Partida Rol por web

Las palabras del hombre hicieron que frunciera el ceño desconcertado... no, yo pulsé el botón del tercer piso, me bajé en el tercero estaba totalmente convencido de ello, seguramente aquel tipo se equivocada. Entró en el ascensor, y miró confundido como parpadeaba la luz del cuarto piso... ¿qué cojones es esto? Rememoró sus acciones, y si, se había asegurado de pulsar el tercer piso, esa había sido una parte importante de su estrategia lo mismo había trucado el puto ascensor...joder, como los odio, y esto no ayuda en absoluto esa era la explicación más lógica, pulsaras el botón que pulsaras, te llevaba a la cuarta planta.

!Mierda!

Golpeó con el puño la puerta del ascensor, sin demasiada fuerza, fue un gesto de frustración más que de otra cosa, para luego respirar hondo mantener la calma, no perder el control y tras unos pocos segundos, miró la puerta D.

Ya llegaría el momento de averiguar quien me ha mandado aquí...

Tengo que entrar ahí...

Anunció, no esperaba su ayuda, ni siquiera sabía quien era o si podía ayudarle, tampoco era el momento de preguntar que demonios estaba haciendo allí aquel hombre, ¿o tal vez si? Si se habían llevado a Amalia y alguien o algo le estaba haciendo algo... ayúdame... esa posibilidad disipó cualquiera de sus dudas, y echó a andar recorriendo de nuevo el pasillo para entrar por la puerta ahora rota.

El chaval volvía a la puerta, bueno el marco, aunque...viste algo que antes no estaba con tu visión. Esta a veces te indicaba lugares marcados por otros seres, mensajes, o simplemente avisos, a veces eran mas, otras menos, pero obviamente no todo el mundo podría verlo, solo los que tuvieran el poder de ver las cosas de otra manera, como podías ser tu, o otra raza con poderes similares. En el espacio que había dejado al abrirse había un símbolo flotando en al aire, que parecía estar dibujado hacía ya un tiempo, por lo desgastado. 

No lo reconocías, pero el ojo era símbolo de ver. Casi siempre era eso, ver o vigilar. Y parecía que estaba por ambos lados. 

El chico parecia extrañado, diciendo cosas sin sentido como que habia pulsado el boton del tercero... ¿y que mas daba eso? Ahora estabas en el cuarto y acababas de largarte del sitio que habias estado buscando. Habias salido de la puta trampa, palmadita en la espalda y a casa, coño. El golpe contra la puerta del ascensor, me puso sobre aviso, dando un paso hacia atras, replantenadome si deberia aun tener mi arma en la mano. No parecia haber sido hecho con furia, pero con las pintas que tenia, no tenia ganas de que nadie me diera otra paliza en breve, ya habia tenido bastante en la ultima hora.

Sus ultimas palabras, reflejaron una necesidad propia de los jovenes o de los estupidos. Te acaban de empotrar contra una pared, de encerrar sin que vieras nada, ni quien habia sido... y vuelves ahi dentro como si nada. Tenia toda la pinta de ser del tipo de majadero que se metia en la boca del lobo... sin importarle las consecuencias. ¿Estaria realmente bien de la cabeza? ¿Me importaba? No, no demasiado. Aun asi mientras me acercaba al ascensor, no pude evitar mirar atras y algo llamo mi atencion, obligandome a entrecerrar los ojos, mientras mi mandibula se tensaba. Genial, sencillamente genial. - Chico, espera. - ¿Que estas haciendo Abraham? No lo se, pero eso es aun mas raro... ¿y aun asi vas a meterte? Si no me hizo caso, lo dije con algo de tono mas fuerte. - Espera, joder. - Me acerque a él, deteniendole antes de entrar, y apartandome si se lo tomaba a malas. - Mira no se que quieres de ese sitio... pero lo que haya ahi dentro, ya ha matado esta noche y te puedo asegurar, que lo mas probable es que no dude en matarte si entras ahi dentro. - Todo este maldito sitio es como un cartel de neon que dice peligro... ¿es que no lo ves? Hablo...

