Partida Rol por web

La Sociedad Fénix 2

La Batalla de Creta (Capítulo IV)

Cargando editor
14/07/2013, 02:41
Sarasvati Urquart

Se acercó a su hermana después de que le ordenaran aquello, y le habló en voz queda, para que no se enteraran los demás.

-He hecho el cálculo y la ciudad lleva sellada casi tres mil años. Ha dado un dato importante. Ha dicho "todos los sistemas en funcionamiento, población total: 0 personas despiertas, 14 en estásis". La planta donde están las cámaras de estásis es la onceava, hacia abajo.

Cargando editor
15/07/2013, 09:00
Rémi Phénix Rosseau

Una lluvia de polvo y piedrecillas acompañó al sonido de tripas atascadas con el que la puerta los asaltó al empezar a moverse sobre sus viejos goznes, activados por los engranajes de una maquinaria que la lógica decía que no debían funcionar tan solo por su antigüedad.

-Parece que sabían construir las cosas para que duraran -dijo Phénix con una voz deformada por la máscara, antes de entrar en la inmensa sala, adornada con altísimas columnas y estatuas de guerreros. La luz del exterior hacía bailar el polvo en suspensión levantado por el aire al ser abierta la puerta que había permanecido cerrada durante tanto tiempo, y dibujos, extraños signos y tallas, aparecían por doquier. Su mirada buscó la de Prue. Pese a su nerviosismo antes de entrar, aquello debía de resultarle fascinante y su alma de arqueóloga debía estar suspirando de placer.

Avanzó unos pasos, preparado para cualquier eventualidad, si bien, la potencial presencia de enemigos parecía un tanto absurda. Posiblemente serían las trampas de lo que deberían protegerse. La mirada de Rémi osciló de un punto a otro, conforme avanzaba a pequeños pasos, curiosa, hasta detenerse en la escalera que iniciaba el descenso hacia las entrañas de aquel reducto de un pasado hacía tiempo muerto. Miró los fénix tallados en el dintel de mármol y bajo la máscara, su boca se entreabrió de sorpresa ante la que parecía ser la reacción suscitada por la presencia de Prue. Caminó hasta su lado y permaneció junto a ella, en silencio, hasta que Sowreston empezó a impartir órdenes. Gruñó de forma imperceptible al conocer su posición, una en la que no estaría junto a ella, pero guardó silencio reprimiendo su queja.

-Stark, a mi lado y no se separe de mí o le patearé el culo -dijo con una sonrisa encantadora, pero mirada seria, mientras Sarasvati hablaba de lo que se encontrarían en su descenso. Aprovechó un último instante para hablar a su prima, antes de que el largo descenso le impidiera hacerlo-. ¿Va todo bien, Prue?

Cargando editor
15/07/2013, 23:44
Prudence Urquart

Observaba la decoración de la estancia, decoración que había extendido su eco a través de siglos de historia del arte -Octopus, no pierdas detalle por favor- le dijo al robotito mientras Sarawati hablaba con "la diosa" y ella sacaba su propia máquina de fotos, rebuscó en un bolsillo del pantalón y sacó el zorrito de Diana y su patito de goma "Nessie", a los que fotografió juntos ante la figurilla.
Diana entró como un general, con prisas y ordenando. En un vuelo recogió los muñecos y corrió a reunirse con el resto.

La incertidumbre la tenía nublada por completo. Había aceptado la misión a regañadientes, destruir aquel lugar con semejante valor arqueológico iba contra todos sus principios, pero ahora la contrariedad era aún mayor, puede que... no, sabía que aquel lugar tenía la clave de lo que ella era ¿Como iba a destruirlo? No podía, las respuestas, sus respuestas estaban allí. Tenía los ojos llenos de lágrimas, miles de años se revelaban ante ellos, los secretos que tantos y tantos habían buscado, algo que parecía mucho mas grande de lo que jamás ninguno haya podido imaginar, ni siquiera ella (y eso que su imaginación era portentosa). Posó la mano sobre el mapa cuando su hermana le hizo aquel comentario en confidencia y quedó así, sintiendose... no sabía muy bien como -Atlantes... vivos...- susurró, si alguien podía responder a sus preguntas era alguien en esas cámaras de estasis.
No se había dado cuenta de que Remí estaba a su lado hasta que este le habló sacandola de su abstracción.

