Partida Rol por web

-¡Un momento! Estoy pensando una cosa, Miguel, te acuerdas que por vuestra sugerencia y la de Enrique tomé unas muestras de Segrellos, justo antes del brote. Hice un cultivo para que el ordenador sacase la cadena de nucleótidos de lo que sea que hay allí. 

-Pienso, pienso que si sacamos la información podemos hacer algo con los chicos. A no ser que penséis en matarles. -Añadió mientras centraba su mirada en Sara, la única que tenía un arma de fuego en aquel grupo-. Eso... Eso sería... 

-Deberíamos sacar la información y dejarles encerrados aquí abajo hasta que podamos hacer algo con ellos.

Miré al joven que al menos demostró algo de preocupación por los que fueron sus amigos. ¿Te refieres a hacer una especie de antídoto? Le pregunté con curiosidad. ¿Crees que esos cuerpos se podrán... regenerar y volver a ser lo que eran? ¿O que después de matar y comerse a un policía como estan haciendo ahora mismo, volverán a ser los mismos? Pregunté al joven algo nerviosa. Creeme si te digo que hay gente que ha perdido la cabeza por mucho menos que eso..

Luego miré hacia la puerta y me encaminé hacia ella. Con recelo miré primero para asegurarme que no había ninguno de esos seres cerca, para luego mirar lo que pasaba fuera y si era seguro salir. Mi cabeza empezaba a trazar un nuevo plan, pero antes debía saber bien lo que había fuera y el ángulo de la ventana no era muy bueno.

Luisrra se levantó, sacudiéndose, tras tapar los ojos... o lo más parecido... a la pobre muchacha. La tapó con una gasa. Jesús.

Estaba acostumbrado a reaccionar rápido y de manera casi instintual, así que se puso en pie y se odió un poco por aquella facilidad en aquella situación y volvió a coger el taburete, mirando con gesto de duda.

-¿Has visto al pobre hombre del SAMUR? -preguntó- De los demás, podría creérmelo... ¡pero acuérdate de él! Sea lo que sea lo que le ha pasado y por lo que no esté muerto, de eso no vuelve -se sacudió los hombros, sin darse cuenta, por un segundo; se restregó el ojo derecho con la muñeca- No vamos a dejarlos para que SE COMAN a más gente. ¡Pero tampoco podemos hacer nada!

Miró a Sara. ¿Iba a...?

-Espera, ¿¿no irás a salir sola no?? -preguntó, cambiando de lugar las manos que sujetaban el taburete- ¿Vas a por eso? Si tienes un plan... voy contigo.

Le costó decirlo, no nos vamos a engañar; la idea era horrible. Pero no iba a dejar que se la comiesen viva, ni tampoco al otro poli si estaba vivo. No le deseaba eso a nadie.

¿Medicina? Preguntó Santana saliendo de detrás de la mesa. No estamos enfermos, mejor vacuna. Recogió su escoba y al ver que Sara y Luisra iban a salir se acercó. Si vais a salir, voy con vosotros, soy fuerte y no dejo solos a mis amigos.

Dijeran lo que dijeran, él iba a acompañarlos aunque esperaba que a nadie más le explotara la cara.

Pero vamos a ver, seamos realistas: Sí, de acuerdo que se han comido a un policía y esas cosas, pero ¿cuánto creéis que tardarán en llegar cuerpos más especializados? Yo creo que el tiempo que podemos aguantar atrincherados. Sugiero que nos quedemos aquí escondidos hasta que el ejército venga a por nosotros.

El decano, con su carisma habitual, mirando más por el bien común que por el de su pellejo recolgante. 

Miguel se acercó con bastante recelo al cuerpo de Blanca como para comprobar que lo que acababa de pasar, acababa de pasar.

Para una que iba a aprobar - Su mente estaba bloqueada. Era todo lo que le pasó por la cabeza al ver el cuerpo de Blanca tendido en el suelo en contraste con Marcos al final del aula con un taburete en la mano. Luisrra cubrió el cuerpo con una gasa en ese momento. 

-¡Un momento! Estoy pensando una cosa, Miguel, te acuerdas que por vuestra sugerencia y la de Enrique tomé unas muestras de Segrellos, justo antes del brote. Hice un cultivo para que el ordenador sacase la cadena de nucleótidos de lo que sea que hay allí. 

Las respuestas de Sara y Luisrra eran racionales. En ese momento lo primordial era salir por patas de ese sitio en cuanto fuese posible. 

