Partida Rol por web

La situación se estaba complicando y por momentos la sala estaba cada vez mas ruinosa.
En su mente se dibujo la visión de una bola de fuego, pero de sus temblorosos labios solo salieron unos balbuceos que invocaron un torpe conjuro. Su esfuerzo en ayudar quedó en un esfuerzo vano.

La situación no era lo mas favorable que pudieran esperar. A pesar de ello, Dayereth vio como 2 amenazabas desaparecían bajo el suelo y como una bestia escamosa era la fuente de mayor peligro presente en aquellos momentos.

Los pasos le llevaron hasta aproximarse a esta incitando a la bestia a que el fuera el destinatario de sus ataques mientras Andet se reponía.

Su golpe fue bien dirigido y casi certeramente arranca un ojo a la bestia.

Viendo que Dayereth obstaculizaba el paso del basilisco, uno de los galebs decide lanzarle un pedrusco encima.

La descripción la agrego luego

El basilisco ruge lleno de rabia ante los ataques sufridos, en su mirada se puede observar que su objetivo es Obanar ... pero tanto Andet como Dayereth dificultaban su paso e impedían que pudiera llegar hacia el.

Los conjuros de Andet nublaban la mente del enorme reptil, pero no eran suficientes para quebrantar su voluntad. Cuando la bestia hace brillar sus ojos de nuevo con su pérfida maldición el humano y el eladrin notan como sus piernas empiezan a entumecerse.

Pues la maldición de la petrificación siempre empezaba por los pies y consumía a sus victimas poco a poco hacia arriba, dejándolos siempre con expresión de terror en su rostro.

Era la primera vez que me las veía con un basilisco y parecía que lo que se decía de ellos no carecía de fundamento. Tanto Andet como Dayereth se podrían convertir en un testigo perpetuo de ello. Sin embargo la seguridad de que le quedan menos de 2 suspiros de vida, hizo aparecer una sonrisa macabra bajo mi máscara. - Vas a morir ... - Murmuré.

Las llamas de mis manos aun no se habían apagado, ni daban muestras de hacerlo. Aprieto con firmeza el puño y estas se reavivan con energías renovadas. Oscuras y danzantes, me piden carne para devorar. Lanzo un corte en el aire y la energía se proyecta hasta abrir nuevas grietas en las escamas de la criatura. Carne viva, sangre hirviendo, fuego y un grito de dolor.

El segundo corte va para el montón de rocas animadas. Lo que podría ser su brazo se desmorona con el golpe cientos de virutas ardientes saltan por los aires.

Obanar intentaba concentrarse y controlar las energías arcanas que tenían que mantener las defensas, pero parecía ser algo mas difícil de lo que el ultimo guardián pudiera controlar. Amargamente descubría que los años le habían quitado la pericia de antaño.

Las puertas de la entrada resonaban con nuevos golpes y gritos de monstruos. Si el mago no conseguía restablecer las defensas por completo quizá seria demasiado tarde.

De improvisto el suelo estalla rompiendo estatuas, paredes y baldosas por doquier, entre la explosión de tierra y piedra las formas metalizadas y estilizadas de las bulettes se zambullen de nuevo en el suelo, causando grandes surcos en el suelo a su paso.

Rrowthar mira confundido a su alrededor, apenas capaz de reaccionar al fugaz ataque de las criaturas.

Uno de los Galeb Duhr lanza un buen pedrusco hacia eva pero el poder mágico de la hechicera reduce la piedra a polvo al entrar en contacto con su piel, dejando el ataque por inútil.

El clerigo supo que no se podia quedar ausente de la batalla por mas tiempo y deberian vencer a las criaturas antes que por desgastes cayeran algunos de ellos. Avanzo esquivando las columnas de piedras que habian emergido del suelo a causa de la criatura de piedra surgida del suelo. Se paro y observo la distancia, creyendo que era la adecuada para la peticion a Amaunator. Alzo sus dos manos a los cielos y emplezo a plegar en voz alta.

Dios del Sol, de la luz purificadora y vengativa, castiga a estos seres que quieren asolar esta legendaria ciudad, yo, Iannes, tu mas humilde servidor te lo imploro.

Una gran bola de energia solar se formo encima de el y la lanzo hacia el suelo, estallando en una oleada de luz pura que alcanzo de pleno a dos de las criaturas y a otra solo le baño los pies como una ola que empezaba a alcanzar su fin. Despues del resplandor, una pequeña bola de luz quedo en el aire, buscando destinatario antes de desparecer.

