Partida Rol por web

La ruina del Hombre

Días de música y sombra (Nyormel, 4 de Numa del 471 d.T.)

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11/06/2009, 12:18
Director

La única voz que se eleva por encima del ruido debe ser un grito, y debe ser mayor que el ruido que lo apresa.

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08/07/2009, 22:37
Director

La mañana se levantó soleada al principio, aunque una nube que no parecía buena señal se situó pronto encima del bosque. No parecía de lluvia y aún así, no era tampoco clara y algodonosa, como esas nubes altas que surcaban el cielo de verano y daban una agradable sombra para descansar del poderoso Sol.

El caballero se había preparado pronto. Su escudero había tenido que acompañarle para colocar las piezas de la armadura. Ambos habían desayunado bien y se encontraron con los batidores, que apuraban los vasos de vino que acompañaban con pan y un poco de queso. Muy buen desayuno para lo que estaban acostumbrados, cortesía de Arisha. La mujer los miraba con aprensión. Era una mirada dividida entre la súplica y el ánimo.

El caballero la saludó distraído y se dirigió a los batidores.

- No deberíamos esperar mucho. Aunque no entraremos en la cueva hasta que el Sol esté en alto, no quiero arriesgarme a perder ese momento por pereza. Mejor salgamos cuanto antes.

 

 

Notas de juego

¡Chicos, pensaba que ya había posteado por aquí! En fin, no temáis apremiarme. A veces no recuerdo si he posteado el último o no.

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13/07/2009, 11:34
Trevor

Trevor no tenía nada que decir, pues la decisión estaba tomada.
Apenas había pegado ojo durante la noche, permitiendo que su imaginación le planteara las diversas posibilidades que le brindaría el día siguiente...no debería haberlo permitido, pues ninguna de esas posibilidades era demasiado propicia para llevarle la tranquilidad.
Sabía que su señor le permitiría quedarse en el poblado si se lo pedía, pero no podría soportar la mirada que este le dirigiría a partir de ese momento.
No sería una mirada de reproche, sino de profundo pesar porque no cumplía las espectativas que había puesto en él. No quería defraudarle.

Subido en su caballo, simplemente esperó a que los batidores les guiaran por los entramados bosques para llegar a su destino.
Estaba dispuesto a hacer caso omiso de las sombras que les rodearían. Apretaría los dientes y reuniría el valor suficiente para no desfallecer por el camino.
Esta era una prueba más en su vida, pero quizá fuera la más importante. Al terminar el día sabría si se encontraba preparado para seguir el camino de los caballeros.

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13/07/2009, 22:13
Robehr de Bordefronda

Robehr había descansado el cuerpo, pero toda su mente se vio inmersa en una misma pesadilla repetitiva cuyo final se volvía más cruento en cada sucesión. Todo su sentido común gritaba a la desesperada, suplicando con lágrimas en los ojos que desistiera de semejante locura. ¿Miedo? Si, con toda seguridad, pero el miedo hace sobrevivir a los viejos zorros, nadie esta exento de tal sentimiento que suele venir acompañado del dolor.

No entendía que le empujaba contra su voluntad a deshacer de nuevo el camino, el precio de la sangre ya se había cobrado, y por el momento una pieza había sido la única presa cobrada por la sombra, el batidor desconocía la avaricia que podía esconderse más allá de las frondas y prefería no imaginarse sus métodos para cobrarse nuevas piezas, todo jugaba a su favor, ni siquiera necesitaba una trampa, los corzos se acercaban ebrios a sus lanzas.

Descansó lo que siempre había descansado, el queso era fresco y un buen bocado para el estómago, tal vez de la vieja "pezuñas", la mejor cabra del viejo Haller, el zorro de los riscos. Sabía tanto de cabras como los recaudadores de números.

Le costó agradecer la cortesía de Arisha, no encontraba las palabras, puede que no las hubiera, la mujer tampoco sabía que debía decir, no podía culparla la verdad. Pensó todo lo que pudo unas palabras de ánimo, pero su mente estaba de nuevo enfrascada en aquel lugar, solo pudo asentir con toda la franqueza de un hombre honesto hacia esa buena mujer, y hacerla partícipe de que haría el mayor esfuerzo por hacer lo correcto.

- No será difícil deshacer nuestra propia senda, salgamos si así lo desea, con el viento a la espalda podemos ganar un buen tiempo. -

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18/07/2009, 09:46
Director

Notas de juego

Espero a Nibias hasta el Domingo y el Domingo sigo.

