Partida Rol por web

Salir de Vilevil es como salir de un nido de víboras. Tienes la sensación de que afrontaras mayores peligros que los que has tenido que enfrentar en esa ciudad, pero aun así no puedes evitar sentir el alivio de que al menos un palmo de tierra que pises no estara lleno de peligros, engaños o traiciones. Quizás haya cosas peores en el mundo, pero al menos en ese mundo puede haber algo bueno cosa que en la ciudad de los asaltantes no parece.

Has oido hablar de la ciudad de Llancan y estando en la misma región del sureste, es curiosamente una antítesis. Allí las personas son muy civilizadas, y tanto es así, que existiendo una guardia muy exigua, la criminalidad es muy baja. Puede ser que Vilevil se haya convertido en el sumidero en que se vierten todos los despojos de la sociedad...

Iniciais el camino con optimismo y con un poco más dinero que cuando llegaste.

El chico comienza a preguntarte por tu pasado, al fin y al cabo ya tiene cierta confianza en ti.

.-¿Puedes decirme porque usas un seudonimo?-.

- Domecq, amigo, has de saber que, cuando era joven y andaba cerca de un banco, lo atractaron. Algunos testigos me acusaron como cómplice de los ladrones. Tuve que huir. Desde entonces, he cogido el gusto a la aventura y al misterio, y a disfrazarme. Hace algun tiempo que ya no quiero ni pensar en mi nombre real, aunque las acusaciones sobre mi no son muy grandes. ¿Esto resuelve tus dudas un poco más?

.-Eres inocente, pero te codeas y trabajas para criminales. ¿No es un poco extraño?-. Dice el chico.

- Es más lucrativo. Además, como te dije, renuncié a mi identidad civil por mis motivos. Desde que la justicia me acusó fatalmente, no tengo por ahora interés en volver a una vida honrada. Quizá algun dia, cuando sea rico, volveré al trabajo duro; pero, por ahora, no.

.-¿Entonces por que te importó que me dedicase a robar a la gente?-.

- Mira, chico, tengo buen corazón cuando quiero. Insisto: cuando quiero. Algo en ti me da confianza. Y ojalá que siga siendo por mucho tiempo. No he perdido tampoco toda mi fe en la gente y en la humanidad. No sé. Quizá es cierto que nadie comprende a su propio corazón.

Hace un gesto pensativo. Notas el el camino se vuelve menos abrupto. La orografia del terreno ha ido volviendose menos pronunciada, y esto no ha sido algo brusco, pero si que has notado ahora. Pareciera como si hasta las tierras fuesen menos hostiles que antes.

.-¿Tienes familia?-.

- Si, dos hermanos mayores y una hermana menor. - Mira a Domecq un rato: - Espero que me lo preguntes sin mala intención...

.-No. Solo es que es algo... No se lo que se siente teniendo familia. Curiosidad...-.

Le doy unos golpecillos en la espalda:

- Comprendo tus sentimientos. Pero ahora al menos me tienes a mi como amigo. Cuando veas la mitad de la recompensa que te daré, verás que valió la pena - le digo sonriendo y con sinceridad.

El chico asiente.

Os encontrais a un hombre a caballo y levanta el brazo en señal de saludo .-Bienhallados caminantes. Soy mensajero real. Si comparten conmigo algo de su ración, puedo contarles noticias de todos los rincones del Imperio -.

Miro a Domecq y le digo: "A mi me parece bien, no andamos tan faltos de provisiones; pero ¿tu qué opinas, Domecq?".

Con el consentimiento de ambos, el hombre ata al caballo a un arbol y se sienta junto vosotros a comer.

.-Bueno por donde empezar... Paso mucho tiempo en los caminos, y quizás sepa más de lo que les interesa. He de decir que conozco el Imperio de esquina a esquina y mi conocimiento sobre el mismo es más profundo que el de muchos historiadores. Incluso he estado entre los más grandes dirigentes. He estado a no más de diez pasos de el rey. Se de la economia de las regiones y de las preocupaciones de los pueblos. ¿Hay algo que deseen saber en en concreto?-.

Le hablo de mi mismo al mensajero un rato, y pasado el rato le comento:

- ¿Quiere que le hablemos de nuestra misión? Quizá en esto pueda ayudarnos...

.-Como gusteis...-.

- Tenemos que llevar esta cajita a la ciudad de Liancan. ¿Nos sabe decir el mejor camino para ir allá y si cae muy lejos? - le pregunto con toda seriedad al mensajero.

.-Por aquí vais bien. Acabareis llegando a vuestro destino si no os desviais. ¿Es vuestra misión llevar esa cajita tan pequeña? ¿Puedo preguntaros entonces que contiene?-.

- Ni yo mismo sé qué contiene la caja. No la he abierto. No me dijeron qué contenía la que me mandó traerla. Y pienso que no es asunto mio. Yo me limito a mandarla, y ya está. Hay que respetar el secreto de la correspondencia. - Digo sinceramente. Se oye el vuelo de una mosca aburrida...