Partida Rol por web

La Sociedad Fénix 2

Operación Highjump (Capítulo VI)

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19/07/2014, 18:08
Director

Con fuerte viento de poniente, la flota partió en aquel histórico 12 de enero de 1942. Con el buque insignia, el nuevo portaaviones clase Essex USS Philippine Sea abanderando aquella impresionante colección de maquinaria militar, la flota partió hacia mar abierto, dejando a los héroes atrás.

Sobrevolando sobre ellos, una impresionante fuerza de bombarderos lancaster, mosquito y B-52, escoltados por cazas spitfire y los nuevos meteor con motor a reacción. Volaban en círculos, preparados para contemplar un fenómeno digno de entrar en los anales de la historia. En tierra, la actividad en la sala de control del Proyecto Manhattan era febril. Los electroimanes hacía horas que rugían girando sobre si mismos, acumulando una extraña resonancia parecida a un zumbido tan audible y molesto que les obligaba a utilizar auriculares de piloto, tanto para aislarse como para comunicarse entre ellos.

Katja estaba de pie en la proa del buque anfibio "Almirante Tupolev", antiguo "Revolución de Octubre" que había cambiado su nombre hacía una semana por órdenes directas de Stalin (quizá en un intento de congraciarse más con sus eventuales aliados). Vieron como el submarino I-76 de la armada soviética, que era su escolta, les hacía señales con la linterna antes de sumergirse como estaba planeado. Eran las seis de la mañana y el alba despuntaba en el horizonte, rojizo como un presagio.

-Entramos en fase 4 -dijo la radio en inglés- Repito, fase 4.

Era la señal. La flota debía partir. Ahora todo dependía de su capacidad de ataque, tanto como la de resistencia. La suerte de la operación recaía sobre los hombros de los soldados comunes y corrientes. Aquello hizo estremecerse a Prue durante un momento, pensativa. Ellos no tenían más defensa contra las bombas y las balas que su valentía y la capacidad de sacrificio. Había tardado años en entenderlo, le había costado muchas peleas, pero ahora creía comprender, casi respetar, el mundo de Will.

Una voz familiar rompió la estática de la radio. Una sorpresa de última hora. Entre el grupo de ataque, la voz de un piloto.

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19/07/2014, 18:23
Richard Cahun

-Aquí Líder Vengador a todas las unidades Vengador. Preparados para el salto, muchachos. Cuando lleguemos allí, formación de combate protegiendo a los bombarderos. Vamos a darles un poco de plomo a esos hijos de perra.

Cambió la frecuencia de radio para contactar específicamente como el "Tupolev".

-Os daremos apoyo desde el aire cuando lleguéis, chicos. Como siempre, me toca hacer de vuestra niñera.

"Puñetero moai", pensó la pelirroja. Compartió una mirada con su hermano, que no se separaba del T-31 anfibio, y que la miraba con una expresión intranquila. Ella negó y sonrió.

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19/07/2014, 18:27
William Talbot

A bordo del submarino ruso, el general William Talbot recibió la confirmación de que todo estaba listo. En torno a la flota comenzaron a formarse haces de un inexplicable viento similar a un tornado, con profusión de manifestaciones eléctricas.

-A toda la flota, fase 5. Repito, fase 5. Iniciamos el primer salto.

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19/07/2014, 18:34
Director

El tornado pronto se convirtió en una especie de esfera. Curiosamente, no afectaba el vuelo de las naves que operaban dentro, que solo experimentaban unas breves turbulencias. Los rayos que partían desde los electroimanes se concentraron en ésta esfera, y a pesar de los auriculares el pitido se hizo insoportable durante cinco segundos. Al término de los cuales, tanto los buques como las aeronaves desparecieron. El viento se disipó, formando olas que comenzaron a golpear la costa y los cascos de sus naves.

-Transporte efectuado -dijo Allen por radio- Situénse en la zona designada y esperen fase 6.

