Partida Rol por web

Auren, no seas inocente!-Por increible que pareciera, Darío pronunció su nombre y no un simple mote- Es un engaño. Si fuera cierto no habrían saqueado el piso de arriba- Exclamó el muchacho al oir las palabras de la sacerdotisa.

Darío intentó aprovechar que la paladina distraía a Idorii para meterse en la nube de humo y poder hostigar más facilmente a la mujer de tez oscura a la vez que gritaba - Informadme donde se coloca cada uno

Después lanzó una estocada hacia donde estimaba que la mujer estaría, pero la niebla dificultaba su percepción.

Auren termina de conjurar al águila que había llamado, a la que manda atacar. Ante la firmeza mostrada por Darío, se lo piensa mejor y retrocede a una posición más cómoda para usar su poder; es imposible no afectar a la mercenaria enemiga con su curación, pero al menos evita meter ahí también al clérigo contrario. El ave se lanza sobre Kherlu por su espalda, pero el hombre está atento y logra esquivar el golpe.

Darío se cuela entre su vieja compañera de trabajo y la columna. Siente que Idorii le ha traicionado de alguna forma, y no duda en atacar. Sin embargo, el humo que él mismo ha creado le impide ser lo hábil que suele ser, y falla por segunda vez contra ella. Tal vez no está tan seguro de matar a una cara conocida.

Ratash intenta volver a avanzar para llegar a usar su conjuro, que mantiene en la mano preparado; empero, la grasa le hace volver a resbalar, y suficiente tiene con mantener el equilibrio de milagro.

Khelru se gira hacia el águila invocada, y descarga un bastonazo sobre ella. Por fin logra acertar, y es suficiente para devolver al animal a su plano natal, aunque no sin antes llevarse un picotazo*. Apenas herido y más libre ahora que ha derrotado a un enemigo, vuelve a darse la vuelta, listo para seguir, pero también para responder.

—Nosotros no hemos saqueado nada arriba, solo nos paramos en la biblioteca —responde ofendido. Idorii resopla indignada, aunque más con sus propios compañeros que por la idea en si. Al parecer tampoco la han dejado a ella llevarse nada de valor, o al menos pararse a revisar.

—Vosotros mismos os perdéis con vuestras mentiras —dice Velriana triunfal—. Pero no importa. No os permitiremos andar a vuestras anchas por este templo sagrado.

Una vez más, apunta con su varita, aunque esta vez no surge ningún rayo. En su lugar, sonríe y espera.

El tiefling escuchó el intercambio de palabras tratando de sacar algo en claro mas no era fácil.

- Pagásteis a bandidos para que nos tendieran una emboscada ¿negáis eso? tuvimos que enfrentarnos a ellos y les hicimos confesar. Sabemos que buscáis un objeto y los escritos de este templo que hemos encontrado lo califican de un gran peligro que no puede tocarse, los sacerdotes lo escondieron prohibiendo cogerlo o usarlo. ¿Sois conscientes de eso? Tenemos el documento.

Preguntó mientras se apoyaba y levantaba del suelo manteniendo el mayal al frente pues quería defenderse. No lograba mantenerse en pie por la pericia de esa guerrera siendo lo peor que le gustaba cómo estaba luchando, era un estilo de pelea que quería aprender en el futuro.

Nefertari se levanto algo confundida, ante las palabras de Velriana Hypaxes…

—Vosotros mismos os perdéis con vuestras mentiras —dice Velriana triunfal—. Pero no importa. No os permitiremos andar a vuestras anchas por este templo sagrado.

- Fuimos asignados al Ojo del Erudito, como muchos otros grupos fueron asignados a otras tumbas o ruinas, según el nuevo mandato. Por lo que si tenéis alguna queja o no estáis de acuerdo, deberíais hablar con las autoridades competentes y no atacar y llamar usurpadores  mentirosos tan a la ligera. La joven y felina paladina, miro a sus compañeros, todavía estáis a tiempo de parar esta locura, ya que nadie ha sufrido daños irreparables, de lo contrario y aunque no lo desee no me temblara la mano para llevaros ante la justicia a ti y a todos vosotros. Estas últimas palabras las hizo mirando desafiantemente primero a Velriana y luego a sus secuaces.

Saethe sigue atrás, sin molestar pero sin ayudar tampoco. Sigue habiendo gente por el medio y prefiere no arriesgar. Ahora escucha interesada, a ver que ocurre.

Idorii ignora toda aquella charla y se encoge de hombros. Ella está allí porque la pagan, y lo demás le da un poco igual. Se dedica a derribar una y otra vez, y en eso tiene puesta toda su atención. Cuando Yash se va a levantar, intenta hacerle un corte con el khopesh, que sin embargo no llega a acertar; Khelru tiene la misma suerte, y no logra darle con el bastón. Luego, la mercenaria, vuelve a tirar al suelo al semiinfernal, aunque no logra clavarle el kukri después.

