Partida Rol por web

Por el transmisor puede escucharse al Jefe del equipo de hombres que estaba en la Planta automatizada que dice "People, reagrupación en planta automatizada. Todos los efectivos. Heirloger viene hacia aquí. Traed el armamento pesado que podáis, corto".

Parca en palabras, que no en pensamientos, como siempre, Erika se dedica a lo suyo, musitando entre dientes frases cortas como "bien, bien, uno más", "el virus funciona" o "no te vas a dar ni cuenta, cabrón de hojalata y tus bichejos te van a meter una bala en TUS riñones". Resulta más que obvio que la srta. Sullivan todavía sigue guardando cierto rencor por lo sucedido en la estación de trenes.

Mientras tanto, los breves atisbos que hace el ruso hacia el exterior le permiten observar cómo los engendros mecánicos de Heirloger hacen de las suyas y crean el caos en la planta. Hombres y mujeres huyen aterrados en todas direcciones, incluyendo el pasillo que da a vuestra sala. De repente suenan disparos y esas "explosiones eléctricas" que son los rayos de los generadores eléctricos que usan los robotitos para atacar a distancia. Al parecer ha comenzado una pequeña guerra.

Rumsfeld os llama a vosotros dos directamente a vuestros auriculares, para avisaros de cómo están yendo los acontecimientos por vuestro lado:

-Hemos detectado a dos robots de Heirloger causando el caos en vuestra planta. Mis hombres están intentando contenerlos y minimizar los daños. Hacen lo que pueden, pero kjjjjeftttttttt -chasquea el comunicador, cortándose todo sonido inteligible. Vaya, al final sí que han conseguido anularos las comunicaciones...

Y simultáneamente un gas blanquecino comienza a salir de los conductos de aire acondicionado. También han tardado algo en llegar a eso, pero al final también lo han logrado.

En estos casos siempre me tocaba estar más o menos en la misma situación que era mirando tan fijamente a lo que salía en mi tablet que no prestaba atención a absolutamente nada. Tranquilamente podría aparecer Gozilla al lado mío y comenzar a saltar haciendo que mi cuerpo rebotara contra el suelo que me costaría darme cuenta de lo que estaba sucediendo. Lo bueno, era que podía concentrarme en cualquier parte, lo malo, que en las apuestas sobre lo que pasaría, yo siempre llevaba las de perder.

- Vamos a ver que es lo que podéis hacer ahora...

No sabía si la táctica en cuestión funcionaría y no presté atención alguna a lo que dijeron por el comunicador, pero era la baza que mejor nos vendría, como poner una montaña de mierda para cazar a un montón de moscas y que perdieran el norte. Sí, algo así como me sucedía a mí con mi tablet y mi concentración, si estaba a ella no podía ver lo que sucedía a mi alrededor, por lo que si ellos estaban a lo que les sucedía dentro, serían más vulnerables a los ataques de mis compañeros.

Erika progresaba notablemente en sus intentos de control de los robots, un progreso que no se materializaría hasta que acabara de tomar el control de todos ellos, de manera que para cuando Heirloger se diera cuenta se encontrara solo, completamente solo... Pero eso tenía el inconveniente de no poder actuar antes de tiempo. O no. Decisiones, decisiones.

Svyatoslav observó cómo la abstraída Erika continuaba a lo suyo, ajena a la llamada, la interrupción de la misma, los ruidos exteriores y los gases, todo en uno. Si algo no se le podía reprochar era su capacidad de concentración... Pero él sí era consciente de todo esto. Los gases no iban a ser un problema para él en esos momentos, eso estaba claro, sólo le hacía falta contener la respiración y en eso era mejor que muchos buceadores, pero sí lo iba a ser, como bien había predicho, para Erika. Rápidamente comprobó que en el pasillo estaban los cuerpos inertes de los agentes de Mr. People que habían caído ante el ataque de los mafiosos. Aunque no las llevaban puestas, sí tenían respiradores entre su inventario. Ahora sólo queda recogerlas sin ser impactado por alguno de los dos robots de Heirloger que rondan la zona sembrando el caos en los pasillos... A ser posible antes de que Erika caiga inconsciente por los gases.

Salgo al pasillo sin dudar apenas para recoger una de las mascarillas respiratorias de los SWAT y llevársela a la informática que parece estar totalmente en su mundo.

Yo estaba a lo que tenía que estar así que verdaderamente no era consciente del resto de cosas que pasaban a mi alrededor. Por un lado estaba bien porque me podía concentrar en cualquier parte, de ahí que estuviera acostumbrada a ponerme la música, los cacos y cantara mientras trabajaba habitualmente, pero aquella situación era un pelín diferente como para hacer eso.

De todas maneras, confiaba en que mi " guardián " se encargaría de cuidarme.

Lo bueno, era que así tampoco podía pensar en que lo que parecía era que no estábamos avanzando nada. No daba tiendo al desánimo a ocupar su lugar.

Los disparos de los robots impactan en torno al ruso, destrozan paredes y causan ruido y humareda de polvo fruto de la desintegración de ladrillos y techos, pero no llegan a impactarle a él, así que escasos segundos de su incursión al pasillo, regresa de este sucio, cubierto de polvo, pero con una máscara. Sólo una.

En el interior de la habitación la presencia del gas ya ha empezado a ser evidente y Erika no puede evitar sentir el olor extraño del mismo. Por supuesto, y pese a su elevada capacidad de abstracción, también ha notado los disparos eléctricos de los robots sacudiendo paredes, techos y suelos, así que, aunque sin poder precisar, también es consciente de lo mucho que se asemeja la sala a un bunker atacado por la artillería enemiga...

