Partida Rol por web

Al tomar dicho camino el aventurero llegó hasta la sala conocida como la del aire. 

La sala estaba iluminada por una serie de hongos que brillaban en la oscuridad, por lo que no había necesidad de encender ninguna antorcha. Había suficiente visibilidad como para poder procesar todo lo que había en el lugar.

En una de las esquinas de la sala se hallaba un pequeño cofre con un símbolo tallado.

De pronto la tierra que había bajo sus pies empezó a aumentar de tamaño y a cobrar forma humana.

Bienvenido. Dijo. Has llegado a la sala de la tierra. Yo soy uno de los múltiples guardianes del anillo del deseo. Si quieres continuar por aquí tendrás que enfrentarte a mi. ¿Estás dispuesto? Dijo colocándose en guardia y preparado para la lucha.

No parecía probable que el engendro de tierra estuviera muy dispuesto a dejarle pasar y mucho menos a ofrecerle el misterioso cofre que había en uno de los rincones.-Tú lo has querido!-Grita Caldith lanzándose al ataque con su enorme espada de dos manos.

El elemental de tierra se movía con demasiada pesadez y lentitud, por eso Caldith fue más rápida que él y pudo encajarle un buen golpe. Pero su piel era bastante dura y complicada de atravesar, por eso no logró ni tan siquiera hacerle un rasguño. Teniéndola tan cerca, aprovechó para encajarle un duro golpetazo que la golpeó en todas las costillas provocando que por unos momentos se le cortara la respiración.

Caldith había aguantado ese duro golpe, pero estaba claro que no aguantaría otro más.

-Hostia puta!-Gritó Caldith al recibir el golpe del elemental.- Vaya castañazo. Hijo de puta!-La exploradora decide largarse por donde ha venido hasta llegar a la bifurcación de los tres caminos. El monstruo parece demasiado fuerte para ser vencido cuerpo a cuerpo y tendrá que pensar en un plan...o elegir otro camino.

Al tomar dicho camino los aventureros llegaron hasta la sala conocida como la de la tierra.

La sala estaba iluminada por una serie de hongos que brillaban en la oscuridad, por lo que no había necesidad de encender ninguna antorcha. Había suficiente visibilidad como para poder procesar todo lo que había en el lugar.

En una de las esquinas de la sala se hallaba un pequeño cofre con un símbolo tallado.

De pronto la tierra que había bajo sus pies empezó a aumentar de tamaño y a cobrar forma humana.

Bienvenidos. Dijo. Habéis llegado a la sala de la tierra. Yo soy uno de los múltiples guardianes del anillo del deseo. Si queréis continuar por aquí tendréis que enfrentaros a mi. ¿Estáis dispuesto? Dijo colocándose en guardia y preparado para la lucha. Estaba claro que Vincent no estaba dispuesto, pues había girado por el camino que llevaba a la salida y se había ido de la mazmorra 

Un nuevo elemental se creaba frente a ellos, barrando el paso a los aventureros que estaban decididos a adentrarse en aquella maldita mazmorra. Pero esta vez la situación se complicaba seriamente ya que el grupo había reducido sus efectivos con la marcha de Vincent.

-Parece que tu amigo te ha dejado en la estacada!

Fueron las duras palabras que dedicó el enano a Owel tras ver como Vincent salía de la habitación del elemental de tierra.

-Pero tranquilo, los enanos no dejamos atrás la posibilidad de una buena pelea.- y escupiendo al suelo, se dirigió a la criatura- Y tú, elemental, hemos acabado con uno de tus compañeros y pronto acabaremos contigo. Solo es cuestión de tiempo.

Y sin dejar tiempo a más, Diann se lanzó a golpear a la criatura sin el menor temor a perder la vida en ello.

Cuando Owel notó que el orco marchaba, su primer impulso fue ir detrás de él, pero no podía dejar al enano en la estacada. Ya tendrían tiempo de ver que podrían hacer más adelante.

- Vamos, Rice. - dijo, preparándo a ambos para el combate sin apartar la mirada del elemental, tras lo que avanzó tras el enano.

Rice adelantó a su amo y se lanzó también hacia el enemigo. Aquel cuerpo enorme de tierra, sin embargo, le resultaba confuso, no sabiendo exactamente dónde atacar.

Aún así hizo lo posible por abalanzarse hacia el elemental y buscar algún punto débil que morder en aquella masa térrea.

El impresionante coloso de tierra actuó a una velocidad superior a la del resto de sus enemigos, alargó uno de sus brazos para propinar un fuerte golpetazo sobre Diann, y dejarle totalmente inconsciente tras el doloroso golpe.

Con sus fuerzas reducidas de nuevo, Owel no pensaba que fuera a ser capaz de eliminar al elemental por sí solo. Intercambió una corta mirada con Rice. Sentía pena por el simpático enano, pero no lo conocía lo bastante como para estar dispuesto a perder su vida y la de su compañero por él. Con el semblante más serio que antes, se giró y echó a correr con todas sus fuerzas hacia la salida, siendo rápidamente adelantado por Rice.

Al tomar dicho camino los aventureros llegaron hasta la sala conocida como la de la tierra.

La sala estaba iluminada por una serie de hongos que brillaban en la oscuridad, por lo que no había necesidad de encender ninguna antorcha. Había suficiente visibilidad como para poder procesar todo lo que había en el lugar.

En una de las esquinas de la sala se hallaba un pequeño cofre con un símbolo tallado.

De pronto la tierra que había bajo sus pies empezó a aumentar de tamaño y a cobrar forma humana.

Bienvenidos. Dijo. Habéis llegado a la sala de la tierra. Yo soy uno de los múltiples guardianes del anillo del deseo. Si queréis continuar por aquí tendréis que enfrentaros a mi. ¿Estáis dispuesto? Dijo colocándose en guardia y preparado para la lucha. Estaba claro que Vincent no estaba dispuesto, pues había girado por el camino que llevaba a la salida y se había ido de la mazmorra 

-Hola, machote! Me has echado de menos?-Caldith sonríe a su rocoso enemigo y le asesta un golpe terrible, sin duda el elemental no se lo esperaba.

Caldith se lanzó contra el elemental armada con su gran espadón. Cuando se quiso dar cuenta, su enemigo había quedado reducido a polvo en un instante...

Ahora Caldith tenía libertad absoluta para dirigirse hacia el camino que tenía de frente, o bien investigar el cofre que había en la sala.  El cuál parecía poseer un candado con una palabra de cinco letras.

Alentada por el gran éxito (por fin) obtenido luchando contra uno de los elementales, Caldith, la peligrosa exploradora pelirroja registra los restos del elemental que acaba de liquidar, y se guarda un puñado de polvo en un bolsillo de su mochila.-Estúpido.-murmura.

Una vez registrado el cadáver se dirige al cofre que custodiaba el elemental, ahora el botín de Caldith, y lo examina sin llegar a tocarlo todavía. 

Dentro del cadáver no había absolutamente nada. Tan solo podía interesarte la runa que había allí.

El cofre poseía un candado que lo cerraba. En él había una especie de clave para abrirlo, la clave eran cinco letras.

-Vaya puta mierda!-Exclama Caldith al observar su botín.-Otra runa de estas que no sirven para nada y un cofre que no se puede abrir, joder que basura.-A pesar de todo se echa la runa a la mochila y sigue examinando el candado.

Caldith se queda pensativa unos momentos, intentando adivinar la palabra que puede encajar allí.-D E S E O.-Piensa.-No, no estoy segura.-Finalmente decide no introducir ninguna combinación de letras y se adentra en la siguiente sala, avanzando por el pasillo que bloqueaba el elemental.