Partida Rol por web

Drusilda saca su arco y le dispara un flechazo al lobo. YA LO SABIA YO! DETRÁS DE UNA OTRA. y retrocede unos pasos alejandose del circulo en el que no ha entrado.

La flecha de Drusilda se pierde en el bosque, fallando por mucho a su objetivo, pero uno de los proyectiles de Kirk sí da en el blanco. Abrojos es el único que queda dentro del círculo, tratando de detener a la estatua. Junto a él, apoyada en el tocón, hay una antorcha ardiendo que el viejo mercenario ha soltado para usar las dos manos.

-Abrojos, rompe la maldita estatua.-Dijo el goblin.-Ya es tarde para andarse con miramientos. Si las runas de la estatua son un hechizo necesitamos magia para vencerlo, nada hay que se pueda hacer con las manos. 

Dicho esto, hizo un gesto a Bro mientras alzaba la parte trasera de su camisote de mallas. Como si fuera un cachorro, el lobo lo cogió y lo llevó hacia la estatua, donde el goblin señalaba. 

Al llegar allí, casi sin que el lobo tuviera tiempo de soltarlo, se agachó, tomó la antorcha y la colocó bajo el rostro de lobo cuyos ojos brillaban.

-A la mierda. Esto se arregla a fuego.-Dijo mientras esperaba.

Otra runa se enciende en la estatua y un cambio tiene lugar en el lobo. Las placas óseas que sobresalían ligeramente de los hombros de la criatura crecen y otras nuevas se forman, a la vez que los dientes se hacen más largos y puntiagudos. Cuando la transformación acaba, un momento después, el lobo gigante tiene una especie de armadura ósea, además de mandíbulas si cabe todavía más peligrosas.

Pikard entra en el círculo druídico, notando la sensación renovadora que ya habían vivido Abrojos y Dork. Trata de quemar con la antorcha la estatua y la reacción no se hace esperar. El lobo terrible se lanza contra el trasgo y, cogiéndolo por sorpresa, le clava los enormes colmillos sacudiéndolo hasta que el trasgo logra escabullirse. Aunque ve la herida, Pikard no nota el dolor tanto como cabría esperar. No deja de pensar en la sensación que le fortalece y darle las gracias.

- ¡Tal vez tus manos no puedan, trasgo! - grita Abrojos, de mal humor al ver que Pikard no solo le estorba sino que ha atraído al lobo hasta él.

Encarando a la bestia, da un paso pegado a la estatua al comprobar que parece más interesado en el trasgo. Tras eso sigue trabajando, aunque nunca había visto un constructo así, ha reconocido el funcionamiento como una trampa mágica y todas tienen una forma de inactivación manual, aunque haga falta alguien de su talento para descubrirla.

Drusilda guarda el arco y desnevaina la katana. Toma nota de la posición del circulo runico y entra lo minimo para estar dentro y llamar la atención del ser. AQUÍ, AQUI!! chilla mientras mueve la katana. En cuanto el ser se dirija hacia ella retrocederá rápidamente fuera del circulo. Quiere distraerlo de la acción de Lupín y probar la teoria de que no pueden salir del circulo.

-Como quieras, Abrojos.-Dijo el goblin dando un pequeño paso hacia atrás con la antorcha en la mano.-Es tu momento. 

Acto seguido, montó en su fiel compañero y preparó su escudo. Llegaba el momento de combatir mano a mano con Bro.

-Vamos compañero.-Dijo haciéndole un gesto para que se retirase de allí.-Es hora de salir de aqui.

Lobo y goblin comenzaron entonces a cabalgar hacia el exterior del círculo.

La situación se iba haciendo cada vez más complicada. El lobo no solo no era abatido ni contriolado, si no que además la situación se había tornado aun más peligrosa dado que el animal había aumentado de tamaño y ferocidad. Si antes era peligroso ahora era letal.

Kirk vio como los dientes del lobo se clavaban en la carne de su hermano y aquello le llenó de horror. Kirk ya había visto muchas veces lo que un lobo podía hacer con una presa, y este era especialmente grande clavando sus fauces en alguien tan pequeño como Pikard. Por suerte, Pikard era ágil y logrío desembarazarse de la dentellada, alejandose un poco del monstruo, a sabiendas que poner tierra de por medio sería la priemra opción.

Sin embargo, aquella situación tenía una pega. La huida de Pikard había dejado a lobo casi a solas con Abrojos, que trataba a toda velocidad de desactivar lo que él decía que había; una trampa que era la fuente de poder del lobo. Si el lobo enfurecido se giraba, se encontraría con un Abrojos arrodillado y trabajando en la trampa. Indefenso es la palabra que le venía a la mente a Kirk cuando comparaba tamaño y peso entre humano y bestia. Había que entretener a la bestia.

Y solo se le ocurría una opción.

- Mierda... -masculló para si, pensando en que el loco plan que empezaba a avanzar por su mente serviría para que Pikard no fuera blanco del lobo- ¿Quien quiere vivir como un trasgo para siempre...?

