Partida Rol por web

Conseguido el Libro de los Condenados y arrancados los secretos de Lilith de entre sus recuerdos, los firmes opositores de Lilith debían reunirse de nuevo, pues demasiadas eran las cosas que debían decidir. Tal concilio fue propiciado por Friza, una redimida paladina de Sanrenrae, la cual no solo ofreció su emergente capilla como base de operaciones, sino que envió un canarconte hasta Norul para entregar tal mensaje. Gracias a ello y con la ayuda de Jacob, el cuarto de los Primigenios, hermano de Lilith, quien los hizo aparecer en el Valle de las Fresas, el grupo pudo reunirse en apenas unos instantes. 

Diversos eran los orígenes de los héroes allí reunidos, así como sus razones para enfrentar a la princesa del Terror. Muchos de ellos buscaban el esquivo ideal de la justicia, mientras que otros ansiaban la cruda y mordaz venganza. Otros simplemente estaban allí por los férreos edictos de la lealtad, mientras que otros solo trataban de evitar los inexorables compases del Olvido o por el contrario, conseguir la redención de sus actos pasados.

De manera instintiva algunos de ellos buscaron el refugio de un rostro conocido, así como una confirmación de que todo estaba bien. Demasiados eran los desconocidos, pues muchos se habían unido a la causa en los últimos días. No obstante, entre todos el que más destacaba era un hombre de rostro pálido, ataviado con los ropajes de una época anterior, el cual desprendía un aura de serenidad que invitaba al diálogo. A pesar de ello, para los que los conocían, no pasó desapercibida la ausencia de Aerin y de Agatosh.

Después las tensas y necesarias aclaraciones, comprendieron que todos estaban en el mismo barco, momento en el que la tiefling invitó a los recién llegados a entrar a la posada. Dentro una jovial mediana de voz cantarina y ojos vivaces, les invitó a sentarse, tras lo cual les sirvió un cuenco repleto de estofado, acompañado de pan de girasol bañado en mantequilla.

Jacob les hace aparecer y los que conozcan a Abelgos lo suficiente saben cómo de mal le sienta las teletrasportaciones. Se dobla sobre su cintura y hace los gestos previos a expulsar lo que tuviese en el estómago como le pasó aquella vez en la torre de magia en compañía del difunto archimago. Después de un tenso momento donde el grupo se vió amenazado con acabar con la ropa o el calzado manchado, la situación queda en falsa alarma y el semielfo mantuvo la compostura.

Tomó aire mientras veía a su alrededor  y contempló donde estaban, una pequeña aldea emergente que por lo visto se construía en torno a una  capilla de Sanrenrae. Eso sí, seguían en Daenash, pues el cielo seguía cubierto por ese manto oscuro de noche perpetua.
-Un pueblo que no sale en los mapas, no está mal.-

Fueron guiados hasta la taberna, porque para que un pueblo sea considerablo pueblo debe haber una taberna mínima y para que sea una ciudad debe tener un burdel. Ya dentro del establecimiento se encuentra con un joven rostro de cabellos castaños que le es conocido,  llevaba mucho sin verlo y no se molesta en disimular su alegría, saluda a Balthor estrechando la mano con énfasis.

-Me alegro de que estés vivo, tienes mucho que contar.

Luego ve otras caras: Circe y Flautista. Se sorprende que al menos recuerde sus nombres dada la breve compañía que se hicieron. Con estos no están efusivo pues recuerda querer degollar a flautista solo para que se callase. No hay más rostros conocidos para decepción de Abelgos y echa de menos, o más bien en falta  a Aerin y de Agatosh pero también hubiese esperado encontrase con Alya, Vicnan o Caidus.

-Quizá se nos unirán más tarde. – Pensó sin mucha esperanza.

Tiene ocasión de presentarse y conocer a la que ha dispuesto todo para la reunión, Friza, una Tiefling paladina y el concepto rechinó en su mente tanto como un "vampiro bueno" o un "Drow bueno" y ahi estaban. Miró a su alredor, a los congregados y desde luego eran un grupo de lo más dispar en razas y propósitos, el que siempre había destacado y si objeto de miedo ahora era uno más.  
La última es Lushara Viento Gris, es una elfa pura y tiene ciertas dudas y reparos en saludarla pero el recuerdo de Caidus y el contexto en el que están le animan a ello, algo breve y cortés al menos. 

Una vez sentados y con la comida servida a la que estaba vez no dice que no, tiene preguntas que hacerle a Jacob y a todos en general pero ya que han sido reunidos supone que debe ser la anfitriona la que comience los temas serios. Eso no quita que exclame para todos los congregados un fuerte:

-¡Buen provecho!.

El santuario era un lugar humilde ubicado en el Valle de las Fresas. Se trataba de una aldea sencilla rodeada de distintos cultivos ahora en completa oscuridad.

En el centro de la aldea se encontraban los dos edificios más grandes, el único edificio de piedra era una iglesia de Sarenrae cuyo techo tenía varias cúpulas abiertas para permitir el paso de la luz solar. El otro edificio era una gran posada que también ejercía como sala de reunión para los habitantes cuando necesitaban discutir algo.

El resto de la aldea constaba de humildes casas que salpicaban los alrededores así como huertos y lo que parecían pequeñas zonas de entrenamiento marcial.

La mayoría de las personas que habitaban la aldea eran gente sencilla, campesinos, labradores, herreros, pastores cuya única característica es que todos llevaban una cimitarra al cinto con el aire de quién sabe usarla.

La otra gran mayoría, normalmente la más ruidosa y escandalosa eran los niños, que ahora permanecían en sus casas mirando desde los agujeros que hacían de ventanas a los recién llegados.

Sólo unos pocos destacaban por encima por su porte y equipamiento.

Una mediana que apenas debía superar los ochenta centímetros de alto y que portaba una cimitarra que parecía de juguete debido al tamaño. Llevaba ropajes holgados de bailarina y sus movimientos poseían una gracilidad innata. Incluso en estas circunstancias dedicaba una sonrisa cálida y acogedora a todos aquellos a los que veía y unas palabras de ánimo a los habitantes más desanimados.

Ella era la que sirvió la comida, su especialidad y en cantidades suficientes para que su hermana bizqueara por el gasto que eso iba a suponer.

Se había presentado como Alegre Torbellino y su mirada iba de uno a otro de los presentes como la viva imagen de la curiosidad mientras sus pies se movían en una danza inconsciente, incapaz de permanecer quietos demasiado tiempo.

La hermana en cuestión era otra mediana bastante más alta y que parecía decidida a ser el exacto opuesto de Alegre Torbellino, su mirada estaba llena de suspicacia y sus palabras constaban en su gran mayoría de maldiciones e improperios.

