerlo.

Se tomó esos segundos para prepararse, tenía una nueva visión que le ayudaría a superar el escollo pero le faltaba destreza. Oró entonces pidiendo el favor de la batalla para poder alcanzar a sus enemigos, entonando unas breves palabras tras las que inició una cuidadosa caminata siguiendo los pasos previstos. A pesar de la recia armadura logró llegar hasta el otro extremo, consciente de que la guerrera le iba a atizar y que habían llamas justo delante. El fuego ardía, quizás tratara de quemar al descendiente de un demonio pero la carne de un tiefling no se quemaba con facilidad, era natural para él resistir las llamas.

Con el mayal en la mano se preparó para resistir todo lo que fuera posible, el águila había aguantado bastante y él tendría que mantener la posición todo el tiempo que fuera posible.

- ¡Bueno truco Darío, espero que nos proteja un poco!

Le gritó conforme veía el humo emerger para cubrir a los enemigos.

Yash logra atravesar la grasa pese a su armadura, pero Idorii aprovecha el movimiento del infernal para asestar un corte bajo que logra pasar lasus defensas. El fuego de su hoja, sin embargo, no hace más que lamer la resistente piel, sin provocar quemadura ninguna. Lo mismo ocurre con la bola de fuego contra la que choca directamente, cuyo calor es apenas notado por el tiflin.

Saethe se tomó un momento extra para concentrarse y disparar dos tiros lo más perfectos que pudiera pero la suerte no estaba con ella y ninguno parecía mortal.

Para desgracia de la arquera, una de las flechas se va de largo, mientras otra golpea contra la columna y se desvía, sin causar daño alguno.

Nefertari, que ve como en el suelo es un blanco fácil, se pone en pie con cuidado, aprovechando que Idorii está pendiente de Yash. Una vez arriba, decide no intentar moverse de nuevo, y se limita a atacar desde el sitio a la mercenaria, a la que no logra dar por poco, a causa de la niebla.

Viendo el peligro que supone tener a dos enemigos frente a ella, elige a Yash como objetivo, al que intenta derribar sin éxito con su khopesh. Sin embargo, logra una distracción suficiente como para usar su kukri, haciéndole tropezar e irse al suelo.

Azaz deja que la esfera ardiente siga sobre el semidemonio, a pesar de que ha demostrado una resistencia natural al fuego. La bola ígnea cae sobre él, pero pese a estar tumbado, logra rodar en el último momento, lo justo para evitar el daño. El hechicero, sin embargo, no pierde el tiempo: saca una de sus varitas, la agita, y se vuelve a desvanecer.

Suspiré al ver que mis compañeros necesitaban ayuda contra aquellos enemigos, no queria meterme en medio pero creo que no quedaba más remedio sobretodo viendo a mi compañero caido.

---Eh, eh,eh- digo mientras me acerco a la batalla- ¿nunca te han dicho que está muy feo jugar de esa manera tan sucia?- digo poniendole la mano en el hombro a mi enemigo como sí no fuera la cosa- Aunque he de decir que me pone a cien no puedo dejar que te metas con mu cornudo amigo así que te voy a dar una lección¿vale?- digo mientras mi mano apoyada se carga de electricidad  y suelta una descarga que recorre el cuerpo de mi oponente

Con el estoque en la mano y viendo que el de la tienda le había timado miserablemente y le había vendido una ahumadera que se desvía con la brisa presente en una cueva, Darío se acerca hasta colocarse justo delante de Idorii y le lanza una estocada mas distractora que peligrosa para acosar a la mercenaria, sin dejar desprotegidas sus defensas

Auren, con su armadura, tenía difícil avanzar por la grasa, especialmente con tanta gente delante acumulada. Eso no solo la impedía llegar a sus compañeros de delante, tanto para darles apoyo como para atacar con su arma, sino que además tampoco tenía buena visibilidad como para disparar su ballesta sin arriesgarse a dar a alguien. Desde allí, definitivamente, poco podía hacer para ayudar en la lucha, excepto tal vez una cosa.

Repasó mentalmente aquellos dones que Shelyn había concecido, y asintió al recordar. ¡Eso es! En seguida se puso a conjurar, pidiendo la bendición de la dama para atraer a un allegado celestial al lugar.

El semidemonio había caído al suelo gracias a la habilidad de Idorii y parecía más indefenso que el resto. Además, los demás parecían haberse encajonado por culpa de la grasa, y no llegaban a ser una amenaza completa de momento. Con un pensamiento, Khelru desvía el bastón mágico, que se gira para golpear a Yash; sin embargo, la fuerza que la mantenía estable se desvanece, terminando el conjuro un pelín antes de tiempo, dejando a Khelru sorprendido.

Aún así, no se da por vencido, sujeta su propio bastón con ambas manos, e intenta hacer el mismo el trabajo. Para su desgracia, es un clérigo, no un guerrero, y ni siquiera teniendo la ventaja logra impactar en su oponente.

