Partida Rol por web

OK ficha subida.

¿Necesitas algo más de mí? ¿Cómo hacemos con la historia/trasfondo?

Gramj Haia, sin problemas yo te hago la ficha.

¿Quieres que lo haga siguiendo las directrices que has marcado o si considero que otra opción es mejor lo hago a mi manera??

Señores, como toda buena partida de rol deberíamos hacer una historia o trasfondo que de juego o que nos haga meternos más en los pjs.

Poneros a ello.

Recordar que es mejor que la hagáis en conjunto.

Ya queda menos para empezar.

Si confio en ti, es que lo harás a tu manera. Ya sabemos lo que necesita el grupo, y como has visto, lo que me gustaría. Dentro de eso, eres libre. Y fuera, si quieres, también, que para algo eres el DJ.

Gramj era un viajero. Por eso le gustaba ir de un sitio para otro, descubrir lugares nuevos, y luego, regresar a casa. Al hogar. Por eso, desde su origen, en las Montañas Grises, era uno de los partícipes en las caravanas de suministros y mercancías. Suministros que se traían, como trigo y otros componentes para hacer cerveza, o comer, y mercancías, como las herramientas, armas y minerales que exportaban.

La economía tenía mucho que ver en esto y por supuesto, primaba la colectividad. Él destacó en los viajes por su vista, su capacidad de descubrir peligros en el camino, y en un momento dado, a sortearlos. Esto le fue haciendo ganar reputación, hasta que empezó él mismo, tras años de aprender, a negocia, tratar y regatear en los mercados donde compraban y vendían. Se estaba haciendo un sitio en el "Cuerpo de las Caravanas". Al igual que había herreros, mineros y otras profesiones importantes, él se estaba haciendo un sitio entre los comerciantes. Incluso, cuando no había gente de la nobleza, que liderase el grupo, el jefe, era él. Se estaba haciendo un sitio.

¿Os va vien? ¿Sigo? ...

Me parece bien el inicio de la historia de Gramj Haïa. Copio lo que se habló en el Off:

Enano1: Gramj Haïa
Enano2: Dalbur (paladín)
Enano3: guerrero
Enano4: bárbaro

Hablamos en el Off de ser 3 de una familia o casa que fuimos exiliados de Moria.

Ahora los 3 se juntan con un cuarto enano que es de una casa rival.

Lo que nos dejaría por ejemplo:

Enano1: Gramj Haia => podría ser el de la Casa rival.
Enano2: Dalbur: paladín, hermano/primo del enano 4 (el bárbaro)
Enano3: guerrero, líder de la Casa
Enano4: bárbaro, hermano/primo del enano 2

Es decir. Gramj Haïa es de otra casa. Luego Dalbur y los otros dos son de un clan o familia que fue desterrado en su día. Ahora todos juntos deciden volver. El motivo para ir a Moria era lo de recuperar un martillo especial.

El Martillo Desintegrador.

Es un martillo de guerra de mithril llamado el desintegrador porque una vez al día destruye cualquier objeto mundano (no mágico ni de material especial) de hasta 1000 kg de peso al entrar en contacto con el.

Pues es una putada, ya que si soy de otra casa, no conoceré los salones y eso es una desventaja para todos.

La idea era que alguien fuera de otra casa pero todos de Moria. Es decir, como que en Moria había dos casas de enanos enfrentadas, y que en parte ello dió lugar a su caída. Y podría ser que uno de sus motivos de disputa fuera el martillo desintegrador.

La ficha del enano 3 está muy avanzada. Ayer le dimos entre Caerbannog y yo un buen tirón. En cuanto pueda me pongo con la de Gramj Haia.

CHACHI,.

Bien bien :)

¿Cómo vamos?

Ayer fue la celebración del cumpleaños de mi hija. Así que no avance nada.

Felicítala de nuestra parte.

;)

Gramj Haia, ya he subido las características de tu pj a la ficha.

En notas te he puesto donde has gastado las opciones de historial.

Si quieres cambiar algo todavía estamos a tiempo.

Perfecto.

Gracias.

Pues si Gramj Haia da el visto bueno ya están todas las fichas finalizadas a falta de retoques en la de Caerbannog.

Así que cuando hagamos la historia conjunta si queréis empezamos.

Un sonido surgía por el pequeño resquicio de la ventana, era el siseo del viento, frío y afilado propio de la estación en la que se encontraba, se deslizaba suave y poco a poco envolvía la habitación; solo se le resistía la cálida luz de la vela que se situaba sobre la mesa que había en la habitación. Una luz que por tenue que fuere embargaba el lugar de un tono rojizo a la par que melancólico. Y allí, en aquel lugar tan peculiar, se encontraba él.

Era un enano de mediana edad,  acertar la edad de los enanos era algo complicado pero cualquiera con un poco de experiencia podría entender que se ser había vivido ya bastantes años; su figura era fornida, sus hombros tendían a encogerse, algo propio del pasar de los años y de muchos sobre esfuerzos físicos, en sus manos podía apreciarse las callosidades propias de una vida de trabajado duro o tal vez de un hombre que ha combatido demasiado; y por último, tras esa larga y frondosa barba que se fundía con la larga melena entre rojiza y grisácea de aquel enano, se encontraban unos ojos profundos, de pupilas grandes pero de párpados pequeños.... había sabiduría, experiencia y fuerza en su mirada....pero también había pesar y melancolía.

Lo conocían como el señor de la Torre, pues era un hombre que se había granjeado tiempo atrás con una colina donde quien recuerda ya, tal vez por sus manos, o porque el lugar ya fuere así, donde vivía y servía de aprovisionamiento para aquellos barcos que pasaban por allí. 