Friza la había presentado como Mariona, era la intendente y tesorera de la pequeña aldea. Eso quizá podía explicar porque sus ojos se achinaban cada vez que veían la cantidad de comida que se estaba sirviendo a los huéspedes.

Los más observadores pudieron ver con facilidad que llevaba una marca grabada a fuego en una mano, la marca del latrocinio. Por lo visto era una ladrona a la que habían atrapado por segunda vez.

Si Friza desentonaba con su posición como paladina de Sarenrae este apuesto hombre era la viva imagen de lo que alguien del clero de Sarenrae debería representar. Se trataba de un aasimar bendecido con belleza, cabellera rubia que parecía constantemente iluminada por el sol incluso en esta oscuridad, ojos dorados que podían atravesar la oscuridad y, sobretodo, un porte de dignidad y calma que la propia paladina no iba a conseguir en otro siglo de vida.

Muy consciente de su lugar este clérigo había dedicado todos sus esfuerzos en crear luces perennes para los habitantes, así como buscar levantar el ánimo. Su mirada había pasado por los recién llegados brevemente, para después seguir ocupándose de quienes le necesitaban de verdad.

De todos los habitantes, ésta mujer destacaba por dos cosas. La primera es que no se ocupaba de nada práctico, sino que se encontraba en una calle con un lienzo y pinturas trazando lánguidas rayas de oscuridad que atenazaban la pequeña aldea.

Lo segundo era que, aunque sus ropajes ahora estaban manchados de polvo y pintura seca y no tan seca, estaba claro que poseían una calidad superior. El propio porte de la mujer y sus ademanes no eran los de una pueblerina cualquiera.

Al igual que los demás dedicó una larga mirada de curiosidad a los recién llegados antes de coger un lienzo nuevo y empezar a pintar otra vez.

El último que llamó la atención del grupo era un hombre fornido y con poderosos músculos, a pesar de que se podía ver que los años iban pasando al ser un humano corriente.

Este hombre se encontraba entrenando a una docena de los pueblerinos con cimitarras de madera en uno de los llanos adaptados con maniquíes de práctica.

A diferencia de otros entrenadores apenas levantaba la voz, pero igualmente los pueblerinos iban aprendiendo dónde estaba la punta y donde la empuñadura para por lo menos evitar matarse ellos mismos si usaban una de verdad.

Por último el canarconte llamado Bartel que había sido invocado por Friza y que hacía de mano derecha de Vicnan por un lado y de mensajero para las necesidades de comunicación instantánea.

Su porte distinguido en su rostro canino no impedía que se notase la inquietud que sentía por la situación actual. El propio arconte tenía que forzarse todo el rato al ver a Jacob para no empuñar su espadón y activar su aura de amenaza. Sin embargo de todos los presentes era el ser que literalmente se había creado a partir de almas votadas al Bien y la Ley así como impulsadas por el deseo de proteger lo bueno y lo justo.

Así que él, por encima de todos, cumpliría su deber asignado.

Friza se encontraba hablando con Balthor, Flautista y Circe sobre numerosas cosas cuando llegaron los demás. Apenas conocía a nadie, algo que en las circunstancias actuales había demostrado ser una gran desventaja en su enfrentamiento contra Lilith.

La tiefling echó un rápido vistazo a la sala común de la posada, que ya parecía abarrotada con la gente que se encontraba ahí, así como otra mirada de reojo a Lushara, sabía que ella se ocuparía de informarle después sobre lo que descubriese, así como cualquier cosa que se le pudiese pasar por alto.

Su cola se movía nerviosa y rígida a la vez, la presencia de Jacob la incomodaba sobremanera. Había visto los recuerdos de Lilith y su "nacimiento", sabía que era probable que acabase teniendo que destruirle, pero también que la información que les pudiese procurar podía ser fundamental para derrotar a Lilith. Tenía que contenerse cada vez que le veía para no enseñar sus dientes puntiagudos en un gruñido mudo, así que en vez de eso decidió centrarse en lo importante, en otra cosa importante vaya.

Gracias Alegre - dijo la paladina al oler el humeante estofado e incluso probándolo mientras observaba a sus invitados, evaluando y midiendo. La presencia de un ogrillón ayudaba a que la propia Friza se sintiese menos extraña, después de todo unos cuántos rasgos súcubos pasan a un segundo plano ante la presencia de un gigante deforme, aunque ciertamente sentía curiosidad por saber como habría llegado a esta posada y en estas circunstancias.

También había presencia de los Planos Interiores por lo que veía, en la forma de un suli, añadiendo la presencia de un Plano Transitivo y los Planos Exteriores en forma de Bartel y de ella misma casi tenían la Cosmología entera presente.

Su mirada a Albelgos fue rápida, descartando casi al instante que fuese un vampiro, tampoco sabía exactamente qué era, pero estaba segura que era del Plano Material, podía olerlo. Ya preguntaría después.

Deja de distraerte, tienes que ser una anfitriona - tras reprenderse a ella misma al final la paladina dijo con una voz suave y amable -De nuevo, sed bienvenidos a mi hogar. Sarenrae vela por nosotros aquí, si disponéis de heridas físicas o espirituales quizá puedan sanarse aquí. Y haré cuanto esté en mi mano por garantizar vuestra seguridad mientras respetéis las normas de la aldea y a sus habitantes.

Hizo un pequeño titubeo mirando al vampiro y añadió -debéis estar cansados y hambrientos, los estofados de Alegre son de lo mejor que vais a encontrar aquí salvo que queráis probar mis famosas liebres a las finas hierbas - miró al envarado canarconte que se encontraba de pie junto a Lushara en una de las paredes de la sala común y le guiñó el ojo. Sabía que en las circunstancias actuales no iba a conseguir que se relajase salvo ordenándoselo, pero las circunstancias rara vez acompañaban a los deseos.

Después cuando hayamos comido, creo que tenemos mucho que hablar y discutir. Creo que hay mucha información que poner en común y varios cursos de acción que establecer... pero antes me gustaría saber quienes sois y porque estáis aquí.

Para la paladina algo así era importante, de hecho asumía que casi todo el mundo quería conocer a la gente con la que iba a jugarse la vida para detener a un mal casi imposible de detener. Bastante sorpresa había resultado ser las respuestas de Flautista y Balthor.

La elfa permanecía apoyada a la pared con su rostro convertido en la viva imagen de la severidad inquisitiva. Sus ojos parecían medir, pesar y cortar a cada uno en trocitos antes de volver a recomponerlo.

