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La Sociedad Fénix 2

La Batalla de Creta (Capítulo IV)

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05/06/2013, 02:37
Director

Tras el juicio, la unidad fue temporalmente disuelta. De esta manera Katja aprovechó para perfeccionar su inglés, y sus relaciones con los británicos, pues fue destinada a una brigada de transporte de medicinas a los niños ingleses, que durante el pánico del blitz fueron evacuados a Escocia, donde se consideraba que estaban fuera del radio de los bombarderos. Por su parte, Rusell se presentó voluntario en el frente de África, donde tuvo ocasión de combatir a los italianos y desalojarlos de Tobruk, lugar que estaba destinado a figurar en los anales de la guerra como un monumento a la resistencia de las tropas del ANZAC.

Mientras se decidía el destino de la unidad, Cahun se reincorporó como piloto de la RAF, participando en numerosos combates sobre los cielos de Inglaterra, tratando de detener los bombardeos nocturnos de la luftwaffe. Para abril, la situación pareció mejorar, con motivo de una vista de apelación a la sentencia sobre sus subordinados, donde el comandante (para sorpresa de todos) elogió su aportación en la misión de Noruega, se reunieron todos de nuevo. Tras la vista, el tribunal se retiró a deliberar. Prue y Rémi fueron conducidos a los calabozos de la base de Achnacarry, donde por cortesía del cocinero escocés que Persia había conocido en el entrenamiento, sus raciones de comida mejoraron considerablemente.

En aquel día determinante para el futuro del comando, Cahun y el coronel Talbot tuvieron una reunión a puerta cerrada. Mientras, Eric y Katja aprovecharon para hacer una visita a sus compañeros, a los que no habían visto desde enero, y les llevaron de tapadillo unas cervezas.

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05/06/2013, 02:48
Director

Se habían pasado dos meses y medio en la cárcel. Al principio era un coñazo, y un aburrimiento. Luego les dió por entrenar en el gimnasio y aficionarse a las lecturas que podían negociar a cambio de unos cuantos cigarrillos. Pero seguía siendo aburrido. A Prue le dió por buscarse algunos líos en el patio de la cárcel, solo por entretenerse, y fue puesta en aislamiento un par de veces. Su primo se reía por eso, le decía que no podía estar quieta. Pero en realidad, era su forma de no caer en la desesperación. Se sentía traicionada por Cahun, y sobretodo por William, aunque sabía que su voz no había podido hacerse oir sobre el resto de los oficiales superiores. El general Dudley-Clark, al mando del cuerpo de commandos, fue bastante tajante. Debía cundir el ejemplo, y no tolerarían la desobediencia repetida en una unidad de élite, de la que tanto dependía.

Sin embargo, parecieron darse cuenta de que, tal vez, la rigidez de Cahun no era lo que necesitaban. Podía intuir que aquella era la causa de la reunión a puerta cerrada entre el coronel y el comandante. Sabían que el segundo había presentado una carta de dimisión, y sabían que William había tenido tiempo para estudiar bien todo el caso. Apenas le hizo un par de visitas durante su estancia en prisión, visitas en las que Prue se mantuvo simplemente callada, y ni siquiera le miró.

Pero ahora era diferente. Estaban allí Katja y Rusell, el canguro y la mujer de hielo, y tenían cosas que contarles, y una cerveza fría. La celda de Achnacarry no era lo mismo que el penal militar. Allí todavía se acordaban de ellos, y les trataban bien. Estaban entre amigos.

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05/06/2013, 02:55
William Talbot

Cahun entró al despacho del coronel y se cuadró delante de su mesa. Los meses que había vuelto a la RAF le habían levantado el ánimo, y le convencieron de que lo suyo era la cabina de un aeroplano. El coronel tenía su carta de dimisión sobre la mesa, entre otros papeles.

-Descanse -ordenó- Puede sentarse si lo desea.

Talbot se quitó las gafas que usaba para leer, y apoyó el respaldo en la silla donde se sentaba. Le miró un momento, y a las nuevas medallas que lucía por su buen hacer en Noruega, Varsovia y los cielos de Inglaterra.

