Partida Rol por web

No lo entiendo Atenea.... esto que me cuentas.... escapa a mi comprensión. Y no he notado nada en el Olimpo... ¿de qué fuego me hablas? No entiendo absolutamente nada... ¿Cómo has conseguido esa información, la has contrastado?

Hypnos está totalmente perplejo ante las palabras de Atenea, no ha notado nada y para él el Olimpo sigue siendo el mismo lugar idílico de siempre. No obstante la premonición le ha afectado mucho y las palabras de Atenea resuenan en su mente... Una guerra en el Olimpo no puede ser cosa buena y menos si Zeus es el contrincante, su propio padre... y enfadado... todo el mundo sabe como es Zeus enfadado, incluso por temas menores....

Atenea yo te ayudaré si me ofreces pruebas de lo que me estás contando... por mucho que Padre esté enfadado la humanidad no se merece un final así, pero necesito pruebas antes de enfrentarnos a Padre.

Hypnos, parece que tu memoria se ha esfumado. Prometeo robó el fuego de la forja de Hefesto para dárselo a los humanos. Eso enfadó a Zeus, y ahora quiere venganza, ¿Me pides pruebas? Has visto esa profecía y no fui yo quién te la envió, si no Apolo por petición mía. ¿No me crees? El primer signo ya se hace evidente.

Contempla esas nubes, pues la oscuridad ya se ha hecho presente entre nosotros. El rayo pronto caerá y empezará a destrozar todo

Las desgracias humanas no tardarán en aparecer. Y yo moriré en mi templo si no podemos detener a Zeus.

No hablo de acabar con nadie. Hay que hacer frente a un dios que es corrupto.

He de cumplir, además, la profecía que le dieron antes de que yo naciera. Sus hijos se volverían contra él, igual que él lo hizo contra su padre. Es el momento.

Atenea se acerca a la puerta y mira hacia el exterior.

Pero no puedes presentarte ante Zeus como si nada. Debemos presentarle batalla digna, si no, caeremos vencidos demasiado pronto. Se gira para observarte Debes camuflaros entre los humanos. Tus poderes se verán limitados, ya lo sabes, pero es necesario.

Zeus sabrá que vas en su busca, y te pondrá las cosas difíciles. Pero, al superar esos inconvenientes, le demostrarás que vuestra causa es justa y sincera. Y, con un poco de suerte...

Su voz se perdió, incapaz de terminar la frase.

No estarás solo. Otros dioses están en esta isla. Ellos han aceptado y ya han emprendido esta misión. Os envié la visión a vosotros porque sabía que sois los únicos receptivos. Entre las líneas divinas hay quien prefiere ayudar a Zeus, y otros que prefieren ayudarnos a nosotros, pero desde un segundo plano. Aún no he descubierto quienes son cada uno, pero no tardaremos.

Debes ir al pueblo. Los otros dioses se enfrentan a su primer peligro. Poseidón ha convocado una ola gigante que se dirige aquí. Destruirá a todos los humanos de la isla. Hay que hacer algo por salvarlos.

Me uniré a vosotros cada vez que estéis en apuros, pero debo presentar batalla lo justo y lo necesario. Si Zeus me atrapase, esta misión caería en el fracaso.

Cuento con vosotros, y alabados seais por acudir a mi llamada

Perdoname oh mi dulce Diosa Atena, no pretendía disgustarte ni ofenderte. No sé que me ha pasado pero... era como si hubiese olvidado la osadía de Prometeo.

¡¡¡¡Sí, te ayudaré sin dudarlo!!!

Mis poderes y todo mi ser están a tu disposición Atena, partiré raudo y veloz al pueblo.

Dicho esto Hypnos da un beso dulce y gentil en la mejilla de Atenea y acude al pueblo con sus compañeros.

Helios da unos pasos al frente dejando atras a sus amigos y con los dos brazos extendidos hacia el orizonte, comiencia a expulsar de la palma de sus manos unas llamaradas inmensas, que van direccion al mar con la intención de evaporar todo el agua posible de la ola.

-Dudo que alguna de mis habilidades puedan ayudar, pero contad con ellas si es necesario- declaró el joven dios de la muerte, aunque dudaba que sus poderes pudieran matar a una ola o detener la furia del señro de los oceanos, por ahora se limitaba a observar l oque Helios y Hecate realizaban.

Ve entonces. Ellos no tardarán en llegar aquí. El pueblo está subiendo al templo para protegerse, es el lugar más alto de la isla.

Ayuda a tus hermanos. Quizá Hécate pueda levantar un escudo protector. Pero necesitará de vuestra energía para hacerlo lo más poderoso posible. 