Se había colocado expresamente en una de las paredes para poder observar a todos con facilidad y de vez en cuando el canarconte y ella se dedicaban miradas aunque ninguno pronunciaba palabra alguna.

Cuando Albelgos fue expresamente a presentarse ante ella la elfa dijo en élfico -bien hallado, hermano-  antes de susurrar -has debido recorrer un largo camino hasta aquí, si necesitas hablar puedes acudir después a mí.

Sus palabras habían sido amables, para cualquiera que entendiese élfico y conociese a la elfa que normalmente era ácida en sus días buenos.

Y después de eso la elfa siguió escrutando a todos, negó brevemente con la cabeza a Alegre Torbellino para indicar que no deseaba comer en ese momento. 

No podían permitirse ni un momento de descanso. Por suerte la criatura que había venido a buscarles era un arconte, así que las posibilidades de engaño eran muy bajas. Ante la presteza con la que debían marcharse, Mischa tuvo que tomar una decisión rápidamente; si debían dejar a Keira y Emma detrás, fuera de la linea de fuego enemiga. Optó rápidamente por llevárselas consigo, en primer lugar porque no quería volver a dejarlas solas con unos desconocidos, menos aún en un prostibulo, y menos aún volver a separarse de su hija; en segundo lugar porque Lilith ya sabía el valor que tenían para hacerle chantaje, dejarlas atrás era dejarlas desprotegidas frente a nuevos ataques, pues su anfitriona ya había comentado que sus fuerzas estaban muy mermadas, por mucho que fueran a intentar recostruirlas.

Mischa envolvió a las niñas en sus brazos antes de teletransportarse hasta el Valle de las Fresas. Una vez allí se permitió soltarlas, aunque asegurándose de estar siempre cerca, pues el lugar parecía mucho más acogedor pese a la noche eterna. Como era de esperarse de un lugar dedicado a Sarenrae, no estaban dejando que la luz desapareciera ni siquiera en aquella situación. Respiró profundamente antes de dirigirse hacia la posada.

Cuando llegaron hasta dónde les esperaban, suspiró aliviado al ver que Circe estaba bien, y la desconfianza casi ofensiva de la elfa le resultaba reconfortante. No pudo evitar notar, sin embargo, que de los otros miembros de la Hermandad que se fueron con Flautista solo había uno en la mesa. Debían de haber sufrido pérdidas importantes. Una tiflin desconocida era quien presidía la mesa en la que se iban a sentar, su indumentaria la revelaba como miembro del clero de Sarenrae, y parecía tan lista para saltar sobre Jacob como el canarcón, algo bastante comprensible, la verdad. Después de animar a las niñas a que comieran hasta llenarse, se dirigió hacia la paladina.

- Es de mala educación pedir presentaciones sin hacer lo propio primero - dijo con un tono casi jocoso, en comparación al acrio al que tenía acostumbrado a todo el mundo -. Mischa Lutrova, arqueólogo, duelista, alquimista, investigador privado, ex-esclavo problemático, marido y padre. Estuve presente cuando la "avaricia de los mortales" despertó a Lilith, y fui capaz de impedir que escapara su sello... creo que unas dos horas, probablemente menos. Más allá de amenazar el mundo amenazó específicamente a mi familia, así que cuando el Sabio de las Tres Voces nos dió la misión de ir a buscar, el condenado libro que escribió este señor - dije señalando a Jacob con un pulgar - a mí y mis otros dos compañeros supervivientes, decidimos embarcarnos en la misión que claramente estaba muy por encima de nuestras capacidades.

Tienes razón Mischa - dijo la tiefling dedicándole una sonrisa -no tengo apellido, así que tendréis que conformaros con Friza. Crecí en un pueblo de mala muerte con la suerte de nacer tal y como veis. En una familia de pastores eso no es buena señal.

No parecía muy feliz de recordar su pasado, aunque su voz permaneció firme -con los años descubrí los motivos de mi existencia, ya que casi toda la aldea estaba involucrada en un culto a Socothbenoth, culto en el que me integré estupendamente. Hice todo tipo de cosas de las que no me enorgullezco, hasta que un día... la cagué con el líder cuando mis poderes de oráculo surgieron y tuve que huir por mi vida. Pasé una década subsistiendo con los pocos que se fiaban de una tiefling que podía sanar a la gente, hasta que conocí a una elfa.

Aquí su voz se hizo más animada, después de todo lo que antes hacía que estallase en ira ahora resultaba un recuerdo dulce.

Me lanzó una docena de maldiciones y se tiró un par de décadas por lo bajo apaciguando mis miedos, odio y rabia que me ahogaban hasta que un día ya me sentía una persona casi normal, salvo por los cuernos, la cola y todo eso. Quería demostrar al mundo que me había redimido y quería ayudar a aquellos en mi situación, por lo que entré en la iglesia de Sarenrae, ella me aceptó y me otorgó sus bendiciones.

Después entré en la Hermandad de los Vigilantes y hace unos meses pedí un permiso para establecer esta comunidad. Cuando descubrí lo ocurrido con la Hermandad seguí su rastro - indicó a Balthor y Flautista - y me di de bruces con la situación, podría decirse. Respecto a porque me enfrento a Lilith...- miró con dureza a Jacob mientras hablaba -...no voy a permitir que un mal como Lilith esté suelto y haré cuánto esté en mi mano para destruirlo definitivamente.

A medida que hablaba y en general a su alrededor se empezó a oler un dulce olor a incienso, cuándo se olía era fácil pensar en los olores que le invadían a uno cuando entraba en un burdel.

La imagen del gigante bicéfalo podía llegar a ser intimidante, así que optaron por guardar sus armas en su mochila dimensional antes de acercarse al pueblo junto al resto.

Humilde... chozas, cabañas y un templo de piedra... somos los Salvadores de Norul y otros de Shittary, ¿Por qué hacemos esta aldea pequeña nuestra base y no una de esas ciudades? Grum miró a Jacob, seguía desconfiando de la propia naturaleza del vampiro, pero no podía negar que sus intenciones parecían buenas y que ciertamente era la mejor chance que parecían tener contra Lilith. ¿Era así? Jacob debe querer seguir reclutando aliados... aunque... ¿Quién recluta a quién? Una tal Frizza nos invitó aquí...

-¿Qué miras tanto? ¿O nunca viste un semi ogro-aasimar? Aghr...- Gruñó Grum a uno de los paisanos del lugar mientras avanzaba. Los Moks tenían dos cabezas, tres brazos y un par de enormes alas plumíferas blancas, eran una creatura particular.

Se dirigieron hacia la posada en donde les invitaron a comer.

