Partida Rol por web

Un placer, maese Glowmy. Estos son mis compañeros, Danja y Snivean, en cuanto a mi me llamo Johann Strauffer. El motivo de haberme acercado hasta ustedes no es otro que llevar un poco más allá mi curiosidad... el caso es que llevo varias semanas buscando hablar con alguien de su raza. Verán, lo cierto es que soy un hombre dedicado a Maelgor y mi Dios ha tenido a bién guiarme hasta ustedes porque cree perentorio que me encamine hacia un lugar llamado la Montaña Robada- dije a los enanos, aguardando unos segundos para ver su reacción ante aquello

He escuchado historias que narran lo ocurrido de mil y una manera distinta, pero en ninguna de ellas indica su ubicación exacta, y me preguntaba si alguno podría decirme que caminos recorrer para llegar allí. Es imperante que lo haga, así lo quiere mi Dios, y no habrá criatura en este mundo capaz de hacerme cambiar de idea al respecto- sentencié de forma rotunda antes de darle un buen sorbo a la jarra, haciendo un mohín al notar el sabor amargo de la cerveza... tendría que haber seguido con el agua.

- Yo soy Koraz - dije mirando al extraño trio, sobre todo me llamo la atención el aire distante del elfo, no parecía a gusto en nuestra compañía, quizás fuera desconfianza ante extraños, el hombre calvo parecía ser el cabecilla y la mujer que los acompañaba parecía una aventurera acostumbrada a moverse en ambientes hostiles.A pesar de sus lógicas reservas, no me parecieron un peligro si no percibían peligro o una amenaza real, que en caso de producirse sabrían responder.

Yo soy Durcan, la montaña robada...a buen sitio os encomienda vuestro Dios amigo...aquello en otro tiempo fue un reino prospero lleno de riquezas y de refinamiento. Durcan dio un largo trago. Hasta que la tragedia se sumió sobre el y la montaña fue robada por el invasor. No amigo, yo no me acercaría a ese lugar y menos sin la adecuada compañia...¿acaso pretendes ir solo?

Un aciago destino... ahora empiezo a entender los enigmas que se me planteaban al respecto- dije pensativo, con la mirada clavada en la jarra espumosa de la que no había vuelto a beber - Pero el peligro no me amedrenta. Si he de ir solo, que asi sea. Maelgor asi me lo ha indicado y no será por miedo o por la duda que deje de tener fe en mi dios.

No parecía un lugar al que querer ir, más si las historias que había escuchado eran cierta... y bien podrían serlo dada la reticencia de Durcan de ir hacia allí. Inspire hondo, alzando el rostro durante un instante. Si había peligros y seres oscuros conocerían la justa ira de Maelgor a través de su fiel seguidor

¿Podríais indicarme hacia donde tengo que dirigirme?

- Yo estaría encantado de acompañaros, tengo cuentas pendientes allá que deben ser liquidadas. - Koraz ve la oportunidad de vengar a sus antepasados, aunque tenga que ser en tan extraña compañía.

—¿Indicar? — dije dirigiéndome hacia el sacerdote —El camino hacia la montaña robada solo puede ser seguido por enanos, ademas una vez allí que harías pedirías consejo a tu estimado Maelgor para que te guiara através de las miles de galerías que se tejían en aquella montaña. Siendo sincero dudo mucho que pudiera ayudarte— Esperé la reacción del sacerdote. Sin duda lo que pretendía con tanta amenaza es que soltará de una vez que era lo que tenían que hacer ahí un elfo mudo una aventurera y un sacerdote. Y de ser beneficioso para nuestro bolsillo espero que nos eligiera como guias. Señalándole con el dedo le dije —Quizás podamos llegar a un acuerdo... Es conocido por todos que la montaña está llena de tesoros y riquezas pero sinceramente dudo mucho que un sacerdote se adentre en tal lugar solo por unas baratijas al fin y al cabo se os prohibe ser codiciosos. Tengo la sensación de que algo nos ocultas. Por supuesto será un placer para mis amigos y para mi el ser tus guías en esta misión que tu Dios te encomienda siempre y cuando que nos dejes a nosotros manejar el tema de las baratijas— le dije guiñándole un ojo.

