Partida Rol por web

Por fin recobras el conocimiento, el dolor de cabeza es agudo. Lo último que eres capaz de recordar es un fuerte golpe en la cabeza y un contundente fundido en negro. Se está volviendo una mala costumbre.

La vista borrosa te permite distinguir unas paredes rocosas y una estancia cerrada de apenas cuatro metros cuadrados; y además no estás solo, otra figuara humanoide está en el mismo habitáculo que tú, ves su silueta borrosa, pero el malestar general no te permite pronunciar palabra.

Un batallón de diez hombres aparece delante del pequeño habitáculo donde os retienen. Os fuerzan a salir y os vendan los ojos, recorréis lo que os parece unos estrechos túneles que suponéis de roca viva, como la celda, por el lento avance de a uno y la alta humedad que formando gotas, al caer, producían eco entre las gruesas paredes. Os detenéis sin saber por qué, los nervios afloran en vuestros cuerpos cuando escucháis un estridente rugido como si una multitud os estuviera esperando al otro lado.

El sonido de unos barrotes energéticos desactivándose ya era común para vosotros, volvisteis a poneros en marcha y entrasteis a una zona donde vuestras botas se hundían a cada paso que dabais, estabais sobre alguna superficie blanda, nuevamente escucháis el ensordecedor rugir de la multitud sin saber bien lo que estaba sucediendo.  De un preciso culatazo en las costillas os invitan a deteneros. Un fino sonido retumba por toda la zona acompañado de un carraspeo.

-Bienvenidos a la arena de combate, mis queridos invitados… Os voy a dar la oportunidad esta noche de salir de aquí vivos o ser una victima mas de la arena. Os enfrentareis en un duelo a muerte; luchareis cuatro parejas a la vez en un todos contra todos, MUAJAJAJAJA, cuando dos parejas hayan muerto, entrarán a combatir otras dos; y al final luchareis hasta que solo quede una pareja en pie, si vencéis obtendréis la libertad, si os oponéis, en cambio, os espera una muerte lenta y dolorosa… ¡¡Quitadles las vendas!!

Por fin recobras el conocimiento, el dolor de cabeza es agudo. Lo último que eres capaz de recordar es un fuerte golpe en la cabeza y un contundente fundido en negro. Se está volviendo una mala costumbre.

La vista borrosa te permite distinguir unas paredes rocosas y una estancia cerrada de apenas cuatro metros cuadrados; y además no estás solo, otra figuara humanoide está en el mismo habitáculoque tú, ves su silueta borrosa, pero el malestar general no te permite pronunciar palabra.

Un batallón de diez hombres aparece delante del pequeño habitáculo donde os retienen. Os fuerzan a salir y os vendan los ojos, recorréis lo que os parece unos estrechos túneles que suponéis de roca viva, como la celda, por el lento avance de a uno y la alta humedad que formando gotas, al caer, producían eco entre las gruesas paredes. Os detenéis sin saber por qué, los nervios afloran en vuestros cuerpos cuando escucháis un estridente rugido como si una multitud os estuviera esperando al otro lado.

El sonido de unos barrotes energéticos desactivándose ya era común para vosotros, volvisteis a poneros en marcha y entrasteis a una zona donde vuestras botas se hundían a cada paso que dabais, estabais sobre alguna superficie blanda, nuevamente escucháis el ensordecedor rugir de la multitud sin saber bien lo que estaba sucediendo.  De un preciso culatazo en las costillas os invitan a deteneros. Un fino sonido retumba por toda la zona acompañado de un carraspeo.

-Bienvenidos a la arena de combate, mis queridos invitados… Os voy a dar la oportunidad esta noche de salir de aquí vivos o ser una victima mas de la arena. Os enfrentareis en un duelo a muerte; luchareis cuatro parejas a la vez en un todos contra todos, MUAJAJAJAJA, cuando dos parejas hayan muerto, entrarán a combatir otras dos; y al final luchareis hasta que solo quede una pareja en pie, si vencéis obtendréis la libertad, si os oponéis, en cambio, os espera una muerte lenta y dolorosa… ¡¡Quitadles las vendas!!

