Partida Rol por web

El cuchillo de la mediana sale disparado con mortal precisión, haciendo que el acero cortante del arma blanca se aloje en el pecho del hombre sapo. De la reciente herida en el pecho empieza a salir sangre negra a borbotones, la pérdida de esta y el número de heridas resultan demasiadas para el sapo, cayendo de espaldas y muerto pero sin soltar el arma.

 Pobres... una lástima tener que eliminarlos, pero no nos han dejado otra opción...

Dice Bork, mientras vigila a su alrededor. El paladín no encuentra honor en registrar a los muertos, por lo que prefiere dejar la tarea a algún otro... 

No os confieis... quizá ahora parezca tranquilo, pero mucho me temo que habrá más de estas criaturas sirviendo a esa reina de la que hablaba... y tarde o temprano nos encontrarán de nuevo.

Se termino tu suerte bullywug.- Dijo sark mientras resoplaba de alivio.

Parece que no hemos tenido la oportunidad de sonsacar información, tendremos que seguir como hasta ahora. Mientras tanto veamos si traen algo de provecho estos bullywug y recojamos las cosas para seguir adelante.- Comentaba Sark mientras registraba los cuerpos en busca de cualquier cosa útil o valiosa.

Bork se abstiene de rebuscar entre los cuerpos y mira a su alrededor por lo que pudiera estar escondido esperando un descuido por parte del grupo.

Mientras el enano comprueba la seguridad de la zona, Sark registra los cuerpos. Lanzas, armaduras de cuero sucias y apestosas son las únicas pertenencias de estas criaturas, solo la hembra de bullywug, quizás por ser la líder, disponía de un saquillo con piezas de metal* y un pergamino enrollado dentro de un grueso bambú para protegerlo del agua.

Tras un poco de tiempo observando la zona, Bork empieza a sentirse seguro y presta más atención al resto del grupo.

Parece que el semiorco ha encontrado algo...

piensa mientras se acerca a el explorador.

Qué es eso?

Pobre diabla. La vida nos ha hecho enemigos y quizás la hayamos hecho un favor liberándola de su ama, aunque sea con la muerte. expliqué mientras intentaba extraer una de las flechas que se quedó clavada en un árbol veo como el semiorco extrae de los cuerpos un saquito y un tubo de pergamino, lo que llama mi atención poderosamente.

¿me dejas ver ese tubo, por favor?

Brenus había estado quitándose el barro, y limpiando su arma. Tenía más de una herida así que busco algo de suelo seco, y empezó a remendarse con cuidado. Mientras sus compañeros, reaccionaban tras el combate como cada uno podía. 

Sin duda, aquella pelea había sido una advertencia. Alguien quería que cualquier extraño se marchara de allí. Así que, la única idea que le brindaba aquella certeza, era que iban en el camino adecuado. 

Creo que nos estamos acercando, esto solo ha sido un aviso. Pero indica que vamos por el buen camino. Esos seres no creo que sean muy listos, así que cualquier bruja, con algo de talento e inteligencia podría convertirse en su ama. 

No es que no le dé el respeto debido a un posible enemigo, pero empiezo a pensar, que nuestros enemigos no serán muchos, y seguramente con vencer al líder podremos liberar esta zona del cieno que la esta engullendo. 

Aquellas palabras le dieron algo de fuerza de espíritu. Algo que siempre necesitaba después de combatir a muerte. 
Seguramente habría criaturas más feroces y peligrosas que los sapos. Aquel trozo de árbol había aguantado como un titán sus embestidas, y Morrigan no había dejado de aplicar cuanto fuerza, tenacidad y potencia había en sus músculos. 

Debía de aprender de ello. Había elegido el monstruo de retaguardia, y aunque había sido una elección estratégica, para conferir tranquilidad a sus compañeros contra los cuantiosos enemigos, también había resultado ser la más óptima. Puede que ninguno de ellos hubiera salido vivo. Y haber cumplido su función primaria le llenaba de satisfacción. Ahora tenían que ponerse en marcha. 

Ya habían empezado a repartir el magro botín que habían conseguido, y estaban un paso más cerca de convertirse en un verdadero grupo de aventureros, cosas del destino, se imagino. 

Bueno, deberíamos de ponernos en marcha. La bruja ama de los sapos seguro que ya nos está esperando. Y no me gusta hacer esperar a una dama.

Su sonrisa era sincera. Se enfrentaba al peligro con ánimo, porque sabía que no tenía sentido hacerlo de otra manera. Tenía que cohesionar a aquellos compañeros, porque el pantano seria un lugar cada vez más peligroso, y se necesitarían los unos a los otros más tarde o más temprano. 