Los capitanes rusos pusieron rumbo hacia la misma zona donde los buques habían desaparecido. Eran momentos de una extraña calma, una tensa y larga espera que les hizo mirar el reloj más de la cuenta. Mientras, al otro lado del mundo, había comenzado la Operación Highjump.

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19/07/2014, 18:38
Director

En aquel mismo instante, las tranquilas aguas antárticas se agitaron en un súbito tornado. El hielo se rasgó en éste extraño torbellino, apenas unos segundos. El observador de artillería alemán no pudo dar crédito cuando vió surgir de la nada una poderosa flota de guerra enemiga y a decenas de bombarderos que ya sobrevolaban sus cabezas para soltar su letal carga. Cayeron las primeras bombas, en cuestión de un minuto, no tuvieron tiempo ni de acudir a las defensas antiaéreas.

La alarma sonó por todo el complejo, mientras los bombarderos norteamericanos hacían bien su trabajo. Fueron barriendo, desde el puerto hacia el interior, sin desperdiciar las bombas. Habían visto las fotografías, pero ahora debían ajustarse a las contingencias del momento. En cuestión de diez minutos, las defensas antiaéreas y los cañones costeros fueron severamente dañados. La flota se dispuso en posición de ataque, y minutos después comenzó el cañoneo desde el impresionante acorazado chileno "Capitán Prat", que silenció a los cañones alemanes.

En el aeropuerto de la base, los pilotos clones de Thule se apresuraban a dirigirse hacia sus modernos aparatos. Las bombas comenzaron a caer sobre ellos, destruyendo a muchos extraños aviones de alas rectas y motores de jet situados sobre la pista. Sin embargo, comenzaron a surgir de los hangares decenas de aparatos más, de muchas clases y tamaños. Los bombarderos y los cazas no daban a basto. Eran demasiado pocos, para destruir semejante maquinaria de guerra. Los veloces triebflügel salieron de sus hangares retráctiles y remontaron cientos de metros en cuestión de segundos, comenzando a disparar contra los bombarderos. La formación de bombardeo debió interrumpirse por seguridad, y los cazas comenzaron a despacharles. Pero pronto tendrían sus propios problemas, pues los cazas a reacción alemanes enfilaban la pista para despegar.

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19/07/2014, 18:50
Richard E.Byrd

La batalla había comenzado, y los problemas comenzaban a multiplicarse. En el puente de mando del USS Philippine Sea todo eran noticias preocupantes.

-Señor, ASDIC nos indica de múltiples contactos submarinos aproximándose a velocidades superiores a veinte nudos.

El almirante consultó la hora en el reloj y reprimió una blasfemia. Una respuesta demasiado rápida por parte del enemigo, pero todavía podían ganar el elemento sorpresa.

-Quiero que despleguen los hidroaviones con las cargas de profundidad, que saturen la entrada al puerto mientras nuestros submarinos se preparan detrás para contener a los que vayan saliendo. De aviso al "Prat" para que ajusten su fuego sobre el aeródromo enemigo y apoyen a los nuestros. Sin superioridad aérea no tendremos nada que hacer.

"Y sin superioridad en el mar estamos acabados", pensó. Aparentó tranquilidad, mirando por sus prismáticos a la línea del horizonte. Era algo que había aprendido en la Gran Guerra: aunque todo se vaya al garete, no dejes que los tuyos vean miedo en tus ojos. La diferencia entre la victoria y la derrota a veces podía medirse en unos minutos más aguantando el chaparrón.

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19/07/2014, 18:56
Hermann Bauer

En el interior de la base alemana, el bombardeo había pillado a Bauer y a sus oficiales degustando alta cocina en el selecto comedor para oficiales no-clones, con música de Bach sonando de fondo. La molesta vibración hizo a la aguja del gramófono salirse de la marca y emitir un chirrido. La única reacción en el general de Thule fue mirar hacia arriba, pues estaban en un búnker, a las impresionantes pinturas estilo fresco que podían definirse como "El triunfo de la raza aria", que ahora goteaban yeso.