-Imagino que no puedo convencerle de que se quede. No mientras Prudence y Rémi formen parte del comando, claro. Comprendo sus motivos, y aunque me apena perder a un oficial de su talla, no puedo obligarle a que forme parte del comando contra sus propios deseos. Normalmente, debería dejar que su criterio se impusiera, y sacar a esos dos de la unidad. Pero me temo que con la destrucción de Talbot Mannor, actualmente los serendípicos son irremplazables. No quiero que esté a disgusto en una unidad, porque el vicealmirante Park* me ha dicho que en su ala de combate es todo miel sobre hojuelas, que los hombres le respetan y le siguen. Creo que ambos comprendemos a estas alturas que el problema no es suyo. O enteramente suyo.

Hizo una breve pausa, suspirando.

-Inglaterra le debe mucho, y le aseguro que ha marcado un antes y un después en esta gran familia que somos los commandos. Si usted quisiera, podría ofrecerle el mando de una unidad normal, un comando de personas sin poderes, pero imagino que prefiere seguir surcando los cielos.

Le miró, dando vueltas a un bolígrafo entre sus dedos.

-He decidido intentar reestablecer la unidad, pero con un nuevo oficial al mando. Le gustaría, porque es duro, y considero que puede ser la horma del zapato de nuestros dos serendípicos. He tenido que remover cielo y tierra para encontrarle y convencerle de que volviera a trabajar para nosotros. Esperemos que la unidad vuelva a salir a flote, y podamos convertirla en un reflejo de lo que sucede en su escuadrilla de combate.

Suspiró un momento.

-Puede hablar con libertad, comandante. Se ha ganado el derecho a pedir lo que desee, ya que no puedo reprocharle nada.

Notas de juego

*El jefe de la RAF

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05/06/2013, 11:32
Prudence Urquart

La desesperación iba en aumento.
Muchos habrían esperado de ella que se cabreara, pataleara, que se comportara como el ser irascible que había dentro de ella, pero para mayor impresión de todos Prue simplemente se dejó llevar por las circunstancias, era como si estuviera ausente. Nunca se había sentido tan decepcionada, nunca, y eso la dejó fuera de juego.
Estar encerrada le daba lo mismo, era la puñalada trapera de Cahun y la inoperancia de Will lo que la carcomía por dentro día a día.
Ciertamente la enorme cantidad de energía que necesitaba gastar a diario era un problema, no hacerlo le suponía perder la capacidad de dormir, algo muy peligroso en su caso, de modo que ideó un sistema en el que periodicamente organizaba una trifulca, así se desfogaba. El aislamiento posterior a dichas peleas también formaba parte del plan, desgraciadamente volvió a tener horribles pesadillas y no quería que Remí la viera así, además podía permitirse llorar cuanto quería sin que nadie la oyera.
Quizás si le hubieran dejado su diario y un lápiz la cosa hubiera sido mas suave, habría pensado menos y la pena no la habría minado tanto. No obstante aunque no tenía para escribir, en su cabeza recitaba, retocando una y otra vez aquello que quería redactar, al cabo de los meses había memorizado hasta los puntos y las comas. También le hubiera gustado tener su Biblia, estudiar... pero no, allí los habían tirado a los dos, en el mas absoluto olvido.
Eso la hizo sentirse mas unida a su primo, comprendiendo los desagradables razonamientos que le había confesado antes de la misión y que ahora empezaba a compartir.
Le hacía alguna que otra broma, riendose de ellos mismos, intentando hacerle sonreir y le confortaba cuando lo veía mas serio, lo mismo que ella demandaba sus brazos cuando mas frágil se sentía. El mismo día que los encarcelaron se quitó la cadena con la brújula y la guardó en el bolsillo.

Al cabo del tiempo tuvo la imperiosa necesidad de redactar una carta al coronel Talbot (ojo al cambio de tratamiento), una carta en la que solicitaba que la licenciaran aunque fuera con deshonor, tuviera que pasarse 2 años en la carcel o pagar lo que fuera, no pensaba seguir dentro de algo que permitía a los mediocres utilizar el ejercito como medio de venganzas personales. Sin embargo para conseguir papel y boli el precio a pagar era demasiado alto e insultante, así que ya la escribiría al salir y se encargaría de poner una bonita denuncia a quien le insinuó tan despreciable trueque.