La elfa toma el pergamino y lo despliega frente a ella para leer su contenido, el cual estaba escrito en común. La nota reza lo siguiente:

 Cita: 

Parece que ciertamente estos hombres sapo están controlados por algún tipo de bruja, que dice ser su reina, sí.

Bork, hace una pausa, mientras parece recordar algo.

Ahora... me pareció oir que la criatura hablaba de otro ser... un "bufón oscuro". Quizá no esté tan sola como crees, guerrero. Mejor sería ser prudentes. Los derrotaremos, sin duda, pero no nos confiemos.

A continuación, el enano añadió

Aunque... está relacionada esta "reina" con el crecimiento de la ciénaga? Solo sabemos que controla a estos hombres sapo, y que sin duda es una influencia maligna. Por el bien de los habitantes de esta zona debemos eliminar su amenaza... pero no dejemos de verificar que es ella la que está tras el crecimiento de la ciénaga.

-¡Sí!- Grita la mediana tras hundirle la daga el el pecho con su lanzamiento. A continuación se acercó para recuperarla, y miró al rededor intentando ubicar las demás que había lanzado, esperando que no se hubieran enterrado en el fango.

-Bueno... poco ruído no hemos hecho, y es obvio que estamos cerca de lo que sea- dice resuelta. -Tendrémos que ir con cuidado.-

Ya remendado por dentro y por fuera Brenus se acerca a leer lo que parece una misiva de la reina de aquellos lares. 

Sin duda, tenemos un objetivo mas definido. Y cada brujo que conozco tiene un limite de poder, y siempre se acompaña de un guerrero poderoso. No me hago ilusión de que sera sencillo. 

Miro a su alrededor, y le hizo un gesto inquisitivo a Sark sobre a donde ir. 

En cualquier caso, estoy convencido de que la bruja es la causante de todo este desaguisado. Y si no lo fuera, a lo peor, significaría que tendría que pasar mas tiempo con ustedes. Y por el momento me gusta viajar con usted, maese Bork. 

Brenus Morrigan estaba listo una vez mas para emprender la marcha. 

El enano escuchó a Brenus, mientras asentía...

Ciertamente... acabemos con la bruja, y si no es ella la culpable, al menos sabremos que hemos librado esta zona de un mal peligroso. Y... eso solo significará que deberemos pasar más tiempo juntos, y tu, Brenus, invitarme a una buena cerveza cuando volvamos a esa posada victoriosos!

Bork parecía satisfecho. Habían acabado con el enemigo, y poco a poco, los extraños parecían convertirse en un equipo... 

Bien... esto es justo lo que buscaba. Un grupo de aventureros con los que luchar a mi lado... 

El paladin revisó que todos sus pertrechos estuvieran en su lugar.

De acuerdo... partamos. Como decías, hay una "dama" a la que no debemos hacer esperar!

Tras sus conjeturas, el grupo sigue con su travesía al centro de la ciénaga. El camino se hace largo y pesado, pero según avanzan la profundidad de la ciénaga disminuye. Empero el camino dura horas y el manto de la noche cae sobre la ciénaga, con el blanquecino satélite como única fuente de luz natural.

A la lejanía el grupo al fin podía ver, tras dejar atrás arboles recubiertos de moho y el olor a putrefacción (el cual se había intensificado mas tras todo el día al sol), la torre de la alta hechicería.

A pesar de la oscuridad, los aventureros siguen caminando en su dirección, guiándose por la luz de la luna sobre la pulida y negra superficie de la torre, como los barcos a la deriva con la luz de un faro como única guía.

Hacia un rato que tenían por misión acercarse a la torre. Aquella construcción sin duda, tenía algo o todo que ver con lo que estaba pasando. Sin embargo, Morrigan solo podía pararse a mirar donde caían sus pies. 

Y de vez en cuando una mirada en derredor en busca de enemigos ocultos. La noche los arropaba, pero eran un grupo lo suficientemente grande como para que los seres mas habituados a la zona los sintieran caminar por ella sin problema. 

Un día duro de viaje en un terreno poco agradable... lo que daría ahora por un cómodo asiento y una buena cerveza!

El enano todavía estaba en forma, y aguantaba el día de marcha sin problemas, pero no podía olvidar las comodidades de su vida en el templo y en la ciudad...

No bajemos la guardia... nos acercamos ya mucho a la torre. Si es ahí donde se oculta la bruja, pronto nos veremos con ella... Que opináis. Deberíamos seguir, o quizá mejor hacer noche y asaltarla con la luz del día? No me hace gracia pasar una noche en mitad de la ciénaga, es peligroso... pero adentrarse en la guarida del enemigo en mitad de la noche, tampoco me parece el mejor plan...