-¡Siii!- Gritó con mucho entusiasmo Doth. -Eso ser lo que mas gustar a Doth, comer. Sí, ser cosa favorita de mundo mundial.- Sonrió esperando el primer plato de comida, el primero de los que serían decenas.

-Hmm... esa elfa parece que quiere que le des cariño del rico, Abelgos.- Dijo al elfo oscuro cuando Lushara lo invitó a hablar en privado, al parecer Grum hablaba élfico. 

-¿Cosita Oscura va a hacer sacudir bote?- Preguntó Doth. -Doth entender, ya ser grande.- 

-Seguro todos moriremos en poco tiempo... así que aprovecha tú que puedes...- Le dio una palmada en la espalda con cierto lamento, los Moks no solo eran feos y abominables, sino que también padecían cierta insuficiencia a raíz de tener tantas extremidades anormales en su cuerpo que, desde luego, acaparaban toda la irrigación sanguínea. 

Las presentaciones comenzaban y escucharon atentamente, aunque no por ello dejaron de masticar. 

-Yo ser Mok'Doth, y hacer a enemigos morir reventadoths. Je, je. Eso hacer, sí.- Dijo el inocente de los hermanos.

-Me llamo Mok'Grum, y disculpen los modales de mi hermano, y anticipadamente los que pueda llegar a tener en el futuro, es especial.- Lo miró de reojo, se había sacado un moco y lo estaba haciendo bolita. -Más bien, somos guardianes personales de nuestra líder, Cylina.- Miró hacia donde estaba la bruja de pelos blancos y no dijo nada más, la historia personal se la reservaba.

Parece que el arconte de Friza consiguió reunir al grupo encargado del libro, aunque se extraño de no ver la cara de Agatosh, acaso había caído, si ellos habían pasado dificultades, seguramente el otro grupo también.

Mischa parece ser tan cargante como Flautista, si ha venido con ellos debe ser fiar, al menos de momento, por si estaban todo el rato pendiente de sospechar los unos de los otros no avanzarían.

Abrió bastante los ojos ante la presencia de Mok'Doth y Mok'Grum, aunque le recordaba a los bárbaros de su pueblo natal, al menos Doth, no imaginaba lo que sería tener dos cabezas en el mismo cuerpo.

- Bien, para los que no me conozcan me llamo Balthon Than, antiguo druida del león y ahora más en contacto con la fatas, el gran felino que seguramente habéis visto en la entrada es Ronrroneo, mi compañero animal - de momento Ronrroneo no entraba en los edificios del poblado, hasta que la gente estuviera más acostumbrada a su presencia -  estaba pasando mi periodo de prueba con la hermandad cuando a Lilith le dio por aparecer y acabar con todo, pero no me rindo y lucharé hasta su final, pues estoy seguro de que todos tenemos cuentas pendientes con ella.

Inclino la cabeza ante Cylina, aunque no tenía claro si estaba a sus órdenes pues nunca había formalizado como miembro de la hermandad, supongo que eso lo discutirían más adelante. Luego dio unos pasos hacia Abelgos.

- Abelgos, que bien verte de una pieza, que ha pasado con Agatosh? Esperaba veros de vuelta a los dos... bueno si acaso de preguntas donde está Aerin... se fue con Lilith, no sé si formaba parte de sus grupo antes, o simplemente su mente cedió ante la vampira, pero ahora es nuestra enemiga.

A llegar a aquel lugar la bruja miró rápidamente en derredor con sospecha, aunque la visión del lugar la hizo relajarse ligeramente, en otras circunstancias podía haber sido un lugar incluso acogedor.

La mayoría de los rostros presentes eran desconocidos para ella, aunque si que había visto algún antiguo compañero.

—Tampoco creo que sea necesario relatar nuestras penosas vidas así de primeras—. Dijo al escuchar las extensas presentaciones la paladina y el investigador. —Yo me llamo Cylina y también acababa de entrar en los vigilantes cuando todo se fue a la mierda.

La mujer de cabellos blancos asintió a las palabras de Balthor sobre ajustar cuentas con Lilith, aunque lo que dijo después sobre Aerin la trastocó un poco. No había llegado a considerarla una amiga, pero después de lo vivido juntas aquellas noticias le resultaban dolorosas, aunque estaba casi segura de que lo serian mucho más para Abelgos.

—Agatosh se ha marchado, no sabemos dónde, pero parece que ha sido por voluntad propia.

Mientras decía aquello agarro dos bebidas, una para ella y la otra se la acercó al semi-drow sin decirle nada, distaba mucho de ser una mujer sentimental y amable, pero sí que podía ser comprensiva y mostrar apoyo a un compañero a su manera.

Se rie incómodamente ante el comentario sobre la elfa y después niega con la cabeza pero no pasa por alto que el ogro sabe élfico y le agrada el detalle, asi que decide hablarle en élfico y explicarle que aunque fuese verdad no es el momento de pensar en esas cosas. 

Se puso en pie para tomar la palabra. 

Abelgos, Semielfo. Y esta loba tan simpática que me acompaña es Alantha. Otro más que recién pasó de novicio a hermano juramentado cuando todo se fué al traste. -Dijo con cierta amargura. -Supongo que nos motiva una mezcla de hacerlo correcto junto con la necesidad de desquite. 

Se sienta y antiende a Blathor y la noticia es como si le apuñalaran en el costado, sintió la opresión el pecho y el nudo en la garganta. No dijo nada de inmediato y tuvo que beber para aclararse. 

-Agatosh... se ha separado, dijo que tenia que "pensar" o "aclarar ideas" vete tu a saber pero se tomó molestias de que no les siguiésemos. Ni entre todos le hemos encontrado. Aunque él y yo no estábamos muy bien, quizá haya sido un factor. 

Vuelve a beber como quién vierte agua sobre una herida.

-Aerin. Trataremos de salvarla, de un modo u otro.  -Sentenció.

-De todo lo que me parecía ser la Bestia, nunca hubiera pensado que resultaría siendo un sucio desertor.- Dijo Grum con cierto deje de decepción por el abandono de Agatosh. -Al igual que el enano, Drag... Justo cuando comenzaba a tolerar el olor de su pipa...- Terminó musitando y bebió una cerveza. Cobardes... traidores... -AAgrr...- Gruñó. O quizás solo sean inteligentes... detener a Lilith parece ser imposible, algo que solo nos llevará a una muerte inminente... pero... ¡Definitivamente son desleales, y eso sí que es asqueroso! ¿Cuán bajo puede ser el espíritu de una persona desleal? Grum no era leal a la causa de detener a Lilith en sí, pero si que era ciegamente leal a Cylina, y hacia propio sus intereses al punto de entregar su vida si era necesario.