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20/07/2009, 09:52
Níbias Roblefuerte

En pocas ocasiones anteriormente le había sucedido que se retrasara en llegar a una cita. No había sido posible encontrar a un sólo hombre que pudiera afirmar que había tenido que esperar a Níbias Roblefuerte. Aquel día, sin embargo, ocurrió.

Níbias llegó tarde a la cita y tuvieron que esperarle.

No fue el temor lo que le retuvo. Tampoco la pereza. Ni tan siquiera aquel ánimo sombrío con el que se había levantado esa mañana, como único y cómico compañero. Níbias se retrasó debido a que quería dejar todo arreglado antes de partir. Y con todo, en su alma, se hacía referencia a sus pocas posesiones y a su propio espíritu. Con su letra temblorosa y carente de cultura, apenas suficiente para ser comprendida, Níbias escribió sobre un trozo de viejo pergamino que aún conservaba de sus padres lo que quería que se hiciera con sus tierras, su cabaña y sus reducidas posesiones. A continuación salió al exterior y se sentó sobre el viejo tocón que dominaba el llano frente a su casa. Allí esperó a la salida del sol y dejó que su luz, su calor, penetrasen en su ser y alcanzasen su corazón. Llevó paz a su espíritu.

Entonces se puso en marcha.

No se disculpó. No dio razones. Simplemente saludó con la cabeza a los dos recién llegados y con un cálido apretón de manos a Robehr.

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31/07/2009, 00:22
Director

El caballero dio muestras de disgusto, pero no dijo nada. Hizo una señal a su escudero para que le siguiera y todos se pusieron en marcha. Antes de abandonar el pueblo, intercambió una mirada de comprensión con el sargento de los soldados, que asintió gravemente. Los demás soldados permanecían descansando o pasando la mañana en quehaceres aburridos, mientras sólo ellos cuatro se adentraban en el mismo bosque que ya una vez había querido devorarlos.

Las copas de los árboles hicieron la luz dorada, pero también trajeron más sombra, de manera que era el suelo de oro viejo y cobre. Los batidores se movían primero, silenciosos al descubrir que sus nuevos acompañantes eran capaces de mantener un paso discreto, sin hacer mucho ruido, lo cual sorprendía aún más en el caso del caballero que llevaba encima muchos kilos de metal.

Finalmente llegaron todos al hueco oscuro en cuyo interior habían sufrido aquel periplo diabólico. La sombra se adentraba en aquel lugar retorcido, como la otra vez y la imaginación traía malos recuerdos.

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02/08/2009, 13:41
Robehr de Bordefronda

Un viejo refrán decía que "A la tercera va la vencida". Tanto Nibias como él habían logrado escapar indemnes, no así a quienes acompañaban, tal vez en esta ocasión la suerte los abandonará, pagando un precio desmesurado por la arrogancia. ¿Qué sentido tiene provocar al mal en su morada? Solo un loco volvería este lugar tras padecer lo que habían padecido y aun así aquí estaban.

Quizás en el fondo podían justificarse por idealismo, por dejar a sus semejantes un lugar mejor donde vivir, sin temer a diario que la oscuridad baje de su morada a alimentarse de los vivos. No tenía nada que reprocharse salvo su imprudencia.

Casi podía escuchar los gritos de dolor provenientes de aquel lugar, aunque no fueran más que un recuerdo pasado estaban grabados en su mente con un hierro al rojo. Tanto la agonía del corregidor como el miedo de los soldados al luchar contra aquella maraña de oscuridad. Incluso el corazón más valiente titubearía en un momento como este.

Roberhr señaló a la oquedad como si mostrase la guarida de un depredador. Miraba a sus lados con rapidez, como si esperara ser atacado por una criatura escondida en la oscuridad. Estaba nervioso, resuelto pero nervioso.

- Allí es donde mora el mal. -

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12/08/2009, 00:46
Dom Alessian

- Bien - asintió el caballero, como si no esperase otra cosa -, pues hacia allí es donde debemos ir.

Echó mano de un saquito que llevaba anudado discretamente junto a la vaina de la espada.

- Esto me lo ha dado el corregidor - informó -. Es un polvo que huele bastante mal. Ha dicho que aspiremos de él o nos volveremos locos ahí dentro. No me gustan las magias, pero si es para protegernos, me parece necio no aceptar una ayuda.

El caballero tomó un poco del contenido del saquito y aspiró con fuerza, maldiciendo y tosiendo inmediatamente después.

- Trevor - llamó cuando se recuperó -, aspira un poco. Vosotros haced lo mismo, aunque en realidad a vosotros no puedo obligaros a hacerlo si no queréis.

