Partida Rol por web

Varsovia. Diciembre de 1940

Los disparos sonaban por la ciudad, como ecos fantasmales. Atrancando puertas y cerrando las cortidas, los ciudadanos de la capital polaca se desentendían de lo que sucedía en las calles. Conducidos como ganado, los judíos de la capital, identificados por estrellas y brazaletes de color amarillo, desfilaban como almas en pena hacia el ghetto, por órden del gobernador alemán Hans Frank. Cualquier conato de indisciplina, intento de escapar o, simplemente, mirar mal a un alemán, se resolvían del mismo modo: un asesinato a sangre fría. A veces, de hecho, estos asesinatos se producían de forma indiscriminada, según las preferencias de los nazis.

El horror había llegado a la Europa ocupada, un horror que no había hecho más que comenzar.

Bosque Krogulec, alrededores de Varsovia, 14 de enero de 1941

Las sombras se movían en el bosque. Habían aterrizado de noche, en paracaídas negros para evitar la detección de los alemanes. La operación, montada a toda prisa, respondía a las inquietantes informaciones obtenidas en el asalto a la central de Vemork y la excavación del altiplano de Telemark.

Cahun y sus hombres iban vestidos de civiles, cambiando sus mochilas y equipo militar por maletas y fundas donde escondían las armas. No tenían ninguna documentación que les identificara como soldados, y si papeles falsos que les acreditaban como ciudadanos polacos. Se habían metido en la boca del lobo, en el corazón de la barbarie de la ocupación alemana.

Su objetivo, no era otro que localizar y rescatar al doctor Járomir Rabinovich, un eminente científico judío que había sido interrogado por Thule sobre sus sueños con los atlantes. Durante las sesiones de interrogatorio de Hämel con pentotal sódico, había revelado que Rabinovich había sido clave para localizar varios de los yacimientos de plechbenda. Le estaban torturando para intentar obtener la posición de los puestos avanzados atlantes, y de la misma ciudad perdida, cuando un grupo de la resistencia judía asaltó el centro de detención y le liberó, junto a otros prisioneros. Habían perdido la pista sobre el doctor, ya que este al parecer había variado drásticamente su apariencia física, fundiéndose entre la población judía. Los contactos con la resistencia local dieron la información a los británicos: Rabinovich estaba en el ghetto de Varsovia, oculto entre la masa. Sin embargo, Thule había dispuesto a uno de sus sicarios más impacables, el coronel Steiner, para que le encontrara a cualquier precio.

Las órdenes eran simples: contactar con la resistencia judía en Varsovia, entrar en el ghetto, localizar a Rabinovich y evacuarle a Inglaterra. La extracción se haría en una pista de aterrizaje acordada donde un cuatrimotor civil les llevaría hasta Suecia, y de allí a Inglaterra.

Habían agrupado los paracaídas y comenzado a enterrarlos en el bosque cuando Cahun, que estaba de guardia, les hizo una señal, ocultándose tras un árbol. Había una luz en el bosque, una linterna. Varias formas, vestidas con trajes civiles y largos abrigos, junto a un perro.

Lentamente, les apuntaron sus armas, y luego, cuando estuvieron más cerca, realizaron la señal convenida. Un código morse, con apagados y encendidos de su propia linterna. Tras unos tensos instantes, respondieron desde el otro lado. Eran de la resistencia. Se acercaron luego, bajando las armas. Eran dos hombres y una mujer, jóvenes, con un perro atado a su correa.

El resistente, vestido con una chaqueta de cuero, se acercó con cierta cautela. En Varsovia aprendían a no confiar en nadie, y estar prevenido ante cualquier trampa. Se acercó a estrecharles la mano, y se presentó como David Sobieski, su contacto de la resistencia.

-Hemos preparado un piso franco para iniciar las operaciones en la zona gentil de Varsovia. Espero que les resulte confortable. Según nos han informado, Rabinovich está moviéndose constantemente dentro del ghetto, aunque la búsqueda se está estrechando desde que ha llegado el hombre de la máscara. Entraremos en el ghetto por las alcantarillas, o mediante un camioneta de reparación del tendido eléctrico, descolgándonos por la torreta. Sin embargo, les advierto. El ghetto está blindado. Entrar y salir es muy difícil, y los controles diurnos en la entrada son muy fuertes. Podríamos conseguirles documentación como comerciantes, ya que de vez en cuando se envían suministros con la aprobación de los alemanes. Otros métodos de inserción pueden ser practicar algún butrón o túnel secundario, ya que a veces las alcantarillas están vigiladas, o trepar por el muro. Tenemos agentes al otro lado que conocen perfectamente el sistema de guardias alemanas, aunque las ventanas de tiempo para pasar son ínfimas, y habría que saltar muy rápidamente y esconderse acto seguido.

