Partida Rol por web

La guerrera escucha ruidos de pelea, metal contra algo peludo, o por lo menos eso era lo que la pelirroja tenía en mente. Siguió a Walter, pero este aceleró el paso más todavía y si aumentaba el ritmo podían tomarla por sorpresa, así que aflojó un poco y espero la llegada de la otra antorcha.

La noción del combate que se desarrollaba muy cerca, empezaba a mermar en las mentes de los mercenarios del clan, que si bien en su mayoría no aprobaban las acciones del kislevita, tampoco deseaban su muerte. Y es que al parecer no estaba tan cerca como esperaban, o quizá mas bien deseaban. Realmente no querían verse sorprendidos por un enemigo inesperado, pero sabían a su vez que ello podría implicar perder a Domochievski.

Este por su parte seguía emitiendo gritos de guerra en su lengua natal mientras que el sonido de los golpes de su maza seguían escuchándose ahogados por la distancia. Su voz ya se escuchaba con tildes de dolor y sus gritos de dolor eran algo que difícilmente podía ocultar aunque lo desease.

Se escuchaban gritos de combate y nadie de los que estaba en vanguardia parecía hacer nada para ayudar, ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso no habían venido para acabar con quien quiera que hubiera raptado a Jaime? ¿Iban a permitirse perder a otro compañero?

- ¡CARGAD O DEJADME PASO! ¿ACASO NO ESCUCHÁIS QUE AHI HAY UN COMBATE?

Empezó a correr para llegar a la parte delantera, metiéndose entre la gente para evitar los bordes, y las pegajosas telarañas.

El combate ya había empezado, había que darse prisa si queríamos salvar a los dos. Sir Hugo estaba empujando por detrás, le dejé paso echando-me a un lado, para que no me arrolara. A continuación me desplacé con premura hasta la entrada de la siguiente bóveda, donde se escuchaba el combate.

-Vamos chicos, hay que salvar a ese par si queremos salir de aquí! Domochievski cuenta con nosotros, deprisa!-grito azuzando al resto del grupo para que se mueva con velocidad para ayudar al Kislevita y al mediano.

Kurt siguió avanzando a toda la velocidad que se atrevía, ignorando los gritos del bretoniano. ¿Cargar? ¿A dónde? No había rastro de enemigos aún, así que iba a ser como poco complicado cargar contra algo. Además, si corrían como locos por aquella cueva, se jugaba la paga de un mes a que más de la mitad se abrían la cabeza antes siquiera de llegar a ver un solo enemigo. 

El sonido del combate resonaba por la caverna eso no nos sorprendía en absoluto, lo que empezó a llamarnos la atención fue los sonidos de dolor que se oían entre las palabras de amenaza del kislevita. Parecía que el combate no le iba tan bien como debería o que era superado ampliamente por sus enemigos. Había muchas posibilidades de que ese loco nos hubiera condenado a todos.

- Maldito loco, donde se habrá metido.

Por mas que avanzábamos no veíamos la luz de su antorcha, en un principio podíamos haber pensado que era a causa de los recodos de la cueva pero seguíamos sin encontrar rastro de él.

Sabía que aquello podía pasar, que tarde o temprano el grupo se lanzaría hacia adelante o que alguien del grupo instigaría a los demás a hacerlo, de todos modos, no esperaba que fuera el caballero el que abandonando el puesto asignado urgiera al grupo a seguir el camino de su enloquecido compañero. 

Tampoco era cierto que el grupo avanzara tan despacio, no habían dejado de avanzar, lo único que ocurría era que no lo hacían al mismo ritmo que el insensato kislevita, unos porque sus piernas no daban más de sí y otros porque tenían a la cautela como consejera.

Ella prosiguió con su avance¹ lista para disparar su flecha, mirando a todos lados, sobre todo al techo y las paredes, prestando especial atención al ángulo muerto que Domochievski había dejado al pasar². 

Walter empieza a correr más, la antorcha se agita con fuerza mientras sigue avanzando a toda velocidad, no estoy dispuesta a correr tanto riesgo, si bajo la guardia para correr puede atacarme cualquier araña, así que cambio de objetivo y me pego a Kurt que tiene la otra antorcha.

Me coloco detrás de él con el arco preparado.
 

Grim seguía en la vanguardia de aquel grupo que corría hacia la oscuridad en busca de una batalla contra bichos desconocidos. Justo lo que todos los maestros de guerra indicaban que era una mala idea y sin duda no se equivocaban.  - Malditos seáis no nos tenemos que matar todos detrás de este loco humano, si alguien quiere correr a la muerte es libre de hacerlo. - Gruñó molesto el enano mientras escuchaba al caballero gritar que tenían que correr más. - Si alguien así se va a lanzar de cabeza contra cualquier enemigo por salvar a un humano loco puede irse olvidando de que le haga una armadura, no hago armaduras para que acaben en manos de monstruos por intentarse hacer el héroe. - Comenzó a cavilar tras la proposición de aquel caballero que ahora se quería lanzar de cabeza contra la oscuridad como el otro humano.

El combate continuaba a la distancia y a pesar del avance de los mercenarios, no parecían estarse acercando de la forma en que esperaban. Quizá, el kislevita intentaba abrirse paso en donde quiera que estuviese, lo cual sería lógico si no esperaba la llegada de los demás. El grupo continuó hacia un nuevo túnel que avanzaba un considerable tramo hasta aparentemente ir dando vuelta a la derecha. En aquellos momentos, ante la lentitud del avance, el bretoniano hubo de haberse desesperado e irremediablemente opto por cargar al combate el también abriéndose paso con facilidad en un inicio, para luego caer en un prolongado cuello de botella en el que todos avanzaban.