Del interior del hueco que se abría en la piedra salía un aire viciado, como la exhalación ansiosa de un demonio. La oscuridad cubría el pasillo y la luz que se asomaba se apagaba pronto, apenas rozaba la roca. Detrás de ellos, el bosque parecía contener el aliento.

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12/08/2009, 21:49
Robehr de Bordefronda

- Reconozco esa porquería, tal vez nos proteja del mal, pero temo que nos ciegue también a la verdad. Intentaré creer que algo de buena fe ha sido depositado en ese potingue. -

Aspiró profundamente aquel mejunje, en las ocasiones restantes se había embadurnado buena parte de la cara, sobretodo la barba, le habían dicho que privaba al olfato de su capacidad, así no podía caer en la trampa de algún hijo del demonio. Pero no le habían asegurado que esa misma sustancia no le provocará ver lo que en realidad no existía.

Robehr miró un segundo atrás, al recorrido que se había vuelto tan dolorosamente familiar, cada fibra de su ser le empujaba a correr desandado todo el camino. Escapar para siempre de aquella locura en la que se habían visto envueltos involuntariamente, pero llega un momento que uno debe enfrentarse a lo que teme. Tal vez sea cierto el que no se puede vivir con miedo.

Preparó su arco, su herramienta de trabajo y modo de vida. El compañero silencioso que había estado casi siempre con el, solo Níbias podía entender el profundo vínculo que surgía entre un cazador y su arma, puedes probar cientos de arcos pero nunca encontrarás uno que se equiparé al que portas.

- Cuando usted quiera Dom Alessian. -

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31/08/2009, 19:26
Trevor

Trevor, aspira un poco. Vosotros haced lo mismo, aunque en realidad a vosotros no puedo obligaros a hacerlo si no queréis. - Aquellas palabras, pese a provenir de quien provenían, provocaron una fuerte reacción en el joven Trevor, haciendo surgir su parte rebelde con fuerza inusitada y llevándole a hacer algo que lamentaría con toda seguridad.
Estaba prácticamente aterrorizado por la visión de oscuridad que había surgido ante él, pero la imprudencia había medrado en su interior al haber extraído de las palabras del Dom un significado seguramente ilógico.
¿Acaso es que a él podía obligarle a algo? Por supuesto que sí, eso lo sabía con seguridad, bajo promesa de castigo o incluso despidiéndole de estar a su servicio y así eliminando la posibilidad de llegar a ser caballero.
¿Por qué entonces actuar de la forma que lo hizo? No tenía respuesta alguna, pero el caso es que llevó aquella sustancia hasta su nariz y simuló que aspiraba de ella, reproduciendo justo despues la reacción que había visto en el caballero con anterioridad.
Esperaba que su engaño no fuese descubierto, aunque eso lo sabría con seguridad en cuestión de segundos, puesto que Alessian no le dejaría avanzar habiendo contradecido sus órdenes.

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18/09/2009, 00:31
Director

El aire se llenó del hedor amargo que los batidores ya recordaban y que realmente no habían tenido tiempo de olvidar. De alguna forma extraña, el oscuro pasillo se tornó menos amenazador, no tan abyecto, y el caballero fue el primero en hablar.

- Bien, pues si ya estamos listos, seguidme.

Desenvainó la espada y se dirigió hacia el interior. Una vez allí, mientras los demás le seguían el paso, la oscuridad se cebó en ellos hasta engullirlos.

Los batidores vieron lo que habían visto la mañana anterior, una espesa negrura llena de vegetación retorcida en las paredes de un pasillo de piedra que empezaba a cambiar de dirección y a perder la única luz de la entrada que les servía como guía.

El caballero andaba con decisión, apoyado en la seguridad de su armadura y sus convicciones. Tanto fue así que les sorprendió la alfombra de niebla que ya habían visto antes. Seguía moviéndose sinuosamente, como una serpiente y anunciaba la apertura del pasillo de roca hacia una especie de caverna sin techo...al menos, no con techo de piedra. Era una gran plaza de piedra con suelo de musgo y niebla. La humedad podía notarse y el calor había aumentado mucho. La oscuridad dejaba ver un techo de raíces y plantas trepadoras y parecía que había otras entradas además de la que ellos habían usado. Enfrente, una de las paredes parecía brillar con una superficie pulida. La claridad del día incidía en su superficie y le arrancaba destellos de luz. Parecía piedra trabajada e incluso dirían que tenía forma de pilares de piedra entre una inmensa losa vertical, como una puerta.

- ¿Es aquí? - Alessian habló con autoridad y su voz resonó. Hubo un retumbar lejano, como si a la oscuridad no le hubiera gustado aquello.

