Partida Rol por web

Tu espada se hunde con precisión en la cabeza de la mujer y una segunda vez en su pecho. No se es paladín si no se asegura uno de que los demonios están todo lo muertos que deberían. El cuerpo no reacciona a ninguna de las dos estocadas, señal de que estaba ya completamente muerto.

- Se que es desagradable, pero tenía que asegurarme que este demonio estaba muerto. No sería la primera vez que veo uno hacerse pasar por un cadaver. - Levanto los hombros y las manos al mismo tiempo que retraigo los labios un poco.

Limpio mi espada en la propia ropa del cadaver.

Mmmm y ¿quién es este tipo? Me suena...

- ¿¿Alguien ha mirado ya la cosa esa??

Sorprendido por el hecho de llevar dos espadas, me acerco a analizarlas.

Parece ssser el guardián del templo vinculado al amuleto que hemosss encontrado roto - responde el dragonborn acercándose a tí -. ¿Qué hay de losss cuerposss? Esss... ¿Jayna?

Como si se tratara de un hermano, giras el cadáver del hombre con delicadeza, poniéndolo boca abajo para poder examinar las espadas con más detenimiento. 

La primera, un espadón mellado por el uso, tiene el forjado característico del Valle del Viento Helado, situado en la parte más septentrional de la Costa de la Espada.

La segunda, una espada larga robusta y equilibrada, está bañada en plata y posee una inscripción en la hoja: "Que el brillo de Selûne te proteja de la oscuridad".

En ambos casos se trata de espadas normales, sin rastros de magia divina o demoníaca. 

Gente - llama Niveka, asomada al agujero del suelo -, alguien ha apagado las antorchas del piso inferior.

Con delicadeza desabrocho la vaina de la espada bañada en plata y la pongo en mi cintura.

Dioses primigenios, dioses primarios y deidades menores, permitidme coger prestada esta espada, pues nos encontramos en tiempo adversos y necesitamos toda ayuda que nos presteis. Selûne, usaré tu hoja para acabar con los que han mancillado tu templo y para encontrar el objeto perdido que anhelamos.

Vuelvo en mí y le contesto a Axelos.

- Nada, ninguno es Jayna por desgracia. - Al oir a Niveka me giro rápidamente a ella - ¿Has visto qué las ha apagado?

AHAHAHAHAHA! - una risa diabólica resuena en vuestras cabezas, haciendo que inconscientemente os llevéis las manos a las orejas. Los orbes ígneos de Suara titilan brevemente hasta desvanecerse, quedando tu lámpara de aceite como única y pobre fuente de iluminación.

Del centro de la habitación emerge una sombra que se desliza velozmente hasta el constructo. Ante vuestro asombro éste se levanta pesadamente hasta erguirse cuan largo es. Entonces de su espalda brotan un par de alas negras, desdibujadas como si estuvieran hechas de sombras, y su cabeza adquiere un aspecto demoníaco.

Con fuerza sobrenatural, levanta la estatua y la lanza contra la entrada, bloqueándola.

Levanto la lámpara y la mirada poco a poco hasta encontrarme con sus ojos.

- Oh oh....

Me reconpongo agitando la cabeza, como si no creyese lo que estoy viendo.

- ¡SUARA! ¡NECESITAMOS ESA LUZ YA! - mientras lo grito intento sacar mis antorchas para seguir uan estrategia parecida a la anterior, con la idea de tirar varias antorchas por la sala y que iluminen algo.

El guardián de sombras se fija en tu lámpara de aceite, sonríe grotescamente, y avanza con sorprendente gracilidad directo hacia ti. Sorprendido por la velocidad no reaccionas a tiempo y recibes un gigantesco puñetazo que te derriba y te hace soltar la lámpara, apagándose con el golpe. Sin tiempo para acuciar el golpe, sientes por segunda vez el desgarro mental y gritas de dolor. Estáis sumidos en la oscuridad.

MENELPAR! - la voz de la goliath resuena en la oscuridad como un faro, y oyes sus pies recortando la distancia que os separa como un rítmico grito de guerra. Escuchas después el zarandear del arma de Niveka, pero nada contra lo que haya chocado.

SUARA! NECESITAMOS ESA LUZ PARA AYER!

- AAAHH -  me dispongo a llevar las manos al pecho, donde he recibido el puñetazo, pero antes de que lo haga la cabeza está a punto de explotar y terminan en mi sien - ¡MI CABEZA OTRA VEZ!
 

Con la cabeza aún agachada me intento dar ánimos a mi mismo

- Imponente, fiero, terrible. Una pesadilla materializada... Debo acabar con ella.

¡Aguanta Menelpar!

Notas las manos escamosas del dragonborn buscándote en la oscuridad.

Gran Tamara, haz de mí tu canal y deja que la misssericordia recaiga sssobre essste hombre.

Las manos de Axelos emiten un brillo plateado, iluminando tenuemente la estancia. Sientes tu cuerpo recuperarse, como si hubieses calmado el hambre y el frío con un guiso caliente.

Shillelagh! - oís la melódica voz de Clapsnap en la oscuridad

Valiéndose de su visión en la oscuridad, Skronch se lanza hacia el constructo. Escucháis su vara golpear a la criatura, y a ésta reirse por la ineficiencia del ataque.

- ¡VAMOS ESA LUZ SUARA!

Aunque la magia de Axelos es reconfortante, no es suficiente contra algo así y decido tomarme una de las pociones. Al mismo tiempo intento averiguar algo sobre el enemigo.

Jamás en tu vida habías visto algo así. Sigues impactado por el tamaño de la criatura y la paliza que te ha metido en unos instantes.

La piromante por fin reacciona y crea de nuevo sus Luces Danzantes, las cuales sitúa en el techo de la habitación para iluminarla de manera eficiente.

¡Si queréis que mantenga la luz, no dejéis que esa cosa se acerque a mí!

La criatura observa con horror a Suara y sus luces mágicas. De un potente puñetazo aparta a Niveka y de un garrazo anula al semiorco, dejándose así vía libre para moverse hasta Suara y quedando a Corto alcance.

Ah no no, tú no te escapas - Niveka se recompone, furiosa por el golpe.

Corriendo como una exhalación, Niveka se interpone entre el constructo y Suara, y le asesta un poderoso golpe en el pecho con su estrella del alba.