¡Corre! grita al tiempo que se convierte en búho y sale volando del templo

Cuando la gente va a entrar en el templo, veis que alguien sale de él. Le distinguís desde la distancia. Es Hypnos, el hermano de Tánatos.

Rápido, se dirige con velocidad a vuestro encuentro.

Mientras tanto, Helios convoca dos bolas de fuego que se dirigen con velocidad a la ola. Pero no consigue mucho, chocan contra ella y sale humo. No parece que vaya a detenerlas así

Durante un instante Hécate concentrada alzo sus manos esperando que con sus fuerzas se levantara una barrera que protegiera la isla con sus habitantes, se notaba la dificultad de la tarea en su mirada, una mueca apareció en su boca, al parecer era inútil, lo intento nuevamente y no parecía funcionar.

Respiro profundo, su apariencia cambio, ahora la ira controlaba su ser, ira por no poder hacer lo imposible y salvar a la gente, ira por tener que verse envuelta en una querella que la pondría en contraria con dioses a los que amaba desde su tierna infancia y a los que había visto reír, llorar, amar, ira por tener que enfrentar a los que consideraba su familia desde la caída de los titanes...

Miro con la profundidad del caos a Helios, y le dijo: mas te vale que tu si puedas con eso, pues a mi me abandonan las fuerzas ante el padre de los mares. El pesar se notaba en su voz.

¿que puedo hacer? pensaba, debo hacer algo se decia a si misma una y otra vez.

Hypnos se acerca a Elios con un caminar lento pero seguro. En su mirada se ve la imagen del equilibrio, de una decisión meditada y sobre la cual se encuentra totalmente seguro.

Hermano, mis poderes en esta situación son totalmente inútiles, salvo que duerma a la gente para evitar su sufrimiento.

Pero tú, tú puedes acabar con el agua, ya que el fuego es tu vida y tu ser...

Helios, hermano mío, posaré mis manos sobre tus hombros. Hypnos se coloca detrás de Helios y posa sus manos sobre él.

Ofrezco mi energía vital en pos de tu causa, de tu fuego abrasador, para que acabes con esta ola. Te daré hasta la última gota de mi energía si ello te ayuda en tu objetivo.

Director, ¿Puedo transmitir mi energía a Helios para que pueda crear un fuego más potente?

 El apoyo energético y moral que Hypnos le había dado a Helios hizo que este recuperase su autoestima después de su primer frustrante intento. Abrió las piernas a la altura de sus hombros y semiflexionó las rodillas para adoptar una postura más cómoda y estable, unió sus manos por la palma y entre lazo sus dedos, levanto ambos brazos, para bajarlos en dirección horizontal hacia la ola, dando un grito de guerra mientras soltaba una gran llamarada digna del mismísimo sol.

Hypnos se concentró y trató de ayudar a Helios. Las vidas de aquellas personas dependían de ellos e Hypnos había dado su palabra a Atenea de ayudar en todo lo que fuese posible, incluso a costa de su vida...

Helios concentró todo su poder y empezó a desprender una auténtica llamarada solar. La llamarada salió a gran velocidad y chocó contra la ola gigante.

La llamarada se expandió en el choque, extendiéndose a lo largo de la ola. Comenzó a salir humo entre las dos grandes fuerzas de la naturaleza, que se debatían en un combate lento en el que perdería el primero que se debilitara.

Y parecía que Helios empezaba a sucumbir. Su forma humana no le daba todo su potencial como dios y la ola empezó a ganar terreno.

Pero entonces, Helios comenzó a recibir fuerzas y poder. Miró a su alrededor, impresionado, y vio a sus compañeros dioses cómo estaban concentrados, cómo sus auras poderosas se unían a las del dios del Sol y le cedían sus fuerzas.

Helios experimentó un gran poder. Sus ojos se iluminaron como el fuego y su cabello empezó a agitarse con tal gracia que parecía la danza de las llamas de una hoguera.

La potencia de su ataque aumentó, consiguiendo que otras dos llamaradas surgieran de sus manos y fueran a socorrer a la primera. El fuego ganaba terreno al mar a una gran velocidad.

Helios notó como la ola perdía fuerza e iba menguando su poder... Hasta que toda la ola dejó de ejercer fuerza y volvió a la tranquilidad del mar.

Los desperfectos no habían sido muchos. El agua había llegado a una pequeña parte del pueblo, que parecía tener alguna pequeña inundación. Y el fuego de Helios había golpeado algún tejado que estaba ardiendo

¡¡¡Bien hecho Helios, lo has conseguido!!!

Esto forjará canciones en tu honor que los hombres recordarán durante mil años.

La alegría de Hypnos era patente, no podia estar más contento, empezó a sonreir y a danzar alrededor de Helios, intentando contajiar al resto su excelente humor.