Por fin recobras el conocimiento, el dolor de cabeza es agudo. Lo último que eres capaz de recordar es un fuerte golpe en la cabeza y un contundente fundido en negro. Se está volviendo una mala costumbre.

La vista borrosa te permite distinguir unas paredes rocosas y una estancia cerrada de apenas cuatro metros cuadrados; y además no estás solo, otra figuara humanoide está en el mismo habitáculoque tú, ves su silueta borrosa, pero el malestar general no te permite pronunciar palabra.

Un batallón de diez hombres aparece delante del pequeño habitáculo donde os retienen. Os fuerzan a salir y os vendan los ojos, recorréis lo que os parece unos estrechos túneles que suponéis de roca viva, como la celda, por el lento avance de a uno y la alta humedad que formando gotas, al caer, producían eco entre las gruesas paredes. Os detenéis sin saber por qué, los nervios afloran en vuestros cuerpos cuando escucháis un estridente rugido como si una multitud os estuviera esperando al otro lado.

El sonido de unos barrotes energéticos desactivándose ya era común para vosotros, volvisteis a poneros en marcha y entrasteis a una zona donde vuestras botas se hundían a cada paso que dabais, estabais sobre alguna superficie blanda, nuevamente escucháis el ensordecedor rugir de la multitud sin saber bien lo que estaba sucediendo.  De un preciso culatazo en las costillas os invitan a deteneros. Un fino sonido retumba por toda la zona acompañado de un carraspeo.

-Bienvenidos a la arena de combate, mis queridos invitados… Os voy a dar la oportunidad esta noche de salir de aquí vivos o ser una victima mas de la arena. Os enfrentareis en un duelo a muerte; luchareis cuatro parejas a la vez en un todos contra todos, MUAJAJAJAJA, cuando dos parejas hayan muerto, entrarán a combatir otras dos; y al final luchareis hasta que solo quede una pareja en pie, si vencéis obtendréis la libertad, si os oponéis, en cambio, os espera una muerte lenta y dolorosa… ¡¡Quitadles las vendas!!

Por fin recobras el conocimiento, el dolor de cabeza es agudo. Lo último que eres capaz de recordar es un fuerte golpe en la cabeza y un contundente fundido en negro. Se está volviendo una mala costumbre.

La vista borrosa te permite distinguir unas paredes rocosas y una estancia cerrada de apenas cuatro metros cuadrados; y además no estás solo, otra figuara humanoide está en el mismo habitáculoque tú, ves su silueta borrosa, pero el malestar general no te permite pronunciar palabra.

Un batallón de diez hombres aparece delante del pequeño habitáculo donde os retienen. Os fuerzan a salir y os vendan los ojos, recorréis lo que os parece unos estrechos túneles que suponéis de roca viva, como la celda, por el lento avance de a uno y la alta humedad que formando gotas, al caer, producían eco entre las gruesas paredes. Os detenéis sin saber por qué, los nervios afloran en vuestros cuerpos cuando escucháis un estridente rugido como si una multitud os estuviera esperando al otro lado.

El sonido de unos barrotes energéticos desactivándose ya era común para vosotros, volvisteis a poneros en marcha y entrasteis a una zona donde vuestras botas se hundían a cada paso que dabais, estabais sobre alguna superficie blanda, nuevamente escucháis el ensordecedor rugir de la multitud sin saber bien lo que estaba sucediendo.  De un preciso culatazo en las costillas os invitan a deteneros. Un fino sonido retumba por toda la zona acompañado de un carraspeo.

-Bienvenidos a la arena de combate, mis queridos invitados… Os voy a dar la oportunidad esta noche de salir de aquí vivos o ser una victima mas de la arena. Os enfrentareis en un duelo a muerte; luchareis cuatro parejas a la vez en un todos contra todos, MUAJAJAJAJA, cuando dos parejas hayan muerto, entrarán a combatir otras dos; y al final luchareis hasta que solo quede una pareja en pie, si vencéis obtendréis la libertad, si os oponéis, en cambio, os espera una muerte lenta y dolorosa… ¡¡Quitadles las vendas!!