-No. Van fatal de hecho...Esta.. cosa sabe que estoy aquí- respondió sin mirar, luego se giró con clara preocupación -Creo que ha llegado el momento de saber quien soy y las respuestas están aquí- finalizó clavando el dedo en la onceava planta del diagrama.
Miró a Titi y a su primo alternamente, era su modo de decir "¿Estamos juntos en esto y lo vamos a hacer?"

Cargando editor
16/07/2013, 12:31
Rémi Phénix Rosseau

-Me he dado cuenta de que de algún modo ha reconocido tu presencia -dijo, para guardar un instante de silencio meditando el comentario y la mirada de Prue. Apenas un par de segundos-. Pues si las respuestas están ahí, va siendo hora de moverse, mi querida primita -sonrió y le guiño un ojo antes de volver a ponerse serio-. Hasta el final, Prue, hasta el final y más allá. Nunca lo dudes -expresó en voz alta lo que no era sino la respuesta a su muda pregunta, al tiempo que soltaba el seguro de su arma con un seco chasquido.

Cargando editor
16/07/2013, 16:26
Eric Rusell

Si señora- dice Eric mientras se coloca al frente, haciendo un gesto a la rusa para que le siga. Ya con las puertas abiertas, solo quedaba descender e ir a su objetivo. 

El australiano asiente ante las explicaciones de Sarasvati, sin entender prácticamente nada de lo que decía- esto, doc. ¿A que planta debemos ir exactamente? ¿A la última o alguna intermedia?

Cargando editor
16/07/2013, 16:50
Rémi Phénix Rosseau

Miró a Rusell y sonrió para sí.

-A la número once. Veréis, es mi número de la suerte. Ruleta sobretodo -dijo con una sonrisa abrumadora-. Es un número con el que nunca pierdo. ¿Prima Titi, qué dices? -concluyó mirándola  y dedicándole un guiño-. Seguro que allí damos con la clave de muchos interrogantes.

Cargando editor
17/07/2013, 01:18
Director

Explorar las ruinas de la gran colonia les llevó más tiempo del que hubieran deseado. El lugar era colosal, especialmente conforme descendían hacia los subniveles "centrales", que se extendían kilómetros a uno y otro lado. Kilómetros de pórticos, de cavernas y magnas construcciones que ejercían como pilares sustentadores de aquellas grandes oquedades excavadas en la roca. La arqueóloga les instó a que se fotografiara y documentara todo lo que se pudiera allí abajo. Posiblemente, no tendrían otra oportunidad para ver y comprender lo que se escondía tras aquellas maravillas.

Y así pasaron dos días enteros, bajando de nivel en nivel, subiendo a la superficie para tomar oxígeno y dormir. La meseta de Cnossos se mantenía tranquila, ajena a los combates. Rellenaban las botellas de oxígeno, montaban en camiones grandes cantidades de artefactos, materiales y películas fotográficas (y aún de video) que eran escoltadas por convoyes hasta un barco de la Royal Navy cuya única misión era proteger aquellas maravillas, y llevarlas a Gibraltar cuando la situación en la isla fuera peligrosa. Ajenos totalmente a la batalla por el control de la isla, que se estaba recrudeciendo día tras día (Maleme estaba bajo asedio), y confiados en que la situación parecía de momento bajo control por las tropas británicas, se dedicaron en cuerpo y alma a explorar aquellas maravillas. Penetraron en la antigua cámara del consejo atlante, en su impresionante biblioteca, cuyo ordenador trasladó MacDonald hacia la superficie con no poco trabajo (estaba inserto en una gran y pesada roca), sortearon trampas y peligros, puertas cerradas que fue necesario abrir con el concurso de van Winsel, y al cabo de este tiempo, cada equipo se disolvió y se confiaron tareas concretas a personas concretas.

Stark, que había sido de gran ayuda con todo lo que aparejara tecnología, comenzó a trabajar en el generador. Según dijo, mediante una sobrecarga en el mismo podía sepultar toda la colonia. Pero fue necesario bajar hasta el último nivel para darse cuenta del gran problema, de aquello que había hecho agotarse y morir a la civilización atlante en Creta. La mina de plechbenda estaba prácticamente agotada. Sin su milagrosa fuente de energía, los atlantes fueron muriendo poco a poco, y algunos de ellos, habían decidido desafiar las órdenes del consejo e interferir en el desarrollo de las nacientes civilizaciones humanas.