Hacía frío, y cuando hablaba, le salía vaho por la boca.

-Hemos pedido ayuda a los británicos, nos han mandado algunas armas y suministros por aire, pero poco más. Me temo que no conocen nuestra situación. De hecho ni los propios polacos la conocen muy bien. Los alemanes nos están matando todos los días, de hambre, a tiros, a golpes... solo para divertirse. Nos usan como mano de obra esclava en sus fábricas, y mucho me temo que a cada día que pasa están pensando en la manera de matarnos a todos y cada uno de nosotros. Ancianos, mujeres, niños... todo les da igual. No tienen humanidad. Para los de las SS, solo somos ratas.

El salto había sido prácticamente perfecto, nadie había sufrido ningún incidente y todos estaban preparados y listos cuando los contactos de la resistencia habían llegado.

Les pusieron al día y la cosa no pintaba sencilla, entrar en un ghetto judío era jodidamente difícil pero lo harían sino quedaba otro remedio. El hombre parecía cansado y pedía ayuda, quizá en sus palabras ocultaba la esperanza de que estaban allí para algo más que llevarse al científico, pero eso era imposible, estaban en medio de la Polonia ocupada.

- Sabíamos que no sería un camino de rosas, - dijo sonriendo al hombre mientras apoyaba su mano en su brazo - pero haremos lo posible por sacar a ese hombre y ponerlo a salvo. - sentenció haciendo un gesto con la cabeza a sus compañeros para que se moviesen - Empiezo a trazar un plan, aunque no será fácil, por supuesto, resguardemonos y tomemos un té mientras estudiamos nuestras posibilidades de forma más precisa. - concluyó echando a andar.

Tanto el vuelo como el salto habían resultado cómodos, pese a que la conversación mantenida por Cahun con el enlace de la resistencia judía en Varsovia era todo menos cómoda. El panorama reflejado por el que se había presentado como David Sobieski era absolutamente desalentador y demoledor. No de cara a su misión, sino de cara al pueblo judío. Y la sonrisa del Comandante y sus palabras solo consiguieron revolverle el estómago. Una misión por una vida. Y no cualquiera. Solo la de alguien válido y valioso por su información. Se lucharía y haría cuanto fuera posible por rescatarlo de las garras nazis, única y exclusivamente por sus conocimientos sobre los Atlantes, conocimientos ansiados por los dos bandos en lid. Y mientras tanto, mujeres, hombres y niños morían. Aleatoriamente. Gratuitamente. Y para ellos no había misión alguna.

Terminó de enterrar el paracaídas, sumido en un cerrado mutismo y, al finalizar, se abrochó la cazadora.

Cuando Cahun se echó a andar, miró a Prue y tocándose algo que colgaba sobre su pecho bajo la ropa, le siguió, maleta en mano.

Tras un salto y aterrizaje perfecto, Eric se encargó como el resto de sus compañeros de ocultar sus paracaidas cuando Cahun les hizo un gesto advirtiendoles de un posible peligro. El australiano no lo dudo ni un segundo y desenfundó su rifle para acto seguido tirarse al suelo en busca de una mejor cobertura. Tanto movimiento para nada. Era en enlace que les debía explicar su misión.

Tras levantarse y acabar con su tarea, observó sin mucho interés al grupo que debía "escoltarles" a su destino mientras el tipo de la chaqueta de cuero explicaba como estaba la situación y su misión.

Entrar en un ghetto a por un judío- coser y cantar. Bromearía sino fuera porque la misión era complicada. Eso y que bromear sobre ghettos no era algo "políticamente" correcto. Tampoco es que a él le importaran esas cosas, pero si iban a recibir la ayuda de aquellos tipos era mejor no hacer un comentario que se tomasen a mal. 

Hizo un gesto al resto de sus compañeros para seguir a Cahun.

Tuvieron semana y media de descanso de permiso a la vuelta de Noruega. Tiempo que aprovechó para disfrutar de la familia, leer, pensar, pasear y confortar... el animo en casa no era precisamente el más alegre, quizás por eso se esforzó el doble en hacer de aquellas unas Navidades inolvidables. Intentó ayudar en la cocina (lo intento, dejemoslo ahí), y sorprendió a todos la mañana de epifanía haciendo regalos a cada uno, en España le contaron que era costumbre y cuando descubrió que la figura de los reyes magos se correspondía con sacerdotes zoroastristas decidió unilateralmente que desde entonces los Urquart celebrarían esa fecha. El único desfase que se permitió fue en noche vieja, donde hizo uso del reloj, regalandole a su primo una fiesta que para ellos duró casi 3 días.