Al quitaros vuestras ataduras oculares observáis que estáis en una gran sala circular de paredes naturales de roca, pero estais aislados de las paredes por un profundo foso. A una altura de 5 metros, en las paredes, había unas cristaleras incrustadas en la dura roca que dejaban entrever lo que era unas habitaciones con butacas llenas de soldados imperiales a vuestro alrededor. Arriba del todo en una tribuna central lográis reconocer la figura de Vasir, pero de color metálico, recubierto de carbonita. A su lado un hombre vistiendo traje imperial de gala con otras personas de ropas lujosas.

Quedáis un tanto aturdidos con la gran iluminación del entorno, cosa que os hace bajar la mirada y es cuando os dais cuenta de lo más sorprendente. Vuestros oponente no son otros que vuestros compañeros. Ishlara está unida con Kooth. y Aldor... con Laryn!, junto a vosotros hay otros seres de otras razas, rodianos, duros, droides, incluso hay una pareja imperial entre vosotros. En total 8 parejas unidos por unas esposas energéticas. Por el suelo veis esparcidas distintas armas arcaicas, vibrofilos. vibrohachas, cuchillos tradicionales e incluso algún garrote con puas.

El grupo de soldados imperiales separa a los rodianos y a la pareja de imperiales, los forman en una hilera de a dos y los llevan hacia el sur de la plataforma circular. Un puente de energía aparece a sus pies y cruzan salvando el foso; parece que al fondo del pasillo hay un elevador. Segundos mas tardes podeis verlos en la cristalera elevada incrustada en la roca justo al sur.

Un ronco sonido metálico resurge nuevamente sobre la habitación tras los altavoces.
-A que estáis esperando!, Luchad o morid!.-

Los Duros no esperan un segundo mas y se lanzan a por un vibrofilo cada uno, pero los droides... al observarlos con detenimiento veis que sus extremidades superiores no terminan en dedos, si no en afiladas y resplandecientes cuchillas.

Aún con la cabeza dándole vueltas, Aldor es capaz de determinar que la situación en que se encuentran, sin ser aún aguda, en términos utilizados por el que fue médico de su unidad imperial, y que ahora le parecen ciertamente adecuados, si que parecía crónica: se enfrentaban contra un montón de enemigos, o de quienes podían convertirse en enemigos en un instante, y además carecía de datos como para saber cuándo ocurriría eso. Para colmo de males, Isl y Kooth estaban también aquí, con lo que no podía intentar sobrevivir a solas, sino que la vida de sus compañeros limitaba y condicionaba la lucha. Además, le parecía que lo primero debía ser aclarar la situación con sus compañeros y con.... ¿¿¿¿¡¡¡¡¡ Laryn?????!!!

El primer impulso del soldado fue lanzarse a por él con las manos desnudas, pero algo lo detuvo. Puede que fuera la extraña sensación de no tener algún tipo de bláster en sus manos, o mejor un rifle de los que tan bien manejaba, o quizá el convencimiento de que, si estaba allí, quizá no conocían toda la historia en lo que al teórico traidor respectaba. Eso sí, no pudo controlarse del todo y le lanzó una mirada que, de haber podido matar, habría mandado al bothan al vacío interestelar.

- Es hora de actuar o no lo contaremos.

Lo cierto es que la situación era realmente penosa, pero Aldor no podía dejar de pensar en el grupo, no en él mismo: todo este tiempo compartiendo vivencias y, sobre todo, peligro, hacía que no pudiera pensar en separar su destino del de los demás. Aunque era perfectamente consciente de que, en otra época de su existencia, hubiera luchado por su propia vida sin importarle la de los demás. Pero se había vuelto menos egoísta, más contento de pertenecer a un grupo hasta sus últimas consecuencias. Pero la visión de los duros avanzando hacia los vibrofilos le saco de sus reflexiones, por otra parte casi estériles en ese momento.

- ¡No pienso luchar contra vosotros, pase lo que pase, chicos! -gritó para que sus compañeros pudieran oírle, mientras se lanzaba hacia los vibrofilos y demás armas simples que había en el centro. ¡Y eso te incluye a ti... por ahora, Laryn! - añadió casi al final.

