Partida Rol por web

El pastor ve con extrañeza que algunos sacan un dineral y uno de los que más tiene saca una miseria en comparación, rara forma de repartir los gastos. Hasta la princesa saca menos dinero que el bárbaro. - Perdonen que diga esto sus majestadades, pero creo que la cantidad es 1308 por cada cabeza. - Sacando esa cantidad y esperando que los demás hagan lo propio, no pensaba poner por los nobles que se quedaban con el dinero y encima quieren que los más pobres paguen lo que ellos no quieren hacerlo.

 Saque 1308 puas de mis ingresos, con la intencion de pagar asi la parte proporcional que me correspondia de el total del precio de los camellos, como habia sugerido Sergi.

Una vez los tuve en mis manos, se los entregue a Aurea para que ella fuera la que recogiera el dinero y luego le pagara al pastor.

Tomad Aurea, mi parte del dinero...

Tras oir el comentario de sergi y ver a agrael como le daba la parte proporcional a Aurea, copio el mismo movimiento de agrael, y le extiendo a Aurea las 1308 puas

-Aquí estan las mias-

Recopilo el dinero que me van dando todos y hago lo propio con el mío.

Espero por los que faltan para darselo al pastor, pero sigo esperando que me diga si nos hará de guía.

- Gracias contesto a mis compañeros.

La reina elfa estudia la propuesta de Sergi de repartir el coste a partes iguales entre todos y llega a la siguiente conclusión:

- A mi me parece bien que cada uno ponga 1308 púas, al fin y al cabo Magníficuss seguro que nos las dió para que pudiésemos alquilar estos camellos. Aun así nos sobran púas para utilizarlas en otra cosa más adelante. Seguro que nos hacen falta para el camino.

Dicho esto sacó sus 1308 púas del macuto y se las entregó a Aurea.

Me acerco con la bolsa pero antes de entregarle las púas reitero la pregunta.

– Majestad con este dinero que habéis acordado están incluidas las sillas y las riendas o nos tendremos que caminar a su lado mientras camínenos por el mismo camino y a nuestra velocidad.

- Bernat, tranquilo, está todo incluido, pero tendremos que devolverlas tras su uso. dijo serena al arquero. Sigue pareciéndome un precio excesivo si ni siquiera podremos luego quedarnos nos bichos estos.

Aurea entregó el dinero al buen pastor y dio por concluido el pago de los camellos, que al final habían salido un poco más baratos pero tampoco demasiado. Le parecía bien que al final hubieran encontrado esas púas en el cofre, y lo que había sobrado lo tenían repartido entre el grupo, para posibles gastos en el viaje. Sin duda pronto tendrían que comprar comida y agua.

Aurea le entrega el dinero al pastor a lo cual él esboza una sonrisa de oreja a oreja. Hacía mucho tiempo que nadie pasaba por allí y le entregaba esa sustanciosa cantidad de púas. Se lo guarda a buen recaudo y les dice:

- Guía Narit, guía Narit, mi no guía.Narit Gussanda,Gussanda,¡barato,barato!

El hombre seguía explicándose cómo podía mientras ensillaba los 6 camellos que habíais alquilado.

-Gussanda quedarse camellos cuando acabar de guiar.

Os preparó los animales para que pudiéseis subiros en ellos y partir hacia...

Después de agradecer al pastor y subirse, no sin dificultad en aquel jorobado animal, os dijo a todos: Parece que hay un guía en Narit. Y además no creo que tengamos provisiones para ir más lejos, así que vayamos a Narit, compremos agua y comida, y contratemos el guía. Según la hora que sea veremos si tendremos que hacer noche allí o no. ¡Vamos!

 Una vez en posesion del camello y con la montura puesta, copie los movimientos de Aurea para montar aquel estupido animal, Donde se ponga un buen caballo que se quiten estos... ¡¡¡ camellos !!! ... pense.

El animal no era de mi agrado pero no habia mas remedio que montarlo, asi que despues de un agitado zarandeo mientras el animal se ponia hergido para emprender la marcha, asenti a las palabras de Aurea... Partamos pues!!! hacia Narit.

