Partida Rol por web

La noche pasa sin más contratiempos pero la mañana amanece con un ominoso presentimiento cuando ciertos graznidos, de aves de presa tal vez, de grandes proporciones quizás, resuenan en los oídos de los naufragos. La prudencia aconseja ocultarse, hecha voz en la figura de maese Abrojos. Drusila y Dork deciden seguir su ejemplo, recordando las aparentemente magníficas capas de ocultación que les obsequiaron hacía tan poco tiempo. En breve descubrirán si son tan efectivas como desean.

El sueño y ver que la herida de Pikard no fue tan grave realmente, ayudaron bastante al humor de Kirk, por lo normal controlado y seguro de si mismo. El estallido de la noche anterior resultó tan desmesurado como comprensible y parece que el joven lo ha dejado de nuevo atrás mientras sus ojos inquisitivos buscan respuestas incisibles para un enorme y gigantesco rompecabezas que ni siquiera ha sido planteado.

Kirk, con su hermano cerca, deciden optar también por la discreción, que algún hombre sabio calificó en algún momento de la historia como la parte más importante del valor. Así pues, Kirk aprestó su arco y llamó a Tak para que se echara a un lado, al resguardo de una mata que le ocultaría parcialmente. Por suerte, Tak tenía un pelaje blanco que le permitía fundirse con la nieve del entorno con cierta facilidad. La quietud era su aliada.

Escuchó entonces el comentario, agrio, cómico, sugerente y a la vez anhelante de Drusila mientras se escondían. Kirk ya había perdido la cuenta de cuantos comentarios procaces y sugerentes había hecho la mestiza, todos ellos lanzados al aíre. Kirk no había dejado de verlo siempre como un juego que se traía la preciosa rubia. Ella era guapa y lo sabía. Es más, no le importaba dejarlo claro con insinuaciones más o menos sugerentes. Kirk imaginó que Drusila no era una excepción de su género cuando usaba tales argucias. Seguramente lo que en los bares significaba bebidas gratis de varios pretendientes, en este entorno nuestro y hostíl podía significar una mano amiga más allá del deber que salvara su culo en un momento dificil. Kirk sonrió sin juzgarla por ello. "Manejo de la situación y del entorno", lo llamaba el viejo maestro de los gemelos cuando le enseñaba los secretos de la naturaleza. El viejo heremita que les adiestró nunca imaginó que se podía aplicar a campos tales como el que usaba Drusila. De hecho, algo de esa astucia primaria hacía que Drusila le gustara aun más. Kirk sabía mejor que nadie lo que era no juzgar a alguien por lo aparente.

Mirando a su hermano significativamente ante las palabras de la chica, Kirk habló a su hermano usando de nuevo el extraño lenguaje de chasquidos disonantes.

- *Ekuphatheni Kahle ezingalweni, grunt sits nice, muhle ubuso kanye namahlaya ... Ngokuqinisekile njalo inhlanganisela enkulu ...

Y aprestando el arco aguardó con el resto...

Entonces aparecen la aves de presa para hacer que los corazones se detengan y las respiraciones amainen durante un lapso de tiempo que parece interminable. Sin duda la tensión es grande, pues aquellas aves pueden ser eso mismo o bien algo más como reveló el visitante de la noche anterior. Tras un escudriñamiento de la zona en el que Drusila no parece tan bien oculta como debiera, las tres aves parlotean an un idioma incomprensible y retoman el vuelo. Kirk observa como se aleja y no puede evitar un suspicaz comentario en voz baja pero que todos sus compañero pueden oír claramente...

- ¿Les hemos dado esquinazo... o nos han visto y se hacen los tontos para pillarnos...?

Su mirada se posa en Drusila, que es quien aparentemente puede haber sido detectada. La duda de si les han burlado hiende en sus cabezas como un cuchillo caliente sobre mantequilla. ¿Kirk y el grupo les han evadido o solo desean haberles evadido...? Kirk vuelve a mirar a Drusila... Desear y tener... dos conceptos siempre separados por un abismo...

Sus ojos se separan de ella y su voz vuelve a entonar, ominosa.

- Huele mal. Muy mal... Creo que nos han pillado y se han ido a informar y organizarse...

-Nei wen indalane mahualane dandeliso man kaneilu enkalu amesha esanhala sannala.-Respondió el goblin en susurros.-Samaline.-Añadió rápidamente.

-No nos arriesguemos.-Finalizó en común.-Pensemos que nos han visto y sigamos con precaución. Tengo las sogas y las estacas que preparé, pueden servirnos de algo.

En trasgo:

-Es una chica muy agradable que da la casualidad de que está muy buena.

-Me la pido.