Estaba absorta en la lectura y estudio del Nuevo Testamento, se pasaba el día haciendo preguntas a los Rosseau (aunque su padre era también católico, sabía que no era muy religioso) y a su hermana a la que tenía continuamente buscando libros y apuntes para contrastar informaciones. Estaba verdaderamente apasionada, no había mas que ver sus caras de sorpresa y emoción, Candance aunque no se entrometía lo observaba con recelo, temía que decidiera bautizarse, aunque como le había dicho anteriormente puede que fuera Cristo y no Zaratustra quien estaba en su corazón.
Acababa agotada al final de los días, tirada en el sofá dormida encima del hombro de alguien y con Will teniendo que llevarla hasta el dormitorio en brazos. Cuando no estaba leyendo estaba hablando con unos u otro, moviendo cachivaches de su padre, haciendole algún arreglo a su moto o trasteando con el hijo de Darius y Marie, que ya empezaba a ser un jovencito, para lo que solía arrastrar a Remí. Le encantaban los niños, se llevaba genial con ellos, por eso se sitió tan a gusto de profesora en Talbot Manor y por eso cada vez le agradaba más la idea de tener los suyos propios.

Fueron días dulces, esperaba que sus esfuerzos sirvieran para animar a los suyos, tal vez en algún momento resultara un bufón pero ante la incertidumbre del futuro y sabedora de las sombras que le acechaban... quería dejar un buen poso de recuerdos felices, sobre todo por Phénix.

Pero había que volver al mundo y allí estaban, en medio del bosque camino de meterse en una ratonera.

Prue tuvo que cambiarse de ropa tras el salto, nadie hace paracaidismo con falda ni ninguna mujer pasea por el getto en pantalones. Meneó el culo para hacer reir a su primo pero ni cuenta se dio, estaba dirigiendo una mirada oscura en dirección a Cahun y los resistentes. Terminó de enterrar el paracaídas y se ató el pañuelo bajo la barbilla antes de coger a su primo de la mano. Se la apretó fuerte

-Ayudame que con medias y zapatitos de señora por mitad del bosque... tengo todos los billetes para torcerme los tobillos

Era una excusa muy pobre, aunque no era del todo mentira, volvió a ver las dudas en su ojos. Le sonrió, quería distraer a Remí de sus atribulaciones y a ella misma de las suyas particulares. El hedor a Ormaz era mas y mas insoportable conforme se acercaban, no sabía si estaban preparados para digerir lo que les esperaba en Varsovia

- En España mi misión también fue buscar a una única persona. No sabes las cosas horribles que vi allí, era una misión suicida, más que esta si cabe por que iba yo sola, fue un tema de amistad... digamos familiar... un viaje intenso, aprendí mucho

Miró igual que podría hacerlo un anciano al recordar el pasado

- Ir por una sola persona puede parecer injusto ¿Por que una y no otra? Solo Dios conoce la totalidad de los hechos, no es nuestro trabajo cuestionarlo si no saber que papel hemos de jugar en el tablero. No me limité a buscarle, se me plantearon otras situaciones por el camino e hice lo que pude por resolverlas, pero sabes que? Al tiempo de devolverle a casa supe que gracias a él se salvaron miles de vidas victimas de una epidemia en su país. Además de vuelta pasé por el Himalaya donde conocí al monje que me dio tu colgante. El mundo, la vida, la historia... son un complejísimo entramado en el que todo tiene su razón y su eco.

Suspiró preocupada, no pareció convencerle demasiado y tampoco quería parecer una institutriz. Calló y continuó caminando siguiendo a Cahun como había hecho desde el princio, sin discutir pero sin gusto.

Phénix apretó la mano de Prue y acompañó el gesto con una sonrisa algo desvaída, pero sonrisa a fin de cuentas. Era consciente, muy consciente, de los esfuerzos de su amiga por devolverlo a la realidad, a una realidad que lo alejara del oscuro torbellino que amenazaba con devorarlo.

-Soy demasiado evidente, ¿verdad? -dijo en un susurro a Prue-. Ignoro las cadenas de sucesos, las potencialidades, las marcas de destino. Solo sé que todos ellos merecen vivir, salvarse, escapar del horror. Sé por qué se hace todo esto, pero es sucio, turbio en cierta media. Sé que no debería juzgar, pero lo hago. Sí, todo es una red, pero hay demasiados peces atrapados por ella y que están muriendo asfixiados. Haré aquello que se me ordene y no pondré la misión en peligro, pero...