Aun asi, mi mirada no dejaba de ir una y otra vez al umbral, como si lo estuviera estudiando, ademas de atento a que algo pudiera salir.

Mis ojos vieron lo que pocos mas podian. Alli en el umbral, flotando en el agujero que habia dejado el chico con su patada, habia un simbolo que no reconocia. Elaborado, complejo y parecia estar por ambos lados. Un ojo siempre hablaba de estar atento, de vigilar o de mirar... pero claro, solo alguien como yo y algun otro ente sobrenatural podria verlo, y estaba claro que el chico no era uno de ellos. Aun asi no reconocia el simbolo y parecia... viejo, viejo y desgastado. ¿Que significaria? ¿Merecia la pena jugarsela? Sin duda conocerlo podria darme ventaja la proxima vez que tratara con él... un obsequio quizas. Mierda.

Se detuvo y miró al desconocido con expresión calma. Marc no le había pedido que se quedara, es más, ni siquiera se lo había insinuado, pero creía haberle dejado bastante claro que iba a entrar a ese apartamento...

Si esa cosa ya ha matado... más razón para que entre e intente averiguar que es y detenerlo ¿no crees? Dijo como si fuera lo obvio, aunque de sobra sabía, que, la gran mayoría de la gente de Sevilla no pensaba como él, tampoco los culpaba, tenía clara que su esperanza de vida no era la más larga de la ciudad, pero no podía quedarse parado sin más puede que me mate si, pero no se lo voy a poner fácil esbozo una sonrisa confiada, mucho más de lo que sentía, pero no había lugar a dudas...

No quiso preguntar a quien había matado, tenía que apartar de su mente los malos pensamientos antes de un posible combate.

Si hubiera muerto, lo sabría, esas cosas se saben. Ella está viva, te ha pedido ayuda.

Voy a entrar.

Anunció, y sin más dilación, cruzó el umbral que daba acceso al piso con la intención de registrarlo.  

La prisa apremiaba, así que Marc se movió por el pasillo a buen paso, aunque sin descuidar la guardia, atento a cualquier movimiento extraño, especialmente cuando pasó por las puertas cerradas del pasillo, su objetivo era la abertura coronada por el arco del final del pasillo.  

Este chico hablaba como si estuviera en una pelicula o algo similar, una donde un heroe llegaba y se metia de lleno en la boca del lobo para salir con un par de arañazos. Mas esto no era una pelicula y lo que fuera que habia ahi dentro no dudaria en abrirlo en canal, si no lo troceaba primero. Cuando ademas esbozo esa sonrisa confiada la cosa ya se fue de madre... ¿En serio? Es decir no eres capaz de ver o no has visto lo que hay ahi dentro pero venga, vas a entrar porque los tienes cuadrados y seguro que le das pelea... ¿Tenia cerebro este simio? Lo dudaba, aun no era capaz de entender como habia llegado a la edad adulta por decirlo asi.

Sin dilacion dejo su ultima frase para recordar y se metio alli dentro. Mire al umbral, fijandome en él y despues en el ascensor. Debia irme, Isadora me estaria esperando. Di un par de pasos para irme, pero sabia que Isadora preguntaria, preguntaria por lo que habia pasado. Preguntaria por la sangre, por los golpes y al final acabaria saliendo que habia dejado entrar a un cabeza loca directo a una casa encantada... y podria notar su reprobacion en su mirada, porque una cosa es mandar a la mierda a alguien por un trabajo de mierda, a dejar a alguien tirado en la puerta de la guarida del monstruo... que ademas iba a ciegas. ¿Estas loco? no, la verdad es que no pero ese simbolo... ¡Curiosidad? Bueno, al menos no entro solo y el chico parece capaz de recibir unos cuantos golpes.

Saque el arma de nuevo y fui detras de él, deteniendolo. - Si vamos a hacerlo, lo haremos a mi manera maldito suicida... - Le señale mi lado derecho con la mano. - Tu a la derecha, avanza por delante mio y vistas las ostias que repartes, mas vale que si ves algo, le des con ganas.