Algo se resistía, sin embargo. El subnivel número 11, donde se alojaban teóricamente las cámaras de estásis que mantenían bajo criogenia a los últimos atlantes, se encontraban selladas, no por una puerta, sino por un campo de dilatación temporal. Todo lo que entraba allí dentro, quedaba congelado en el tiempo. Sarasvati estaba tratando de descifrar, ya al cuarto día de investigación, como suspender aquel campo de dilatación. Mientras MacDonald y la teniente-coronel estaban colocando cargas eléctricas en la mina, Katja y Rusell vigilaban la entrada. Al cabo de un momento recibieron la visita del holandés, que empujaba una de las carretillas de transporte, cargada de cachivaches atlantes que había que llevar hasta los camiones en la explanada.

Rémi y Prudence se quedaron en la antesala del gran salón de estásis en la subnivel 11, viendo como Sarasvati trabajaba en una especie de terminal parecido a un ordenador, al que ya se habían habituado en otros niveles. Todo el complejo parecía controlado por una especie de "inteligencia artificial", que por alguna extraña razón no se oponía a su presencia. Eran las cinco de la tarde, cuando empezaron los problemas. Un mensaje de radio les indicó que habían sido avistados paracaidistas alemanes a menos de tres kilómetros de la meseta. Las tropas de Diamantidis se aprestaron para la defensa en las ruinas del palacio de Cnossos.

Cargando editor
17/07/2013, 01:36
Howard Stark

El científico llegó a la sala limpiándose las manos con un trapo. Detrás de la máscara lucía una sonrisa triunfante, que indicaba que la carga ya estaba colocada en el gigantesco generador alimentado por plechbenda. Haría un "gran boom" cuando decidieran retirarse, y la fuerza de la explosión se propagaría por todo el complejo mediante el "cableado" que le suministraba energía. Una sobrecarga en toda regla.

Se acercó a la consola donde estaba trabajando Sarasvati, con una sonrisa aún mayor. Prudence no le quitó ojo, ya que era una hermana sobreprotectora. Se levantó y comenzó a husmear lo que hacían, siguiendo el hilo de su conversación.

-Puedo provocar un apagón intencionado en el suministro de energía de esta ala. Creo que he descubierto como. La energía residual que había quedado almacenada en el reactor fue dejada ex-profeso para que esta ala de la colonia siguiera en funcionamiento. El aprovechamiento de la energía en este lugar parece responder a unos patrones muy sencillos: solo están activados los sistemas críticos si no hay nadie pululando por ahí, como hemos hecho nosotros. Aunque también tengo otra teoría. Si se produce un apagón en una de las alas esta se cierra automáticamente y queda estanca, por motivos de seguridad. Y no tengo ni idea de si podré volver a reestablecer el flujo, o cuanto tardará.

Cargando editor
17/07/2013, 01:43
Sarasvati Urquart

La arqueóloga sonrió al científico, que le caía simpático. A decir verdad, le parecía guapo y educado. Pero podía sentir la presencia de su hermana vigilante. Para su hermana, ningún hombre era lo suficiente bueno para ella. Era gracioso, porque luego le recriminaba que "no vivía su vida".

-Creo que no será necesario provocar el apagón. He podido averiguar como llegar hasta el control del campo de dilatación temporal, pero no me deja desactivarlo. Dice que no tengo autoridad para ello. Hay muchos sistemas en este lugar que parecen estar diseñados con una especie de... lectura bioquímica. Si el que opera el terminal no es un atlante, o tiene sangre atlante, muchos de los sistemas críticos están capados. Tengo la teoría de que nosotros, los humanos, compartimos solo una parte del acervo genético atlante, y que tenían unos marcadores muy específicos en su genoma.

Cargando editor
17/07/2013, 01:47
Howard Stark

El científico se acercó a ella y miró la pantalla con una media sonrisa de satisfacción.

-Vaya, veo que conoce la teoría del genoma humano. Me tiene impresionado, doctora, es usted una agradable caja de sorpresas.

Cargando editor
17/07/2013, 01:48
Director

La radio comenzó a vomitar mensajes. Katja estaba controlando otras frecuencias, solo por curiosidad, cuando captaron mensajes de otros batallones británicos en la isla. Al parecer, los alemanes estaban renovando el ataque con una cuarta oleada, esta vez mucho más potente que los desembarcos de fallschirmjäger de los tres primeros días.

