Escena para Isawa In en particular, en Otosan Uchi
El palacio es bastante grande, tiene varios edificios separados por bellos y cuidados jardines. Ese aroma almizclado aunque suave, lo invade todo a tu alrededor; supones que la familia imperial debe de vivir bien aqui.
En tu paseo no ves a muchos empleados, un par o tres de ellos que andaban hacia algun lugar donde deben realizar sus tareas; aunque sí que hay más guardias, protegiendo celosamente cada entrada a los edificios.
Paseando y mirando los jardines, In parece disfrutar de la tranquilidad.
Detallista como nadie, se fija en cada una de las flores y, mucho más que eso, en la disposición de la guardia. Cuales son los lugares más defendidos o los privados. Siempre simulando la mayor de las inocencias y entrando "sin querer".
Observas como hay suficientes hombres para proteger todo el complejo del palacio, pero la seguridad es bastante laxa, la mayoria te miran como un emisario que no trae peligro alguno.
Llegas a la zona donde están los edificios de los aposentos de la familia real, siempre escoltados por bellos jardines. De una de las puertas, a varios metros de ti, sale Ling Wataba junto a otros tres guardias, y tras ellos aparece una niña pequeña, que corre hacia unos columpios que están situados en lo que parece un rincón de juego en medio del vergel.
Casi pasas desapercibido ante todos debido a tu lejanía, pero te das cuenta de que Wataba se ha percatado de tu presencia, al fin de al cabo es su trabajo.
Una vez que Wataba se da cuenta de la presencia de In, éste saluda haciendo un suave gesto con la cabeza.
Tras esto, examina a la niña desde lejos por si le sonara de algo. Quizá por el parecido con alguien.
¿Reconozco a la niña?
Wataba te devuelve el saludo amablemente, aunque ahora se situa más lejos que antes, cerca de la zona de juego de la niña. Ésta parece pasarselo bien, no reconoces su cara, aunque por la ropa que lleva y la seguridad que la rodea, debe ser de la familia imperial.
Tras columpiarse un rato, la niña sale corriendo por lo jardines hasta que la pierdes de vista debido a los setos.
In anota mentalmente que debe hablarle a su daimyo acerca de esa niña... ¿Quizá la hija del emperador?
Tras respirar profundamente, continúa su camino intentando acercarse ligeramente a la zona, atento por si escucha el nombre por el que la llaman. Aunque sin excesivo interés, abandonando si se encuentra demasiado evidente.
Paseando te acercas un poco a la zona de los columpios, aunque la niña ha desaparecido de los alrededores. Los guardias siguen sin apenas hacer caso a tu presencia, por lo que caminas tranquilo y pendiente de cualquier cosa del entorno.
De repente...un sonido aparece entre los setos de tu espalda.
- ¡HOLA!- Te saluda la niña de ojos grandes y vivos, tendrá alrededor de diez años. Va bien vestida y peinada y aparentemente goza de buena salud.
- ¿Quién eres?- Pregunta mientras te sonríe ampliamente.
Cierto es que la niña te ha cogido de improvisto, parece ironico que sea la cría la que se ha percatado más de tu presencia que los propios guardias.
-Hola... -dice In con cierto nerviosismo, a excepción de su hermana, es posible que no haya hablado nunca con una niña chica- Me llamo In. ¿Y tú?
Mientras habla, In pasa se acaricia el pelo intentando relajarse.
¿¿No te pasé la historia del PJ?? Es que recuerdo haberme currado lo de las 20 preguntas y tal...
Por cierto. Siendo del escorpion, imagino que el defecto de incapaz de mentir no lo tendré, no? xD Me busco otro?
- Me llamo Tomoko.- Responde la niña.- ¿Estás paseando por aqui? ¿Te gusta mi casa?
La joven parece curiosa aunque sin maldad, quizá sólo le guste hacer amigos.
No tengo tu historia que yo recuerde. Sobre lo de incapaz de mentir; hombre, nada te impide tenerlo, pero como alguien te pregunte si eres un escorpión, pues ya la hemos liao xDD
Pienso que según la historia que tengo en mente, quizá sea mejor cambiar esa desventaja, quizá necesites mentir en algun futuro.
Perdona el lapsus, ni me di cuenta de que tenias esa desventaja cuando elegi a suertes quien seria el escorpión.
-Pues lo cierto es que me gusta mucho, sí -responde In, con el mismo nerviosismo- ¿Es tu casa de verdad? Porque aquí vive el Emperador...
Sí, eso voy a hacer... esta noche o mañana miro a ver qué escojo y ya te paso también una historia como está mandao :)
- Sí, pero el Emperador es mi tío y dice que soy su favorita...asi que todo es mío, mío.- Te sonríe amablemente.- Pero puedes quedarte aquí, eres simpático...Pero no pises las flores ¿eh? Que me gustan mucho...
In, aprovechando lo que la chica le había dicho, se apresuró a buscar tres flores de distintos colores para hacer un ramillete y dárselo a la chiquilla.
-Para ti, por ser tan buena conmigo -le dijo intentando caerle bien a la niña... Tener la simpatía de la sobrina del Emperador siempre podía ser de utilidad...- ¿Y tu tío dónde está? ¿No juega contigo? -preguntó tras asegurarse de que nadie escuchaba.
- ¡Gracias!- Dice la joven.- Mi tío se ha ido de viaje...pero mi mamá dice que volverá pronto...¡Tengo unas ganas de verle!
Huele las flores y sonrie ampliamente.
- ¡Qué bien huelen! Toma, yo te regalo esto.- Te da un objeto antes de irse corriendo hacia la puerta de un edificio. Allí espera una mujer esbelta, bien vestida también, que buscaba a la niña.
Miras el regalo, es un diminuto caballo de madera que cabe en la palma de la mano; está bien pulido y su tacto es suave, sin duda una bonita pieza de artesanía.
Tras guardarse el caballo, In se incorporó y saludó levemente a la mujer de la puerta. Acto seguido continuó su marcha por los jardines de palacio.
Continuas paseando por los jardines, el sol cae y comienza a anochecer, por lo que nace una brisa templada que hace bajar la temperatura.
Tras andar un rato, observas a Mutori Genshu sentado de espaldas en un banco, observando las estrellas.
Tras acercarse despacio al banco, In saluda inclinando levemente la cabeza.
-¿Le importa que le acompañe? -dice esperando a la respuesta antes de sentarse en el banco.
-Las estrellas son un interesante enigma, ¿verdad?
Genshu hace un gesto afirmativo para que puedas sentarte junto a él.
- Tan lejos y tan brillantes.- Dice mientras sigue mirando el cielo.- Nos hacen sentir como si fueramos una gota en el océano...