-No poder saber, no poder saber... Quizás Cositas de Sombras Malas raptar a Cosita Enlatada junto a Cosita Muy Muy Pequeña y ahora ellos necesitar ayuda... Doth ya haber dicho... cosita brillosa roja no gustar, ser única cosa de mundo mundial que oler a comida pero no gustar. Sangre y poder oscuro, mala combinación. Cosa peligrosa y mala... seguro tener que ver, ojalá haber tirado en basura cuando aún poder...- Dijo Doth y paró de comer, la angustia le hizo perder el apetito... pero solo duró unos pocos segundos tras los cuales continuó engullendo como si nada.

-¿Dices el rubí que tenía el doppelganger con la piel de Victor Strand?- Pensó Grum recordando la esfera carmesí, a diferencia de su hermano, pensó que se trataba de una perla de poder oscuro muy valiosa, no tenía tan buen olfato como Doth para sentir el olor a sangre que emanaba, en cualquier caso, nunca prestaba demasiada atención a lo que su tonto hermano decía. -Sí, a lo mejor tiene que ver con su abandono... esa joya debía valer una fortuna, justo lo que un desertor necesitaría para hacerse una vida nueva lejos de Daenash y el infierno que se está por desatar aquí.- Grum se dirigió a su grupo. -Deberíamos contactar con ese tal Lemto, el mediano que fue hacia la Comarca de Eldon a organizar fuerzas de apoyo, Agatosh se quedó con su anillo tallado en ónix, el sello para el lacre del mensaje que requirió.- Faltaría que todavía lo aproveche para solicitar recursos para sí y nos deje aún peor parados. -Un segundo... ¿Ese anillo no sería rastreable para el arcanista?-

Flautista, pese a ser presa de la curiosidad, dejó que el dramatismo de la situación se extendiera, y en lugar de hacer lo que en un instante había pensado —que no era otra cosa que, cual vieja cotilla, levantarse y salir a ver que ocurría—, optó por mantenerse en el sitio y seguir degustando su desayuno como si nada. No le cabía duda de que pronto entrarían los nuevos visitantes, y para entonces debía dar la impresión correcta; como era bien sabido, alguien que se mantenía impertérrito y ajeno era alguien duro a quién respetar y temer. No es que él fuera nada de eso, pero no pasaba nada por fingir que si.

Los (no tan) inesperados forasteros resultaron ser exactamente quienes era de suponer que acabarían por llegar allí; Friza, que no se podía quedar quietecita, no había tardado ni un día en utilizar sus numerosos recursos para contactar con el resto conocido de la Hermandad Oscura, que surgieron de la nada con sorpresas para todos. La primera, no todos los que habían empezado aquél viaje al árido Ansar volvía para contarlo; de hecho, apenas reconocía a ninguno. La segunda, y más llamativa, es que les acompañaba un vampiro tan viejo como la misma Lilith; no tuvo más que mirarle para reconocerle: Jacob, el más civilizado de los cuatro hermanos, y que a juzgar por su actitud —no había nadie desangrándose en el suelo, vísceras por las paredes ni cuerpos en posturas extrañas a los pies de la criatura—, estaba de su lado contra el Triunvirato. ¡Todo un giro de los acontecimientos!

Quitando aquellas menudencias, los que se conocían comenzaron a saludarse efusivamente, los que no a presentarse y la paladina a hacer lo que hacían los paladines, que era dar la bienvenida con una mezcla de amable hospitalidad y veladas amenazas. Lo sorprendente fue cuando empezó a contar su vida, seguramente con la esperanza de que los demás hicieran lo propio; para sorpresa de nadie, no funcionó (como mucho se limitaron a lo más básico), pero fue divertido ver como unos y otros respondían e intervenían. No lo fue tanto descubrir que Agatosh también había abandonado el barco; aunque el demonio no fuera especialmente amable con él, le había cogido cierto cariño... Y habría querido ver el encuentro entre él y su anfitriona. Por desgracia, no iba a poder disfrutar del espectáculo principal, aunque cerca estaba aquél ogro de dos cabezas de tomar el relevo. Aquél enorme monstruo bicéfalo era, cuanto menos, peculiar.

Por desgracia, era hora de acabar con el rumbo que estaba tomando aquella conversación.

—No es que no desconfíe, ¿pero no deberíamos darles un voto de confianza? —Se encogió de hombros—. Vale, si, Aerin parece que nos ha traicionado y que Agatosh ha desertado... —Levantó una mano—. ¿Y si no? Ambos llevan tiempo en esto, se la han jugado, ¿por qué abandonar ahora? —Hizo un ademán—. O puede que tengáis razón y haya que acabar con ellos en cuánto les veamos, quién sabe. Por cierto, para los que no me conocéis, y para lo que simplemente habéis preferido no acordaros, soy Flautista, a vuestro servició. —Realizó una reverencia perfectamente ensayada y medida—. Y ahora que estamos todos, ¿por qué no nos ponemos al día? ¿Encontrasteis el Libro? Resulta que hemos descubierto cómo matar a todos los hermanos —sonrió al que estaba presente—, pero no a quién de verdad queremos cazar. Una lástima, contando con que creemos saber dónde ir a continuación y dar con ella.

La revelación de Jacob puso un calderón en los labios de Kithe que se extendió mucho más allá de su siguiente truco de desplazamiento. Desde que lo había conocido, le había llamado la atención lo mucho que sus notas y las del vampiro se seguían en arpegio en lugar de las disonancias que hubiera preferido; pero según más y más compases se revelaban, los paralelismos empezaban a resultarle alarmantes...

...Y aún más, cuando la disonancia más importante se reveló en el peor punto posible: la capacidad de apuñalar a través del propio corazón para restañar la melodía, para cumplir el cometido. Con el entrecejo fruncido se preguntaba qué bien podía hacer alguien consumido por su egoísmo, pero incapaz de llevarlo hasta la última y amarga nota.

Suspiró. El sulli de piel roja supuso que el impasse en el que se encontraban se debía exactamente a eso. ¿Había algo peor que un artista incapaz de rematar su obra? ¿Cuántas canciones mediocres en sordina sostenida eran culpa indirecta de Jacob? ¿Cuántas obras perfectas habían sido pasto del Olvido? El verde esmeralda de sus ojos se tiñó del verde enfermizo de la muerte una vez más, pero no se dejó llevar por las notas oscuras que llevaba atadas a su alma.

Como había dicho al grupo en el burdel mientras hacía por convencerlos, lo necesitaban.