El holandés acababa de dejar la carreta cargada de cachivaches a los soldados de intendencia del ejército británico, que estaban comenzando a embarcar los trastos en sus camiones. Fue entonces cuando sintieron el inconfundible rugido de los motores de los bombarderos alemanes. Los primeros stuka cayeron con el siniestro sonido de su bocina. Aunque los operarios del antiaéreo consiguieron derribar a dos, la salva de proyectiles hábilmente colocados por los pilotos golpeó puntos críticos en la defensa del palacio. Uno de los camiones de transporte de material estalló en llamas como si fuera una lata en la que hubiera reventado un gran y macabro petardo.

Cargando editor
18/07/2013, 08:29
Prudence Urquart

Lo que creyeron iba a ser una incursión rápida se prolongó durante días. Por un lado eso gustó a Prue, mas tiempo para documentar el lugar pero por otro... estaba en tensión permanente temiendo volver a accionar algo, ansiosa por llegar a la planta 11 y sobre todo... preocupada al no tener noticias de Will. Cualquiera podía notarlo.

No se despegó de Remí ni un momento, este no la dejó, y tenía a Titi siempre en su campo de visión, atendiendo a cuando decía o hacía, el silencio en su cabeza seguía siendo sepulcral y solo su hermana podía guiarla con seguridad. A veces cuando entraba en una nueva sala tenía sensación de dejá-vu o el lugar le resultaba familiar pero poco más, lo que había dentro de ella guardaba silencio deliberadamente.

Muy en el fondo, por debajo de tanta preocupación subyacía una cierta ironía y satisfacción. En alguna ocasión se había cruzado con un caza reliquias, un listillo y un ligón, el profesor Jones (aunque lo de profesor y arqueólogo le daba risa, siempre acababa destruyendo cada yacimiento que visitaba), Prue no podía ni verlo, se pasaban el rato discutiendo, los dos eran muy orgullosos, tal para cual... el caso es que sabía que andaba loco en busca de la Atlántida, llevaba años enfrascado en ello y sin embargo se lo habían servido a ella en bandeja "justicia divina" pensaba con sorna, aunque se le antojó cruel que, ahora que la había encontrado, tuviera que destruirla, el destino les estaba dando jarabe a los dos.
Nunca había hecho tantas fotos como entonces, su pequeña leyka echaba humo "Nunca imaginaste que tu cámara llegaría tan lejos Boby" pensaba al poner el ojo en el objetivo, hacía tiempo que no sabía de él ¿En donde andaría metido?

Cada noche elevaba la vista a las estrellas y cerraba los ojos como si quisiera que la brisa de la noche llevara sus pensamientos hasta Will, deseaba que estuviera allí con ellos lejos de la batalla, mas de una lágrima calló sobre el topacio y sobre la esfera de la brújula (la había rescatado de la caja de galletas y la llevaba anillada al reloj). Se moría de ganas de preguntarle a Diana si tenía noticias pero no le pareció considerado, así que buscaba a Remí y se dormía abrazada a él. Como habían cambiado las tornas...

Stark revoloteaba alrededor de Titi, pero después de las hirientes salidas que su hermana había tenido para con ella se mantuvo al margen, observante pero en silencio. "Si te quieres estrellar, adelante" las dos eran igual de cabezotas y Titi, con su carita de angel, siempre lograba salirse con la suya. Era consciente de que su rechazo hacia Stark era fruto de su desencanto como fan, hacía años que seguía su carrera, era a ella a quien la ingeniería le ponía como una moto, se moría de ganas por conocerlo y cuando este la vio... en fin, prefería no recordarlo, patetico...

Atendió de reojo a la conversación, paseaba como un león acechante, de lado a lado, ansiosa por la apertura de la puerta. Ya no podía más con la incertidumbre de que había allí, de que había pasado con Will y ahora además, la cuenta atrás de la llegada se Thule a la zona, 3Km no eran nada, les pisaban los talones. "Lectura bioquímica..." escuchó, "lectura bioquímica...""lectura bioquímica..." repetía mentalmente, de repente se paró en seco con los ojos como platos -¡EUREKA!- exclamó, caminó hacia la consola y se puso entre los dos dando la espalda al ingeniero y sujetando a Titi por los brazos casi levantandola del suelo.
-Has dicho lectura bioquimica! ¿Que pasó cuando entré en la colonia?- La miró aunque no le dejó tiempo para responder -Me reconoció. Yo sentí un hormigueo y no sabía por qué ¡Fue eso! ¡Fue la lectura!- se remangó la manga derecha y abrió la mano bailando los dedos, entonces miró a la consola buscando. Se dejó llevar por una especie de sexto sentido hasta que reparó en un pequeño panel cerca del cual sintió el eco del mismo hormigueo, posó la palma en el panel. La recorrió un escalofrió.

