Partida Rol por web

Entrais alegres a la posada, discutiendo aún por si el peligro aumenta el hambre y esas cosas que por suerte no habeis tenido que vivir.

Es un lugar agradable, sobretodo con lo que os esperaba fuera.

Hay un grupo de campesinos charlando y jugando a los dados (a vuestra izquierda), mientras un par de viejos discuten acaloradamente en otra mesa (a vuestra derecha).

Detrás de un mostrador, un hombre para nada juvenil está limpiando unas jarras, mientras se oye de fondo las risas de una mozuela y una mujer.

- ¡Aaaah, qué bien se está aquí! - exclamo feliz - Si me disculpais, camaradas, voy a pedirme un buen guiso.

Me acerco al posadero y le digo mientras me relamo - Buenas noches, amigo, apuesto a que servís un buen guiso de buey en esta posada, ¿me equivoco?

Cuando entrais notais que se hace el silencio.

Ese silencio típico de una taberna pequeña cuando llegan forasteros. Lo habeis estado viviendo desde hace varios días, y ya ni siquiera os sorprende.

Al cabo de poco, mientras Rodrigo se avanza y habla con el posadero, el ruido vuelve a su normalidad.

Como era de esperar, por la poca gente que hay, básicamente se oyen el rugir de los dados (con sus gritos y clamores) y de fondo, la discusión de los dos viejos.

El hombre te mira algo nervioso, pero enseguida le cambia la cara.

Hombre... pues guiso no sé si queda... pero caldo seguro que sí y algo de pan para acompañarlo también... siéntense, siéntense... ahora les traigo algo para comer.

¿Querrán algo de vino para compañar el pan?

- Jeje, también me vale - digo sonriente a la espera de llenar el estómago - y sí, ponga vino también.

Me dirijo a mis compañeros - Acercaos, aún les queda caldo. Deberíais comer algo, nos vendrá bien.

Ves como no había ningún bandido - le digo a Borkoff sonriendo . En ese momento me di cuenta de el hambre que tenía y lo cansada que estaba . Al haber visto aquella luz entre la niebla se me habían olvidado por completo de la algría , así que me acerque alegremente al posadero.

-Hola buen señor, podría darme a mí tambien un poco de caldo con vino-le dije alegre de poder comer algo por fin-  Y tambien me preguntaba si le queda alguna  habitación libre para un grupo de viajero que llavan todo el día caminando.

Si , un caldo para mí tambien- digo relajándome al ver que no habia ningun peligro -con el vino para acompañar si no es molestia , como comprendera la comida es fundamental y todo eso pero la bebida es más que eso.

- ¿Y si hubieran sido, que? Los habrían cogido a todos con las bragas abajo… Aunque quizá no les molestaría…  - se rio el mercenario luego de responderle a Cristina, tras lo cual se dirigió al que parecía el dueño del lugar y le espeto:

- Deme carne asada. Y vino. Y dígame como se llama este sitio.  

Al menos ahora estamos a salvo -digo dirijiendome a mis compañeros de viaje -lo principal ahora y solo ahora- digo mirando a Rodrigo- es comer y sobre todo beber algo tengo una sed del copón.

¡¡Aah señor!! veo que usted es de los míos... beber algo que alegre el alma nunca es malo... -hace una pequeña pausa- si no se abusa, claro... -dice mientras pasa la mirada de Luís a un hombre que no os habíais fijado ni que estaba, de lo callado y quieto que está, mirando a una jarra de vino que tiene enfrente.

Notais que el borracho masculla algo por el movimiento de la boca, pero la distancia y el ruido de los jugadores no os permiten oír lo que dice.

En cualquier caso, no parece que tenga nada que ver con el mundo real...

Bien... ahora les hago traer el caldo, el pan y el vino... Lo siento señor, pero estas tierras son pobres, no podemos permitirnos ese lujo normalmente. Hace un par de temporadas que las cosechas son malas, y eso se acaba notando en todo lo demás... ¿Le traigo caldo con pan y vino?

- Pues sí que deben ser pobres, si no tienen ni para echarle un trozo de gallina o de cerdo a mi plato. En fin, traiga lo que tenga – replico, antes de darme la vuelta y echarle otro vistazo al lugar y a los ahí reunidos.

Oh, no quisiera parecerle grosero, señor, pero apuesto unas monedas a que usted es extranjero...

Nadie en estas tierras haría un caldo sin verduras y algo de carne... bueno... en realidad, no sé como podría hacerse eso... -ríe jocosamente y luego mira a Borkoff con curiosidad- ¿Como lo hacen en su tierra, señor? En estos momentos estoy intrigado...

- Le cortamos las orejas y la lengua a los posaderos que hablan de mas y los echamos al caldo. Aunque nunca tiene buen sabor - replico mirando amenazadoramente al hombre.

Se acerka a Borkoff y le da un codazo.

-No seas tan antipático con él . Además haber que haríamos si se enfada y nos echa a todos a la calle-le dice en voz más baja para que el tabernero no les oiga.

Al entrar en la posada, Elena se quita la capa y se acerca junto a sus compañeros al posadero. Al principio se siente algo incómoda ante el silencio que se ha producido tras su llegada, pero acostumbrada a estos actos, intenta no hacer caso. Cuando la gente vuelve a sus conversaciones y juegos de dados, sonríe algo más tranquila.

A mí póngame también algo de caldo y pan, por favor. Pide la joven amablemente mientras mira con la ceja alzada, de forma recriminatoria, a Borkoff. Negando con la cabeza aparta la mirada, y con un suspiro busca una mesa apartada, donde puedan caber todos y se sienta esperando que los demás hagan lo propio, y que Borkoff no la líe más de la cuenta...

- ¡No necesito consejos de un par de…!  ¡Mujeres! – exclamo, antes de ir a la mesa a esperar que traigan la comida.

Oye Borkoff , esas "mujeres"  tienen razón te estas pasando- le digo amenazadoramente - ese amable posadero solo intenta ayudarnos,¿ y así es como se lo pagas? , pues  mira que eres duro amenazas a la gente sin razón alguna.- le digo callando me en segida al darme cuenta de que todos memiran.

El silencio cesa y todos empiezan ha hablar  si hacerme caso. Me relajo y le digo  amablemen al posadero :- no se preocupe por nuestro, amigo debe de estar un poco nervioso , continue con su trabajo, por favor.

Algo de la amenaza le debe haber hecho efecto, pues se os queda mirando un rato, como congelado, pero ante las palabras de Cristina, Elena y Luis, se relaja un poco.

Veo que vienen cansados, seguramente han caminado mucho hoy. -dice medio suspirando- Además está esta maldita niebla... pondría nervioso a cualquiera...

Bien, siéntense y relájense, por favor, ahora vendrá la comida y el vino y después de comer se sentirán mejor. Supongo que querrán una habitación, ¿verdad? Le diré a la niña que les prepare dos.

- ¡Ja,ja,ja,ja! ¡Esto si que no lo habia visto antes! ¡Un matasanos tratando de meterme miedo! ¡Escuche "doctor", la unica manera en la que podria asustarme es si tuviera que dejar que me atendiera alguna herida!