Aun estando allí encerrados pudo enterarse del paradero de los judíos de Varsovia y el número de supervivientes lo cual no hizo si no hundirla en un pozo mas profundo. Sacó un muelle de su camastro y con el calor de sus manos lo convirtió en un "stilus" con el que empezó a grabar torpemente (cuando no le veían) un montón de siluetas en la pared, una por cada muerto.

Estaba sentada y medio adormilada en la cama, tomando el sol a la luz del ventanuco (lo cual significaba que le salieran un montón de pecas pero ni rastro de moreno), cuando sus compañeros llegaron. Escuchó los pasos pero el sol en la cara la deslumbraba y de primeras no pudo distinguir quien era.

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05/06/2013, 14:27
Richard Cahun

- Siento que le fallo, coronel. - dijo sin sentarse como le había ofrecido - Creo que mi sitio está en un avión, a veces puedo pecar de cuadriculado, yo mismo soy consciente de mis limitaciones, pero no ingresé en las fuerzas aéreas para debatir las decisiones de mis superiores. - sonrió amistoso al hombre - Sé que ambos son casi como de su familia y quizá eso y su propio ego que les hace considerarse mejores y más listos que el resto de los mortales sean los detonantes de su comportamiento, - suspiró negando levemente - son grandes guerreros, los dos, pero no han nacido para trabajar en equipo. - asintió meditabundo - Espero que su nuevo comandante pueda ganarse el respeto que yo no conseguí, pero tengo serias dudas sobre ello. - extendió su mano para estrechar la del coronel - Les deseo lo mejor a todos ustedes, ha sido un honor, yo haré lo que pueda protegiendo esta isla desde el aire, para así evitar que el desastre de Talbot Mannor vuelva a ocurrir.

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05/06/2013, 17:39
Eric Rusell

Parecía que había pasado una eternidad desde que volvía a suelo inglés. Los meses que había pasado en África le sentó muy bien al australiano. Bueno, mejor que nunca.

Al principio le costó adaptarse: el asfixiante calor era sofocante e insoportable, las quemaduras en la piel provocaron que acostarse fuera un ejercicio realmente doloroso. Y el desierto: aquel lugar inhóspito y desolador que podía acabar con la voluntad y la vida de casi cualquier persona. Pero pronto superó aquellos escollos, llegando incluso a apreciar aquel exótico país, rico en su historia y con una cultura extraña y cautivadora. Incluso llegó a apreciar la belleza del desierto... claro que tampoco tuvo mucho tiempo para disfrutar mas de Egipto, teniendo en cuenta que tenían una guerra a la que hacer frente y un verdadero enemigo al que combatir.

Participó en las distintas ofensivas que realizó el ejército británico contra los italianos, entre ellas la importante conquista de Tobruk (8 de enero) y la captura de unos 25.000 soldados italianos. Sin embargo, y a pesar de los cuatro meses de lucha en aquella tierra, lo cierto es que el destino deparaba otra suerte para el australiano, que fue trasladado de nuevo a Inglaterra en el mes de abril de 1941. Será por aquella fecha cuando el curso de la guerra en África daría un vuelvo a favor del Eje con la llegada del Afrika Korps y su general Erwin Rommel, como también ocurrio la tenaz resistencia del ejército australiano en la batalla conocida como el Sitio de Tobruk, pero eso es ya otra historia. 

Ahora se reencontraba con sus antiguos "camaradas". Dio dos sonoros besos a Katja -es lo típico de los rusos, ¿no?- es lo que le dijo mientras sonreía a la joven. Seguía estando igual de cañón como la recordaba. Y en esos momentos iban a encontrarse a sus otros dos "amigos". Mientras descendían a los calabozos, Eric recordó aquellos últimos días: la vuelta a casa después de salvar al doctor, la dimisión de Cahun, el castigo por desobediencia, las noticias de los judios de Varsovia y el fin de la unidad. Mucho había transcurrido desde entonces y vería ahora si el temperamento de ambos chicos había cambiado - cosa que dudaba-.