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24/09/2009, 21:46
Robehr de Bordefronda

No importaba la familiaridad con ese maldito lugar, Robehr no podía evitar un sudor frío en la espalda acompañado de una angustia claustrofóbica, muchos animales acorralados se enrabian, luchando como verdaderos demonios posesos, sin embargo las personas, dotadas con la razón son conscientes de su dramática situación y del posible desenlace.

Si se fijaba podía ver las manchas resecas de la sangre del corregidor, incluso encontrar pisadas entre la maraña de niebla y musgo, que solo contribuía a aumentar el aspecto fantasmal que inundaba ese maldito lugar. Si el escudo del caballero era su valor lo tenía templado en el mejor acero existente. Ojalá lo conservará por muchos años.

No recordaba tanto calor como en esta ocasión, aunque puede que en las primeras veces estuviera tan centrado en no caer presa de un ardid que ni hubiera reparado en su más elemental entorno. Ahora ya daba igual, cuanto antes finalizaran las pesquisas alocadas de Alessian antes podrían volver a casa.

- Es aquí, en esa especie de oquedad en la pared el difunto corregidor perdió el brazo, a merced de una trampa preparada para aparentar ser el mecanismo de apertura, cuando en realidad la puerta ya estaba abierta. No recuerdo que Ottyrr la sellará en nuestra huida, así que deberíamos poder franquearla de nuevo, a enfrentarnos al maligno. -

Mencionar la última palabra le hizo recordar a la oscuridad, y al soldado herido por aquella maraña de sombras vivientes. Instintivamente miró a ambos lados, esperando que las ahora quietas y pacíficas siluetas ensombrecidas se movieran innaturalmente. Solo cuando se cercioró de que cada sombra permanecía quieta en su poseedor pareció sosegarse.

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26/09/2009, 19:24
Trevor

El escudero siempre había pensado que, en un lugar donde habitaba el mal, no podía existir vida alguna. Desolación y muerte en cualquier dirección que se mirase. Y, desde luego, no esperaba la decoración arbórea que se entrecruzaba para formar un manto a su alrededor.
Resultaba opresivo y amenazante. No quería pensar en lo que ocurriría si el entramado caía sobre ellos.

La sala reverberó ante la voz de Robehr, devolviendo sus palabras en un eco continuo que se difuminó tras la tercera o cuarta repetición.
El corto relato del hombre provocó que los ojos del escudero se volvieran en la dirección que señalaba, recorriéndole un escalofrío al imaginar la escena que relataba su compañero.
¿Cómo podría alguien haber introducido su brazo en un lugar como ese? Debió ser algo espantoso.
Esperaba que la puerta, tal y como indicaba el cazador, se encontrara abierta...no sería él quien intentara buscar una cerradura.

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03/10/2009, 00:45
Director

El caballero asintió e hizo una señal para que todos avanzaran con él. Al acercarse a la elaborada fachada estuvieron a punto de olvidar lo demás. Los intrincados dibujos de muerte y guerra atraían su atención como una enfermedad obliga a los sentidos. Había sangre en la piedra, sin embargo, no quedaba ningún resto de carne ni del brazo perdido del corregidor. La puerta estaba abierta, tal y como la dejaron al abandonar aquel horrible lugar. Alessian miró a los batidores como para pedir su consentimiento, y se acercó a las hojas de piedra. Con poco esfuerzo, logró moverlas y se abrieron.

Lo que descubrieron hizo que el caballero se echara un paso hacia atrás y buscase la espada con celeridad. En la pared del fondo de una pequeña sala muy mal iluminada había unos dibujos, o eso parecía, y bajo ellos una mesa de piedra donde un hombre envuelto en una túnica oscura destrozaba a cuchilladas a un lobo ya muerto. La sangre y las vísceras del animal cubrían el suelo y el hombre parecía estar dándose un festín con la carne cruda del cadáver.

De repente, debió notar la presencia de intrusos y se dio la vuelta. Bajo la capucha había un rostro que no parecía humano, lleno de sangre y trocitos de carne. Unos ojos muy abiertos les miraron como un animal entre enfurecido y desesperado. Gruñó como una bestia, dio una arcada y vomitó sangre.

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06/10/2009, 09:29
Níbias Roblefuerte

Níbias se había mantenido en silencio toda la jornada. El gesto abatido, la cabeza gacha y expresión severa. Pensaba que nada conseguiría ensombrecer más aún su ánimo... estaba equivocado.