La alarma sonó poco después, y los oficiales comenzaron a correr hacia sus puestos. Todos menos la camarilla alta, el estado mayor de la orden de Thule. El oficial de las SS se limpió los labios con parsimonia, mientras sentía la mirada inquieta de sus subordinados.

-Que preparen mi nave para despegar. Ayudaré a despejar el cielo de esos indeseables -dijo mientras se levantaba.

Se giró luego hacia el hombre de la máscara.

-Steiner, le hago personalmente responsable de defender ésta base. Reúna tropas y prepárase para un más que posible ataque por tierra.

Luego caminó unos pasos hacia su "querida" Lotte, la hechicera que mantenía prisionera al Asha para su propio beneficio. Le acarició la mejilla con ternura, antes de ponerse un guante.

-Encuentra a nuestros amigos de la Sociedad Fénix, y mátales. Uno a uno, lenta o rápidamente, me da igual.

Se puso su gorra de plato mientras caminaba escoltado por algunos de sus mejores hombres, unas moles antinaturales que empuñaban ametralladoras MG-42. Luego se giró, como si de repente hubiera recordado algo.

-Creo que tendrás la oportunidad de vengarte de Prudence Urquart. No la dejes escapar.

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19/07/2014, 19:06
Lotte Engel

Los ojos de la alemana se encendieron con un rojo sangre, mientras sonreía de medio lado. Asha luchaba por salir, sedienta de venganza, tanto para unos como para otros. El odio era un arma poderosa, pero no había contado con encontrar a una persona todavía más sádica y despreciable que ella.

-Será un placer, querido -dijo con tono frío y casi sensual- Haré que descubra lo que es el dolor.

Su mano se encendió en una bola de fuego mientras reía. Unas risas que hicieron estremecerse aún a los duros y adoctrinados clones de su siniestra guardia femenina.

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19/07/2014, 19:10
Carl Allen

Al otro lado del mundo, las tranquilas aguas caribeñas volvieron a agitarse con un viento inusual. La voz por radio les señaló que había llegado el momento.

-Fase 6. Repito, fase 6. Buena suerte y que Dios les bendiga.

El científico volvió a presionar el botón, y la energía contenida en los electroimanes salió disparada hacia la cúpula de viento. Ya no había marcha atrás.

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19/07/2014, 19:12
Director

El pitido se volvió insoportable, y fue acompañado por una gran vibración. Cerraron los ojos, como les habían enseñado, y el mundo pareció hacerse más pequeño. Experimentaron un vértigo súbito, seguido por la expansión. Aquello no debía ser bueno para el corazón, pero decididamente no lo era para el estómago. Algún infante de marina ruso vomitó el desayuno cuando se reintegraron en las tranquilas aguas del lago antártico.

Todo estaba tranquilo allí, en la puerta de atrás de la base. Un par de patrulleras amarradas a unos doscientos metros, un antiaéreo destruido por el bombardeo. Frente a ellos, la sólida y cerrada puerta de un hangar para submarinos, metal grueso. En el embarcadero había una puerta, de momento cerrada, y frente a ella una pila de sacos terreros con una ametralladora que podía darles problemas.

Un avión alemán hizo una pasada sobre ellos, recordándoles donde estaban. La aeronave se sorprendió de su presencia, pero tenía sus propios problemas: un caza aliado estaba a sus 6, intentando derribarle. Había que aprovechar el elemento sorpresa. Los del submarino no habían perdido el tiempo, y los torpedos comenzaron a explosionar contra la pesada puerta de acero, una, dos, tres detonaciones. El cuarto torpedo entró hasta la cocina en la base alemana, impactando directamente contra un submarino allí estacionado.

-¡Todo a estribor! -anunció el capitán del "Tupolev".

Los hombres ya estaban preparados en las lanchas de desembarco, y el tanque anfibio fue el primero en saltar al agua. Los alemanes surgieron tras la puerta, tomando la ametralladora. El cañón de cubierta del buque la hizo saltar por los aires antes de que hiciera algo más que escupir sobre la chapa del tanque.

-Camarada Rustámova -dijo el capitán Polenin- A partir de ahora es cosa suya. Buena caza.