Mientras que Khelru, en todo momento, ha parecido más calmado, el joven mago, Azaz, parece tener una conducta más impetuosa, en la línea de Velriana. Es él quien responde esta vez.

—¡Bah! Esos idiotas del Templo de Pharasma se creen con derecho a saquear toda la Necrópolis, pero aquí hay cosas que no son para cualquiera. Dijeron que no podíamos venir por el sorteo, pero nosotros somos seguidores de Nethys, no les debemos obediencia. —Sonríe a Nefertari—. Así que inténtalo.

Apenas termina de hablar, vuelve a conjurar. Aprovechando que Yash está en el suelo, se centra en la paladina, conjurando un proyectil de fuerza que golpea de lleno. Velriana, que parecía estar esperando el momento adecuado, activa su varita, creando un rayo de fuego que, sin embargo, acaba golpeando la columna.

Darío no dijo nada. No había nada que decir. Ya podrían decir misa. Conocía a Idorii y dudaba que no hubiera saqueado nada. Además, le había enseñado la habitación el primer día. Nadie que busca con tanto desesperación algo, podía tener buenas intenciones.

Simplemente se centro en buscar el momento adecuado para golpear al tipo que trataba de esconderse detrás de Idorii. Con una sonrisa satisfactoria, notó como su estoque se clavaba en algo blandito y oía el quejido de dolor del hombre de tez oscura.

---Se nota que vuestra inteligencia es extremadamente limitada para ser capaces de desafiar a la Iglesia que controla toda la región- digo en tono burlón mientras sonrio con desprecio a Velriana- Pero en la vida hay que aprender y os vamos a dar una lección de humildad ante la Dama y luego os llevaremos ante la justicia tal y como quiere la mujer-gato pero de momento vuestra pericia cae de momento ya que no sois capaces ni de dar a un compañero en el suelo ¿estais seguros de que vuestro Dios os protege? Me da a mi que le importais una mierda de camello ¿sabes?

Auren observaba compungida como sus esfuerzos de convencer a aquellos otros aventureros no servían de nada... Hasta que escuchó al mago contrario. - Eres malo. Sois malos. No respetais las reglas. Intentas matar a mis compañeros. Se acabó. Dame tu fuerza, Shelyn. - con un pase de sus manos conjuró la fuerza del amor en ella. 

Ratash maldice a Idorii, aunque la fuerza de voluntad de ésta hace que solo sea momentáneo. Auren, por su lado, se prepara para ser parte activa del combate. Darío, por fin, logra herir a su antigua compañera, que lanza un gruñido al sentir el pinchazo.

Khelru, viendo que empiezan a estar superados y su posición peligra, retrocede un paso mientras saca un pergamino.

—Ven aquí —dice a su compañera, previendo que van a acabar rodeándola.

A ojos del tiefling estaba todo perdido, ellos tratando de dialogar mientras le seguían golpeando. El tiempo de las palabras pasó y no fue por su grupo que se había mostrado colaborativo. No, los seguidores de Nethys querían coger un objeto prohibido y él tenía dudas morales sobre eso, no sabía lo que era correcto pero seguro que no lo era dejarse matar.

Se levantó otra vez haciendo un nuevo intento por dañar a la mujer queriendo que dejara de lanzarlo al suelo una y otra vez, así no hacía más que perder tiempo además de energía e incluso la paciencia hacia sus rivales.

Idorii aprovecha el movimiento de Yash para clavar su afilado kukri en el oráculo, causando una fea herida que, si no fuera por la resistencia al fuego de su herencia demoníaca, habría sido peor. Sin embargo, en compensación, el semiinfernal logra golpear a la mercenaria, causando un gran daño.

Nefertari ataco al pesado que estaba derribándola a ella y a Yash durante todo el combate, con la esperanza de derrotarla, pero no estuvo de suerte y fallo. Luego volvió a intentar salir de la grasa y ponerse en una situación más ventajosa, colocándose cerca de los que habían estado hostigándoles desde lejos, con la intención de llamar su atención y molestar lo máximo posible.

- Te arrepentirás por lo que estás haciendo Velriana, utilizar el camino de la muerte, para conseguir tus fines, será tu final. Fueron las palabras de la mujer Gato a la supuesta líder.

El ataque de Nefertari no logra dar, pero es suficiente para que Idorii tenga que cubrirse y no tenga tiempo de detenerla. La paladina llega así hasta Velriana; su sola presencia, imponente y tan cerca, junto a un juicio potente y lleno de convicción, hace que la líder enemiga se estremezca.

Ajena a los problemas de su jefa, la mercenaria lidia con los suyos propios. Hace caso a su compañero, y retrocede un paso, buscando la cobertura que le ofrecen las columnas, no sin antes derribar de nuevo a Yash, aunque sin llegar a herirle.

