Partida Rol por web

Con el poder divino apoyando a su bando, Reckbran se sintió confiado para presionar el ataque. Preparó otra flecha y la soltó contra el golem. 

Karkass golpeó con su escudo al enorme esqueleto sólo para provocar que se girase lo suficiente como para darle un contundente martillazo en la pelvis.

—¡Cuanto más grande más ruido al caer!

Podía lanzar el hacha arrojadiza para comenzar, pero ya luego y al entrar en el calor de la batalla,kromm se dejó llevar por el frenesí del combate... Aquel era un monstruo suficientemente grande como para que valiese la pena morir enfrentando lo, o vivir inmortalizado en el cuento de un bardo.

- Vamos a ver de qué estás hecho... Arggghhh

Kromm avanzó hasta la criatura, su hacha en alto y sus ojos rojos inyectados en sangre. La furia se había apoderado de el y era conocido por sus compañeros que cuando entraba en ese estado era una máquina de matar. Miéntras ubiese un enemigo Kromm atacaría sin parar.... 

Nuestros enanos se lanzaron sin pensárselo dos veces contra la monstruosa criatura. Karkass primeramente lo bloquea, manteniéndolo estático, mientras el resto avanzan y le lanzan un montón de ataques. Todos éstos hacen mella en la criatura y se puede observar perfectamente como partes de hueso comienzan a caer de ésta.

El gólem vuelve a atacar a Karkass, lanzando un barrido con sus dos manos entrelazadas.

El enano recibe el impacto en su escudo, pero no es lo suficientemente fuerte como para resistir el impacto y sale despedido contra la pared. Acto seguido, el gólem se agacha acercando su cabeza al enano derribado, como que quisiera lanzar un aullido, pero éste no puede, carece de cuerdas vocales para comunicarse y lo más que hace es abrir su boca a escasos centímetros.

Rápidamente se da la vuelta para encararse a Kromm y Alrik, dando la espalda a Karkass.

Aprovechando la refriega, Reckbran se adelantó hasta la entrada del comedor y preparó otra flecha. Sin embargo no pasó inadvertido por el golem, que parecía atento a todos sus enemigos.

No evitó que disparara una flecha. No sería el disparo perfecto que buscaba, pero al menos impactó y causó algo de daño.

Al contemplar el tremendo golpe que había recibido su compañero, no pudo más que arrugar el rostro, por un segundo estuvo a punto de soltar una de sus manos de la empuñadura de su martillo, para lanzar un conjuro de recuperación sobre él, pero en un instante, a través de los huesos de aquel gólem, pudo ver como Karkass se recompuso, dando muestras de que seguía consciente. Alrik renovó la fuerza sobre la empuñadura de su martillo y golpeó de nuevo a la criatura, que parecía deshacerse por momentos.

Karkass encajó el impacto contra la pared.

—¡Vaya golpe!— gimió el enano.

Le dolían varias costillas y era posible que se hubiera roto algún hueso. Pero eso no hizo que el enano se echase atrás. ¡Muy al contrario! Se levantó como pudo y con renovada furia, jugándose la vida, volvió a golpear al esqueleto gigante.

—¡Te lo devuelvo con orgullo gigantón!— gritó mientras impactaba con su martillo en las piernas del golem de hueso.

Se ve que Gahel estaba dormido... a si que no se entera muy bien de que Belain está por allí, a si que el Narrador decide entrar en escena para darle un par de capones y que éste preste algo de atención.

- Esto... ehhh.... si si. - dijo mientras extendía la mano para recoger el saco. - La carreta... también se la he de llevar ¿no?

Se levantó de su acomodado asiento y se acercó a la carreta.

- Voy a tener que llevarme un caballo de la guardia... no me apetece volver andando desde allá. ¿Dónde está tu amigo? - preguntó a Belain. - Decidle a Gundren que saldré en una decana, a si que... si queréis acercaros cualquier noche a la posada de Driftwood podremos echar una partida a algún juego de bebida.

Furioso por su propio dolor Karkass embistió contra el esqueleto. El primer golpe de su martillo quebró por completo su pierna izquierda. Cuando la criatura cayó apoyando su rodilla en el suelo el joven defensor se encaramó por las costillas hasta alcanzar su cabeza. Mientras se alzaba a horcajadas de los hombros del esqueleto aulló furibundo:

—¡Te habría salido mejor quedarte muerto donde estabas! ¡Regresa al infierno!

Y con eso descargó un brutal golpe sobre la calavera de su enemigo que reventó en mil pedazos.

Kromm estaba listo para descargar su ira descontrolada sobre el gigante de huesos, pero el mazaso de Karkass se le adelanto. No sólo corto a la criatura a la mitad, si no que subio en ella y pulverizó el cráneo.