Pues lo que te estaba contando- continuaba Eric- dimos bien a los italianos en Egipto. Y el desierto, una gozada, cuando le coges su punto aprecias su belleza. Y las mujeres árabes... en fin, mejor ni hablar- tras acercarse a la puerta en cuestión, el carcelero la abrió y fue de los primeros en entrar, sonriente- bueno, bueno, bueno... desde luego es una crueldad tener una belleza encerrada aquí. Te voy a abrazar, no me achicharres- se acerco a la mujer y le dio un fuerte abrazo,  y como a la rusa, otro sonoro beso en la mejilla. Luego se apartó y miró a Rémi- se que te encantaría, pero para ti no hay beso. 

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05/06/2013, 18:08
Rémi Phénix Rosseau

Desobediencia a un oficial superior durante operaciones de combate. Por fin lo marcial había ascendido al rango de religión y no solo se podía pecar de acto sino también de pensamiento. Phénix había renunciado a cualquier tipo de declaración en su propia defensa, obviando así el hecho de que toda su desobediencia se había reducido a un ruego, el de atender a la petición de Rabinovich y efectuar una llamada, en un acto de total desprecio a aquella institución que cada vez tenía menos sentido para él y en otro de solidaridad con Prue, su prima, hermana, amiga. Prefería seis meses entre rejas en su compañía que cinco minutos compartiendo aire con Don Perfecto Cahun.

Achnacarry fue un periplo. Uno destinado a la reflexión, a su pasado, su presente y su futuro. Tomó decisiones que guardó para sí y que solo verían la luz en un día que aún no había llegado. Se dedicó a la lectura y a su cuerpo, haciendo buena la máxima de mens sana in corpore sano. Y habló. Con Prue. Rieron y lloraron juntos, se consolaron en las horas bajas, rememoraron pasadas aventuras, conversaron de sus familias aunque William Talbot nunca fue mencionado. Sabía que Prue estaba dolida, que se sentía defraudada. Y cuando algo no tenía más solución que el tiempo, lo mejor era dejar que este transcurriera.

Había sabido del incidente del papel de boca de Prue y se juró a sí mismo que aquel tipejo lo pagaría. No fue difícil gracias a su habilidad. Una celda aparentemente vacía en una visita rutinaria del celador de guardia no volvía a ser cerrada. Y media hora daba para mucho cuando la suerte jugada de su parte. Una nariz rota, dos dientes menos y un ojo morado fue un satisfactorio pago a una deuda de honor.

Habían transcurrido dos meses y medio de los seis de condena. La puerta se abrió y Katja y Eric se perfilaron en el umbral de la puerta. Phénix alzó la mirada del libro y los contempló con seriedad y cierta extrañeza. Ante los saludos, se puso en pie y tendió una mano a la soviética y después al australiano.

-Katja. Me alegra ver que estás bien. Eric -dijo sin hacer caso de la broma de este último, serio y sin la que había sido su habitual sonrisa cargada de alegría y picardía.

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05/06/2013, 23:41
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

La actitud de Cahún no me sorprendió, hizo lo que se esperaba de él, de su rango y de su mente militar, podía comparárselo con una barra de metal que es tan rígida que termina por quebrarse ante la presión; lo había visto en muchos oficiales del Ejército Rojo y creo que lo hubiera experimentado yo también si no se hubieran estado gestando cambios de todo tipo en mi interior a lo largo de este tiempo.
Si bien la unidad se disolvió no regresé a Rusia, como hubiera pensado, antes bien me destinaron a otra misión humanitaria para purgar mi "pena". Durante el juicio no tuve defensa ni lo intenté, no hablar bien el idioma podía acarrearme más de un problema y había entre los ingleses gente que desconfiaba de mí (a pesar de todo) sin disimulo.
Esos meses me sirvieron para reflexionar en el fracaso del grupo, en su porqué y sus posibles soluciones. Ciertamente, la obstinación era el talón de Aquiles del equipo, la obstinación de Cahún, la de Prue, la de Remí, la mía misma. El hecho de que el líder fuera un "simple humano" no ayudaba y su reticencia a usar nuestros poderes tampoco; la testarudez de los primos al querer actuar siempre por su cuenta o querer asumir el mando del equipo era otra falla grave...
El único que se salvaba, el más sensato, era Rusell. Fue una pena que no pudiéramos despedirnos antes de que partiera a África, por eso al verlo de nuevo fui más cálida que de costumbre y dejé que me besara sonoramente sin oponer resistencia, hasta se podía decir que lo esperaba y lo deseaba. No quería reconocerlo pero lo había extrañado mucho, me había sentido muy sola sin él, y por más que fuera extraño reconocerlo para mí misma, sin Prue y sin Remí, quizás les había tomado afecto sin darme cuenta, después de todo, nos unían experiencias muy intensas.
Cuando entramos a la cárcel de Achnacarry y los vimos sentí compasión por ellos y quise levantarles el ánimo -¡Hola! -los saludé lo más afectuosa que pude, luego bajé la voz y les mostré las botellas -¿Alguien quiere una cerveza fría?