Khelru, en cuanto su aliada se ha alejado, lee el pergamino que tiene en la mano. Una explosión de sonido surge en el pasillo, alcanzando a varios de vosotros, hiriéndoos los oídos y amenazando con aturdiros.

Azaz tampoco pierde el tiempo. Al ver tan cerca al enemigo, se aleja un poco y emite un agudo chillido contra la felina.

Velriana no se deja vencer por el miedo. Un paso involuntario la aparta de la intimidante mujer, y desde ahí vuelve a agitar su varita, lanzando un nuevo rayo ardiente, pero el susto hace que no logre apuntar bien con su mano temblorosa.

Nefertari sintió que la cabeza le iba a estallar, y no pudo evitar soltar su cimitarra y llevarse las manos a la cabeza, perdiendo el norte por un momento. 

De nuevo en el suelo estaba ya cansado de ir arriba y abajo, los nervios le atenazaban causando que tuviera un inicio de gruñido. Si pudiera mantenerse en pie estaría dando mordiscos a esa mercenaria mas la carta del derribo la estaba ayudando mucho. Yash se encontraba mal pero había resistido bastante y gracias a su naturaleza demoníaca, a esa resistencia innata al fuego que resultó de gran ayuda.

- ¡Combates bien pero elegiste el lado perdedor!

Usar maniobras durante una lucha era algo que el oráculo de batalla veía útil, su entrenamiento le permitiría en el futuro actuar de aquella manera en beneficio del grupo pero le faltaba tiempo para desarrollar ese potencial. Aunque harto, estaba tomando buena nota mental de los movimientos que efectuaba su oponente para aprender a replicarlos.

En eso logró levantarse y aprovechar el impulso de nuevo para lanzar el mayal hacia arriba golpeando de lleno.

El combate estaba reñido y seguian plantando cara pero no por ello me desanimé, puesto  que sentia como mi sangre ardia impaciente ante aquella refriega, así que empuñé la ballesta y disparé  contra mis enemigos a ver sí por fin acababamos con aquellos estúpidos.

Darío percibió como su excompañera se retiraba. No quería dejarla escapar, pero era consciente de que Auren iba a lanzarse. Esperó unos segundos a que la sacerdotisa se acercara y luego lanzó la estocada hacia donde intuía que se encontraba Idorii, pero se había movido más de lo que había calculado y falló por mucho

Auren sufrió como todos el daño de aquél estridente sonido, pero no dejó que eso la afectara. En su lugar, pidió la bendición de Shelyn, que le otorgó una pizca de suerte, muy necesaria cuando intentó atravesar la grasa. Un mal paso se convirtió en un apoyo repentino, y pudo avanzar sin miedo hasta el borde de la resbaladiza zona, una posición desde donde alcanzaría a la bronceada mujer.

Idorii no estaba en una buena posición, sabía que estaba demasiado expuesta y que no aguantaría otro golpe de Yash. Retrocedió, saliendo de la protección que ofrecía el humo pero alejándose también del peligro y, de paso, acercándose a la paladina por la espalda; la felina había escapado antes de su alcance, pero algo debían de haberla hecho, y ahora estaba completamente a su merced. En lugar de intentar derribar —no merecía la pena perder el tiempo en ello—, le clavó sus armas a la altura de las lumbares, atravesando la carne, cortando el músculo y llegando hasta el hueso. Sujeta solo por las hojas de la mercenaria, Nefertari cayó muerta al suelo en cuanto ésta las sacó de su cuerpo.

Khelru aprovechó que en esos momentos nadie lo amenazaba para conjurar tranquilo. Haciendo uso de sus poderes, lanzó una curación sobre su herida compañera, restituyendo parte de su sangre, arreglando las costillas rotas y cerrando los cortes. Por último, sacó un nuevo pergamino de su cinturón.

Con la amenaza más cercana caída, Azaz sonrió. Su hechizo había callado por fin a esa molesta mujer. Ahora le tocaba seguir controlando el campo de batalla, y evitar que ningún otro lograra llegar hasta ellos con tanta facilidad. Con eso en mente, sacó una de sus dos varitas (teniendo ahora una en cada mano) y la usó para conjurar otro área de grasa, cerca de dónde estaba Yash. El suelo se impregnó con aquella molesta sustancia, derribando al oráculo.

Velriana, con su peligrosa varita en la temblorosa mano, dudaba de si usarla. ¿Se estaría quedando sin cargas? El semidemonio, tirado en el suelo, era un blanco fácil cuerpo a cuerpo, pero no así a distancia, y no quería malgastar sus oportunidades (suficiente había fallado ya). En vez de eso, sacó un pergamino, el cual leyó en alto y desapareció.