Partida Rol por web

PNJOTIZADO.

Empero que no todos tenían escudo para hacer lo que Ramón quería hacer, et que Breixo, se descolgó el hacha ante el inminente ataque. Su intención sería parar alguno de los posibles espadazos que le llovieran, empero que también atacar al primero que le ofendiese (et así tenía el de enfrente intención suya).

Tan metido andaba ya en ese posible duelo que las palabras del Padre Ramón, como siempre justas y sabias, ningún efecto tuvieron en sí. Ya tenía la espada don Jaume en la suya mano, et que hacerla guardar con la palabra es como casi un don que muy pocos tienen (ya sea por milagro o por estatus). Et que Jaume, entonces, cargó contra el suyo primo, el nuevo conde, no queriendo sino justificar un desacato mayor, según "mostraba" el reguero polvoriento que salia de la suya alcoba.

¡¡Luchaaaa!! -le gritaba don Jaume mientras corría contra el conde Joan-.

Don Joan, entonces, salió de su letargo. Parecía como si hasta ahora su nueva titularidad viniérale grande, empero que reaccionó ante el grito de su inminente rival. Sacó entonces su espada y corrió por en medio del pasillo, atravesando a los guardias que iban hacia vosotros.

¡No os quedéis quietos! ¡¡¡A LAS ARMAS!!! -os dijo el conde, et no hubo entonces duda alguna-. Si hubiera que perecer sería al menos por una digna causa, causa justa de herencias y fidelidades dignas. En esos momentos hubo un choque de espadas entre los dos primos, et luego otro y otro.
 

Resumen turno 1:

Breixo fue el primero en actuar, cargó entonces su hacha y lo hizo viajar de abajo hacia arriba contra el pecho del soldado que se le venía. El hacha atravesó en parte su armadura y acto seguido un grito de dolor emitió el tipo. Tras ello, éste dio un espadazo al pardo, pero sin éxito, el cual desvió con el filo de su arma.

Daño: 9 (-3 por Gambesón): 6 puntos de daño

Acto seguido, el soldado que estaba frente a Ramón armó su brazo de atrás hacia delante, et que en aquestas impulsó su muñeca y su espada fue a clavar en el vientre del Padre... La hendidura fue limpia y sin miramientos, y nada pudo hacer éste por mirar cómo el filo le atravesaba de parte a parte, de delante a atrás:

Daño: (Crítico: Máximo): 11 (ignoramos armadura por critico): 11 puntos de daño*.

La espada no hace sino adentrarse más y más en las entrañas del militar, et que tras un segundo el soldado volvió a tirar hacia atrás, sacando la hoja completamente ensangrentada... El padre Múrgula abrió sus ojos, cayó de rodillas y su cara se golpeó contra el suelo, quedando tumbado e inconsciente en el piso**.

Después de eso, Rodrigo no muy convencido de si habrían de elevar espadas y encomendarse a Dios, prefirió parar los embistes que le llegaban con su espada de mano. Aventurados aquellos que osaban atacarles, pero así era. Prefirió parar los golpes llovidos***, et que ni tan siquiera quien se enfrenaba a él llegó a alcanzarle con el filo.

Finalmente, fue que Roi decidió hacer caso al señor conde, et atacar sin piedad a su contrincante. Empero que ninguno de ellos, ni Roi ni su adversario, dió al contrario****.

El conde se agachaba ante el inminente zarpado de la espada de su primo, et el entrechocar de espadas era un eco aberrante y sonoro en los estrechos pasillos de aquel castillo. Una encarnizada lucha, tanto como la vuestra, disputaban don Jaume y el Conde. Los sudores de fiera batalla corrían por sus frentes...

A la orden de su señor, Rodrigo atacó.

La cosa pintaba mal pues su hermano Ramón había caido ya y él debía enfrentarse a dos soldados. Y lo peor no era eso sino que había un castillo lleno de ellos.

Sin querer pensar en nada más que reunirse con El Padre Todopoderoso y morir noblemente, lanzó dos tajos al impió enemigo al grito de: POR SANTIAGO Y JOAN DE GUADALEST!

El soldado volvióse escurridizo, y el resultado del ataque no fue tal como el portugués esperaba. Empero a él tampoco daño alguno le causó, con lo que todo quedó en un inútil arrebato. 

Preparóse Roi para una nueva acometida de su adversario, blandiendo su espada con brava decisión, y decididido a asestarle algún golpe que le hiciese desistir de atacarle de nuevo. 

Oía los gritos y barullo de sus amigos, y miró como pudo al conde de Guadalest. Lo vió luchando también con fiereza. ¡Ése era por fin el Joan que admiraba!

Visto que se habían vuelto locos los hideputas y no tardaron en culpar a Joan y a sus compañeros, y ya que había sido derramada la primera sangre, con unos resultados bastante decentes, pues el soldado cabrón lucía una hermosa herida, Breixo insistió en continuar el ataque con su hacha, esperando que en esta ocasión no se volviera a levantar su rival. Si aquesto no sucediera, el pardo procuró rezar en silencio a sus satánicas majestades para que le brindasen ayuda ante las acometidas de aquel rucio con ansia asesina.

—¿Te morirás ya, mastuerzo? Ya me estás molestando —gritó el pardo mientras alzaba su hacha.
 

El sacerdote cayó al suelo atravesado y tan sólo pudo musitar lo que hubiera sido un grito vengativo.

- ¡Condenación! ¡vergüenza sobre tu casa Jaume de Rugat! - y hecho esto se limitó a perder el sentido para poder desangrarse en el suelo con la dedicación que tal tarea solía requerir.