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06/06/2013, 01:24
Director

Alguien les dió el aviso, y Katja y Rusell se asomaron al patio de armas del castillo. Allí vieron como Cahun se dirigía hacia un jeep de las fuerzas aéreas, con su petate al hombro. Al verles, se giró y les dedicó una última sonrisa, a modo de despedida. Fue Rusell quien se cuadró y le saludó, y luego le siguió Katja. El duro comandante de la RAF tuvo un momento de emoción, y respondió a su saludo. Les ordenó que rompieran filas, y sin más despedida, se montó en el jeep, dando una palmada en la chapa de la puerta para que iniciara su movimiento.

Regresaron junto a la celda, y comunicaron a sus compañeros presos lo que habían visto. Prudence se sintió aliviada, aunque después sintió la punzada de la duda. ¿Era ahora ella la nueva líder del comando? ¿O pondrían a alguien al mando? Y de ser así, ¿quién? Les podía tocar alguien peor que Cahun, o ser mandados por el propio William, al que Prudence ahora mismo no podía ni ver. Se quedaron allí compartiendo las cervezas, haciendo chistes sobre la rigidez de Cahun y lo mal que lo habían pasado en el entrenamiento.

Fue entonces cuando escucharon unos pasos en el fondo del pasillo, y vieron a dos guardias de la policía militar escoltando al sargento MacDonald y a una persona que venía andando tras de ellos, con el paso firme de unas botas. Cuando MacDonald se detuvo, esta persona le rebasó, y pudieron ver que se trataba de una mujer morena y alta, con cara de pocos amigos, vistiendo un uniforme americano con rango de teniente-coronel y una chaqueta de cuero.

Notas de juego

Adios Richard Cahun. Te recordaremos :)

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06/06/2013, 01:39
Sargento MacDonald

El sargento les hizo una seña para que escondieran las cervezas, si no querían meterse en nuevos líos. Entonces se cuadró  y se situó junto al trozo de pared que había entre una celda y otra.

-¡Atención, su nuevo oficial al mando!

Luego miró a la mujer, saludándola.

-Señora, le presento a los miembros del comando fénix.

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06/06/2013, 01:43
Diana Sowreston

La oficial se detuvo ante la puerta de las celdas, y miró a Katja y a Rusell que se cuadraron en el acto. Respondió a su saludo, haciendo caso omiso a sus miradas llenas de interrogante. Se giró luego hacia los miembros de la policía militar.

-Abran sus celdas -ordenó.

Los miembros de la policía militar obedecieron en el acto. Ella había clavado su mirada en Prudence, especialmente, a la que no le sonaba de nada esa mujer. Pero ella la conocía, la conocía perfectamente.

-Soy la teniente-coronel Sowreston, su nuevo oficial al mando. Me han indicado que tenemos aquí a un par de díscolos. He leído sus expedientes y las actas del tribunal. Pues bien, les digo lo siguiente: yo juzgo a los hombres por lo veo que hacen, por lo que me demuestran de lo que son capaces. Por orden del coronel Talbot vuelven al servicio activo bajo mis órdenes -hizo una pausa- Hagan bien su trabajo y nos iremos juntos a tomarnos unas pintas. Tóquenme los cojones como se los han tocado a su antiguo oficial superior y no habrá juicio para ustedes. Si creían que su antiguo oficial era duro esperen, porque no han visto una mierda. Van a sudar sangre y mierda. Pero soy un líder justo, o eso dicen. Así que no voy a exigirles nada que no esté dispuesta a hacer yo misma, y que haré yo misma si puedo. De ahora en adelante cada misión terminará en éxito, con ustedes o sin ustedes... primas donnas. Ahora levanten esos culos y preséntense en esta línea.