Por fortuna, las canciones que componían su nuevo destino fueron un bálsamo que ayudó a devolverle la calma. Ningún artista que se preciara podía no apreciar la teatralidad de un templo del Sol bañado en la oscuridad, desafiando (fútilmente, en su opinión) la negrura con pequeñas llamas, como diminutas estrellas arrancadas del cielo, para crear diminutas islas donde mantener los ecos de la luz del día. En su opinión, era una estrofa más propia de un culto a Desna que a Sarenrae; pero nadie entendía mejor que él que había que adaptarse a la canción que ofrecía el escenario.

"Frágiles y endebles,
sólo gente corriente,
poniendo a prueba su temple.
Ninguno eligió este asalto,
pero retomamos el aliento
cuando junto al fuego hayamos descanso."

Se encontró sonriendo, mirando alrededor a la curiosa y variopinta troupe que se reunía en aquel lugar. Seguía echando de menos a su antiguo coro (¡qué brillo habría en los ojos de Nyx al ver todo esto, qué aliviada indignación en el ceño de Miriel al ver el uso de tierra salvaje, qué maravilloso desastre habrían causado la ingenuidad de Oxi o la gallardía de Katsumoto a aquellas alturas!), pero la colección de pintorescas rarezas que podía contemplar casi hacían que todo aquel viaje mereciera la pena.

Era mejor que asfixiarse en el compás rígido y apático del desastre de Shitary, al menos. Y marginalmente mejor que caer en garras de los secuaces de Lilith.

Entonces, nada menos que una demonio paladín tomó la palabra, y Kithe tuvo que hacer un esfuerzo por contener una carcajada ante el puro absurdo de la situación. En ocasiones, hasta la Gran Composición tenía un sentido del humor, casi lo había olvidado con aquellas últimas semanas. Carraspeó, con la gracia que da el saber moverse y lidiar con imprevistos en un escenario, para ocultarlo, y dejó que cada actor tomara su lugar en la orquesta, pendiente de las notas que dejaba sonar cada uno, para hacerse mejor una idea del coro que podía salir de allí.

Tras la paladina, que nombró a las cabezas visibles del lugar, se presentó Mischa; al conocer las notas que presentó entonces, comprendió mejor la poca atención y lo poco razonable que había sido su primer encuentro con él. El siguiente en acaparar el foco fue el ogrillón de dos cabezas y al menos tantas personalidades. (Y manos muy largas, pero eso no le sorprendía tanto, habida cuenta que lo conoció dentro de un burdel) Sus notas no añadieron gran cosa de interés que no hubiera compartido antes, por lo que supuso que las mantenía cerca de su pecho.

Quizás tuviera que darle más crédito a su astucia de lo que le había dado antes.

Entonces, habló el siguiente completo desconocido; el hombre feral tocado por los bosques y las fatas, otro antiguo Vigilante (o aspirante a serlo), como también revelarían serlo la bruja del cabello plateado y Abelgos. La ironía de haber encontrado tantos supervivientes de la Hermandad cuando su grupo había decidido no buscarlos debía tener al alma del bueno de Grom revolcándose de risa donde quiera que hubiera encontrado reposo... Para el bardo, no obstante, era inmiscuirse en una batalla que no era la suya. Otra más.

Dos sonetos de traición enturbiaban la melodía del reencuentro, y se preguntó cuántos serían como Jacob cuando llegara el momento, y cuántos serían capaces de elegir por sí mismos, sin importar el coste.

Cuando intervino el desconocido con nombre de intérprete, puso notas interesantes sobre la mesa, que sin duda llevarían a cruce de acusaciones, conflictos y disonancias, por lo que eligió ese momento para entrar en escena y dar réplica. Para provocar precisamente eso; mejor quitarse esa sonata de en medio cuanto antes, y si era junto a una copiosa comida, tanto mejor.

- Me temo que eso sería una terrible idea, señor Flautista. - comenzó, señalándose a sí mismo y a Jacob. - Y es por justamente eso que mi compañero y yo estamos aquí; ah, mis disculpas, Kithe Klagesang, sulli, bardo errante que tuvo la desfachatez de sobrevivir a la masacre de Fenrys y jugar un papel importante en que Shitary no corriera la misma suerte, por lo que me temo que no estoy precisamente en la lista de gente a la que Lilith planea dejar vivir. Mi ilustre compañero es, como otros ya han dicho, Jacob el Santo, hermano de Lilith y responsable de que el Triunvirato del Mal estuviera sellado. - Y la ironía era evidente cuando mencionó el apodo de "el Santo", pero la reverencia de artista al público para los presentes, con floreo con un sombrero imaginario incluido, fue sincera.

Con la presentación quitada de en medio, continuó. - Por tentador que resulte el pensamiento de destruir a Lilith o a sus hermanos no presentes, me temo que es uno que debemos ignorar; cada uno de los Vástagos porta un fragmento de un ente primigenio, de oscuridad y muerte, tan antiguo como el mundo; probablemente responsable de los oscuros impulsos que dominan a cualquiera afligido por la maldición del vampirismo. - Una teatral pausa y siguió explicándose. - Jacob podrá explicar en más detalle que yo, pero en resumidas cuentas, eliminar a uno o más de ellos, sólo hará que el Ente esté más completo en el resto, acercando el momento en que tome por completo el control de ellos y, por tanto, su regreso, con todo lo que ello conllevaría.

- Por el momento y aparentemente, la mejor solución es volver a sellarlos, para lo cual es necesario reunir a mi compañero con el libro que ahora mismo porta el caballero Mischa, si no estoy equivocado...

- Ah, una última cosa, para los antiguos Vigilantes o aspirantes a serlo. - Rebuscó durante un momento en su capa, buscando el amuleto que Katsumoto le había confiado cuando se separaron, en un arranque de inspiración. Una insignia de bastante rango de Vigilante. - Compartí un buen trozo de mi canción con un semiorco llamado Grom que era parte de la Hermandad. Murió combatiendo contra el nigromante que era una de las dos cabezas que lideraban la horda de no-muertos que casi destruyó Shitary. Supongo que debíais saberlo.

- ¿Qué decíais de una comida caliente, dama Friza...? - Dijo inmediatamente cambiando de tercio, caminando hacia donde la paladina había indicado para continuar aquella conversación en un entorno más agradable.

—Oh, pero eso, más o menos, ya nos lo imaginábamos —respondió él, con una ancha sonrisa en el rostro, sin pizca de pudor por haber ocultado algo así a los demás; en verdad no había sido algo premeditado, más bien la simple sucesión de acontecimientos en aquella historia que avanzaba rápidamente. Más que una mentira, había había faltado tiempo para poner en común aquello que Circe había descubierto, y las acertadas suposiciones a las que había llegado.

