Partida Rol por web

No me lo podía creer.. la rozaba con los dedos... si no hubiese sido tan cabezota.. si en lugar de estirarme tanto, hasta perder el equilibrio, hubiese avanzado un poco más, no me hubiese caido de esa manera. Y no me preocupaba el daño en si, o la vergüenza por caer estando a escasos centímetros del suelo. Me preocupó el sonido que produje al caer.

Me quedé quieta, inmovil. Deseando que no lo hubiese escuchado nadie. Pero no fue así... pronto me di cuenta de que llamé la atención más de lo debido.... Quizás no me vean... si no miran al suelo... Cerré mis ojos y supliqué que fuese así durante unos instantes.

Con el CLONC se le cayó el alma a los pies. Y casi casi el furrete del culo.

-ME CAGO EN D-

En justicia, tardó apenas un segundo en recuperarse de aquello. Era... curioso como estaba siendo capaz de mantener la cabeza fría y tomar deisiones, especialmente cuando estaba cagado vivo. Siempre habría pensado que la gente que podía hacer eso era por no estarlo. Pero, ya ves.

-¡Marcos! ¡Ayuda a Sara a levantarse! -dijo mientras salía por la puerta derás de ella en lo que debía ser el peor plan del mundo- ¡Tú! -dijo hacia atrás, con lo que el que le escuchase se sentiría interpelado- ¡Conmigo!

Segunda parte del p*** peor plan del mundo. Esperaba que Sara pudiera disparar la pistola desde ahí abajo, pero lo que era él no iba a dejar que se la comiesen.

Una vez estuvo ahí fuera las dudas sobre si no hubiera sido mejor idea hacerlo empezaron, claro, pero muy tarde que era. Nadie es un santo 100%.
 

Mejor ayudala tú. Eres más rápido. Yo le pego al malo si viene. Mostró a Liusra la escoba. Tengo un palo. Le dijo por si no lo entendía. Estaba asustado y hubiese preferido quedarse en el laboratorio a salir a pelear con los que morían; pero Sara se había portado bien con él y no iba a permitir que le hicieran daño. 

Mierda mierda mierda - pronunciaba Miguel con los labios cerrados. Seguía sin querer abrir la boca después de las reprimendas de Luisrra. 

¡Tú! Conmigo

Si, si - fue lo primero que dijo. Se acercó rápidamente a la puerta con el pulverizador lleno de ácido del decano en la mano para intentar espantar a los bichos si se les acercan.

Vaya plan tenemos.... - pensaba según salía para decidir si intentar coger el el arma o simplemente hacer de parapeto.

La gente maldijo como si se tratase de un mantra, unos en silencio y otros dejaron escapar su alma. Luisra fue el primero en actuar, sus reflejos le hicieron ágil y a falta de una herramienta mejor tomó uno de los numerosos taburetes que tenía y cargó con ello contra el zombie que estaba más cerca de Sara sin embargo calculó mal el impulso y el culatazo pasó a escasos palmos de su víctima.

Miguel tenía en sus manos un arma química, tras agitarla fue derecho a utilizar el pulverizador cuando uno de los zombies se movió, sintiendo algo removerse en su interior se detuvo al tiempo que disparaba su improvisada arma, el chorro apenas alcanzó a tocar la piel de nadie.

Ajeno a aquellos fracasos fue Marcos Santana quien empezó a cambiar el curso de aquello, utilizando el palo de su escoba como un improvisado arma pegó un barrido a su arma que acabó seccionando la cabeza del monstruo que amenazaba a su amiga. El segundo también cayó por un sillazo volador que apareció de la nada, obra del enfermero que se jactaba con gran orgullo de su obra.

Fue entonces cuando la situación empezó a irse a tomar por culo, demasiado ruido, ¿tal vez los sillazos? ¿o las órdenes impartidas por Luisra? Una veintena de los nombrados como zombies acababan de fijar un nuevo objetivo. ¿Qué harán nuestros héroes, saldrán por patas o intentarán erradicar la plaga pudiendo morir en el intento?

Mierda mierda mierda - dijo Miguel al ver cómo se empezaban a girar esas cosas - ¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos?  - Pensaba nervioso mientras miraba a su alrededor

Cogí el arma del policía y Me puse en pie tras ver como un simple muchacho arrancaba de cuajo la cabeza de una de esas cosas de un solo golpe. Joder... si que son blanditos... susurré para mi mientras me percataba de lo que se nos veía encima. Temblorosa, sesenfundé el arma. Me cago en la puta! Si tuviese una buena puntería con ambas armas los dejaria tiesos... pero.. no se ni disparar!

Corred hacia la salida! Exclamé mientras miraba como aquellas cosas comenzaban a poner ojos golosones y a salivar pensando fijo, en el festín que se iba a dar con nosotros. Apunté con el arma del policía mi revolver del 38 hacia los zombis. Vamos, vamos. Necesitaré esa habitación libre para poder deshacerme de ellos! Grité a todos. Les atraeré con los disparos y saldré por la ventana, pero no debe quedarse nadie aquí!

Dicho esto, apunté al zombi que parecía estar más cercano. Mis manos temblaban. Estaba segura de mi agilidad y destreza. Sabía que podría huir de aquella sala por la ventana sin problemas... pero me preocupaba que el resto se quedase paralizado por el miedo y que alguien más muriese por mi culpa... Y de que alguna de esas cosas me alcanzase. No tenemos todo el día. Vamos! LARGO! Os cubriré como pueda!

El viejo corrió como nadie se imaginaba que podría hacerlo:

Rápido, vámonos los cinco en mi coche, que es el que está más cerca!

En realidad lo que el tío quería era ir a su casa. No porque allí tuviera armas, que las tenía porque era cazador (como veréis si vamos a su casa), sino para asegurarse de que los suyos estaban bien. 

Espero que nadie recuerde al chino, que si nadie lo menciona podremos llegar vivos a casa. 

Luisrra picó.

-...¿estás segura de que podrás?

Sonaba posible después de todo, para aquella gente que no tenía la más mínima idea de cómo funcionaba un arma o el asunto militar o lo que fuesen que no fuese el exmo. Dr. Martín allí presente. Viendo a Sara tan segura de sí misma, se tragó el rollo cebo, anzuelo y sedal todo junto. Miró al resto.

-¡Ya la habéis oído! ¡Los queaun lleváis taburetes, cubrid a los demás o dadme uno! ¡Que no se acerque ninguno, todos a la salida! ¡Dejadle espacio!

Los deseos del decano se cumplieron desde el Trono Celestial, porque lo que era el supervisor con todo aquello no había recordado a Yamaguchi desde que había salido, superado por el horrible ahora en el que estaban.

Santana no entendía el plan o mejor dicho lo entendía a medias. 

Hacia allá dijo señalando el pasillo a la derecha de la puerta no hay mordedores. Podemos huir por ahí. No sabía por qué se molestaba, no iban a hacerle caso, nunca se lo hacían. Cogió su escoba y se preparó para lo que fuera.

- Marcos, a la derecha no hay salida... - Miguel miró a los transformados contándolos.

3, 4, 5.... 11, 12, ¡trece!- Eran simplemente demasiados como para ir dando toques de escoba. Volvió al aula buscando algo que pudiera hacer de barrera con ellos y empujarles hasta que alcanzasen la puerta medio abierta con seguridad. 

- Las pizarras. ¿Cabrían las pizarras por la puerta y el pasillo? ¡No creo que puedan romperlas! - y se acercó corriendo a ellas para ver si podían descolgarlas con facilidad.