Ella respondió al saludo militar y se giró para mirar a los hombres. Estaban excitados, más que asustados. Querían calentarse con sangre alemana. Para cualquiera que no fuera ruso, parecían un conjunto de asesinos locos, sanguinarios y con un punto suicida.

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21/07/2014, 19:12
Prudence Urquart
Sólo para el director

Acabó el briefing y aprovechando el maremagnum de personas levantandose y manteniendo conversaciones varias desapareció para correr camino del aparcamiento, ya que todo iba mal, al menos, que pudiera despedirse de su viejo amigo de juergas.
Churchill estaba a punto de subir al vehículo cuando apareció Prudence casi sin aliento, tan solo quería darle ese abrazo pendiente y así lo hizo, lo asió fuertemente recibiendo el mismo afecto de vuelta. El significativo silencio acabó con un beso en la mejilla, se observaron unos momentos, había pasado mucho tiempo
-Vaya con la mujer de fuego, se nos ha vuelto una sentimental- dijo con su habitual picardia. Prue se apartó el mechón rebelde de la cara descubriendo una sonrisa algo amarga -Bueno... tu has cambiado por fuera... y yo por dentro...- parpadeó. Winchi le pellizcó muy suavemente la mejilla -Las actitudes son más importantes que las aptitudes pequeña...- respondió entendiendo por donde iban los tiros -No prives al mundo de tu locura ni a mi de leer tus informes- ambos rieron.
Uno de los escoltas se acercó para recordarle su siguiente cita, debían marcharse, el mandatario tomó asiento

-¿Que tal está Clementine?- preguntó asomada a la ventanilla apurando hasta el último minuto -Bien, bien...- el coche comenzó a arrancar y Prue estiró el brazo hacia el interior como último saludo , puede que no volvieran a verse -Cuidaos mucho- este le besó la mano -Tu también pelirroja-

                                                            --------oOo--------

Fue a su barracón y cuanto hubiera querido decir a sus seres queridos (aunque mas de uno no la quisiera demasiado, o mas bien la quisiera lejos) lo puso en papel, cartas para toda la familia que confió al capellán del cuartel a quien pidió un último favor, algo que llevaba posponiendo demasiado tiempo y necesitaba, su bautismo. Hubiera querido que la apadrinaran Adrienne y Will pero no era posible, no en ese momento.

Fue un bautismo poco ortodoxo por esa y otras cosas o mas bien... poco usual, pero no puede negarse un sacramento a quien lo pide, menos aún cuando aparece con una Biblia bajo el brazo llena de papeles y anotaciones, desde luego nadie podría decir que no se había aplicado. El párroco que sabía lo suficiente de Prue, aunque fuera la primera vez que hablaban, la llevó al remanso de un riachuelo, recogido y lo suficientemente profundo como para oficiar un bautismo por inmersión, al estilo de las primeras comunidades y las iglesias orientales. Le mantuvo la cabeza bajo el agua mas tiempo de lo que implicaba el gesto, quería asustarla y hacerla, no comprender (que eso ella ya lo sabía), si no experimentar lo que suponía: La muerte y el nacimiento a una nueva vida. Al volver a llenarse los pulmones de aire y sentir la luz del sol Prudence lloró de felicidad.

El sacerdote le regaló un rosario que, desde ese momento, llevaría siembre enrollado en la muñeca izquierda.

                                                            --------oOo--------

Al día siguiente de llegar a Guantánamo, una vez instalados todos, se armó de valor y fue hasta el bungalow de William. Al ver luz en el interior creyó que se le iba a salir el corazón del pecho. Resopló y llamó a la puerta.