Iba a decir algo más, seguramente en aquél tono entre condescendiente y socarrón, cuando la niña a su lado le puso una mano en el brazo y negó con la cabeza, haciéndole callar.

Circe, la joven niña de rubios cabellos como espigas de trigo maduro y profundos ojos dorados que transmitían un saber más antiguo del que una cría de su edad tenía derecho a poseer, había permanecido callada desde la llegada del otro grupo. Su único gesto desde que habían llegado había sido una tímida sonrisa a Mischa, pero nada más. En ese momento, sin embargo, detuvo la diatriba de Flautista, y decidió tomar ella la palabra.

—No lo sabíamos, pero era una posibilidad —matizó ella, con su tono suave, y frío, sin alteraciones—. Un engendro de Rovagug, el devorador de mundos —sentenció—, encerrado mediante varios mecanismos en las ruinas de Sohem, un antiguo templo más antiguo que la primera Iglesia de Sarenrae, pero que guarda similitudes con esta. Eso es lo que encontrasteis cuando aún erais humanos, una estructura móvil y sobrenatural que puede llegar a introducirse en la tierra varios metros, con un sistema secundario de sellado. Todo en una confluencia de planos, un lugar entre varios dominios, el nuestro, material, y otro que no reconocí. ¿Utilizaste esos mismos métodos para encerrar a tus hermanos? —preguntó a Jacob; saber como funcionaba aquello podría darles ventaja en algún momento.

Circe esperó una respuesta a eso, o un simple cabeceo, luego asintió ella misma y siguió hablando, mirando directamente al vampiro a los ojos, sin miedo. De hecho, sin emoción alguno.

—Ese sellado no funciona, igual que tampoco lo ha hecho el del Triunvirato. Solo ha sido un parche. Y además, ahora está preparada, no podrás conseguirlo de nuevo. —Dejó que aquella afirmación calara—. Hay que matarla. A ella, a los demás, a ti. Y creo saber dónde podemos encontrarles, al menos a Lilith. Estaba interesada en las Ruinas, así que posiblemente el tiempo las haya ocultado y no sepa dónde están. Nicolás nos dijo que seguramente estarían en Velsarion, y yo puedo afinar más la búsqueda al norte, allí dónde crezca un musgo llamado "bryophyte arcanum", capaz de absorber la magia. Si comparamos los mapas actuales con lo que ocupaba la antigua Sohem, y nos limitamos a zonas cercanas a yacimientos de piedras Ioun (que es el habitat de esa planta), podemos adelantarnos.​​​​​​​

La joven permanecía tumbada sobre la hierba, escuchando los susurros que le enviaban las sombras, pero sobre todo disfrutando del placer de la gravedad, ahora que se había vuelto a acostumbrar.

Había descartado sus viejos ropajes por un vestido bien ceñido por un corset y sentía el tintineo reconfortante de las joyas. De alguna manera parecía que había vuelto a ser maldecida y sentía la necesidad imperiosa de cubrirse de lujos. Claro que eso no le estaba impidiendo sentir la hierba bajo ella y frotar su cara aspirando olores que llevaba mucho sin oler.

La mujer no hubiese podido decir cuánto tiempo llevaba sin olerlos, o sin sentir la gravedad, su memoria no funcionaba así y de todos modos no importaba, si fuese importante lo recordaría, o eso creía.

¿Qué quería ella? Ciertamente derrotar a la vampiresa parecía una de esas cosas, estaba bastante segura de que sus pies hollaban de nuevo el plano material por su culpa y sus poderes habían menguado también. Eso le suponía el segundo punto, con sus poderes menguados tendría que volver a recuperarlos, podía esperar que El Que Acecha se los hubiese arrebatado por algún motivo, pero no estaba segura de que se los fuese a devolver.

La mujer fue enumerando mentalmente:

1. Puedo volverme adicta al polvo de miel, ¿no lo hice ya? ¿Y dónde crece ese polvo? Preguntaré a un alquimista si en la oscuridad crece.
2. Aún no puedo fabricar nada, por lo que no puedo procurarme los diamantes ni los deseos.
3.  Podría intentar enrollarme con Noctícula, aunque eso es peligroso y no se si estará interesada en ayudarme a derrotar a la vampiresa.
4. Podría conseguir algo parecido a la espada ropera de Luthier, pero preferiría algo que no estuviese dedicado al Dios Borracho.
5. Podría negociar con Mammon, pero aún no tengo poder suficiente para realizar el ritual.
6. Un talismán bilioso podría funcionar, pero tales artefactos no abundan y los diablos no serían tan tontos como para darme uno a mi, los que están ahí dentro son objetivos mucho mejores.
7. Puedo buscar objetos mágicos básicos para mejorar mi mente, esto parece factible pero no tengo oro para pagarlos.

Acabó soltando un pequeño suspiro de frustración, todas las formas que conocía de aumentar su poder parecían fuera de su alcance. Y además tenía miedo y hambre, llevaba mucho sin sentir el hambre y eso le daba miedo, no recordaba cuando había sido la última vez que comía algo, o bebía.

Pero todo tenía un lado bueno, su sombra le susurraba voces, voces que implicaban la existencia de seres vivos que probablemente no la odiaban ni deseaban su muerte o devorarla. Tenía muchas ganas de ir a verles, seguro que recibirían su ayuda con los brazos abiertos, pero le daba miedo que se equivocase, ser rechazada y tener que vagar sola por un plano del que apenas recordaba cosas y que parecía abocado a su ruina.

Armándose de valor acabó susurrando ella a su sombra -esto... ¿Hola? ¿Se puede? Vengo a ayudar... ¿y hacer amigos?, Iä, Iä. Ah si, puedes contestar susurrando a tu sombra.

No podía conectar con todas las sombras presentes, pues sus poderes habían quedado altamente menguados, había excluido al canarconte que seguro que era exageradamente aburrido, así como al extraño con dos cabezas que seguro que intentaría aplastar su sombra y montaría un escándalo. Tampoco había incluido al que parecía hablar con las fatas, que siempre parecía enfadado. Finalmente había dejado fuera a la elfa que parecía demasiado severa y no quería recibir regañinas.

De toda la diatriba negociadora que escuchaba Balthor, la niña, al menos de cuerpo, pues su mente se ve que no experimenta las alegrías infantiles, fue la que trajo la idea más clara.

- Bien, Circe ha dicho la idea más sensata, volver a sellar, si es que puede hacerse, es poner el problema bajo la alfombra para los que vengan en el futuro lidien con él. Hay que destruir a todos los vampiros para evitar que sigan extendiendo su mal, sin ellos sus lacayos no seguirán cumpliendo sus planes, hay que encontrar las ruinas y cazar a Lilith, a ser posible por una vez, que no nos esté esperando.