Noté como el rostro se me iba tornando colorado ante las palabras del insolente enano, conteniendo solo una contestación más que merecida por la pura necesidad y el buen hacer en el cual me había adoctrinado. Respire hondo un par de veces antes de contestar

Si lo que quereis son los tesoros ocultos en la montaña por mi os los podeis quedar para vosotros, todos ellos hasta que su propio peso os asfixie- dije con al voz cargada de reproche - Ya te he dicho cual es mi objetivo: Maelgor, a quien harías bien en no tratar a la ligera en presencia de uno de sus representantes en la tierra, me encomendó encaminarme hacia alli. Cual es el motivo o que intenciones no lo se ni me pertoca a mi sopesarlas... ¿o acaso el pico se pregunta porque la mano lo estrella una y otra vez contra la roca? - añadí en un símil que el díscolo y avaro enano pudiera entender

-¿Las baratijas?- Dije relativamente irritada mientras conseguia finalmente dejar en equilibrio mi bastarda sobre el respaldo de la silla para que no se cayera, despues mire hacia los enanos arqueando una ceja, sabia que a veces podia llegar a ser un poco cabeza hueca pero de eso a no darme cuenta de lo que estaban diciendo habia un paso.

-La montaña robada... Escuche hablar sobre ella... No recuerdo demasiado bien los detalles pero si recuerdo lo que decia una de las canciones de mi infancia- Tras eso tosi y aclare un poco mi garganta para comenzar a cantar suavemente- "Y los reyes huyeron, los valientes murieron y duendes brincaron mientras la montaña estaban robando. Monedas de oro y muchos otros tesoros quedaron a manos de los avaros ogros, pero ningun enano se atrevio a volver, ya que en la batalla solo podia perder, en la montaña robada, el lugar que ya solo recuerdan los cuentos de hadas"... Alli debe haber un monton de cosas interesantes que merezcan la pena y seguramente quedaran las alimañas de esos cuentos o otras, asi que me unire por que quiero una pequeña parte para mi y proteccion extra siempre os sera util... Hace falta decir que soy muy buena en mi trabajo- Dije con mucha confianza en mi misma, resultaba interesante ir a aquel lugar solo para ver si mis capacidades serian suficientes para sobrevivir, pero de algo tenia que comer y conseguir aquella bolsa dimensional que habia visto hacia dos meses para la cual estaba ahorrando.

De pronto se abre la puerta de la taberna y entra una figura de un enano que no tenéis visto tras varios días aquí, parece nuevo. Tiene una complexión fuerte y una espesa barba rojiza que empieza a mostrar sus primeras canas bajo el mostacho. El enano cubre su cuerpo con una gruesa capa confeccionada con piel de oso negro que cubre la mitad de su cuerpo. Bajo uno de los pliegues de su capa, sobresale intencionadamente el mango de la que, a todas luces, es un hacha de guerra, que por lo poco que véis, es de excelente manufactura enana.

Tras unos instantes observando el local y su clientela, repara en vuestra presencia, y con paso decidido se acerca hacia vosotros.

- ¡Por fin os encuentro...,  Sí, decididamente sóis vosotros!- con voz segura pero sin gritar más de lo necesario- Vuestras aventuras pasadas os preceden y hablan bien de vosotros. Pero perdonad mis modales, soy Erik Hunar, provengo de las tierras de Marvalar, aunque no sea mi hogar de nacimiento.

Mira al posadero y le hace una señal, y este trae una fuente de carne y una nueva ronda de cervezas. Luego el enano mira fíjamente a Koraz funciendo el ceño y relajándolo, como si intentara recordar algo:

- ¿Nos conocemos, chico?

Me quede mirando al enano recien llegado arqueando una ceja, cada vez habia mas enanos, en mi vida habia visto muchos pero nunca habia tenido la oportunidad de poder dialogar con 4 de ellos a la vez, aun que tampoco hacia falta remarcalo mucho, lo mire con curiosidad, cuando dijo lo de haber escuchado acerca de ellos, hablaba sobre el grupo de enanos aventureros o de todos en general? Eso ultimo seria bastante raro.

-Necesitas algo Hunar?- Pregunte sin tener en cuenta los modales de presentarme o la tosquedad de mis palabras, los modales o las formas de presentarse no eran una de mis especialidades como sabian algunos o descubriran muy prontos otros, yo siempre intentaba ser practica.