Marc entró primero, seguido por Abraham que no logró llegar a avisarle antes de que se asomase este al lugar de donde provenían las luces bailarinas. Así pues, solo pudo ver el reflejo de estas sobre el chico rubio mientras este se quedaba mirando lo que había dentro.

Luces que se elevaban como diablos antiguos, dejando a la vista un lugar de culto para algún dios desconocido. El lugar estaba atestado de objetos, de inciensos encendidos casi al final de su existencia, de cuencos con agua, arroz y lo que parecía sangre ya coagulada. Pero sobre todo, llamaba la atención las mandíbulas colgadas, las pinturas de las calaveras en las paredes y techo, aunque las que había a un lateral si parecían totalmente originales. Allí el aire era espeso, amplificado por las decenas de velas que atestaban el lugar, el trono, el objeto a creer o desear, seguir o temer que yacía pintado en la pared como figura principal. 

Si había ventanas, habían sido tapiadas y pintadas, si había puertas, colapsadas y recubiertas. 

 Marc se detuvo nada más cruzar el umbral de la estancia. El olor fue lo que acrecentó la sensación de ahogo y desasosiego, sintió una nausea, lo que estaba viendo le provocaba una sensación de repulsión física.

Era vagamente consciente de que el desconocido lo había seguido al interior de la casa a pesar de que no parecía muy convencido, y agradeció no encontrarse solo.

No temía, bueno, digamos que no le aterraba la cosa a la que hubieran consagrado aquel macabro altar, sino que era el simple hecho de que alguien pudiera venerar a algo así lo que de verdad le daba miedo, le provocaba rabia y frustración contra alguna de la gente con la que le tocaba compartir espacio en el mundo... no le terminaba de entrar en la cabeza, y eso, le volvía loco, pero a su vez, le mantenía cuerdo, o al menos le daba fuerzas para enfrentarse a ello.

El shock inicial había borrado de su mente el verdadero motivo de su presencia allí...Amalia...pero aquí hay muchos muertos...demasiados...pero ninguno parece reciente infinidad de dudas se agolparon en su cabeza, pero la prioridad fue asegurarse de que no había ni rastro de su amiga por allí, algo que se le antojaba sumamente complicado no, no está muerta, lo sabría se repetía ese mantra de manera constante.

Puta gente...

Su entrenamiento le permitía mantener la calma, pero espectáculos como el que tenía delante ponía muy a prueba su voluntad, y si esta se quebraba... era mejor no pensar en ello. Se hizo a un lado y miró a la persona que le había seguido...

Una amiga mía estaba en el hospital, en coma, y cuando he ido a verla esta noche, me dijeron que la habían trasladado a esta dirección... fue algo que necesitó compartir en ese preciso instante, quería que entendiera sus motivos. Sus azules ojos brillaban suavemente no tenía ni idea... quería irse de allí, corriendo, a toda hostia ayúdame... ayúdame... no sabía como.

¿Por qué estás tú aquí?

La escena había hecho que bajara la guardia, no de manera consciente, pero tenía la misma sensación que cuando soñaba.  

El chico avanzo, tan rapido que no me dio tiempo a decirle nada, y antes de darme cuenta, ya estaba mirando por el umbral de donde provenian esas extrañas luces, que antes me habian parecido las tipicas de un fuego natural. ¿Una chimenea quizas? Con las manos sobre mi arma, como habitual, con el indice a lo largo del cañon y el seguro quitado mientras apuntaba al suelo, avance pegado al lado izquierdo del pasillo, sin dejar de mirar hacia delante y a lo que el chico mostrase ante lo que estuviera viendo. Solo una frase dicha en un tono poco agradable, antes de que llegase hasta él y pudiera asomarme a ver que habia en aquel lugar, que habia obligado al chico a soltar semejante comentario.