En realidad era un lugar abandonado tiempo ha y que llegado el momento el usó para su "retiro". Estableció los medios necesarios para convertirlo en su fortaleza y aprovechó los recovecos del lugar para con la pequeña fortuna que hizo en su joven vida, hacerse con víveres y alimentos; medios que usaría como cambio de moneda con los barcos que poco a poco fueron conociendo el lugar. No era un lugar de descanso, no había mujeres ni música ni cualquier otro placer, solo había comida y, en el intercambio conseguido con algunos otros, alguna que otras pieles. Con el tiempo se hizo con la suficiente comida como para abastecer durante un invierno entero al pueblo vecino y, por casualidades de la vida, así fue. Varios años atrás la cosecha no fue buena y el señor dichas tierras no pudo proteger a todos sus pueblos, entre ellos, el que había cerca de aquel enano. Así pues, nuestro desconocido ser, quizás movido por la amabilidad o tal vez por los recuerdos que le procesaron dicha situación, otorgó sin ningún deseo de recompensa todo cuanto pudo para salvar a dicha gente. Desde entonces fue conocido como el señor de la Torre, alguien a quien todos querían pero al que nadie se acercaba, pues bien era conocida su faceta solitaria.

Y así fue como fue conocido el enano de esta historia.

El señor de la Torre.... o como realmente se llamaba, Gorkatdhûm, hijo de Barackdhûm, antiguo guerrero y miembro de una casa olvidada, extinta, y desposeída de su hogar....Moria.

Su historia se perdió en el tiempo, muchos años han pasado y muchos amigos y familiares cercanos yacen bajo lápidas o sobre el suelo de algún lugar inhóspito, frío e impropio de dicha pobre alma. Si alguno quedase con vida, tal vez algún primo lejano, recordaría a un hombre fuerte, de alta bravura y que no dudaba en lanzarse a la batalla sin ton ni son pero ese hombre... murió hace tiempo. 

Pocas historias se han contado como la suya, muchas hazañas son exageradas, o tras inventadas y otras, puras verdades pero de todas ellas, de las historias que podríamos contar aquí, sobre batallas que harían sonreír a los dioses de la guerra, sobre mujeres que gozaron con él bajo la luz de la luna o sobre las princesas que rescató. La más pura y oscura de las verdades es que dicho enano había perdido su hogar hacía muchos años y que todo cuanto le quedaba era la sombra de su juventud, un lugar al que llamar retiro y una antigua armadura completa junto con su gran martillo (con pico) al que procuraba no observar para no sentir el rencor y el odio por no haber podido devolver la paz a los espíritus de los suyos.

Es aquí, donde comienza la historia de nuestro protagonista....

Venga señores.

Hacemos la historia conjunta y empezamos.

Ya queda menos.

Gramj era demasiado niño cuando escaparon de la Ciudad Bajo la Montaña. No recuerda nada de aquel entonces, más que las historias que contaban los mayores. A él lo consideraban de una casta distinta al resto. Era como los viejos. Era el último de su clan habiendo nacido allí. Era ... diferente.

A muchos les gustaba la minería, ingeniería, herrería ... y todas esas profesiones de sus padres. A él no. A el le gustaba viajar, comierciar y regatear hasta cierto punto. Ser un mercader. Realmente era lo que le gustaba, pero no por nada, sino porque no le dejaban. No tenía experiencia como tal en ello. "Los Mayores" eran los que cerraban los tratos, y para él tenían misiones encomendadas. La frase siempre era "La información es poder"...pero no se dan cuenta que si no enseñan a las generaciones futuras, no sabrán tomar el testigo. El relevo natural cuando la edad haga estragos en los cuerpos y el tiempo se cobre el tributo natural.

No, a él le mandaba a espiar, abrir los cajones del "vecino" escuchar a aquellos con los que tratarían en breve, para tener una ventaja. La verdad, ya cansado de aquello, se satisfacía en disfrutar del viaje, de ir de aquí para allá. Si clan, considerado menor, tenía tanto dinero como el resto, gracias a las transacciones, pero los "Mineros y Herreros" abusaban de su situación, y la nobleza enana les impedía ocultar sus cuentas. La nobleza enana exige verdad, pero no dice nada de la mezquina avaricia. Consíderaba al resto unos ... abusadores.

- Nosotros somos de segunda, y vosotros unas ratas avariciosas y esgoístas.

Regresando de uno de sus largos viajes, llamaron a los representantes del clan. Había un Gran Consejo, y fue largo. Dos días discutiendo, y allí solo entraban bandejas con comida y cerveza y salías vacías. No había gran cosa que hacer, y se dedicó a practicar con el arco. Era una herramienta pequeña, ideal para sus rechonchas manos, pero tenía algo que el resto de enanos carecía. Sigilo. Era discreto. No hacía ruido, no había que acercarse tanto como para sentir el aliento del enemigo, y además, evitaba que las salpicaduras de sangre le mancharan la ropa.

- Gramj, tienes que partirl. Le dieron un papelote.

Eran unas instrucciones. Pensaba que tendría que espiar a alguien, o algo así: - Vamos, lo de siempre.

Pero cuan errado estaba, cuando abrió la nota. Tenía que viajar hasta cierto punto y encontrar representantes de otros clanes, y tenían una misión asignada. Recuperar una reliquia. Claro, un martillo de los herreros. Y tontos de nosotros, tenemos, como clan de segunda colaborar con ellos. Era discreto y ese comentario solo lo pensó. Miró al "Mayor" y con un asentimiento de cabeza y un choque de manos, como se haría a cualquier guerrero loable, marchó a recoger sus cosas. 

Una mula prestada le hizo de montura hasta llegar, ya que además, había cargado bastante alimento para el camino.

- A ver que me espera.