El enano mira a la joven exploradora y con cara serie mete su mano entre sus ropas y saca una bolsa. De ella saca un anillo de oro rojizo con inscripciones talladas conformando un martillo. Se levanta de su silla y dice paseando el anillo por delante de todos vosotros:

-Este es el anillo de la Casa de Mordin, aquel que fundó mi clan, y otrora construyera Kur-Agor ahora conocido como Ig-Nagor, la montaña robada. Y esto, es símbolo inequívoco que soy pariente suyo, pues en el reina una poderosa magia ancestral. Cualquiera que intente ponerse el anillo verá como es del todo imposible a menos que sea de la sangre de Mordin- Mientras decía estas palabras la mayor parte de los clientes se han girado hacia vosotros, en los ojos del enano podía verse el brillo del fuego de las forjas enanas de antaño.

Reconocéis el sello de la Casa de Mordin, todo lo que ha dicho el enano es cierto.

Sientate pues hermano y descansa tras tu busqueda, bebe y come has venido en el momento justo.

Miré de reojo a Sanja por su total falta de tacto, no sabiendo de que me sorprendía dado que no era la primera vez que hacía gala de su carácter tan directo; recé a Maelgor para que aquella chiquilla no iniciara por si sola una bronca y, por fortuna, mis plegarias fueron atendidas cuando el recien llegado se presentó nada más y nada menos como un pariente directo de los que antaño moraban en la mítica ciudad.

Hice un esfuerzo mayúsculo por no demostrar la más mínima sorpresa en el rostro, a pesar de sentirla, y me aclaré ligeramente la garganta para tomar la palabra.

Bienhallado seas entonces, Erik Hunar, de la casa de Mordin. Soy Johann Strauffer, y estos mis compañeros - añadí señalando con la mano a la chica y al elfo, no sabiendo si sería o no productivo - Justo ahora estaba intentando convencer a estos enanos a que me acompañaran, o ayudaran a encontrar, la ciudad de la que hablas... mi dios patrón me ha enviado un portento con la única intención de que viaje hasta allí, sin saber cuales son los motivos reales. No pretendo adueñarme de oro, joyas o reliquias familiares antes de que vuelva a surgir el tema... pero hariamos bien en no mostrar tan a la ligera semejantes objetos.- dije mirando por encima del enano recien llegado, hacia la concurrida taberna

Mi ofrecimiento sigue en pie, ir hacia la llamada Montaña Robada sin ningún ánimo de lucro, pero necesito al menos un guía maese Hunar

Obviamente no lo he dicho antes pero le reconocéis como un enano de la nobleza, un tipo importante.

Tras esas palabras de Johann y Durcan, el enano vuelve a sentarse, bebe un largo trago de cerveza acabándola y coge un trozo de carne y se lo traga entero, levanta la mano y Hamill le trae una nueva jarra de la exquisita cerveza de la taberna y rellena tantas jarras como estén vacías o a punto.

Luego el enano con la cara más calmada y el ánimo refrescado busca entre sus ropas y extrae un rollo de pergaminos y los pone encima de la mesa:

- Permitidme que os enseñe algo- y extiende los pergaminos pudiendo ver entonces que son mapas- Sin esto amigos míos os habríais perdido entre las salas de los enanos, estos son los mapas de Ig-Nagor, la antigua ciudad enana. ¿Supongo que todos habéis oído hablar de ella, no?-  Mira al elfo y a la chica esperando una respuesta.

  Los acontecimientos se amontonan, la "negociación" entre Glowmy y el extraño calvo, estuvo a punto de terminar en algo peor, la intervención de la chica tampoco ayudó mucho, pero ahora para terminar de dar un nuevo giro aparecía Erik Hunar, todo un personaje local.

- Es probable que hayamos coincidido en Marvalar, yo también vivo allí.- respondí, tras dar muchas vueltas a si era oportuno dar esa información, tras evaluarlo y pensarlo la conversación ya giraba sobre otros temas.

El rey del que hablas en tu historia, era su padre.

De momento esa información no la voy a compartir, hasta no tener la certeza de las intenciones de mis "compañeros". Intentando pasar desapercibido, como si no conocierá Erik, esperando que el no me descubra.