Velriana da un paso para tener mejor visibilidad de los combatientes, y agita la varita que lleva en la mano, haciendo que otro rayo ardiente salga disparado, dirigido contra Nefertari, aprovechando que la caída del tifling la deja visible. El haz de fuego la golpea directamente, provocando algunas quemaduras.

—Rendid las armas e iros. No sois bienvenidos en este lugar sagrado. ¡Nos pertenece! —grita enfurecida.

El combate se estaba complicando y todos en mayor o menor medida estaban recibiendo un duro castigo. Nefertari agoto sus energías divinas para curarse y ataco al mercenario que tenía cerca, con la intención de ir eliminando oponentes…

¡¡¡Concentremos los ataques y vayamos eliminando oponentes!!!! Grito la felina joven, Auren mantennos en pie con tu magia curativa, utilizando la varita si es necesario.

Y por último, viendo la peligrosa situación de Yash, la joven paladina, intento llamar la atención de sus oponentes, rogando a los dioses que un nuevo traspié no la volviera hacer caer por culpa del grasiento suelo.

El tiefling casi agotó su magia encontrándose además demasiado cerca de sus enemigos y en el suelo, una mala situación contra la que no podía hacer nada sino tratar de levantarse. Apoyó la mano izquierda para alzarse sujetando durante el movimiento el mayal creyendo que podría imprimirle fuerza mas quedó en un gesto torpe que ni acertó a rozar la armadura de la guerrera que tenía delante.

- ¿Os pertenece este lugar? ¡Queréis rescatar un poder oscuro que traerá un gran mal consigo!

Gritó acusándolas de estar jugando con fuerzas que desconocían, el destino les advirtió acerca del Ojo del Erudito y el oráculo escucharía lo que el destino tenía que decir.

- ¿Sabéis del peligro que entraña lo que buscáis?

Preguntó ahora dispuesto a seguir luchando pero tratando de mantener una conversación acerca de lo que parecía un poderoso objeto.

El golpe de Nefertari alcanza a Idorii, cuya armadura no logra detener el tajo, y la sangre mana de una fea herida en el brazo. Sin embargo, la mercenaria se revuelve a tiempo, y logra derribar a la paladina cuando intenta moverse. Parece que la mujer es más dada a jugar con sus víctimas que a herirlas directamente.

Khelru, que se mantiene en un segundo plano, vuelve a intentar dar a Yash cuando se levanta, con el mismo éxito que antes: ninguno. Al semidemonio le da para esquivar el bastón, ponerse en pie y atacar, aunque tampoco le va muy bien.

Saethe, que ve demasiada gente pegada, se aleja un poco, dejando hueco también para Auren. Sus flechas, entre tanta gente, tienen la misma posibilidad de atravesar a un aliado que a un enemigo, así que no va a arriesgar.

Viendo una nueva oportunidad, Idorii vuelve a querer tirar al suelo al tiflin. De nuevo no lo consigue a la primera, pero si a la segunda.

—Mantén el pico cerrado y no te levantes —pide con una sonrisa. Sin embargo, el gesto es tenso, y las palabras del oráculo logran que eche una mirada indecisa a Khelru.

En ese momento la bola de fuego vuelve a caer sobre el derribado infernal, pero otra vez es esquivada. Después de eso, desaparece, agotada la magia. Azaz gruñe por el poco éxito de su hechizo, y aparece de nuevo conjurando. Un proyectil de fuerza surge de sus manos, dirigido contra Nefertari otra vez, a la que ha visto muy lanzada. No hace mucho, pero es otra pequeña herida en el cuerpo de la mujer.

—¡Aquí no hay nada así! —responde furioso—. Somo seguidores de Nethys, y solo buscamos conocimiento. ¡Vosotros sois los saqueadores!

Auren, concentrada en invocar el ser que les ayudaría a quitarse presión de encima se sobresaltó al escuchar a Yash y miró con horror a sus contrincantes mientras un leve pensamiento le decía al ser que se mantuviera a la defensiva. Sus ojos recorrieron los rostros de los integrantes del grupo contrario, sin poder creer que unos seguidores de Nethys, como proclamaban ser, quisieran algo tan maligno como su compañero proclamaba. 

Un aura de compasión y amor, de encantadora ternura, surgió de su corazón mientras invocaba el poder de su Diosa. - Alto, por favor, que nadie siga atacando... ¿no os dais cuenta del terrible error que estáis a punto de cometer? Nosotros no os deseamos ningún mal. Veo en vuestros ojos que no queréis desatar ése mal, ¿porqué no nos escucháis? Quizá entre todos podamos resolver éste malentendido. -

Obviamente también era una oportunidad para sus compañeros de salir de la situación comprometida en la que se encontraban siempre y cuando no siguieran con sus ataques, pero, ¿serían capaces de darse cuenta?