Cargando editor
18/07/2013, 16:19
Eric Rusell

Eric solo podía definir con un par de palabras su misión actual: aburrimiento absoluto. Durante cuatro largos e interminables días, el grupo se limitó a investigar aquel enorme complejo, cargar y descargar material de aquel extraño lugar y hacerlo con la máxima rapidez posible antes de que los alemanes llegasen.  A decir verdad, el australiano quería estar en cualquier otro lugar menos allí. Había dejado el frente africano -donde sus compañeros hacían frente con todo al enemigo- para ser una mula de carga. Y eso le desagradaba enormemente. Aprovechaba el tiempo para congeniar un poco mas con sus compañeros, aunque su humor no fuera el mas agradable dadas las circunstancias. 

Solo espero que en la sala 11 haya algo acojonante- mucho tiempo se molestaban para abrir aquella habitación. Desde luego, Eric intuía que, dadas las protecciones que tenía aquella sala -nada menos que un campo de dilatación, que solo entendió que era cuando se lo explicaron-  tenía que haber algo realmente importante. 

Pero ahora se encontraba allí, silbando tranquilamente mientras hacia guardia con Katja. Hizo un ligero saludo con la cabeza cuando el holandés apareció y siguió con sus quehaceres cuando de pronto la radio de Katja comenzó a emitir mensajes de una ofensiva realmente potente del ejército alemán. Eric escuchaba con interés aquello hasta que su atención fue interrumpida por el inconfundible motor de los stukas acercándose. De pronto, el lugar tranquilo se convirtió en un campo de batalla.

A CUBIERTO, TODOS A CUBIERTO- grito el australiano con todas sus fuerzas mientras buscaba un punto seguro para evitar los proyectiles del enemigo. 

Cargando editor
20/07/2013, 19:51
Director

Tras desbloquear las funciones avanzadas, y con las indicaciones de Sarasvati, Prudence consiguió apagar el campo de dilatación temporal. Casi inmediatamente, las puertas de la sala de estasis se abrieron relevando su contenido. Una larga fila de cápsulas de estasis a ambos lados del pasillo. Tal y como había dicho Stark, la energía del complejo parecía canalizarse allí. Sin embargo, mientras caminaban por el pasillo mirando los rostros de las personas en las cápsulas, vieron que la mayoría de ellas estaban apagadas, y dentro de ellas solo había esqueletos y cadáveres en descomposición. Debían ser atlantes extremadamente antiguos, tanto que ni siquiera el campo de dilatación temporal había podido salvarles del inexorable paso del tiempo.

Su atención se vio atraída por las cápsulas al final del pasillo, aquellas que si estaban encendidas con la luz azulada de la energía del orichalcum. En total eran trece personas, la mayoría de las cuales se habían vuelto viejas dentro de las cápsulas. Pero había tres personas que no lo eran, sino que más bien parecían de mediana edad. En el centro, subido en una especie de pedestal, había un hombre con una gran barba, ancho de espaldas y de brazos poderosos, con un traje que denotaba cierta majestuosidad. A su derecha había un hombre con una barba más corta y una especie de armadura que se asemejaba a la de los antiguos generales griegos. Y justo al lado de él había una mujer muy bella, con un vestido extraño, que tendría en torno a los cuarenta años (muy bien cumplidos).

Enseguida Stark se puso a examinar las máquinas y halló el panel de la consola de cada una, mientras Sarasvati leía las inscripciones que había en un pedestal bajo esas tres personas.

Cargando editor
20/07/2013, 20:15
Sarasvati Urquart

La hermana de Prudence se detuvo junto a las inscripciones, se ajustó las gafas y las fue leyendo en orden, con mucho interés.

-Aquí yace Nur-Ab-Sal, el último rey de los atlantes. Preservado en esta cápsula hasta que deba dirigir a los hombres en la batalla final.

Se acercó luego al de la barba.