Drusilda se incorpora cuando ya han pasado las aguilas y mira a los pequeños trasgos sonriente, dando la sensación de que lo ha entendido todo. En cualquier caso, sea por eso, sea porque ha dormido bien, o sea porque a cada paso que dan están más cerca de la civilación (o eso espera en su fuero interior) hoy presenta muy buen humor. Se recoge un poco el pelo en un vano intento de ordenarse la melena y finalmente desiste. ¡En marcha! Lástima no poder probar el Oso para desayunar. Me empiezo a acostumbrar a ir comiendo un poco de todo, pero el Druida va a ser que no. ¿Lo ocultaremos o enterrremos o lo dejamos abandonado sin mas? ¿Cual será el orden de avance y la distancia entre nosotros? ¿Vamos a llevar las antorchas encendidas o avanzaremos con las capas puestas? Eran muchas preguntas seguidas y se sorprendió a si misma con un sentimiento de sentirse cada rato más a gusto y deshinibida en tan variopinto grupo.

-Yo lo enterraría aunque sea un poco. Si lo toman como una muestra de respeto puede que no nos ataquen más.-Respondió el Goblin.-O prepararía una pira y lo haría arder. Mientras el fuego atrae a los druidas hacia aquí podemos alejarnos.

- Lo segundo me parece más apropiado. -dijo Kirk al comentario de Pikard- Desviará la atención de nuestras personas a este punto y con suerte pensarán eso que comentas, hermano. Además, el claro impedirá que la hoguera se extienda por el bosque. Lo que menos me apetece es andar triscando por un infierno ardiente mientras unos druidas vengativos nos persiguen...

- Démonos prisa entonces. - Respondiendo a Drusilda, Abrojos opina - Yo no apagaría las antorchas nunca. No podemos evitar a los druidas pero parece que al menos mantiene alejadas a las bestias. Esperemos que las capas nos oculten frente a lo demás.

Hasta el momento tampoco parecía que estuvieran haciendo milagros. Fatas primero y el druida-oso después.

Una vez se ha encendido la pira, el grupo tiene prisa por alejarse. Parece probable que el fuego atraiga miradas, y aunque la forma de respeto al cadáver puede que les guste y puede que no, el matar a uno de los suyos no pondrá de buen humor a los druidas que no se hayan enterado ya.

Kirk y Pikard, sobre sus lobos, aprovechan su movilidad adelantándose ligeramente para explorar, flanqueando al grupo o haciéndole de cola. Los otros tres, a falta de fijar un orden de marcha, caminan algo separados entre ellos y con ojos para todo.

El pantano ha quedado bien atrás y esta zona del bosque es algo más despejada, con más distancia entre árboles. Todos temen la llegada de algo volador, pero no ocurre. Al menos dos veces pasan por rocas solitarias talladas con rasgos humanos, como la del pantano. Todos se ponen en guardia en esos momentos, porque esas piedras pueden anunciar la cercanía de más duendes y a nadie le apetecen sus bromas.

En todo caso, no son molestados durante la mañana. Cuando el sol ya está bastante alto llegan a un extenso claro de hierba verde y ven un paisaje inesperado. En la mitad del claro hay un amplio círculo de grandes piedras verticales, de tres veces la altura de un hombre. Algunas están caídas y mohosas, y una está tan rota que a duras penas se interpretan los fragmentos, pero otras se alzan orgullosas e imponentes y el círculo que forman está delimitado muy claramente.

En el interior del círculo de piedras hay un tocón tallado con la forma de tres lobos mirando en direcciones distintas y unidos en las patas traseras. Los animales esculpidos tienen hocicos cortos abiertos para dejar ver colmillos afilados. Incluso a esta distancia puede verse que los tres lobos son distintos, de cierta forma cada uno tiene su propio rostro y expresión.

Además de eso, justo en el centro del círculo hay un gran árbol. En la copa puede verse una cabaña de madera cuya única forma de llegar es trepar o ayudarse de una cuerda que en estos momentos está recogida junto a la puerta abierta principal. No se distingue nada del interior. Los pájaros vuelan bajos y sopla una ligera brisa mientras algunas nubes emborronan lo que estaba siendo un día muy despejado.

Que casita tan mona para pasar la noche!  comenta Drusilda poniendo voz de cursi. Luego con voz normal prosigue hablando - Parece una diana de un campo de tiro con arco. No me apetece mucho quedarme en el centro. Lo cierto es que esta zona tan abierta no me gusta nada. ¿Alguien ha borrado o disimulado nuestro rastro? Tanta acción extremaba las medidas de precaución de la guerrera que esperaba un nuevo combate a cada paso.

Dork se rascó la cabeza mientras miraba hacia arriba

- Una de dos, o subimos a ver si hay algo que nos pueda servir en nuestro viaje o seguimos de largo, yo voto por subir, puede que esta sea la casa del druida que matamos y tenga algo de provecho arriba, aunque también pueden haber trampas.

Mira al grupo

- ¿que opinan?

- Yo tampoco creo que sea prudente quedarnos a descansar en esa casa - contestó a Drusilda - pero echar un vistazo...

Abrojos asintió, de acuerdo con Dork.