Notas de juego

Luego de que hable con Remí y con Will pondré otro post

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23/07/2014, 02:07
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

Hizo el saludo correspondiente y luego, frente a sus hombres en posición de firmes, creyó conveniente decir unas palabras. Caminó hasta situarse a donde todos pudieran verla y cruzó las manos por detrás de su espalda -Camaradas, en el día de hoy el destino ha puesto en nuestras manos y en las de nuestros compañeros de misión el futuro de la humanidad -dijo alzando la voz sin preámbulos -No les diré que será fácil, el enemigo es fuerte -hizo una pausa dramática -Pero no es invencible, tiene debilidades y vamos a golpearlo donde más le duele. Muchos de nosotros podríamos no regresar pero quiero que sepan que yo misma me encargaré de que sus nombres no se pierdan, sino que quedarán inscritos en esta página de la historia que hoy nos toca escribir -se tomó unos segundos para recorrer los rostros -¡Vamos soldados, demostrémoles de qué estamos hechos! -gritó alzando un brazo y luego lo bajó cerrando un puño frente a sí -¡Vamos a cazar alemanes!

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23/07/2014, 23:55
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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23/07/2014, 23:59
William Talbot

La puerta del bungalow se abrió al cabo de un interminable minuto. Y allí estaba él, con aspecto cansado, en camiseta interior del uniforme, con la camisa puesta y sin abrochar (imaginaba que para abrir la puerta). Se sorprendió de verla allí parada, de pie, y mudó su rostro cansado y anodino por la sorpresa.

-Eh... er...

Parpadeó, mirando de reojo. No había nadie más allí, y eso era raro. Estaba sola, sin Rémi, y parecía que iba a salir corriendo de un momento a otro.

-Pasa, no te quedes ahí -acertó a decir.

Abrió la puerta y entró dentro, sin volverse para ver si le seguía. Llegó hasta el salón y allí se abrochó la camisa. Él siempre era muy ordenado, no le gustaba estar delante de otra persona desarreglado, excepto cuando había mucha confianza. Eso la hizo pensar. ¿A que tanto formalismo? En realidad, la respuesta era sencilla. Se notaba a la legua que estaba más que dolido por la reciente discusión navideña. Más que dolido, herido.

-¿Quieres tomar algo? -preguntó, buscando en el mueble bar- Creo que hay algo de ron aquí, aunque no se si será de la época en la que los americanos invadieron ésto.

Se giró y la invitó a sentarse. Él se sirvió una copa, aunque no la llenó mucho. Luego se sentó cerca de ella, aunque a una distancia prudente.

-Bueno, dime. Supongo que no has venido para hablar de la misión ni esas cosas.

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24/07/2014, 00:13
Director

El discurso surtió su efecto. Era el estilo soviético: corto, directo, apelando a los sentimientos. Sin grandes circunloquios. En realidad, el sistema educativo soviético, que dejaba mucho que desear en el campo, no hacía a los soldados unas lumbreras capaces de apreciar los matices de una cita clásica.

No hubo hurras, ni gritos de ánimo. Las manos callosas se apretaron en torno a los fusiles y los subfusiles, las miradas se endurecieron mientras el buque se abarloaba con el embarcadero, tendiendo las pasarelas. El tanque prosiguió su andadura hacia la entrada del búnker del submarino, mientras, ya tocando tierra, se escuchaba la voz del teniente Polenin secundada por sus hombres.

-¡A por esos fascistas!, ¡a la carga!

Fue como una ola. Cuando llegaron a la altura de la maltrecha puerta, los disparos de fusil de asalto tabletearon sobre sus cabezas, y algunos de ellos dieron en el blanco. Casi no se pararon a apuntar, si no que regaron la zona de la pasarela de embarque con pequeños proyectiles de ppsh 41, que por pura aritmética dieron en el blanco. Tres soldados tras unos sacos terreros se vieron abrumados por la carga, y a pesar de que terminaron disparando a quemarropa, fueron pasados a bayonetazos. Salvaje, quizá, pero efectivo.

En realidad, surtió el efecto deseado. A pesar de tener tres bajas, la compañía de infantería que se había aprestado a defender la entrada del complejo comenzó a tener sus dudas. Algunos de ellos se replegaron, y otros huyeron en cuando la marea rusa se acercaba lanzando granadas y disparando salvajemente. De ésta manera, los duros clones de Thule se fueron replegando hacia el interior del complejo. Al final, llegaron a un pasillo que se bifurcaba en tres direcciones: izquierda, derecha y unas escaleras hacia abajo. El fuego de una ametralladora protegida tras un muro de hormigón y disparando desde una saetera les hizo parapetarse y reflexionar un momento sobre cuál debía ser su siguiente paso.