Tras dar una voltereta para volver a cubrirme en la sala de control, corro hacia la informática y sin pedirle permiso ni nada por el estilo, me permito ponerle la mascarilla respiratoria yo mismo mientras ella trabaja en el ordenador, después vuelvo a mi sitio en la puerta, es posible que esos bichos intenten venir ahora que me han visto.

Pues buena fiesta se tienen montada por aquí: tu breve ojeada te ha permitido vislumbrar descargas eléctricas destrozándolo todo, en especial desde una posición no muy lejana a donde os encontráis, en el mismo pasillo de acceso a la Sala de Control. Parece que dos robotitos rezagados (o no) de Heirloger se lo están pasando de lo lindo remodelando la planta. Afortunadamente parece que no ha habido víctimas. No, espera, ¿tal vez has visto un par de agentes tirados en el suelo, medio cubiertos de restos de paredes y techos? Es más, dirías que se trata de dos agentes apuestos y que te caían la mar de bien...(1)

Una vez colocada la máscara a Erika (un poco sorpresivamente, lo que causa una breve tensión hasta que la joven genia se hace con el control de la máscara), Svyatoslav vuelve a la puerta, continuando estoicamente con su papel de guardián. Las descargas eléctricas no cesan y están haciendo decrecer a ojos vista la superficie de pared tras las cual parapetarse. Otra cosa no tendrán esos cacharros, pero no se les puede negar que son tenaces. Y sus armas letales, más que las convencionales armas de fuego. Pronto echarán abajo la pared y entonces tendrán ángulo para acertaros. Hay que hacer algo...

Me hubiera puesto a gritar como una loca cuando noté como algo me tiraba del pelo, claro, que en un primer momento ni me pude imaginar que era la goma de una mascarilla. Seguramente, me costó más de lo que le hubiera costado a cualquiera darse cuenta, pero claro, estaba tan centrada en mis cosas que aquello había sido una invasión en toda regla tanto de mi espacio como de mi persona.

Claro, al levantar la vista y pensar unos segundos, siendo consciente de lo que suponía casi sonreí porque al final sí que iba a resultar que tenía por ahí algo así como un ángel de la guardia. Se veía que mi compañero era un hombre que cumplía su palabra y se lo agradecía enormemente pues en cuanto sacaba la cabeza de mi ordenador no había más que una chica muy asustada con todo aquello.

Le daría las gracias más tarde, claro.

Veo como la pared empieza a desaparecer a pasos agigantados entre los disparos de aquellos bichejos enanos de metal, no sé como de duro pegan y si aguantaré un impacto directo, pero sino hago nada acabarán derribando aquella sala entera y entonces fallaría a mi palabra de proteger a la joven que estaba haciendo lo que podía por ayudar contra el robot jefe... Así que ya vale de ir de cagon y esperar a que vengan, toca atacar de frente... Flexiono las piernas, afianzo mis manos en el marco de la puerta y me preparo para salir por la puerta y cargar contra aquellas putas máquinas.

Respirando más tranquila, aunque con cierta incomodidad debido a la máscara, Erika vuelve a “sus cosas”. La sorpresa es mayúscula: de repente, de todas las numerosas señales de robots ascendiendo, sólo quedan unas pocas, los rezagados, así como la del propio Heirloger. Algo ha pasado, pero no sabría decir muy bien qué.

Mientras tanto, en el mismo piso, de entre las nubes de polvo y estática generadas por las descargas eléctricas de los siervos mecánicos de Heirloger surge repentinamente la recia figura de un ruso conteniendo la respiración. Lo hace de un poderoso salto y parece que al menos uno de los robots va a tener graves problemas en breve...

Al parecer tardé más de la cuenta en volver a centrarme en lo que estaba haciendo, pues mi panorama había cambiado bastante ahora que volvía a mirar la tablet.

- ¿ Qué es esto? - Había dejado de estar segura de que lo que estaba haciendo hacía unos instantes sirviera para algo, pues a pesar de que se habían emperrado en que les hacía falta un científico para algo en aquel edificio, estaba claro que no era así.

De todas formas, lo único que podía hacer por ellos era seguir intentando que aquel cabrón no pudiera controlar nada, pero algo me decía que podía ponerme a hacer un sudoku o algo en la tablet con mejor resultado que lo que obtendría currando.

Había dicho que pensaba ayudar y lo haría, pero vamos, siendo objetiva lo único que estaba haciendo era tener que obligar a los demás a hacerme de niñera.

Ya estaba decidido, estaba en medio del pasillo cargando hacia aquellas cosas así que más valía que mi capacidad sobrehumana me permitiese aguantar un impacto de esos cabroncetes o fijo que iba a tardar en recuperarme unas pocas horas... Suficiente para faltar a mi palabra. Embisto al primero de ellos con todo mi peso como si intentase placar a un jugador de rugby de esos que tanto gustaban aquí en Inglaterra y aprovecho el momento para hundir mi puño sobre la cabeza del otro al mismo tiempo, con suerte serán tirando a flojos y mi acto de valentía termine aquí.

Michelle, Bigfoot, Walter y People aparecen en escena por la puerta, pertrechados con sus armas y dispuestos a acribillar cualquier enemigo que encuentren. No obstante, su sorpresa es mayúscula cuando ven al soldado resurgir de los restos y cargar salvajemente contra los robots. -ALTO EL FUEGO.- Ordena People, sabedor que si disparaban hacia los robots, era más que probable que hirieran a sus compañeros en fuego cruzado.

Viendo en el fondo a la informática, le grita.- ¡¡Srta. Sullivan!! ¿Se encuentra bien?- Señalando su propia radio, le informa.- Nos han cortado las comunicaciones y no sabemos nada de la otra planta. ¿Puede usted intentar reestablecerlas usando  la línea de la sala de control?-