Dijo señalando una línea de baldosas en el suelo. Prudence entonces cayó en la cuenta, al igual que Rémi. Ella era la misteriosa prima Diana, la hija de su tío Mijail y su tía Artemis. Nada bueno podía salir de la combinación de esos genes.

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06/06/2013, 11:40
Prudence Urquart

El afecto y jovialidad de sus compañeros la pilló por sorpresa ¿A que se debía tal cambio? Quizás por eso no se mostró demasiado efusiva, bastante perpleja aceptó la cerveza con una breve mueca de sonrisa -Gracias-, lo que realmente necesitaba era beberse un litro de yimmic, llevaba todos esos meses de cautiverio con el Asha arañandole las tripas, gritandole que se abriera paso a sangre y fuego para escapar. Algo enloquecedor y agotador, pero la cerveza seguro que también haría su buen trabajo.
La rusa y el australiano salieron un momento, mientras tanto chocó el botellín con su primo y bebió, le supo de maravilla

-Mmmmmmmmmmmmmmm delicieux

Se lamió los labios

Cuando sus compañeros regresaron y les dieron la noticia de la marcha de Cahun tuvo sentimientos encontrados, no pudo hacer otra cosa que mirar a Remí perpleja

-Bueno es lo lógico ¿No? al fin y al cabo la unidad esta disuelta. Pero... ¿Y vosotros?

Por un momento sintió un sudor frío ¿Acaso iban a resucitar la unidad? por un lado lo deseaba pero por otro... estaba su solicitud de licencia, esperaba que a ningún loco se le ocurriera ponerla a ella al mando por rango y si ponían a otro... ¿A quien? se le puso mal cuerpo solo de pensar en las posibilidades.
Bromeó con sus compañeros, ya habría tiempo de hablar de cosas serias y de seguro que se acabarían enterando de sus respectivos destinos.

-Oye Katia... hay algo que no te dije en su momento y que...

Al momento apareció McDonald interrumpiendoles, se alegró de verle aunque en seguida se dio cuenta de que no era una visita de cortesía y escondió la cerveza.
La situación cada vez se tornaba mas y mas rara, la mujer la miraba fijamente y eso la incomodaba, era como si la estuviera leyendo por dentro y pese a su rictus serio podía adivinar una cierta sonrisa de suficiencia y satisfacción en ella.

"Un discursito típico, uuuuu me cago de miedo, me entra por un oido y me sale por el otro" pensó con sorna para sus adentros. "¡UN MOMENTO! Ha dicho... ¿Sowreston?"

-¡Ostia puta!

Exclamó sonoramente

- Eres...¡La prima Diana!

Estaba gratamente sorprendida, tenían muchas ganas de conocerla, había oído hablar mucho de ella y sus logros, sus padres a los que adoraba (los Tupolev) estaban muy orgullosos de ella, con 14 años ya era un portento. Desafortunadamente se marchó antes de que ella llegara a Kenia, estaba convencida de que habrían sido buenas amigas.
Se levantó de un bote y corrió alegre a darle un abrazo y dos besos

Notas de juego

(se masca la tragedia XD)

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06/06/2013, 20:55
Rémi Phénix Rosseau

Una cerveza y una despedida sin retorno. Las cosas parecían no ir bien para todos. Si Phénix lamentó la marcha de Cahun, lo guardó para sí, como había venido haciéndolo desde su inesperada visita. Una sorpresa que no iba a ser la única. La aparición de Little Mushroom y su aviso lo pillaron absolutamente descolocado.

La irrupción de su nuevo mando apenas le dio tiempo para dejar la botella en la mesa cercana, aunque su mensaje quedó bien claro. Un mensaje que se superpuso inicialmente al nombre de la mujer que habría de dirigirles y al cual no prestó atención hasta ver a Prue llamarla prima Diana y verla salir dispuesta a besarla. En el último instante, logró echar una mano a su brazo para detenerla en su avance. En silencio, negó con la cabeza, antes de soltarla y en silencio se dirigió a la línea. El ama había llamado a sus perros y les había dicho dónde querían que mearan y cuándo debían ladrar. Y una vez más, Phénix se lamentó de no haber elegido la isla destinada en principio para aquellos que hubieran rechazado formar parte de aquel operativo.