El enano miró a su alrededor, revisando los alrededores en busca de señales de peligro o vigías.

En cualquier caso, seguro que los hombres sapo saben ya que estamos aquí... dudo que los podamos sorprender, y quizá sí nos sorprendan ellos en mitad de nuestro descanso.

Así... seguimos? Asaltamos la torre?

Quizás podríamos pernoctar en el segundo piso de alguna vivienda abandonada, donde el cieno no ha ocupado mas que su nivel inferior. Me sentiría mas cómoda entrando a plena luz del día. digo un poco preocupada. Ya no pongo muecas de desagrado, me acostumbré a este hedor. Deseaba regresar, cuanto antes. Pero merecia la pena esperar un dia si eso garantizaba mejores opciones de supervivencia.

El grupo avanza sin mayor dificultad que la de no perder sus botas en el fango. A pesar de que sospechaban que la ciénaga estaría poblada por mas bullywug no aparecen mas de estas criaturas para cerrarles el paso.

Tras caminar un buen trecho los héroes dejan atrás el bosque, cambiando el paisaje vegetal por el de tumbas, lapidas que yacían dispersas como matorrales al rededor de la torre.

Una pequeña figura encapuchada estaba a la entrada de esta. Al veros acercaros su capucha casi se hecha hacia atrás al sorprenderle vuestra visita, dejando ver parte de su rostro. Un humanoide de piel oscura y de nariz prominente os observaba con cara muy poco amable.

-¡Vosotros! ¿¡Que se supone que estáis haciendo aquí!? ¿Y donde están esos estúpidos bullywugs? ¡Les dejé bien claro que no dejaran pasar a nadie!

Te equivocas!! La pregunta no es esa! La pregunta es, qué estás haciendo tu aquí?

Contestó el enano amenazadoramente mientras sacaba su martillo y se ponía en posición de batalla. Fuera quien fuera este ser, estaba claro que estaba tras el ataque que habían sufrido, y por tanto podían haber problemas en cualquier instante. Había que estar preparado...

Responde rápido, y si muestras arrepentimiento, quizá te perdonemos la vida!

El enano continuó su intento de soltarle la lengua al desconocido.

Por qué os escondéis aquí? Y qué estáis haciendo a la ciénaga? Qué es lo que tramais??

Brenus, un par de pasos detrás del enano, también saco su arma, aunque no la encara hacia su enemigo, no quería provocar, pero tampoco estaba dispuesto a empezar un combate en desventaja.

Disculpad las maneras de mi compañero, pero aun así, no os privéis de responder a las preguntas. Quien sois, que es esta torre, y que pretendéis estando aquí.

Deduzco que un hombre, o ser de vuestra talla, ya sabrá que hemos venido a desentrañar el misterio de la ciénaga que crece cada día. Y a impedir, que siga llevándose por delante cada pueblo de este condado.

No tenían nada que esconder, no le gustaba ser injusto, incluso con lo que sabía de antemano que era el mismo mal. No, no iba con él.

No era ningún secreto que pretendían hacer. Es más, si aquel ser humanoide fuera mínimamente inteligente, lo habría deducido él solo.

Que iban a hacer, un enano, un semiorco, una elfa, una mediana y un humano paseando juntos por un lugar que de sobra estaba claro que era la guarida de algún tipo de bruja. No aquel ser no era precisamente inteligente. Lo que le llevaba a la siguiente conclusión.

Aquel era el guardián del lugar, así que debía de ser brutal y poderoso, y tenía el favor de su ama. No se lo tomaría a la ligera, pero tampoco se privaría de intentar sacar una información que más tarde podía salvarle la vida. 

Tras un breve recorrido y búsqueda, parecía que la situación volvía a complicarse. Un sujeto extraño y siniestro aparecía, haciendo que Sark se pusiera serio, pensativo y algo indeciso, pero solo fue momentáneamente, cambiando la expresión casi por completo como si hubiera estado analizando el lugar y la situación en ese instante.

Ha sido el destino el culpable de nuestro encuentro, quizá lo fue también el de los los bullywugs y su final.
Con expresión serena y mirada amenazante, hacia uso de palabras poco frecuentes en el. Su carácter había cambiado tras ver a este humanoide.

Veamos que te diferencia de esos bullywugs a quienes desprecias.
Decía Sark mientras tensaba sus puños de entusiasmo esperando un combate estimulante.