El plan de Aldor es sencillo pero casi imposible de llevar a cabo, aunque le parece la única salida: en primer lugar, no va a luchar contra sus compañeros ocurra lo que ocurra, y en segundo lugar, no cree que la pareja ganadora sencillamente fuera liberada. Ese no es el estilo del tipo de psicópata que les coloca a luchar en un maldito circo como éste.

Aprovechando su aproximación a los duros, intenta hablarles en todos los idiomas que conoce:

- ¡Eh, vosotros! No creo que los ganadores sean liberados. Mejor colaboramos para huir. Más fácil. Los enemigos son esos -completa, señalando hacia las gradas, concretamente hacia el lugar en el que está el imperial que ha hablado antes. Aldor habla deliberadamente con frases cortas y sencillas, de modo que, sea cual sea el idioma hablado por los duros, y la fluidez que en él tengan, puedan comprenderle. Acabemos con los robots: están programados para atacarnos.

Aun muy confuso por nuestra actual situacion, me agacho y recojo una vibroespada -sera mejor estar preparados Ish, a ver como salimos de esta. le susurro a Ish.

La cabeza me da vueltas y no consigo enfocar nada de lo que me rodea, aunque por las sombras y el sonido de una respiracion, creo que como minimo tengo a alguien cerca de mi. De pronto, pasos cerca mia y despues del sonido inconfundible de los barrotes energeticos al desactivarse, me levantan en vilo y me vendan los ojos.

Tropezando cientos de veces y en mas de una ocasion rozando las paredes, me conducen unos cuantos metros y escucho de nuevo otros barrotes energeticos desactivarse....y un murmullo cada vez mas fuerte de voces. Voces que van subiendo de volumen y de densidad -¿Donde diablos estoy? ¿No nos habian capturado los imperiales? ¿Que es ese griterio?... -miles de preguntas pasan rapidamente por mi mente mientras que un sudor frio empieza a cubrirme. Me esperaba mas una sutil reunion con alguno de los imperiales al mando o directamente no volver a despertar despues del culatazo.

Un fuerte golpe en las costillas me hace doblarme en dos y romper el hilo de mis pensamientos. Con la respiracion entrecortada me ponen derecha y me quitan la venda de los ojos a la vez que me esposan una mano. Cierro los ojos repentinamente, una luz cegadora hacen que me duelan insoportablemente al principio y me vuelven a cegar.

Escucho sorprendida las palabras pronunciadas por los altavoces y me fuerzo por abrir los ojos lentamente. La vision de mi alrededor me deja atonita. Ni en mis peores pesadillas hubiera imaginado esto. Miro a mi alrededor, mirando a todo el que esta en mi misma situacion y con temor miro a mi lado. Kooth! ¿Y Aldor? Vuelvo mi vista hacia uno de los lados y alli esta, junto con...Laryn.... ¿Que es esto? ¿Que.....?

Todo se sucede muy rapido. Dan la voz de comenzar la lucha. Aldor se lanza a recoger un arma y nos grita sus intenciones. Kooth tira de mi muñeca en su intento de recoger un arma.

En el impulso forzado por mi compañero, queda delante de mi un vibrofilo que no dudo en coger -Kooth, hagamosle caso a Aldor, tal ver tengamos alguna oportunidad asi...

-MAldita mi suerte, maldito imperio, maldito...- Pensaba que este era mi día, que con lo que me pagarían por el trabajo podría retirarme por fin a una luna perdida y vivir tranquilo; estaba claro que no iba a ser asi. Observé desde nuestra posición el palco presidencial, allí estaba, ese maldito Gilaz, basura imperial... pagaría, si salía vivo de esta, claro.

Asentí a las palabras de Aldor -Muy considerado por tu parte- le dije con el mismo tono de pocos amigos que el empleaba conmigo. No estaba de humor. Me agache rápido y me hice con una vibrohacha, una coosa tenía clara, si había que luchar vendería mi vida muuuuuy cara.

Miró al humano, después a su compañero Duro. ¿Valía la pena luchar a muerte y seguir el juego de estos imperiales?, pensaba. Llevaban meses trabajando para ellos... y así es como se lo pagan?

-Utah roar, kag, ¿Romenr?- DIjo a su esposado compañero. Luego se dirigió hacia el humano que les había hablado. -¿Y como sabemos que no sereis vosotros quien nos mate cuando os convenga?- DIjo desconfiado el humanoide.