La culminación de la frase quedó en el aire. Posiblemente porque ni él mismo sabía qué seguía.

Prue le miró con semblante socarrón

-Dice el refrán "Quien mucho abarca poco aprieta". Piensas demasiado primito, pareces mas un Urquart que un Rosseau

Hizo una breve parada y le puso el índice en el pecho

-simplemente deja que las cosas fluyan y ya veras

Posó la mano sobre la parte frontal del craneo, masajeandole la frente con la palma, fue un gesto breve. Luego la separó describiendo un arco, como si lanzara algo al aire

-Ya está, preocupaciones fuera

Le guiño el ojo y le dio una palmada en el trasero que lo impulsó hacia adelante mientras ella sonreía

-Y ahora venga, camina, que vea yo como se mueve ese bonito culo francés

No debían quedarse rezagados ni hacer demasiado ruido. Era consciente de que lo que acababa de hacer era muy tonto, pero al menos le transmitiría el calor de su cariño y eso sabía que obraba milagros.

-Me temo que he salido a mi madre -dijo con una risilla baja- y me inclino ante tu sabiduría fruto de la edad y dejaré que las cosas fluyan -señaló cínicamente antes de dar un salto hacia delante como consecuencia de la palmetada en el culo-. Eh, que las buenas chicas hebreas no hacen esas cosas. Modérate, aunque sé que con este pedazo de cuerpo parido por mi madre es muy difícil contenerse.

Tendió la mano para que Prue la tomara nuevamente. Sí, su prima era un rayo de sol que conseguía disipar en parte las negras nubes de tormenta de su firmamento.

"Afortunadamente" pensó al referirse a Adrienne.
Contuvo una sonora exclamación que quedó en una expresiva apertura de boca. Giró la cara para mirarle indignada

-¿Me estas llamando vieja?

Musitó entre dientes mientras le propinaba uno de esos pellizcos que se le dan a los niños para mortificarles

- Que yo sepa vamos al barrio cristiano además... lo tengo más fácil que tu para hacerme pasar por judía, a ti solo tienen que bajarte los pantalones para darse cuenta de que "sobra" algo

Que bien sabía de su atractivo y razón no le faltaba al muy tunante. Aunque no fuera su tipo (siempre los había preferido grandotes, de rasgos mas duros y más rubios) Remí era sencillamente irresistible. Al fin y al cabo era hijo de una de las mujeres mas hermosas del Europa y Durand también fue un hombre sumamente atractivo, a menudo en su cabeza comparaba a su primo con Apolo.

-Muy confiado te veo, pues que sepas que te están saliendo entradas...

Sacó la lengua divertida, había logrado su objetivo.

Los judios unca le habían gustado, bueno en realidad poca gente le gustaba, pero los alemanes le gustaban aú menos. Era una misión más, complicada como no.

Entrar en un gheto a buscar a ese Rabinovich era algo que la asqueaba, y se impacientaa por acabarla.

Sobieski, ¿habiéis contiempliado las riutas de huída una ves localisiemos al tipo?

Comenzaron a caminar por el bosque mientras el contacto de la resistencia contestaba a Katja, algo inquieto por su acento ruso. Los rusos se habían repartido la otra mitad de Polonia en un acuerdo con los nazis, y no le causaban gran simpatía.

-Las rutas de escape son las mismas que las de entrada. Aunque si pueden hacerse con algunos uniformes alemanes quizá podamos salir tranquilamente de allí, por la puerta. No obstante, en el caso de las mujeres sería más difícil.

Llegaron a una solitaria carretera, donde aguardaron agazapados tras unos setos. Al cabo de unos minutos, llegó una camioneta y un coche civil. Les hicieron señales con la linterna, y ellos respondieron con los faros, indicando que eran de los suyos. Montaron en los coches, dirigiéndose a Varsovia en el silencio de la noche. Estaban llegando a la ciudad cuando se detuvieron al ver un control alemán. Eran unos soldados de la wehrmacht con un semioruga y un alambre de espino para cortar la carretera. Les dieron el alto, y les pidieron la documentación.

Todo iba bien, cuando uno de los alemanes se fijó en Katja y en la foto que tenía puesta en la identidad falsa. En ella, no tenía parche en el ojo, ya que era una antigua foto de archivo que los aliados tenían de ella. El sargento alemán se pasó la mano por la mandíbula y le habló en polaco.

-Co się stało w oko, pani?