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24/07/2014, 10:05
Prudence Urquart
Sólo para el director

Pasó un minuto largo como tres horas y estando a punto de salir huyendo la puerta se abrió, un relámpago se le agarró entre el esófago y la boca del estómago. Le siguió hasta el interior muy correcta y obediente, su curiosidad innata le llevó a hacer un barrido por el bungalow, sí era mejor que un barracón, pero le pareció una mierda para alguien de la talla de Will, demasiado provisional y desangelado, o era el reflejo del estado de ánimo del anfitrión?
No dijo nada, solo se sentó y esperó a que este tomara sitio, lejos como si estuviera a un millón de años luz... los gestos hablaban por si mismos. Respiró hondo para aminorar el temblor de garganta.

-N...No gracias, desde Creta apenas bebo, además... ahora las cosas dulces me saturan en seguida... fijate que cosas...- arrugaba los pantalones mientras hablaba. Hasta ese momento no se atrevió a levantar y mirar al general, aunque fuera de soslayo. Se peinó el mechón rebelde, como siempre que estaba nerviosa.

-No pudimos hablar en casa y...- hizo una pausa recordando los sucesos de Navidad -Papá me dijo... que cuando estuve convaleciente... te dije cosas horribles... no lo recuerdo pero... fuera lo que fuese... no era yo, perdóname por favor...- en esa petición había una súplica que iba mas allá de ese hecho ya tan lejano, volvió a bajar la cara, esperaba así ocultar los ojos vidriosos de tristeza. -¿Como estás?...- La vergüenza y la culpa le pesaban en la nuca y las cuerdas vocales, giró el rosario atado a la muñeca, si estaba allí era por ese rosario, bueno, por lo que representaba, por su nueva fe

-Yo...- inspiró mocosa -yo...- la primera lágrima se despeñó sin mohines al pestañear. Le miraba recortado, tan oscuro, al contraluz de la ventana, seguramente eligió esa posición para disimular su expresión. Volvió a respirar profundo

-¿Recuerdas eso que he estado buscando tantos años?- se limpió la lágrima con la mano -Al día siguiente de..., papá me dijo que... que había encontrado el modo, que...- y aquí empezó el llanto mezclado con las palabras -que Cronos le había hablado y... le había enseñado como devolver la juventud... que no me lo había contado antes por que... por que quería fuera nuestro regalo de Navidad. Pobre... si hubieras visto lo mal que se sentía...- parpadeó para verle bien -Te lo prometí... aunque... llegue tarde...- se escurrió del asiento y clavando las rodillas inclinó la cabeza hasta casi besar el suelo -Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento...- lloraba desconsoladamente -perdoname por favor, de verdad que lo siento, yo te quería... lo juro por lo mas sagrado...- en su interior lamentaba haber tenido que elegir, ella también había considerado la misma opción que Remí, pero no en unos términos tan amplios, y si nunca se atrevió a decirlo en voz alta fue por respeto a Will y sus clásicos valores. Lo cierto era que, aunque era feliz con Fénix, tenía el corazón roto, no se deja de amar tan facilmente y si sufría de ese modo...

-Te lo ruego... acepta mi regalo... deja que haga algo que mitigue este dolor... grítame, pégame, insultame, rompeme los huesos, hazme lo que quieras pero dime algo... no soporto este silencio, verte así... no vuelvas a decir que quieres morir-

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24/07/2014, 11:06
Eric Rusell

El australiano sonrío al oír la voz de Cahun. Cuando esto acabara ya iría a saludarle. Pero por el momento debían una misión que cumplir. 

Estaba claro que el viaje estaba siendo bastante movido, pero visto la situación actual ¿que esperaba? A decir verdad Eric se lo estaba pasando en grande -a la par que hacía esfuerzos para no vomitar lo que tenía en el estómago, toda una proeza-. 
Y tras el tenso viaje llegó la relativa calma -la calma que precede a la tempestad-.