Los juegos habían empezado.

Mientras la pareja formada por el ex-imperial y el traidor conversaba con la pareja de alienígenas los androides se fijaban en la twilek  y el Zabrak. Sus extremidades, brillantes hojas de algún metal afilado subían y bajaban como si estuvieran programados con una rutina realmente básica; matar. Comienzan a caminar torpemente hacia ellos, parece que estos no tienen muchas ganas de coversación.

Todos podeis escuchar el rugir de la multitud en los palcos. Aunque los gritos no emitían un mensaje claro, todos entendíais lo que pedían; SAngre.

Me pongo en guardia rapidamente -me temo que con estos digo señalando a los droides no va a haber conversacion alguna le digo a Ish con una sonrisa

-Los duros parecen que estan escuchando a Aldor...preparate Kooth, esos droides vienen a por nosotros... -digo en voz baja mientras miro como mueven las cuchillas que hacen de dedos.

-Kooth, recuerdame que si salimos de aqui los cuatro, le debo a Laryn un buen puñetazo....y tengo ganas de devolver lo que debo...

Laryn agarró un vibrofilo mientras Aldor hablaba con el duro, por su mente pasaban muchas cosas y no entendía muy bien lo que hacía en aquel lugar habiendo cumplido su misión... Todos estos años e servido al Imperio, y así me lo pagan...malnacidos.

Mira a su compañero, en su rostro se podía ver la preocupación del momento. Crees que esto va a funcionar?, parece mentira que seas un ex-imperial...

Dirigiéndose al duro que le ha contestado, Aldor trata de proseguir la conversación, pero no quiere que los imperiales se enteren de sus intenciones antes de tiempo. Si no tienen con ellos el factor sorpresa, tanto daría que se clavaran las armas cada uno en su propio corazón. Así que, para mantener la ilusión de que combaten, Aldor pone una mueca de agresividad contenida, y con el vibrocuchillo que acaba de coger en su mano derecha, comienza lanzar cortos gruñidos mientras se mueve en pequeños círculos a los que el duros parece responder, algo desconcertado. Manteniendo esa pose, Aldor vuelve a dirigirse a él:

- Finje que luchas o sencillamente nos matarán -es lo que dice en medio de gruñidos y muecas de esfuerzo. Voy a atacarte por mi derecha, dos veces seguidas, arriba, a la altura del hombro, como si dirigiera mi golpe a tu corazón, cuando cuente tres: uno, dos, y tres!

Tras darle al duro el guion de la actuación que va a llevar a cabo, el soldado humano la ejecuta tan bien como puede, y parece que la cosa funciona, porque el duro es capaz de parar sus dos golpes "de pega". Tras hacerlo, aparente fatigado, vuelve a dar vueltas alrededor del duro, observando cómo reacciona su compañero.

- Si pensara que venciendo saldríamos de aquí, no hablaría contigo: intentaría acabar contigo para salvar mi pellejo. Pienso que matarán a quien gane tras divertirse con la carnicería. Así que nuestra oportunidad es lograr salir de aquí. Puede que trepando o rompiendo la cubierta, o qué sé yo. Vayamos a por los droides: a ellos no podremos convencerlos de nada.

Aldor trata de que una pelea contra un enemigo al que combatan codo con codo consiga crear confianza entre ellos como para poder llevar a cabo algún tipo de plan común. Tras echarse hacia atrás ante un golpe del duro que Aldor parece haber imaginado, pero que realmente no se produce, Aldor guiña un ojo hacia su contrincante hipotético y gira la cabeza de golpe, como si hubiera visto un movimiento amenazante por el rabillo del ojo, y comienza a moverse hacia los robots, mirando ora hacia ellos, ora hacia el duro, pero no dejando de avanzar hacia los droides.

El humanoide continua con la falsa danza moltar lanzando y esquivando golpes bien fingidos. Mietras el soldado le habla mira a su compañero que emite un sonido gutural, que desconociendo el idioma bien habría podido significar "me pica el trasero" como "vamos a colaborar".

-Lo haremos- Sentencia finalmente el duro con un acento tremendamente marcado detonando el poco uso que le deben de dar al básico.