Tyaeda era una mujer de los bosques. No se había aventurado jamas tan internamente en el desierto y la idea de cabalgar sobre el lomo de aquellas criaturas la ponía bastante nerviosa. Pero como la velocidad era primordial en aquella empresa, hizo de tripas corazón y tras observar a la princesa Áurea y a Lord Agrael montar, copió sus movimientos con gracia para verse, en unos instantes encima del camello.

-Espero que podamos entendernos, amigo- le susurró la reina de Linfa a su montura, agachándose sobre su cuello para llegar a su oreja. Los elfos tenían afinidad con la naturaleza, su empatía para con los reinos animal y vegetal era elevada con lo cual, parte de los nervios se fueron al poder acariciar el lustroso pelaje del animal.

-Bien Áurea, guíanos hasta la ciudad de Narit, no hay tiempo que perder.

Comienza a anochecer en el desierto, al sol le queda una hora escasa de vida. El frío comienza a arreciar con fuerza y se os mete por los huesos.

Pero estáis de suerte porque a lo lejos divisáis una especie de cabaña como las que usan los pastores de camellos y que está rodeada por unas cuantas palmeras.

Tiene pinta de ser toda de madera o caña y no es muy grande. Por su situación se puede decir que está a unos 20km de Narit (2 horas de viaje más o menos).

No véis a nadie por fuera y la puerta está aparentemente abierta.

 Aquella cabaña por algun extraño motivo hizo que de rapidamente me acordara de Argos. Mire a mis compañeros... ¿ que creeis que habra ahi dentro ?... pregunte señalando aquella cabaña. ¿Nos volveremos a encontrar con algun ojito?. Fueron dos preguntas sarcasticas que lance con una sonrisa en la boca, pero lo cierto es que no me hacia ninguna gracia volver a las andadas.

Como parece que contamos con varios expertos en viajar por el desierto, no como yo que es la primera vez que estoy en él, permanezco en silencio.

A la vista de la cabaña preparo mi arco por posibles sorpresas.

Sí hay árboles y una cabaña debe haber agua también.

Solo malos recuerdos le trae esa cabaña al campesino, el verla le recuerda la pobre mujer del ogro que mataron sin preguntarse el porque, está bien que la situación no era buena para discutir de ir o no a ese lugar. Porque el frío era demasiado para sufrirlo en la intemperie.

Pareciera ser que hay dudas en el grupo de lo que se pueda encontrar dentro y no es para menos. Pero algo se debe hacer.

Notaba el frío que le recorría el cuello, parecía que era hora de resguardarse, no podrían hacer fuego ni cobijo en mitad de la arena, así que aquella visión fue la mejor del día.

Sonrió ante las ironías de Agrael, pero no sin un resquemor en la mirada. Más vale que no fuera tan complicado esta vez.

- No importa qué encontremos en la cabaña, vamos a refugiarnos en ella igualmente. ¡Vamos! dijo la joven dirigiéndose hacia aquel lugar.

Desmonto atando mi camello a una de las palmeras y preparo mi arco.

– Vigilare no estén esperando que entremos. Mas vale pecar de prevenido.

Mientras voy vigilando a mi alrededor.

de nuevo, divisamos una cabaña. lo cual me recuerda al bosque de las animas, como a Agrael. Bajo de mi camello y espero que el resto hagan lo dicho para entrar dentro de la cabala y inspeccionarla.

-Deberiamos de ver lo que hay dentro, no me gustaria encontrarte otra sorpresa como hace un par de semanas...maldito Argos...

Decidís entrar en la cabaña cautelosamente y con las armas en la mano por si algo malo ocurriera. Pero cuál es vuestra sorpresa cuando comprobáis que no hay nadie dentro, solamente véis una mesa, dos sillas, un camastro de paja en un rincón del suelo y algunas estanterías repletas de botes y utensilios. La verdad que no es una cabaña demasiado lujosa, la madera está algo carcomida y huele raro pero eso es mejor que pasar la noche al aire libre.