-Este es Cronos, hijo de Nur-Ab-Sal, príncipe de Thera. Maestro del tiempo, abandonó su cuerpo para perseguir a los siervos de Ormaz.

Miró significativamente a su hermana, y luego se acercó a la cápsula de la mujer. La miró un momento y luego leyó la inscripción, pero calló. Prudence sentía como el fuego del asha la estaba consumiendo por momentos.

-Esta... esta es Asha, que traicionó al rey. Fue sentenciada a abandonar su cuerpo y preservada en esta cápsula a perpetuidad.

Cargando editor
20/07/2013, 20:24
Howard Stark

El científico estaba mirando el panel de control de la cápsula del rey, tratando de descifrar cual era el medio de apertura de la misma, y de si sería seguro hacerlo para la persona que estuviera en el interior.

-Creo que esto es una lectura de sus constantes vitales. No soy médico, pero creo que los tres están vivos, a su manera. No se exactamente como se abren estas cosas, tendrá que ayudarme doctora.

Cargando editor
20/07/2013, 20:26
Director

Prudence trató de resistirse, pero el deseo del asha era incontenible. Miles de años siendo sus recipientes, las portadoras del "don" no podían evitar ser lo eran, por mucho que pudieran mantener a ralla a aquel espíritu de fuego. Todo sucedió muy rápidamente. La consciencia de la escocesa se perdió, engullida en el torbellino incontrolable del odio. Pero los presentes apenas notaron nada, no antes de que con pasmosa frialdad, el cuerpo de Persia, ahora controlado por aquella entidad, sacara su pistola y efectuara un disparo a quemarropa sobre Stark, dándole en el costado. El tiro lo lanzó al suelo.

Antes de que pudieran reaccionar, el espíritu que controlaba a Prue proyectó un túnel de viento tan fuerte que les lanzó a varios metros de distancia. Sarasvati se golpeó contra una de las cápsulas, quedando inconsciente, mientras Rémi logró agarrarse a una especie de tubería y evitar darse un tremendo golpe contra una de las paredes. Mientras esto sucedía, la mano de Prudence accedió a la consola de Cronos, y ejecutó un comando que pareció apagar inmediatamente el aparato. Encarcelada dentro de su propia mente, Prue pudo sentir la agonía de Cronos, que en un último estertor apoyó la mano en el cristal, abriendo los ojos para mirar el rostro de su asesina. Rosseau logró levantarse del suelo, y fue a echar mano a su arma, apuntando a Prue. Debía disparar, pero no sabía si podía herirla, y mucho menos matarla. Ella seguía allí dentro, de alguna manera, y quería traerla de vuelta.

El rostro de su amiga, ahora controlado por el asha, le miró con una sonrisa mientras manipulaba la consola de la cápsula de Asha, su propia cápsula.

-Se que no apretarás el gatillo. No puedes matarla, porque la amas.

La cápsula se abrió entonces, y el líquido que contenía cayó en el suelo de la estancia, filtrándose por los desagües. Un intenso fulgor cegó a Rémi un momento, que giró el rostro para evitar el destello. Cuando volvió a mirar, un haz de luz salió del cuerpo de Prue, entrando acto seguido en el cuerpo de Asha. En ese momento un precavido Stark, arrastrándose como pudo, accionó un control en la cápsula y la volvió a cerrar. Prudence había caído al suelo, perdiendo totalmente el conocimiento. Estaba fría como un cadáver, pero todavía respiraba de manera tenue.

Cargando editor
20/07/2013, 20:42
Asha

La artimaña de Stark no surtió el efecto deseado. Antes de que pudiera averiguar como volver a congelarla en estásis, un fuego azulado y caliente como el mismo infierno derritió el cristal de la cápsula como si fuera un helado en el desierto. Rémi estaba sujetando el cuerpo de Prudence, y al ver aquello lo remolcó un poco hacia atrás, quitándolo de la trayectoria de aquella "mujer".

La mujer pisó fuera de la cápsula, y lo primero que hizo fue alzar los brazos y cerrar los ojos, respirando por sus propios pulmones. El fuego que se arremolinaba alrededor de su cuerpo se fue disipando progresivamente. Entonces, pudieron escucharla reir.

-Tres mil años he aguardado este momento -dijo en su propio idioma- Tres mil años condenada a ayudar a los débiles y patéticos humanos. Y todo por tu culpa...

Dijo, girándose a la cápsula donde el rey atlante yacía indefenso.