- Creo que tenemos mucho que ganar y poco que perder, si vamos con cuidado. Tengo buen ojo para las trampas.

- En tal caso Pikard y yo patrullaremos por los alrededores...

Ofreció Kirk y en seguida aprestó sus sentidos, atentos a figuras deslizándose por el áire o avanzando por tierra...

Abrojos y Dork se acercan al círculo de piedras, con Drusilda detrás y los trasgos cubriendo los alrededores.

Contemplado desde menos distancia, el árbol es imponente. Es uno de los más grandes que han visto en este bosque, pero al estar tan aislado parece todavía mayor. Está bastante desprovisto de hojas, pero sigue sólido y nada sugiere que le falte salud. La escultura de madera, tallada en base al tocón de otro árbol mucho más pequeño que debió de estar cerca del otro en su día, también resulta más impactante de cerca. El trabajo es tan detallado que se puede apreciar el pelaje erizado y las arrugas en el hocico al enseñar los dientes. Los lobos tienen las orejas hacia atrás y las patas delanteras están en el aire, como si saltaran o atacaran.

Apenas Abrojos y Dork entran en el círculo delimitado por las grandes rocas, sienten todos sus miedos y preocupaciones disiparse. Aunque las heridas de Abrojos no se cierran, siente nuevas energías y vitalidad renovada, al igual que el bárbaro.

Aún maravillados por el efecto, notan que los ojos de las estatuas brillan. Una runa reluce en la base de la escultura y un corpulento lobo marrón de hocico corto aparece de la nada delante del semiorco y el humano. El animal es grande, tan grande como el lobo invernal, pero donde el gran blanco parecía inteligente y calculador, este es pura ferocidad. No es un lobo corriente, y no solo por el tamaño: unas placas óseas salen de sus hombros, y los dientes y zarpas son exageradamente grandes. Toda su atención está en Abrojos y Dork, ignorando a Drusilda, que está un paso fuera del círculo, y a los trasgos. Los ojos de la estatua y la runa en ella siguen brillando.

-Tiene toda la pinta de ser un santuario druídico.-Había dicho para sí el goblin. Hubiera preferido equivocarse.

-Es un conjuro de protección, salid del círculo.-Dijo sin estar muy seguro de lo que decía, pero en su mente tenía sentido.-Voy a intentar algo.

En ese instante, sacó dos flechas de su pequeña aljaba y apuntó dos disparos, uno al lobo, y después uno a la estatua que, segun creía,  lo había conjurado. Era el unico modo de saber si estaba en lo cierto.

-Hermano, necesito una antorcha o algo de fuego rápido.-Añadió finalmente.

Dork da un salto para salir del circulo

- VEN CONMIGO, VAMOS A JUGAR

- Si me sigue ya me encargo yo ¡DRUSILDA, CONMIGO! ¡PIKARD, ABROJOS, ROMPAN LA ESTATUA! ¡TU, KIRK CUBRENOS DESDE LA DISTANCIA!

El ser invocado les había pillado más sorprendidos que por sorpresa, pero aun así su aspecto imponente resultaba sobrecogedor. Pasada la primera impresión, sacudiéndose el estupor como un perro se sacude una pulga, el grupo se puso en acción.

-¡Voy a cubrir con fuego rápido a Dork! -dijo en respuesta a su hermano y añadió en un grito al resto- ¡Pasadle a Pikard una antorcha!

Kirk, atento a lo que se le pedía, decidió hacer una maniobra envolvente, tanto para buscar un hueco en el desprevenido lobo que había sido convocado, como para interponer el cuerpo del gran animal entre él y sus compañeros. Guiando a Tak con las rodillas, Kirk tensó su arco y cuando lo vió claro, en una sucesión rápida lanzó dos disparos buscando puntos sensibles en el cuerpo del lobo.

Las flechas de Pikard hacen diana en el lobo y en la estatua. El proyectil que se clava en la madera parece hacer poco o nada para dañar la integridad del conjunto de la escultura; sin embargo Pikard juraría que los ojos brillaron con más furia durante un momento. La criatura gruñe y se intenta sacudir la saeta.

El lobo trata de morder a Dork, que sin embargo sale de su alcance a tiempo. Al abandonar el círculo, el bárbaro nota la sensación de paz disiparse poco a poco. El lobo parece ir a seguirle.

- Oh oh... - A abrojos no le gustó la aparición del lobo como por un conjuro de convocación. Todo parecía indicar que Pikard estaba en lo cierto con que esto era un círculo druídico sagrado.

Intentando pasar desapercibido, el pícaro hace caso a Dork y da un paso hacia la estatua sin bajar guardia. Cuando ve que el monstruo está entretenido con el bárbaro se concentra en analizar el trozo de madera. Si reacciona a la presencia de intrusos conjurando, se comporta como una trampa mágica... y eso quiere decir que puede ser desactivada.

- Destruir la estatua debería servir, pero voy a intentar desactivarla. ¡Necesito más tiempo!