Partida Rol por web

El enigma del agua y la llave lleva a nuevas charlas, la dispocisión de las guardias no era algo de lo que quisiera opinar el campesino, pero él si podría ayudar a encender el fuego donde ellos quisieran. Se pone en la búsqueda de madera para cumplir el cometido, porque no sabe cuanta hará falta para un lugar donde el viento es tan fuerte y el clima tan frío.

Bernat espera pacientemente que decidan las guardias y al no acabar de decidirse en que turno dividirnos me ofrezco para una.

– Ya realizaré la primera después de la cena.

Aurea escucha las proposiciones de todo el mundo, parece que todas son buenas ideas. También siente como el frío comienza a calar sus ropas, así que comprende la intención de hacer fuego.

- Bien, podríamos hacer fuera una fogata, al menos ayudaría a los dos que estén de guardia. dijo mirando la cabaña, no creía que dentro pudiera hacerse, no había un lugar habilitado para ello. Las guardias serán las siguientes: Bernat y Tyaeda, harán la primera, después Agrael y yo, y por último Garren y Sergi. Creo que así estarían equilibradas. Si queréis algún cambio decidlo ahora. Miró a todos serena pero seria, dispuesta a aceptar sugerencias pero no órdenes.

- Mientras preparáis la hoguera, reconozco que tampoco es algo que se me dé bien, pero imagino que tanto Bernat como Sergi podrían hacer, Agrael y Tyaeda ir a probar el agua con alguno de los camellos. Esperemmos que sea buena para todos. Garren tú y yo prepararemos algo de cena para todos, hay que reponer fuerzas antes de descansar. esta vez sus órdenes parecían más tajantes y menos dispuestas a cambios.

Aún así la princesa trataba de ser mucho más cortés que antes, mucho más abierta a sugerencias y mucho más accesible, quizás los acontecimientos del viaje estaban suavizando su fuerte carácter.

 Bernat se ofrecio a hacer un turno de guardias, y luego Aurea rapidamente organizo los grupos y las guardias para toda la noche. Mientras daba la oportuna explicacion sobre el tema, asentia a todas sus palabras... Por mi ningun problema Aurea... dije cuando nos pidio opinion. Habiendo dejado mi opinion sobre el asunto, me dirigi a Tyaeda... ¿Os apetece que vayamos ahora, tal y como sugiere Aurea a probar el agua con los camellos?

-De acuerdo princesa, hagamos como decís, parece una buena idea- Tyaeda asintió con aprobación aunque le sabía un poco incómodo que le dieran órdenes. Toda su vida había estado del otro lado así que el hecho de que una jovencita estuviera tratándola como a sus sirvientes le supo bastante molesto. Sin embargo entendía que ahora era una más del grupo y si alguien sabía como organizar temas que no manejaba, no iba a poner palos en la rueda para dejar satisfecho su orgullo.

-Vamos lord, quitémonos una preocupación de encima cuanto antes- dijo sonriendo mientras iba en busca de un cántaro para dar de beber a un camello.

 A Tyaeda se le notaba que no se acostumbraba a recibir ordenes, pero hacia lo posible para poder acatarlas sin rechistar. Dio su aprobacion al tema de las guardias y acto seguido se dirigio a por un cantaro para darle de beber a uno de los camellos, yo por mi parte, me dirigi a cojer una botella de agua. Cuando ambos tuvimos los utensilios necesarios, vacie una botella de agua en el cantaro con el que se habia hecho Tyaeda. Nos dirigimos hacia los camellos, y una gran duda se presento ante nosotros, ¿ a cual de todos darle el agua a probar ?...

Sera mejor probarlo con mi camello... dijo pegandole un par de golpecitos en su joroba.

Sin más dilación le distéis un poco del agua que habíais encontrado al camello de Agrael para saber si estaba envenenada o era potable.

El camello bebió con ansia ya que estos animales acumulan toda el agua que puedan beber, aunque se tiren minutos y minutos bebiendo.

Esperásteis unos minutos a ver si pasaba algo... y más minutos... y más minutos.... y el camello seguía tan fresco como al principio. O bien ese animal era de hierro y no le afectaba nada o bien el agua era potable.

-Me parece genial, tanto el turno de guardias como hacer la comida con Aurea jajaj! aunque he de decir que de cocinar no se mucho, pero me esmeraré como el que mas! e de decir a mi favor, que se hacer unos platos de lagartija con salsa de sangre...que esta para chuparse los dedos y parte de las manos! JAJAJAJA!!- Esbozo una amplia sonrisa de oreja a oreja.