Eric agarró con fuerza su amado rifle tras oír el discurso corto y conciso de Katja -bien dicho, si señor-. Y cuando las puertas del hangar se abrieron fue de los primeros en salir y correr como un loco mientras intentaba acertar en algún alemán. La carga de todo el grupo tuvo el efecto deseado y en poco rato los alemanes comenzaron a retroceder. El grupo llegó con bastante facilidad y rapidez al complejo. Claro que allí era cuando la cosa se ponía interesante.

Bueno, ¿hacia donde chicos?- preguntó Eric en un momento de respiro. Debían decidir que bifurcación tomar para continuar.

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24/07/2014, 20:44
William Talbot

La observó mientras hablaba y la vió compungida, casi consumida por la vergüenza. Ante aquella revelación sintió cosas muy contradictorias. En realidad, fueron varias fases, en las que la ira también entró en juego. Sin embargo, la ventaja que tenía que ser un mentalista era que todos aquellos sentimientos podían procesarse en cuestión de segundos, o más bien, se podía reflexionar en torno a ellos con mucha rapidez. Aquello no lo hacía más doloroso, pero ayudaba.

Había pensado durante unos días que todo aquello se trataba de una broma. De hecho, parecía una broma pesada. Un enamoramiento justo antes de que sellaran definitivamente su unión con un matrimonio formal. Quizá había sido culpa suya, intentando hacerla comulgar con ruedas de molino. No obstante, se había enterado por buena fuente de que ahora ella iba a casarse... con Rémi.

Tuvo la certeza de que no eran lágrimas de cocodrilo. No se habría puesto de aquella manera de ser así. Por eso se acercó y la incorporó posando sus manos en sus brazos. Su rostro era de preocupación hacia ella, más que otra cosa. Sus últimas palabras le arrancaron una sonrisa.

-No, no te preocupes. Tengo la intención de morir lo menos posible. Mis palabras eran un "si hay que hacerlo", no un "voy a hacerlo". Mucho se tienen que torcer las cosas para que alguien se tenga que sacrificar, a excepción de las muertes que no podemos controlar, pero si hay que hacerlo prefiero no delegar en nadie esa carga.

La consoló un momento, aunque dejó que llorara. Le sentaría bien. Luego le trajo un vaso de agua, para que no se deshidratara.

-De momento, aunque te lo agradezco, voy a seguir como estoy. Ya te lo he dicho una y si hace falta mil veces: no he tirado mi vida contigo. Los momentos que hemos pasado juntos han sido muy buenos, me has hecho feliz. No te preocupes por eso. Mira...

Puso una mano encima de la suya.

-Ahora mismo que el flamante general madurito regrese a la base convertido en un yogurín no es conveniente. Cuando esta misión haya terminado, o la guerra haya terminado, me lo pienso. No obstante, Prudence... tu has tenido este don de la juventud, al menos hasta ahora, por que no sabemos si a partir de éste momento envejecerás a un ritmo normal. Y tu misma has dicho que se trataba más de una maldición que de un beneficio. Así que no se si en realidad me haría bien volver a ser un veinteañero. En realidad nunca lo sería, más bien sería un adulto atrapado en el cuerpo de un joven. ¿Te imaginas, con mis manías de abuelo y con 20 y pocos?

Se rió, mostrando sus amplios y blancos dientes.

-Sería algo digno de ver.