Los datos del ordenador van a seguir ahí Luis Carlos - contestó automáticamente - Pongámonos primero a salvo y analicémoslos más tarde. Pero sí.... esa información es vital. 

Esta gente está condenada - pensó ante los comentarios de Sara - ¿quién podría recuperarse después de lo que han hecho?. 

Me aparté de la puerta con cautela. A mi lado estaban Luisra y Marcos. Esta es la situación. dije reuniéndome con todos. Unos cuantos estan dando cuenta de los dos policías. Sólo vi caer a uno, el otro debío ser derribado cuando bajé de la ventana.

Luego tenemos unos pocos dispersos por el pasillo, están como idos... como si no recordasen que estamos aquí. Y lo más importante. El arma de uno de los policías ha caido junto a la puerta. Si guardais todos silencio, trataré de cogerla. Miré a todos a los ojos. Cualquier ruido atraería nuevamente a esos cabrones. Luego, veremos que pasa... pero creo que podríamos intentar cambiar de sala en sigilo...

Por su parte, a Luis Ramón no estaba muy bien: se le veía pálido y como que iba a vomitar. Pero no se rindió y cuando habló su voz no traicionaba que fuera a echar la pota.

-Jesús.

Si los policías estaban muertos, no había nada que hacer salvo tratar de salvar su pellejo y el de toda aquella gente que como él estaba en una situación irreal, de película: excepto que tantos libros que había leído sobre como se sentía uno de irreal en estas situaciones y era real de cojones. Y acojonante.

-Ve con la pistola mientras te acercas. Yo me quedo en la puerta -dijo señalando al lado con la cabeza, y levantando un poco el taburete- por si tienes que venir corriendo. Al menos podría quitártelos de encima.

Aquello era un riesgo enorme... pero ahora, todo lo era. Y al menos después de eso no había propuesto lo del "yo te acompañaré", que en una misión de acercarse rápido y silenciosamente hubiera sido una gilipollez. Quedarse al lado de la puerta con un taburete para tratar de apartar a un rabioso que podía infectarte hola-y-adiós de un mordisco tampoco parecía la mejor idea, claro, pero era relativamente mejor. No mucho, pero relativamente.
 

Miguel esperaba ansioso la información de Sara. 
 

Policías muertos.... dios santo - pensó. Pero había un arma y posibilidades de escapar de ahí. 

De acuerdo - dijo susurrando. Miró a Luisrra quien seguro estaba pendiente de que no levantásemos la voz y continuó hablando dibujando las palabras con los labios sin pronunciar palabra - PILLA EL ARMA Y SALGAMOS ECHANDO LECHES DE AQUÍ

No quería salir,  no quería ver lo que había fuera. ¿esa gente se atrevía a atacar a la policía? Sus labios dibujaron una mueca de preocupación por Sarah. Se acercó a la puerta y a Luisra dispuesto a ayudar si había problemas. 

Esperaba que si de verdad los problemas surgían alguien le dijera que hacer porque a él no se le ocurría nada que pudiera ser útil. Apretó con fuerzas el mango de la escoba.

Guardad silencio... me giré y me encaminé hacia la puerta. Luego la abrí lentamente y miré a ambos lados. Aquellas cosas parecían idas.. estiré mi brazo para coger el arma... estaba demasiado lejos. Mierda, tendré que salir más... Lentamente, procurando no hacer ruido, salí al pasillo. Estiré la mano, el arma estaba a mi alcance...

El arma estaba ahí al alcance de la mano, sin embargo no llegaba... La rozaba con la yema de los dedos, pero no era suficiente. Faltaba un último impulso. 

CLONC

Sara cayó con gran estruendo y alcanzó a tocar el arma que buscaba pero no como quería, ésta se vio alejada aún más en dirección a la horda que daba cuenta de los desafortunados policías. Se escuchó un chasquido metálico delatando así el lugar en el que se encontraba el segundo arma. Sin embargo la situación no era la ideal... El sigilo se había ido simple y llanamente a la mierda.

Se giraron los dos zombies que tenía más cerca, el resto se han detenido, como si recordasen algo de una vida anterior... Aún no parecieron advertir nada...

Vio como Sara caía al suelo. Eso es malo, muy malo Quería ir ayudarla pero para levantarla tendría que tocarla y el médico le había dicho que no tocara a las mujeres. Miró a Luisra con la esperanza de que se le ocurriera algo. Él es listo, algo pensará.