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06/06/2013, 21:10
Eric Rusell

A Eric le entristecía la marcha de Cahun. A pesar de los posibles defectos que seguro que tenía -tampoco tuvo mucho tiempo en conocerle personalmente- creía que era un tipo que tenía lo que hacía falta para estar allí. Pero cada cual era libre de hacer lo que le venía en gana y él renunció. 

Al menos no se va a ir sin una despedida en condiciones- se cuadró en su presencia, y unos segundos después la rusa le siguió. Era lo mínimo que podía hacer. Respondio al saludo y tras esto, se montó en el jeep y se marchó de aquel lugar. 

¿Y ahora que? desde luego, aquella peculiar unidad necesitaba un líder. Por rangos era Prudence la que tendría mas posibilidades de ser la líder, pero eso no era la mejor opción. Mientras cavilaba las posibles opciones -a decir verdad, no había mucho que pensar, o ponían a uno de ellos o ponía a uno de fuera- oyeron pasos que se acercaban a la celda. Al poco rato apareció el Sargento MacDonald el cual les hizo un rápido gesto para que escondiera sus bebidas, algo que él hizo con suma rapidez.

¡Atención, su nuevo oficial al mando!

 

aquí estaba. Vio entrar a una mujer moderna, con rostro serio. Desde luego, su porte indicaba que iba a ser una oficial de armas tomar, y sus palabras corroboraron el pensamiento del australiano. Mientras caminaba hacia la posición que le indicaban vio como Rémi detenía a Prue. Sabía decisión. 

 

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06/06/2013, 23:49
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

Me confortó que los primos aceptaran de buena gana nuestro regalo y nuestra presencia, estaban soportando bastante bien el encierro aunque el rostro de Persia evidenciaba un cansancio y un dolor más íntimos que ella trataba de ocultar.
Remí parecía algo más compuesto, tenía su actitud disconforme con la vida como siempre, pero se lo veía algo más meditabundo. Me alegró ver que nos tendía la mano para saludar, quizás ya no les caía tan mal después de todo; bueno, ellos a mí tampoco.
Presenciamos la partida de Cahún, no pude evitar sentir una punzada de culpa, quizás si yo no hubiera actuado como lo había hecho él no se hubiera apartado, pero no me arrepentía de lo que había hecho tampoco: salvar esas vidas bien había valido el precio, más aún luego de enterarme cómo terminó todo en el ghetto de Varsovia.
Me cuadré junto con Eric para saludar a Rick por última vez y lo vimos partir en el jeep hacia otro destino, pero hacia la misma guerra... quizás nos lo cruzáramos otra vez.
Cuando volvimos junto con Prue y Remí ella empezó a decirme algo que me llamó mucho la atención, sin embargo mi curiosidad y sus palabras quedaron truncadas al abrirse la puerta y conocer a la nueva líder del equipo, me quedé de una pieza y saludé mecánicamente a la nueva "jefa", sin poder ocultar mi curiosidad. Parecía dura, parecía clara, si sus palabras eran ciertas iba a caerme mejor de lo que ya me caía, me gustaba su estilo, me recordaba mucho a la marcialidad y modos de los rusos.

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07/06/2013, 17:55
Diana Sowreston

La mano de Rémi fue providencial. Pudo ver la cara de hastío cuando la nombraba "prima", y que de no haberse detenido podía haberse llevado un buen puñetazo en la nariz. Se paseó un momento por delante de ellos y les miró con gesto inexpresivo, en total silencio.

-Bien, bien. Pueden romper filas. Rosseau, quédese conmigo. Urquart, el coronel quiere verle. El resto, gasten su tiempo en lo que mejor les parezca. Aunque no se vayan muy lejos, creo que se está fraguando una nueva misión.

Fue a retirarse, pero entonces cayó en algo.

-Si van a beber cerveza al menos que sea buena. Creo que tienen Guinness en la cantina.

Se giró en la puerta al final del pasillo.

-Rosseau, no me haga esperar.