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31/07/2014, 21:32
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

-Yo digo que a la izquierda -apuntó Katja, señalando el pasillo con su cabeza, tenía el arma entre las manos y la metralla le estaba colmando la paciencia -El 80% de las personas del mundo son diestras y ponen inconscientemente de ese lado lo más profano y del izquierdo lo menos mundano.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dote: brújula interna

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04/08/2014, 01:30
Prudence Urquart
Sólo para el director

Estiró los fémures para asirse a la cintura de Will, apoyada en su regazo sin dejar de estar arrodillada. Tardó bastante en recuperar el aliento, dar salida a toda la culpa, indignación y rabia la dejó sin energías, sus últimas palabras eran sinceras, se abandonó plenamente a merced de lo que Will quisiera hacerle y en las breves milésimas de segundo que este tardó en responder tembló de miedo al sentir su mano sobre su cabeza. Sin embargo la acarició como tantas veces había hecho, eso dolió mas que mil puñaladas. Al respirar de alivio inspiró el característico olor del ex-coronel y con ello llegó una nueva sorpresa, la mágica tranquilidad que hasta entonces le había insuflado no llegó, ni tampoco esa irresistible atracción, la conexión había desaparecido, entendiendo algo aún mas doloroso, otra cicatriz del Asha, había sido ella quien la había empujado a los brazos de Will, era su tipo, como lo fue Tupolev y otros muchos (esa mala puta y su colección de cadáveres...)
¿Había mayor desolación que la desaparición del amor, sobre todo después de haber amado tanto, de una vida entera de dedicación? Se sintió vacía.
Siguió sin levantar la cara cuando le ofreció agua, sostuvo el vaso con dificultad debido al agotamiento y bebió a sorbitos mientras él hablaba.

-No quiero vivir en un mundo en el que tu no estás...- balbució elevando la mirada sin llegar a mirarle directamente -...¿En serio... te he hecho feliz?- le apretó la mano -es... es lo único que he querido siempre y... lo que me gustaría que fueras- hablaba ensimismada -a veces... he tenido la tentación, de viajar al pasado y cambiar las cosas pero... no he tenido el valor suficiente como para renunciar a ti. El otro día en el briefing cuando ni me miraste... creí morir... eres tan... todos nos sentimos orgullosos de ti y tu... te lo mereces todo... y yo quiero dartelo, compensarte...- tanto llorar le había dado dolor de cabeza -quiero que disfrutes de la vida, que encuentres una chica que te quiera, que tengas una legión de niños preciosos, que recuperes Talbot... todo eso que te prometí y que...- calló, no tenía valor de decir en alto que un Urquart iba a romper la palabra dada.

Los rizos volvieron a ensombrecerle la cara, estuvo en silencio recorriendo el borde del vaso con la yema del índice. Tragó saliva, que fuera tan bueno con ella la hacía sentir poco menos que basura. Volvió a apoyar la mejilla en sus rodillas y le puso la mano que sujetaba sobre el pelo, puede que fuera la última vez que tenían un momento así.

-Tu siempre tan perfecto, el gesto adecuado, la palabra correcta... siempre has sido un poco abuelo-, se sonrió recordandole en bata y pantuflas, leyendo muy serio con su cacao humeante en la mesilla, una manía que lo acompañaba desde muy joven -Y mucho mas listo que yo- dijo atreviendose al fin a mirarle directamente sabedora de que todo aquello él hacía mucho que lo había previsto -No se si podré perdonarme algún día ¿Podrás tú?-

Estrechó la mano entre las suyas poniendosela en la mejilla dejando al descubierto el improvisado nuevo anillo de compromiso -Supongo que mi madre... te tendrá al tanto de las novedades... - hubo otro largo silencio, mucho -Hay... algo que debes saber... el día que... cuando... cuando Remí y yo empezamos... sucedió algo...- conocía a Will tanto como para percibir su incomodidad aun cuando era físicamente imperceptible, le retuvo la mano e hirguió la espalda para hablar -escuchame... es importante para la misión. A ver como lo explico... resulta que el verdadero poder de Remí no es la invisibilidad, eso es solo un reflejo.... en realidad él domina el frío, puede crear hielo, nieve, estructuras complejas de cristal de agua e incluso una tempestad- mientras lo explicaba se le iluminaba la cara -combinamos nuestros poderes y juntos somo capaces de hacer tornados! Aún no hemos tenido oportunidad de practicar pero en estos días...- frenó el entusiasmo por respeto -Ejem... mañana podemos haceros una demostración p...por... si lo creeis útil...-