Partida Rol por web

- Selûne, guía mi mano y ayúdame a encontrar lo que busco. - Empiezo a toquetear las paredes a ver si encuentro algún indicio de puerta secreta.

Sigues palpando las paredes, al igual que tus compañeros, sin éxito. Sientes que no puedes concentrarte en tu tarea porque aún queda algún resto del medallón en el suelo, fragmentos de amatista que chirrian al ser arrastrados con los pies. Molesto por el sonido, te agachas para recogerlos y apartarlos. Y entonces sientes una ligerísima corriente de aire que proviene de la pared situada a la izquierda del medallón.

- Por ahí. A la izquierda. He notado algo.

Me chupo el dedo índice de la mano derecha e intento seguir la corriente de aire hasta la pared. Allí palpo la pared buscando el marco de la puerta o pasadizo.

Abres tus sentidos para averiguar como abrir la puerta. Miras, tocas, escuchas, y sientes la pared... Y sientes una débil pero sólida aura mágica... No estás seguro de que clase de magia es, pero por Azuth que ahí hay magia envuelta...

Cojo aire y dejo escapar un profundo suspiro antes de mirar a Suara.

- Oye Suara, ¿puedes abrir esto de alguna forma mágica? - echo un vistazo al resto también - ¿Y alguno de vosotros? La verdad que después de salvar el día destrozando al demonio ahora estoy un poco tocado.

Suara se acerca la pared, posa la mano, y cierra los ojos...

Es un sello mágico - confirma -. Pero no se si conozco el contrahechizo. A menos que... - la piromante rebusca en su zurrón y extrae un pergamino - Apartáos.

La muchacha comienza a leer el pergamino en un idioma que los demás desconoceis. A medida que las palabras salen de su boca, un intrincado diseño se forma en la pared, como si la luz se filtrase a través de esta. Suara termina su salmo y, con renqueante lentitud, la pared se hunde en el suelo, revelando una nueva estancia.

Un cuarto con varias vitrinas tras las cuales se encuentran todo tipo de joyas y frascos. En el centro, un maniquí está parcialmente vestido con algunas prendas. De su cintura cuelga un tubo de acero. Una lanza descansa contra una de las esquinas de la estancia. Varios cofres cubren una de las paredes. Tumbada contra una de las paredes hay una mujer con mal aspecto.

Me acerco corriendo a donde la señora y me agacho para ver que tal está.

- ¿Jayna? ¿Se encuentra bien señora?

Guardo mi arma y preparo mis manos por si fuese necesario usar mi curación sobre ella.

La mujer está inconsciente, y presenta síntomas de deshidratación y desnutrición. Sientes la mano escamosa de Axelos sobre el hombro.

Permíteme - solicita agachándose sobre la mujer. Un resplandor azulado sale de sus manos, que se posan sobre la mujer con delicadeza -. Tamara, tu que provees de misericordia este mundo de injusticias, permíteme canalizar tu bondad sobre este ser malherido.

Compruebas con tus propios ojos como la mujer gana un mejor aspecto en cuestión de segundos, como si súbitamente la sangre volviese a correr por sus venas. Con aparente esfuerzo, la mujer abre los ojos. El dragonborn le tiende entonces una de sus raciones, la cual ella acepta con cierto recelo.

¿Quien... quien sois vos?

- Tranquila buena mujer, yo soy Menelpar, de los mil dioses, seguidor de Selûne entre otros. El señor que le ha curado es Axelos y los demás Skronch, Niveka y... bueno, acompañantes.

Acabo de derrotar a un gran demonio que asolaba este templo, después la hemos encontrado aquí. 

En un principio veníamos a pedirle un favor y que nos ayude con su poder. Pero primero necesitamos que se recupere antes de liarla con más cosas. Tómate tu tiempo para contarnos quien eres y qué ha pasado aquí.

Me levanto de nuevo esperando a que se recupere.

Ssseñorita, tomessse su tiempo - el dragonborn te aparta para que le dejes algo de espacio -. Cuentenosss, ¿que ha passsado?

Recuerdo que... Vino un hombre... No, un dragonborn - levanta la mirada para encontrarse con la de Axelos - uno verde... Me dijo que buscaba un cáliz...

El cáliz Ptariano - completó el dragonborn como si se hubiese aprendido el nombre de memoria.

Si, eso, el cáliz Ptariano. Pero tuve una premonición, algo malo ocurriría si ese dragonborn obtenía el cáliz. Así que me negué a dárselo. Entonces le pedía Oguh que le ¡Oh por Selûne! - la mujer parecía súbitamente despierta - ¡¿Dónde está Oguh?!

¿Quien esss Oguh? - se limita a preguntar el dragonborn.

Mi ayudante, un mediano que se encargaba de llevar el registro de visitas y concertar las citas. ¿Le habéis visto?

- Lo siento, pero en la sala donde guardáis el libro de registros hemos encontrado el cadaver de un mediano que vestia una túnica azul con el símbolo de Selûne. Mis condolencias. - Hago una pausa y un gesto de bendición-  Allí encontramos también el nombre de Palpazan y un contrato muy extraño. ¿Le dice algo? Por cierto, ¿cómo deberíamos llamarla?

Pobre Oguh... - la mujer se controla para contener las lagrimas. Hay asuntos más importantes que resolver - Mi nombre es Jayna. Si, Palpazan era el dragonborn del que os hablo. Le pedí a Oguh que le sacase del templo. Se que Palpazan intentó convercerle de que no le echara, e incluso hablaron en el despacho de mi ayudante, pero finalmente se marchó. Después de eso, y no se cómo, se coló en el templo una bruja nocturna. La bruja me poseyó y no recuerdo nada de lo que pasó mientras tanto. Entonces desperté. Tres heroes cuyo nombre no llegué a saber se las arreglaron para sacar a la bruja de mi cuerpo y darle muerte. Entonces su cuerpo se desmaterializó y quedó su esencia... - la mujer hizo una pausa - Un horrible monstruo hecho de garras y sombras... Los heroes me instaron a huir, pero el monstruo era capaz de atravesar paredes... Entonces me encerré en esta habitación, que está bendecida por la mismísima Selûne, y sellé la entrada con un hechizo. He perdido la noción del cuanto tiempo llevo aquí encerrada...