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07/06/2013, 23:20
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

¿Pero qué...? ¿Cómo supo?, pensé escondiendo mi asombro.
Por la cara de la nueva jefa y las órdenes que había impartido no había mucho lugar para la duda. Le hizo un gesto con la cabeza a Rusell para que saliéramos del calabozo, allí ya no había lugar para nosotros, por ahora. El hecho de que dijeran que podía suscitarse una nueva misión hizo que mi expectativa aumentara, no pude ocultar cierta emoción aunque me contuve; no eran formas para una capitana.
-Esa es una muy buena sugerencia; entonces iremos a probar esa Guiness, ¿Qué dices Eric?- hice una breve pausa y miré a los prisioneros -Persia, Remí, espero volver a verlos pronto -les guiñé un ojo.

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07/06/2013, 23:48
Prudence Urquart

Se soltó de la mano de Remí algo molesta ¿Por que la había retenido? Aunque al punto salió de dudas topandose con su prima cual fiera resoplandole en la cara, semejante gesto de asco la descolocó.
No le dio tiempo a mucho economizando al máximo las palabras le dio a cada uno las indicaciones justas y necesarias. Cuando nombró al coronel la recorrió una sensación de lo mas desagradable. Igual que había venido se fue y la siguió con la vista antes de hacer nada más. Resopló con el ceño fruncido

-Es una mentalista como su padre, de las mejores que hay si no la mejor... tiene la radio enchufada todo el día, así ha llegado a donde ha llegado. No se como no se ha vuelto loca

Se giró a sus compañeros y calló en la cuenta de que quizas no sabían de que hablaba

-Emm... quiero decir que... que lee la mente, sabe lo que pensamos en todo momento

Miró entonces a Remí con cara de circunstancias

-Corre anda, cuanto antes lo hagas antes pasará... no puede ser peor que lo que me espera a mí

Dijo resignada tras lo que volvió a por la cerveza, McDonald estaba allí pero no le importó.

-Esta cerveza tiene algo que no tiene ninguna otra, me la han traído mis amigos

La alzó a modo de brindis haciendo una especie de pase homenajeando a losallí presentes y se la bebió de una tacada a grandes tragos, sin respirar siquiera. Estaba aterrorizada ante el hecho de tener que verselas con Will y se veía claramente en su cara, tenía los ojos cristalinos y el gesto a medio quebrar. Suspiró sonoramente al apurar la última gota

-Bueno... "valor y al toro" que dicen en España

Dejó el casco en el suelo junto a la cama, volvió a resoplar llenando los carrillos a modo de descarga de tensión, antes de salir le dio un beso en la mejilla a su primo

-Suerte y gracias...

Luego miró a sus otros tres compañeros

-Os veo luego, espero... tomaos unas cuantas a mi memoria

Y comenzó a andar haciendo el mismo recorrido que la Sowreston como res camino del matadero con las manos en los bolsillos

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08/06/2013, 00:27
Prudence Urquart
Sólo para el director

Sabía el camino perfectamente, lo hizo lentamente mientras su corazón latía desbocado. Al llegar al pasillo en el que se encontraba el despacho andó con cautela, los tablones chirriaban y no quería que delataran su llegada.

Una vez estuvo ante la puerta permaneció quieta, envarada, temblorosa, hecha un manojo de nervios, los sentimientos se cotradecían en su pecho. Echó mano al bolsillo y sacó la brújula, se quedó un momento mirandola, arrugó momentaneamente la nariz y finalmente decidió volver a ponersela ocultandola bajo la ropa. Se suponía que era el momento de entrar, alzó la mano para llamar pero se frenó, el miedo... resopló una vez más y sin querer, al inclinar la cabeza, golpeó con la frente la puerta

"Mierda!"

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08/06/2013, 00:31
Rémi Phénix Rosseau

El comentario de Prue no sirvió sino para refrescar las viejas historias de aquellos que habían pertenido al germen del actual comando y sus vástagos. Diana Sowreston. Teniente-coronel. Dispuesta a mear en la dirección que fuera para marcar su territorio.

Suspiró y añadió una sonrisa al fugaz beso de su prima.

Tras ello, comenzó a andar tras aquella mujer que ahora parecía habría de conmutar su pena de tres meses y medio por un servicio del que nada sabía y nada le importaba. Pero las reglas parecían claras a priori. Docilidad, obediencia y una correa que sería más larga o más corta en función de su comportamiento.