El galeb que está detrás del basilisco cae derrotado desmoronándose como una montón de rocas sueltas. Al otro lado uno de los galebs restantes intenta golpear a la maga, pero falla en su intento.

La intervención de sus compañeros hizo inclinar la balanza de la victoria a su favor a pesar de su ultimo nefasto conjuro.
Avanzó unos pasos y respiró profundo e imaginó llenar sus pulmones de fuego mientras visualizaba su siguiente hechizo de fuego. Su imagen empezaba a verse un poco borrosa por el calor que desprendía, solo cuando sintió que su sangre hervía ordenó con un gesto ascendente de la mano que una columna de fuego apareciera en el espacio que el basilisco ocupaba.

Dayereth sentía como la mirada del Basilisco se cebaba con ellos y como sus piernas casi no le respondían. Haciendo acopio de la voluntad, el eladrin, saco fuerzas de donde se forjaba la magia en su ser y logro sonreír al notas como aun sus piernas respondían.

Trazo un arco con su arma para intentar acabar con la vida de aquel peligroso oponente, pues si aun persistía con su mirada tal vez no tuvieran tanta suerte. Su golpe alcanzo a este y segó su vida o esto esperaba el Mago de la espada.

Tras ello pensando que ya estaba eliminada aquella amenaza y sabiendo que aun quedaban mas enemigos, se separo de sus compañeros para ofrecer blancos mas alejados y no ser sorprendidos todos a una.

El basilisco cae al suelo mientras un ultimo y grotesco bramido sale de su garganta. El cuerpo golpea el suelo y casi podeis notar como las baldosas - que ya están bastante maltrechas - tiemblan ante su peso.

Uno de los galebs lanza una piedra hacia Sizzly que le produce una fea herida en el hombro.

Los enemigos van cayendo, pero de reojo veo al viejo no parece salirse muy bien con su parte. Farfullo algunas palabras que no deberían de ser pronunciadas en voz alta y vuelvo a fijar mi atención en los asaltantes.

Avanzo unos pasos, preparando un nuevo pulso de poder. Danzantes hilos negros recorren mi brazo y las llamas se avivan un instante antes de descargar una nueva estocada en el aire.
A varios metros, el pecho de una de esas criaturas rocosas estalla en pedazos. Entre fuego y cascotes semi-fundidos.

El basilisco le había hecho frente, burlando sus ilusiones, penetrando incluso las bendiciones de Pelor que lo mantenían en un santuario seguro. Agradeció el apoyo del espadachín arcano y Eva, entre los dos se encargaron de reducir los enemigos que tenía en frente a cenizas humeantes.

Mientras se ponía de pie podía sentir como el efecto de la endemoniada criatura corría nuevamente por su sistema. Luchó contra ello, se irguió digno y entero, listo para contener aquellos ataques mientras Obanar terminaba de obrar el sortilegio que mantenía la ciudad segura.

Su mano danzó nuevamente sobre su orbe brillante, mientras sus labios pronunciaban fórmulas relacionadas con el agua, con los espejos... el caminante perdido entre espejismos de sus pasado. Las formas mentales primitivas de los bulletes caerían bajo tales engaños como niños ante cuentos de viejas.

El hechizo estaba listo, simplemente debían salir de su escondite para caer.

Obanar prosigue con sus conjuros arcanos y poco a poco avanza en su esfuerzo de restablecer las defensas.

El torriano permanecía a su lado, el ataque de las bulettes lo habían pillado por sorpresa y no había podido reaccionar como hubiera deseado. Miró con preocupación a Sizzly, estaba herida pero era conocedor de que las habilidades de Iannes sobrepasaban las suyas con lo que decidió guardar su magia de curación por si las cosas se ponían mas crudas.

Con la muerte del basilisco el campo de batalla parecía mas controlado. Que diablos, el patio estaba hecho trizas pero aparte de Sizzly parecía que los héroes no estaban teniendo muchos problemas para mantener a los enemigos a ralla.

La aparición de las bulettes en el campo de batalla iba a cambiar todo eso ...

Las bulettes aparecen del suelo rompiéndolo haciendo estallar rocas, pasando a ras del suelo volviéndolo inestable y forzando a Andet a caer y saltando encima de el para llenarlo de mordiscos ... en apenas unos segundos el mago se encontraba a las fauces de la muerte.