Ante la falta de enemigo, kromm cerro sus ojos buscando calmarse. Sabía que debía permanecer así por un momento para recuperar la calma...

- Pues tú lo mataste, te toca invitar la primera ronda JAJAJA

Aún faltaba buscar que rayos es lo que quería el Rockseeker... Almenos le habían limpiado el lugar... O se lo habían dejado sin protección.

Belain asintió ante la pregunta de Gael.

 - Sí, la carreta también es de su propiedad. Respecto al caballo... -el semielfo de incorpora- si marcháis en 10 días, tenéis tiempo de sobra para pedir un caballo. Pero nosotros tenemos que entregarles estos 2 a los guardias del puesto fronterizo del Comandante Karl. Ese era el trato. Hablad con el Comandante y que os deje el caballo, nosotros no tenemos esa potestad.

Antes de marcharse, echó un vistazo alrededor.

 - Nosotros nos hospedaremos allí en Driftwood. Nos veremos. 

Se dio la vuelta y se encaminó hacia la casa de Gundren. Cuando llevaban unos cuantos pasos alejados de Gael, se giró a Pirlo.

 - Hay varios ataques a las afueras de la ciudad y nadie sabe nada al respecto... Vaya panda. Volvamos con el enano, no sé qué tendrá previsto para esta noche, pero la comida estaba buena eso es innegable.

Reckbran suspiró aliviado cuando vio caer al golem. Guardó su arco y se adelantó al siguiente pasillo.

- Buen trabajo, pero no celebremos todavía - dijo asomando su cabeza para ver si lograba detectar algo en la siguiente habitación.

Ambas cosas son innegables, compañero. La comida del enano es buena y los habitantes de esta ciudad callan más que hablan. Nos conviene abrir bien los ojos, porque me parece que somos los únicos que los tienen. El mediano terminó sus palabras elevando la voz para que fueran escuchadas por el guardia somnoliento.

Después, de camino a la morada de Rockseeker, Pirlo cogió su ocarina e interpretó una alegre melodía, sin duda animado por el festín que le esperaba. A los pocos minutos, la canción se había convertido en una polifonía con diversas melodías que se entrelazaban y superponían, como si la pieza estuviera siendo interpretada por no menos de cuatro músicos distintos.

¡Así se hace! - exclamó Alrik contemplando a su congénere destrozar aquel mostrenco a puros golpes.

Aprovechó para embarazar su escudo de nuevo y espero aque el joven Reckbran exploraselas inmediaciones antes de avanzar.

Tras la demostración de táctica y combate de Karkass, el almacén se quedó en silencio. La sala se queda levemente iluminada por las antorchas que quedan encendidas... y ahora, ya solo os queda una sala más que registrar.

El trabajo parece estar acabado. ¡Vamos enanos!

La tarde va cayendo y os ponéis marcha a la casa de Gundren. El camino a caballo no era muy largo, pero ahora... a pie, la cosa había cambiado.

A estas horas, las calles de la ciudad no parecían las mismas, no sabéis si es por la oscuridad o porque salen a las calles los rufianes, ladrones y demás. Aunque os estáis dirigiendo a una de las mejores zonas de la ciudad, en todos los lados hay callejas y callejones... e incluso entre los más ricos.

Según estáis avanzando, notáis que no estáis solos, que puede haber alguien cerca vuestro...

—¡Ja! ¡Claro que pago la primera ronda! ¡Esta historia tenemos que contarla! ¡Es para lo que me hice aventurero!

Pero pese a sus bravatas, antes de ponerse en marcha Karkass se acercó a Alrik.

—¿Tienes alguna palabra de consuelo que pueda darme fuerzas? ¡Ese maldito esqueleto casi me descoyunta!

Aún así siguió a sus compañeros pero esta vez dejó que otros que estuvieran más enteros llevasen la iniciativa. No fuera a ser que sobreviviera a un esqueleto gigante y que luego una simple piedra cayendo del techo terminase con su leyenda.

 - A catarro gallego, tajada de vino - respondió el clérigo sin demasiada ceremonia - ¡Tú puedes con eso y con más! 

Después de quedar satisfecho por haberle devuelto, a su parecer, el ánimo al guerrero, avanzó tras el enano más joven en busca de alguna pista que le indicará el por qué de aquel recibimiento tan macabro.

Karkass se quedó un momento perplejo y luego lanzó una risotada.

—¡Ya me siento mucho mejor! ¡Gracias hermano! Veamos que hay en esa última sala.

Y siguió al grupo a la última habitación.