¿Que seria? No lo sabia, pero el chico no tardo en llamar mi atencion... al hablar de sus motivos. Un idealista, por si no habia quedado claro. Jodidamente genial... y encima se habian llevado a una amiga suya. Algo me decia que tenia complejo de heroe...

Me pregunto por mis motivos y le mire detenidamente. - Nada tan noble, pero no te relajes... eso sigue aqui.... esta es su casa.

Luces que se elevaban como diablos antiguos, dejando a la vista un lugar de culto para algún dios desconocido. El lugar estaba atestado de objetos, de inciensos encendidos casi al final de su existencia, de cuencos con agua, arroz y lo que parecía sangre ya coagulada. Pero sobre todo, llamaba la atención las mandíbulas colgadas, las pinturas de las calaveras en las paredes y techo, aunque las que había a un lateral si parecían totalmente originales. Allí el aire era espeso, amplificado por las decenas de velas que atestaban el lugar, el trono, el objeto a creer o desear, seguir o temer que yacía pintado en la pared como figura principal. 

Si había ventanas, habían sido tapiadas y pintadas, si había puertas, colapsadas y recubiertas. 

Hay cosas que no deben ser mostradas, cosas que no deben mirarse, asi como yo habia mirado al pasillo de este cuarto y al final el abismo de mas alla, me habia devuelto la mirada. Esperaba sinceramente que nadie me devolviese la mirada esta vez.

Note mi estomago revolverse, habia visto cosas muy chungas, realmente chungas pero joder, esto habia escalado rapidamente en mi top cinco sin ninguna duda. Consegui aguantarme, desviando la mirada de nuevo al pasillo. Quite la mano de apoyo del arma y me pase el dorso por la boca. Joder. Acto seguido la devolvi a su sitio.

Si la amiga del puto heroe estaba aqui, ¿o habia sido enviada aqui por error... o alguien era muy cabron, o le habian engañado? Fuera como fuera, dudaba que estuviera viva. - Si tu amiga ha estado aqui... dudo que vayas a encontrarla ahora mismo. Deberiamos irnos, antes de que el que este haciendo ese mural tan entretenido, decida volver y unirnos a su coleccion. - No pude evitar mirar hacia la puerta de salida y luego al chico.

No le gustaban las ironías en situaciones como esta, sabía que algunas personas tendían a usarlas como método de defensa contra el miedo, pero era un tipo de persona a la que solía importarle poco lo que le sucediera a los demás mientras él pudiera salvar el culo.

Cada uno era libre de escoger como comportarse.

Sólo un momento, tengo que echar un vistazo a ver si encuentro alguna pista...

No quería que se marchara, pero no lo culparía por ello, Si ella no estaba aquí, que no lo estaba, seguía viva, si hubiera muerto lo sabría, de eso no tenía ninguna duda, no sabía donde seguir buscando, y Elena no había respondido a su llamada.

Pero antes de adentrarse demasiado, sólo lo hizo un par de pasos, en busca de pistas, cerró los ojos y juntó las palmas de las manos justo delante de su pecho antes de inspirar profundamente y extender los brazos con las palmas ahora hacia delante, apuntando al altar mientras abría los ojos de manera pausada.

Sabía que no sería bonito lo que encontraría....

Viste como el chico al hacer ese gesto empezaba su imagen temblaba ligeramente con otra superpuesta que apenas era mas que grises y verdes. 

Por suerte o por desgracia...no obtuviste lo que buscabas. 

Tu, en tu cuerpo, tu con las miradas y siluetas difuminadas de los demás, así como las zonas donde tus pies pisaban. Tu familia, una que no conocías, una que no era la tuya, de tu yo verdadero. Fueron llamados, fuisteis llamados, llamados a un conclave general, pues un mago, cuyo nombre desconocíais, decía que había llegado un elegido. El elegido que traería el final al monstruo que se avecinaba, que se asomaba frente a vuestra puerta, intentando atravesar sutilmente los bordes.