¡Conde impío, primo traidor! -murmuraba cuando ambos familiares se encararon apoyándose el uno en el otro en el entrechocar de ambos filos-.

Resumen turno 2:

Breixo, de nuevo, intentó clavar el suyo hacha al enemigo inmediate. Éste no tuvo ni que sortear el filo, pues el pardo falló. Empero que el soldado quiso darle cera en respuesta, et a lo tonto trastabilló (pifia) et quedó en el suelo, caído de bruces, et la espada salióle volando unas varas delante.

A lo pocos instantes, Rodrigo cargó contra el soldado que había dejado incosnciente al padre Múrgula. La ira pareció invadirle por momentos, ya que se fue hasta dos veces con el filo por delante contra él. El primer ataque estrepitoso fue, pues Ramón cortó el aire bruscamente (pifia: resbalón) y se tropezó, empero que en estando ya como de rodillas intentó cortar al enemigo a la altura de la rodilla. Sin embargo, el soldado saltó limpiamente ante el corte horizontal del santiaguista. Claro que, ahora era el turno de aquestos dos. Mientras que el primero de los soldados clavó la espada en el pecho de Rodrigo, el otro quiso dar espadazo y le digo al compañero en tremendo error:

Daño a Rodrigo: 9 (-5 por loriga de malla): 4 puntos de daño.
Daño al soldado por pifia: 10 (-3 por Gambesón): 7 puntos de daño.

Tras ello Roi fue alcanzado por el filo de espada enemiga en el pecho, justo donde carecía de proteccione. Su propio ataque no lo había efectuado correctamente, y aquello costóle caro, pues vió cómo la hoja enemiga le hendía el pecho:

Daño: 6 (sin protección): 6 puntos de daño.

¡Mal avenido! ¡Pagaréis ahora o cuando estéis en descanso! ¡et el vuestro apellido se separará del mío! ¡Traidor! -rugía don Joan en medio de la cruenta batalla de espadas-.

El combate no había empezado nada bién. Cómo habia podido perder pie de esa forma? Un guerrero sabía que cualquier traspies significaba la derrota. Sería pues aquel día en el que dejase de servir a Dios en el mundo terrenal?

Encajó los golpes como buenamente pudo y se levantó, dispuesto a seguir luchando hasta que el último aliento abandonase su mortal coraza.

—Estáte quieto, sabandija, y deja que acabe pronto. Voy a hacer una tortilla con tus cojones —espetó Breixo, escupiendo con rabia. Se disponía a enarbolar su hacha, lo justo para no exponer demasiado su cuerpo al acero del rival, pero lo primero que hizo fue propinar una patada dirigida a las partes nobles de su enemigo.

Un dolor sordo atravesó al portugués como un rayo candente. Sintió hervir su pecho, y la sorpresa repentina del ataque hizo que se tambalease, aturdido aún por lo sucedido. No llevaba el pecho bien protegido.. ¡Estúpido! Ahora quizás muriese por su descuido, pero sin duda vendería cara su alma.

-¡Cabrâo* malnacido...! -se miró el pecho por un instante, y pensó con vergüenza en su padre y su familia, allí en la lejana Portugal. No iba a morir así, no.. Con las fuerzas que pudo reunir, intentó arremeter contra el soldado que le atacaba.

-¡Estou ferido! -gritó a sus amigos, para que le acudiesen o lo supiesen al menos. No sabía cuan grave era la herida, sólo que dolía infernalmente. 

Intentaría una última carga contra su adversario, todo lo que sus fuerzas diesen de sí. Era un caballero, y nadie podrá decir jamás que no fue valiente.

El soldado con el que peleaba Breixo tropezó con una de las piernas del padre Ramón y se dió de bruces contra el suelo, quedando extendido en el suelo apenas a un par de cuartas del sacerdote, que inconsciente como estaba no pudo alegrarse de haber participado, aunque fuera de esta triste manera en el combate que sus compañeros, ahora en inferioridad numérica, sostenían.

Trabajosamente el soldado de la casa Rugat intentaba ponerse en pie acosado por el pardo, mientras el hábito del caballero, empapado en sangre se le enroscaba en los talones, como si la Divina Providencia tratara de actuar por medio de su siervo, por muy inconsciente que éste se encontrara.

Resumen turno 3 (lo haré resumido, porque estaba escribiendo y he perdido el post :(), ya que son muchos combates:

-Breixo le da una patada en las partes a S1, y luego un hachazo en su espalda: _{Daños 6 y 3: 9 --> S1  inconsciente a 0 puntos.}
-Rodrigo no logra acertar a S3, y S2 le golpea en la pierna a Rodrigo, sin hacerle daño debido a su gran loriga de malla.
-Roi no logra acertar a S4, que sólo se protegía con parada.

Roi ya se sentía morir de dolor, pero continuaba vivo. Breixo había sucumbido (Dios quiera que siga aún vivo.., pensó Roi), y el portugués luchó contra su inconsciencia para no terminar igual que su valiente amigo.

Como anteriormente, sólo podía atacar o recular, y se resistía a huir. Sólo si sus fuerzas le flaqueaban más se retiraría, pero prefería morir matando.

En un repentino acto de locura, quizás imbuído por las ganas de librarse por fin de su adversario, decidió dejarle fuera de combate*, y se encomendó a Dios y todos sus Santos para que guiasen su brazo en tan ardua tarea. El dolor era fuerte, pero las ganas de vencer eran mayores.