"¿Tan pronto empezamos con problemas?" pensó para si soltando una especie de resoplido de fastidio ante la espera.
Antes de que la cosa pudiera irse desmandarse Prue dejó la maleta en el suelo e inspiró profundamente, a continuación parpadeó y el soldado que había frente a ella lo último que vio fueron unos ojos rojos como la lava. Acto seguido los alemanes se desplomaron chorreando por nariz y oídos una asquerosa sustancia parduzca mezclada con sangre.

Sin inmutarse lo mas mínimo dirigió una mirada ardiente a sus compañeros

-Tranquilos he sido yo, les he frito el cerebro

Caminó hacia el soldado que yacía a los pies de Katia quitandole el pasaporte de entre los dedos. Katia observó como los ojos de Prue volvían a ser azules al pestañear. La documentación estaba abierta por la primera hoja y al instante se percató de que era lo que había despertado la suspicacia del muerto.

-Menuda cagada

Lo devolvió a su dueña mirando con preocupación el parche, no era algo precisamente discreto

Esto... ¿entiendes cuando se te explica la intención de entrar intentando pasar desapercibidos?- recalca las palabras el australiano- porque francamente, acabas de cargarte esta opción- ¿no pensaban antes de actuar? vale que el control se encontraba en un punto solitario y bastante alejado de la ciudad, pero un encuentro con una patrulla alemán de este puesto conllevaría el consiguiente aviso en Varsovia. Y eso era algo que debían evitar- podíamos haber dejado actuar a la rusa para variar- suspira con resignación- bueno, esto no varía nuestras intenciones de seguir con la misión. 

Sonrió con un solo lado de la boca, demasiado habían tardado en que alguien se quejara, hizo una torsión de cintura para mirar al australiano con una ceja arqueada

-¿No queriais uniformes? Ahí los teneis, limpios y enteritos. Si lo que te preocupan son los cuerpos puedo hacerlos desaparecer al instante sin dejar ni rastro, sin humo ni marcas, en cuanto a la tanqueta... ya es otro asunto, pero estoy convencida de que a nuestros amigos de la resistencia les vendrá bien tenerlo en reserva.

Volvió a mirar a la rusa

-Espero que no te haya molestado la iniciativa, solo Cahun sabe de las habilidades de cada uno (dijo esto con evidente acidez) y preferí esto a una ensalada de tiros.

Giró sobre sus talones regresando junto a la maleta, la abrió y empezó a revisar al muerto a su lado para quedarse con sus armas y munición.
Ciertamente había sido algo casi instintivo (acabar con el puesto de guardia) pero conforme pasaban los minutos vio que aunque pudiera no haber sido un buen movimiento si era un mensaje directo a Cahun

Niega con la cabeza. La cuestión no era ya el hecho de cargarse a ese puesto de vigilancia. Eric conocía las habilidades de la chica para saber que podría hacerlo perfectamente. El hecho estribaba en que hacer lo que cada uno le viniese en gana a la larga sería perjudicial para ellos. Joder, eran un dichoso grupo y si bien es cierto que al australiano eso de encajar órdenes no entraba en su filosofía, entendía perfectamente que el liderazgo bien llevado es lo mejor para mantener a un grupo sano y salvo. Cahun no tenía pinta de ser malo en ello. ¿Pero como lograr confiar en una persona si hacía lo que quisiera en un momento? ¿que pasaba si a todos se les ocurría actuar así?

No entiendes eso del trabajo en equipo, ¿eh?- dice, mas al grupo en general que a Prudence en particular. 

Permaneció callado mientras el australiano intentaba razonar con la pelirroja, todos le miraron con cara de interrogante, esperando a que le echase la bronca. Y lo habría hecho de no ser porque era consciente de que su reprimenda entraría en saco roto.

- No haga eso, por favor... - sentenció negando con la cabeza y gesto neutro - Pero ya que lo ha hecho, incinere los cadáveres, no dejemos un rastro que pueda delatarnos. - añadió dedicando una leve mirada al resto - La próxima vez, denos una oportunidad al resto de utilizar la labia para pasar desapercibidos. - concluyó con un suspiro.

Phénix simplemente se mantuvo en un segundo plano. No dijo ni comentó nada. Aquel era simplemente el primer obstáculo de unalarga serie de dificultades que hallarían a partir de aquel momento. Si Prue se había precipitado, solo el tiempo lo diría. Pero la ocasión debía ser aprovechada y no había tiempo que perder.

Con rapidez, comenzó a despojar a los alemanes de sus uniformes, recogiendo su documentación a un tiempo y las armas.

-Si alguien me ayuda, acabaremos antes -dijo a nadie en particular-. Y contaremos con algo de ropa con la que camuflarnos llegado el momento.