Cuando las puertas se abrieron se puso inmediatamente en estado de alerta y echó mano de su cuchillo de caza, aún antes de contemplar aquella horrible escena. Lo que vio a continuación produjo en él el mismo efecto que si un ejército de criaturas oscuras atravesara la oquedad en su dirección. Su rostro se deformó en una expresión de sorpresa y repulsión, retrocedió unos pasos, la frente se le cubrió de sudor.

Sentía temblar sus piernas.

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06/10/2009, 17:41
Robehr de Bordefronda

En su oficio Robehr había desollado y preparado varias piezas de caza, la sangre junto con las vísceras hacía mucho que habían dejado de impresionarle.

Pero aquella aparición era totalmente distinta, como si el ambiente opresor de aquel lugar agravará aun más esa imagen tan sumamente repulsiva. Su estómago se revolvió y solo el haber desayunado varias horas previas le evitó el devolver por lo retorcido de la escena.

Sintió el miedo invadirle por completo, su cabeza solo pensaba en correr sin mirar atrás, alejarse de la locura que ahora contemplaba con ojos cansados y aterrorizados. Le fallaban las fuerzas y tal vez solo por el recuerdo de toda la buena gente que se había ido cuando no debía, todos aquellos inocentes que se perdieron en una locura propia de los jóvenes, o por propia tozudez decidió permanecer en ese lugar.

Hubiera armado su arco, pero con los nervios incluso fijar la saeta le costaría un esfuerzo.

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06/10/2009, 22:27
Trevor

Apenas se fijó en el destrozado cuerpo de la bestia. Sólo era un macabro detalle más en una escena que regresaría a él en cada una de las pesadillas que tuviera en años venideros.
Hubiese querido correr. Volver por donde habían venido y no parar hasta encontrarse bien lejos de ese horrendo lugar.
¿Por qué no lo hacía? Cierto era que las piernas le temblaban, pero estaba convencido de poder controlarlas lo suficiente para que cumplieran su cometido. ¿Entonces?

Creía adivinarlo. Era causa de su propia cobardía. El mismo temor que le encomiaba a huir, también le decía que siempre estaría huyendo, pero lo haría de sí mismo y de aquel momento en el que no fue lo suficientemente hombre como para afrontar el miedo.
Nunca podría llegar a ser un caballero. Jamás cumpliría su sueño...y un hombre sin sueños era exactamente igual que aquel cadaver sangriento que se encontraba bajo la mesa de piedra.

Aquel fue el motivo por el que apenas se movió. Sólo lo suficiente para blandir su espada ante él y desplazarse, casi sin pensarlo, hasta colocarse tras el cuerpo del Dom.

¿E...eso es un hombre? - preguntó en un susurro.

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15/10/2009, 22:12
Director

El ser parecido a un hombre gorjeó. Se incorporó como si no controlara su cuerpo y se apoyó en la mesa. Había encendido unos candelabros de tres brazos que se disponían junto a la pared a cada lado. La luz verdosa iluminaba unas palabras escritas en la pared del fondo... escritas con algo parecido a sangre seca y muy antigua. Bajo ella, un dibujo, una especie de cuchillo extraño, como si estuviera hecho de hueso y...

y el hombre, si es que era eso, blandía en su mano un cuchillo cubierto de sangre. A la luz de los candelabros, se reveló hecho de hueso con una acanaladura que le daba una forma extraña y afilado en la punta. Había trozos de piedra muy fina incrustada como dientes de una voraz dentadura. Todo esto podía verse de un arma que el ser mostró con una sonrisa furibunda. Miró como si lo comprendiera todo, alrededor, como si hubiera rasgado el velo de la sorpresa y con un rugido que escupió sangre, se abalanzó sobre los hombres.

Notas de juego

Vamos, que se os tira encima. Está a unos metros, así que tenéis la iniciativa del turno de combate... o podéis intentar hablar :D.

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16/10/2009, 14:03
Robehr de Bordefronda

Tenía demasiado miedo para actuar consecuentemente. Robehr no era un soldado, aunque en la vida hubiera tenido que pelear por su supervivencia. Pero una cosa eran animales salvajes y otra muy distante ese ser engendrado en alguna pesadilla cruel.

No pensaba enzarzarse en un cuerpo a cuerpo en donde sin duda le acuchillaría con total impunidad. Retrocedió varios pasos poniendo distancia entre esa pesadilla, intentando preparar una saeta y un tiro a bocajarro. Aunque realmente esperaba que Alessiam con un entrenamiento mejor aparte de el arma apropiada logrará despacharlo con rapidez, ya había demasiados muertos bajo su conciencia.