- En cuanto a lo del agua...Creo que sera mejor que el agua la probara Agrael en cuentas de un camello. JAJAJA es una pequeña broma querido caballero! JAJA!- Digo en tono burlesco pero en plan amistoso al notable caballero, mientras pongo a reposar una de mis grandes manos en su hombro

-Vamos Aurea! no perdamos mas tiempo!- Digo mientras Aurea aprueba mis palabras

Me pongo a buscar por la cabaña y sus alrededores leña para la fogata.

Aquí en medio del desierto debe ser un artículo de lujo pero no tengo ganas de iniciar una discusión.

Comienzo por su interior para después buscar cobertizos donde puede estar guardada.

Aurea vio que todos estaban de acuerdo, menos el campesino que no dijo nada, aunque era bastante reservado con lo que le pareció normal.

Mientras todos se iban a las tareas encomendadas, se quedó con Garren para preparar algo que cenar y poder alimentarse y recuperar fuerzas.

Comenzó buscando y preparando los recipientes para poner la comida, y en caso de tener fuego, para preparar un guiso, ya que algo caliente sentaría bien con este frío tan intenso.

 Despues de dar de beber a los camellos y comprobar que no les pasaba nada, nos fuimos a dar buena cuenta de la cena que se habia preparado. Despues, Aurea y yo nos preparamos para hacer la primera guardia. Pero los dos nos dormimos en la primera hora...

El camello bebió toda el agua que le dieron y tras un tiempo de esperarlo nada ocurrió. El agua era potable.

-Menos mal Agrael, me hubiera dado mucha pena sacrificar este bello animal- dijo palméandole el lomo a la bestia. -Oh, y por supuesto, ver que el agua es potable nos ahora un montón de contratiempos.

Cuando la comida estuvo lista, la reina se acercó al fogón para tomar su ración. El guisado estaba muy sabroso y la comida caliente aligeró el peso de su alma. Luego se dispuso a efectuar su guardia junto a Bernat.*

Sin embargo, el cansancio del viaje y las tensiones vividas, más el estómago lleno le jugaron una mala pasada. Apenas pudo tener los ojos abiertos unos instantes y luego se durmió.

La comida ya estaba por ser dispuesta, sin mucha confianza por parte de Sergi, pero comida al fin. Él se limitó a buscar la leña si es que hay y prender el fuego junto a Bernat.

Tras acabar de comer, me levanto y me voy con sergi a realizar nuestra guardia, intento mantenerme despierto, pero el cansancio acumulado tras el largo viaje a traves del desierto puede conmigo y acabo siendo pasto del sueño, por suerte, a la ultima hora consigo despertarme debido a una pesadilla

(mientras sueño) -Padre...Madre...no salgais...NOO! herma...hermanito...- (fin del sueño)

Consigo despertarme tras el sueño sudoroso, y consigo hacer la ultima hora de guardia despierto debido a la alteración

Comenzamos la guardia después de la magnifica cena preparada por Aurea y Garren.

Esto junto a la paz del desierto, el calor de la fogata y que Tyaeda no se parece en nada a Lord Agrael aparte de portan espada hace que una gran sensación de paz y bienestar me invadan…

Debido a la pesada cena que tomásteis, os sentísteis tan llenos y cansados que no pudísteis soportar las guardias en las que debíais manteneros despiertos. En el desierto nunca se sabe qué peligros pueden acechar a un grupo de forasteros como vosotros con lo cual es muy importante mantenerse alerta y con los ojos bien abiertos.

A la mañana siguiente cuando os despertásteis y salísteis fuera de la cabaña, vistéis un panorama bastante terrorífico. Había restos de sangre y vísceras por todas partes. Al parecer un camello había servido de menú para una manada de dingos del desierto. Los demás consiguieron protegerse haciendo una piña cerca de la cabaña y de esta manera sobrevivieron aunque estaban muertos de miedo. Los dingos aun estaban devorando los restos del camello muerto en las inmediaciones de la cabaña. El hambre hacía estragos en ellos con lo cual eran bastante agresivos.

Me despierto con el sol y contemplo apaciblemente unos lobos un tanto extraños que también han venido a cenar.

Como ignoro si son o no invitados de los nobles me voy a hacer mis necesidades detrás de alguna duna detrás de la cual solamente se me asoma la cabeza.