Hubo caos, primero fue una chica, una chica con el pelo tan claro como la nieve, de ojos verdes como esmeraldas, de mirada alegre, una niña según decían, la viste, una parte al menos. Pudiste ver sus ojos verdes, vivos, encerrando quintaesencia que refulgía como estrellas en mitad de un cielo nocturno limpio. Luego, sin saber muy bien porque, fue un chico, un chico mandón, con poder, pero sin mucha moral, no se supo más de la chica. 

Acudisteis a los bordes del desierto, donde antes era bosque y lluvia, ahora solo un montón de polvo llenaba su espacio. Al fondo, la silueta de una torre, alargada y pesarosa, oscura y sin forma definida; que llenaba su corazón de temor. Casi al frente, tus padres, hermanos, hijos, decididos…casi en primera fila comandados por un niño que se forjó chico y acabó en hombre, un elegido de piel y pelo oscuro de ojos ambarinos, un elegido cuya verdad decía ser única porque el lo había visto desde pequeño todo.

Un líder que seguiáis con fe ciega.

Lo que ocurrió a continuación fue un verdadero desastre, los que avanzaban, fueron devorados por una tormenta de arena que les arrancaba la piel, los musculos y hasta los huesos en cuestión de segundos. Los magos, con sus escudos, apenas aguantaron un poco mas…los vampiros con su piel marmolea fueron convertidos en polvo en menos de un minuto. Los garou, enloquecieron y atacaron a los pocos que quedaban vivos cerca de la zona. Los que pudieron, muy pocos, huyeron...huiste. Te refugiaste en a saber donde, a lamer tus heridas, sanar tu carne, drenar el pus de tu alma. 

Volviste a la habitación, volviste a tu cuerpo débil, a tu cárcel. 

Sus palabras me resultaron de lo mas extrañas. Es decir, ¿Encontrar una pista ahi dentro? ¿Que iba a hacer? ¿Dedicarse a mover toda la mierda que habia ahi, a ver si por algun milagro daba con una muestra de sangre de su amiga, o un pedazo? Ademas de complejo de heroe, era idiota... ya no habia dudas a ese respecto.

Mas entonces mientras le miraba gesticular, mi ceño se fruncio, al ver algo que ni siquiera me habia planteado de inicio. No me jodas. Lo que me faltaba. No podia ser el unico sobrenatural de nosotros dos, claro que no, eso seria pedir demasiado. Suspire, mientras apretaba la mano sobre mi arma, al fin y al cabo si lo que fuera que tenia a su alrededor, decidia tocarme los cojones, dispararia. No, no me fiaba, ni por asomo.

Tu date prisa... heroe. - El susurro fue bajo, pero se notaba cierta acritud. Desvie mi mirada al pasillo, a las puertas y de nuevo a mi luminoso compañero. Atento, por si alguien mas se apuntaba a la fiesta.

Fueron unos cuantos minutos, solía ser incapaz de calcularlos cuando entraba en ese estado, pero nunca era demasiado tiempo, no tenía tanto poder como para poder controlar durante cuanto tiempo mantener la visión. No le preocupaba en absoluto que su compañero lo viera realizar aquello, no era momento de andarse con remilgos.

Intentó recordar. Se había quedado quieto, sin moverse, y un par de lágrimas escaparon implacables del cristalino azul de sus ojos. Tragó saliva, nunca lograba acostumbrarse a esto, y lo que aquí habitaba... la intensidad de la emoción era enorme, había tenido una de las visiones más claras de su vida, y sin embargo se encontraba tan perdido como antes. Pero al menos una cosa le había quedado claro, Amalia no estaba allí.

Es hora de irse.

Apretó los puños y se pasó el dorso de la mano por el rostro. Recuperando la compostura, volvió a concentrarse en el presente, sabiendo que tenía mucho que pensar, pero que no era el lugar adecuado.

¿No tendrás una cámara para hacer una foto verdad?

Preguntó a su improvisado compañero antes de emprender el camino hacia la salida. Era una de las desventajas de no tener dinero...tecnología cutre.