Kirk dejó caer el arco a un lado, junto a uno de los monolitos y soltó el seguro de su silla de montar, el que le mantenía sujeto en la silla de Tak y evitara una eventual caída. Luego hizo que Tak se lanzara en una rápida carrera hacia el lobo monstruoso. Cuando lo creyó necesario con un tirón, Tak dio un salto poderoso por encima del otro lobo monstruoso, pero cuando aterrizó al otro lado y siguió su corta galopada Kirk no estaba en su lomo.

El trasgo se había dejado caer en pleno salto para aterrizar sobre el lomo de la bestia. Una vez allí, se acomodó rápidamente, agarrándose con una mano a una de las placas oseas y al pelaje basto y grueso de la feral criatura, apretando las piernas contra los costados y hacia atrás para sujetarse evitando poner sus piernas a tiro de las mandíbulas, y usando la otra mano para equilibrarse. Aun necesitaría unos segundos más para tomar contacto con las sacudidas del animal y medir un punto en el que hacer algo más que montar al feroz cánido.

Kirk era consciente que lo que intentaba hacer era algo increiblemente estúpido y osado, pero si lograba mantenerse, estaría en posición de congelarle al contacto, o al menos de sacarse la daga de la bota y apuñalar el cuello del lobo repetidamente, una y otra vez hasta que este cayera muerto o bien le tirara de una vez al suelo... Sería una cuestión de puro aguante y a pesar de la diferencia de peso y fuerza, Kirk confiaba en su habilidad y resistencia para mantenerse sobre el animal. Confió en que cuanto menos lograría ser una enorme molestia para el furibundo animal durante un rato, de modo que Abrojos pudiera contar con tiempo suficiente para eliminar su fuente de poder.

Dork corre hacia el lobo, le tira el hacha que tenía en la mano y siguiendo la carrera saca su gran hacha para partir al bicho por la mitad.

El lobo gigante trata de cazar a Bro, que escapa con Pikard, pero el animal se mueve demasiado rápido. Entretenido por esa fuga, no ve venir a Pikard, que aterriza en su lomo. Aunque la bestia se agita con fuerza, no logra despegarse al pequeño trasgo.

Drusilda al entrar en el círculo siente el cansancio disiparse y nuevo coraje. Sin embargo, tan ocupado está el monstruo

El lobo gigante se revuelve y consigue morder a Kirk en su temeraria maniobra, pero eso no impide que el pequeño trasgo acabe en su lomo. Aunque la bestia se agita con fuerza, no logra despegarse al pequeño trasgo.

Drusilda al entrar en el círculo siente el cansancio disiparse y nuevo coraje. Sin embargo, tan ocupado está el monstruo con Kirk que no le presta atención. El hacha lanzada por Dork falla, pero cuando el bárbaro se planta delante la bestia gruñe y deja de forcejear un momento.

Una runa más aparece brillante en la estatua. No hay efecto visible, pero Abrojos, si no estuviera concentrado en otra cosa, hubiera notado otro conjuro afectar al lobo terrible.

- Diablos.

Abrojos sigue concentrado en su tarea. No pierde de vista al lobo, no va a dejar que le pille desprevenido, pero eso no le deja terminar con la estatua.

Drusilda visto que todos están a por el lobo se lanza en apoyo acercandose para atacar con la katana.

Dork, enfurecido, descarga todo el peso de su gran hacha en el lobo.

Un mordisco en la pierna le había costado a Kirk el trepar hasta el lomo, pero a pesar del dolor sordo y agudo que le subía por el costado, al menos había logrado su objetivo. Encaramado sobre la bestia, su atención se desvíaría de Abrojos, dejándole trabajar. La bestia comenzó a sacudirse, pero Kirk sabía lo que se hacía a pesar de las dificultades. Entonces, los dos combatientes atacaron al lobo buscando huecos, el cual dejó de sacudirse para no dejarlos. Eso le dió a Kirk la estabilidad para sujetarse mejor, y buscar la forma de dañar a la criatura.

Por un momento pensó en sacar la daga de su bota, pero con las sacudidas pensó que igual podía perderla de una sacudida al intentar sostenerse, por lo que trató algo diferente. Como lo tenía tan cerca, Kirk se concentró y disparó en dos rápidas sucesiones dos rayos de escarcha buscando escarcharle un ojo o algo más. Cualquier cosa que ayudara a los combatientes a derribarlo cuanto antes.

Tras el poderoso salto sobre la bestia, el lobo blanco aterriza y ve que su compañero trasgo está en peligro. Huele su sangre y eso le activa para tratar de defenderlo del peligro que le acecha. Rodeando al enemigo, que está entretenido con los dos luchadores, Tak usa su instinto de lobo y ataca como hacen las bandas de lobos: cuando unos hacen frente a la presa por delante, el resto rodea y ataca por detrás.

Sin embargo el frenesí del combate hace que sus dientes chasqueen lejos de su rival, perdiendo su oportunidad.

-Hay que destruir esa estatua.-Digo alejándome con Bro del lugar.-Es más rápido que desactivarla y no tenemos tiempo. 

No puedo disparar sin arriesgarme a herir a alguien, asi que preparo mi lanza y rodeo el centro del santuario en busca de algún signo de que hay druidas cerca.