-Gracias por todo... papá.

Su mano acarició el cristal, mientras sus ojos miraban con odio y rencor. Parecía ignorar la presencia de Rémi, de Stark o Sarasvati. Aquella megalómana posiblemente los considerara algo semejante a los insectos.

Cargando editor
21/07/2013, 11:47
Rémi Phénix Rosseau

Todo había sucedido demasiado rápido. La enormidad de cuanto se encerraba en las diferentes galerías, había maravillado a Rémi, que se paseaba de un lado a otro intentando comprender aquella magnificencia de otro tiempo y de otras gentes. Seguía preocupado por Prue, pero su atención era constantemente reclamada por el misterio. Quizá por ello no pudo reaccionar a tiempo cuando Prue, en un arrebato de inspiración, accionó lo que desencadenó el infierno algo más tarde. Siempre había sido temperamental, pero Sarasvati y Stark absorbidos por su curiosidad científica no hicieron sino apoyar aquello que a todas luces era demasiado arriesgado. Sí, habían preguntas que debían ser respondidas, pero la temeridad ante lo desconocido nunca había sido una buena idea. Y su sospecha no hizo sino confirmarse.

El caos se desató y en tan solo minutos, una realidad completamente nueva y amenazante se impuso sobre ellos. Los nazis no eran nada y su peligro equivalía al que una cucaracha podría suscitar en un elefante. Sarasvati yacía inconsciente. Stark estaba herido. Y Prue, entre sus brazos, parecía más muerta que viva. De algún modo sentía que sólo él podía hacer algo en medio de aquel desastre, pero ignoraba qué. El poder demostrado por el Asha era el que era y había quedado más que patente. Y había fracasado en su intento de detenerla disparando a Prue, y el Asha había demostrado tener razón. El miedo generado por el afecto que sentía por su prima había impedido que reaccionara de forma adecuada, temiendo por su vida. Pero aquella bruja de miles de años ya no ocupaba su cuerpo. Con delicadeza, la dejó reposar en el suelo, asegurándole que estuviera protegida frente a cualquier ataque directo. Por otra parte, recordaba algo dicho por Prue en su momento a la salida de aquel pub, en lo que casi parecía otra vida. Él tenía cierto poder sobre ella. Ignoraba en qué se traducía aquello, pero algo estaba claro. Estaban muertos si no hacia algo. ¿Qué? No tenía ni idea. 

-Vaya, la pirómana en plena reunión familiar. Un bonito reencuentro a la vieja usanza. Recriminaciones, insultos, violencia... Nada como recurrir a los clásicos para triunfar. No diré que no ha sido divertido -dijo avanzando hacia ella. Se detuvo a un par de pasos y sacó un cigarrillo-. Querida, he debido perder el mechero cuando decidiste que era capaz de volar. ¿Fuego, por favor? -la sonrisa de Phénix destelló, mostrando sus blanca dentadura, al tiempo que le guiñaba un ojo-. Y ya de paso, ¿puedes contarme de qué va todo esto? Los dramas familiares siempre me han parecido fascinantes y quién sabe, tal vez pueda ayudarte a resolver lo que parece un complejo de Electra en toda regla. 

Cargando editor
21/07/2013, 17:08
Asha

El Asha no miró a Rémi, al menos en un primer momento. Sin embargo, cuando este se acercó con cierta desvergüenza y familiaridad, se dió la vuelta para mirarle. No la estaba apuntando con un arma, así que trató de calibrar cuales eran en realidad sus intenciones. Rosseau debía admitir que el Asha estaba buena, aunque ese pensamiento quizá no era propio de una situación como aquella.

Se acercó a él con una sonrisa misteriosa, y le apartó un mechón del cabello con sus dedos. Parecía que se le estaba insinuando, en una alguna especie de juego sexual previo.

-Rémi, Rémi, Rémi... siempre tan atractivo, y tan ocurrente.

Se acercó un poco más a él, pero era una trampa. Lo agarró del cuello y lo levantó como si fuera un peso pluma. Y antes de que pudiera patalear o resistirse de alguna manera, lo estampó contra el cristal de la cápsula de Cronos.

-¿Que harías sin tu cara bonita? -dijo con cierto sadismo.

Entonces, prendió en llamas la otra mano, y la acercó lentamente hacia su rostro, para que pudiera paladear la sensación del miedo y la impotencia.

Notas de juego

Todavía no escribas.