Un sonoro golpe se escucho desde no muy lejos, como si una pesada roca cayera del cielo. El kislevita maldecía y se quejaba de dolor mientras parecía seguir lanzando golpes, y de la nada hubo silencio de nuevo, tanto y tan repentino que fue inevitable para todos el detenerse. Algo había sucedido, la cercana batalla había terminado, y el resultado aunque lo quisieran, podría no tener nada de incierto.

Kurt siguió avanzando, aunque sin correr, considerando que un terreno irregular no era lo más adecuado para darse una carrera. Bastante tenían con las arañas, como para abrirse la cabeza por el camino. Por desgracia, seguía sin haber rastro del maldito kislevita. ¿Hasta dónde demonios había corrido? El mercenario no lo sabía, pero el repentino silencio le preocupó sobremanera. 

Grim puso cara de pocos amigos, acababan de escuchar lo que parecía el fin de la batalla, y aunque aún no sabían realmente el resultado de ésta el kislevita había dejado de maldecir lo cual sería raro dadas las circunstancias. Eso ponía las cosas difíciles, habían gran número de enemigos al frente y desconocidos a los lados. Debían luchar en un sitio más estrecho o en uno más abierto para que todos pudieran participar. Lo más importante era no ser rodeados por muchos frentes y aquel angosto pasillo podría ser una buena opción si daba a una estancia más amplia. - Si ahí adelante hay una cueva más abierta será un buen sitio si hay que pelear, este pasillo se defendería muy bien a nuestras espaldas.- Comentó mientras seguía avanzando y veía como algún humano estaba ansioso de entrar en batalla pues habían comenzado a adelantarlo por sus cortas patas.

Un par de golpes mas, seguido de un golpetazo fuerte como si algo de cierto peso hubiese caído y luego silencio. No sabíamos si el kislevita estaba vivo o muerto, el sonido no nos decía nada y aun no habíamos tenido ni contacto con él ni con sus atacantes. Deberíamos acercarnos mas si queríamos ver lo que fuera que hubiera pasado. Cada vez me internaba mas en el corredor sin saber que era lo que me esperaba un poco mas allá.

- A saber en donde se ha metido, esta claro que ese sonido no pronostica nada bueno.

Miraba de un lado a otro, esperando la llegada de un ataque que todos esperábamos que llegara en cualquier momento.

Pasara lo que pasase allí adelante no les quedaba otra que seguir avanzando, y con orden, a ser posible, aunque aquello se presentaba a esas alturas casi utópico, el caballero, parecía haber puesto en estampida a todo el grupo.

La elfa continuó a lo suyo y con zancada larga y el arco preparado continuó su movimiento por el túnel¹.

De repente el bretoniano sale corriendo hacia adelante espoleado por el ansia  de entrar en combate o por el deseo de ayudar al Kislevita .Tanto da  ya que el resultado es el mismo ,casi todos se dejan llevar por su impulso y se lanzan  tras él  dejándonos a algunos descolgados del grupo .Diablos.Digo por lo bajo antes de echar a correr  para no quedar fuera del radio de la antorcha .Un golpe , una maldición  y el combate parece haber terminado pero, como otras veces ,eso puede ser el  preludio de la gran tormenta así que apuro el paso .

¿Es que esta cueva no se acaba nunca? además, ¿porque tenía que ser tan grande? osea, si la guerrera abriera las brazos no tocaría a la vez las dos paredes, es un pasillo ancho, esto además de ser una cueva de arañas, tiene que tener algo más. Parece corredores, para criaturas inteligentes, seguro que esto va a ir a peor.

Había dejado al perro al cargo de la defensa del carro junto a los demás y me había internado en la cueva en post de mis compañeros, sabiendo que alguna puta araña habría capturado a Jaime. así que avanzo con la espada desenvaina preparado para lo que pueda aparecer por cualquier sitio, teniendo especial atención en el techo, pero estoy demasiado alejado de la luz y no veo nada de nada.

Avanzaban en la oscuridad sin saber muy bien que estaba pasando, pues en un momento dado los sonidos de combate remitieron. Parecía que la cosa había amainado, o que el Kislevita podría haber caído... Esperaba que fuera lo primero, porque de perder al kislevita, ya serían dos los miembros caídos.

Siguió mirando alrededor, y atrás para asegurarse de que el resto estaban bien, y siguió avanzando, no había tiempo que perder.

Veía que el resto estaban en una formación de tortuga protegiendo a Kurt, que era el que portaba la fuente de luz más potente, mientras Alfred, Nathan y yo intentábamos alcanzarlos. A lo lejos escuchaba el combate de Domochievski y que, también estaba terminando por el sonido.

Había que darse prisa así que empecé a correr a través de la bóveda en la que nos encontrábamos para alcanzar rápido al grupo.

Avanzando a traves de aquel oscuro tunel, el grupo de mercenarios tras las pisadas de Domochievski, llegó hasta una nueva bifurcación la cual en al menos una de sus vertientes daba a lo que parecia ser una nueva amplia y basta boveda. Aunque lo realmente importante en aquello era que allí, al fondo, en los limites de lo que alcanzaban a ver con la lampara que portaba Walter, se encontraba lo que sin duda era un cadaver gigante de una bestia, muy similar a una araña gigante, aunque habría que acercarse para asegurarse.