Balthor tras escuchar la historia de Kithe y la muerte del tal Grom, se preguntaba si no hizo su viaje con el grupo equivocado, el de las investigaciones y las sospechas, en lugar de estar en el combate, en el fuego mano mano luchando.

- Al menos Grom lucho y murió por su causa, sin que Shitary mostrará preocupación, al menos los nobles que conocimos claro, ahora nos toca a nosotros, hacer valer todas las vidas que se han sacrificado hasta ahora.

En cuanto llegaran a un acuerdo, tendría que viajar para lograr que los druidas se organizasen y ayudasen a las comunidades cercanas mientras luchaban contra Lilith, o contra cualquiera que aprovechara la coyuntura actual.

- Creo que la canción de la sensatez suena distinta en mis oídos que en los tuyos, buen Balthor. - Dijo con un encogimiento de hombros. - Reparar el sello de cualquier clase y confiar que en el futuro haya alguien capaz de separar la esencia corruptora de los cuatro vástagos suena mucho más sensato que convertir al único vampiro primigenio capaz de ayudarnos en un enemigo, cosa que sucederá por auto-preservación o, en algún momento, porque la entidad se sobreponga a su voluntad, enfrentarnos a un guantelete de cuatro vampiros primigenios en sucesión, cada uno más poderoso por la derrota del anterior. ¡Ah! Y, después, a la deidad detrás de todo el asunto, libre de todos los hilos que sujetan a los demás dioses fuera de los planos mortales.

- Envidio vuestro optimismo si creéis que nuestras canciones acabarán en fanfarria por ese camino. - No estaba siendo contrario, simplemente exponiendo las notas que él percibía. Le gustara o no, él estaba metido en el medio de todo y la vampira no iba a dejar ir tan fácilmente al asesino de una de sus hijas; aunque fuera únicamente por no aparentar ninguna clase de debilidad.- Si Lilith ha hecho preparativos para evitar ser sellada, veo mucho más factible estropear dichos preparativos y utilizar el parche hasta el momento en el que podamos separar a la criatura de la esencia de Rovagug, suponiendo que Circe esté en lo cierto sobre su naturaleza.

- Silenciar y sentenciar al Olvido a un mal para liberar otro aún mayor, suena peor que un parche. - Suspiró, considerando sus opciones. Al menos, si Lilith desaparecía, habría una posibilidad para él de escapar a su venganza antes de que el resto del desastre golpease.

- Shitary no estuvo preocupada por su bienestar hasta que literalmente los muertos azotaban sus puertas. Sólo en sus normas, sus protocolos, sus rígidas leyes. Como el sonido del tambor camino del cadalso. - Dijo con bastante amargura en la voz, por todos los problemas que llevó siquiera que se tomaran a los refugiados de Fenrys en serio, incluso el llevarlos a juicio por una situación que claramente no tenía nada que ver con ellos sino con... Algo que dijo Balthor hizo que girara de nuevo la cabeza en su dirección. - Un momento, ¿fuisteis vosotros el infame grupo de mercenarios que causó tanto revuelo en Shitary?

Ciertamente, la Gran Composición tenía un sentido del humor.

Y allí se estaba volviendo a generar la misma situación que tiempo atrás tuvo que enfrentar la llamada "Hermandad Oscura", un torbellino caótico que se dirigía a aniquilar a Lilith generando desastres y revueltas a su paso.

¿Parche o muerte?

Pero algo había distinto esta vez, mientras que el grupo que los Moks acompañaban aún no habían alcanzado a leer el Libro de los Condenados, los opositores presentes parecían contar con mayor información: la forma para lograr dar muerte verdadera a Lilith y sus hermanos, y el lugar en dónde encontrarlos.

¿Será información confiable? ¿Cómo obtuvieron esos datos sin siquiera tener el Libro?

Por su parte, Kithe se mantenía firme en sustentar la posición de Jacob el Virtuoso con mucho ahínco, hasta le había cambiado el apodo por el de "Jacob el Santo" en sus canciones.

¿No estará exagerando en todo lo demás también?

-El problema real que tenemos, es la confianza... y sin tener certeza de si Rovagug o uno de sus engendros en verdad volviese en caso de matar a Lilith y sus hermanos, diría que cualquier decisión que se tome solo puede ser un salto de fe ciega y por ello la reticencia que varios ya hemos demostrado sobre la idea del parche, aunque es innegable que en caso de ser así, el mal mayor liberado sería peor.- Grum miró a Jacob. -¿Eso nos pides? ¿Un salto de fe ciega? ¿O podrías convencernos de algún otro modo? ¿Por qué no empezando por decirnos cómo matar a tus hermanos... y a tí? Si realmente luchas por el bien, cosa que a decir verdad, es la sensación que me da, ¿Por qué no nos cuentas el secreto para el sellado y para la muerte verdadera de ustedes cuatro? Es decir, si algún día no controlas el hambre de tu bestia interior, si eres bueno querrías que te detuvieramos antes de que hicieses el mal... ¿Verdad?- Preguntó Grum pretendiendo colocar al vampiro contra la pared, si quería ganarse la confianza de los opositores de Lilith, tendría que empezar por confiar él en nosotros y mostrarse vulnerable.

-¿¡Cosita Podedosa poder controlar hambre!?- Preguntó Doth. 

-No le llames "Cosita", idiota, a él no...- Dijo Grum por lo bajo a su inocente hermano.

-Cosita Jacob Vituoso, Santo y Podedoso, ¿Poder enseñar Doth a controlar hambre? Doth y hermano tener maldición, siempre sentir hambre hasta enfermar... Pipo sufrir también de hambre que sentir Doth y hermano... eso poner siempre triste a Doth, ojalá nunca pasar... ¿Enseñar control?- Preguntó, y luego miró a los demás. -¿Cuál ser problema con sellito? Doth no entender. Lilith antes tener sellito y pasar mucho mucho tiempo... numero que Doth no saber decir bien, pero mucho mucho.- Por lo se había dicho, miles de años. -¿Por qué no hacer nuevo sellito? Nadie poder vivir tanto, ni nietos de nietos de otros nietos vivir tanto... Ser como si estar muerta, Doth pensar que mundo matarse solo antes que Lilith volver a salir. ¿Cuál ser problema con sellito? Porque si matar Lilith y Cosota Malvada Muy Muy Fuerte salir, eso dar miedo, Doth no querer ver.-

El ogro se pone a regalar oro y no cuatro monedas precisamente. Algunos lo rechazan y buscan cambiar el obsequio, el lo acepta en silencio, con un asentimiento como signo de gratitud, no va a decir que no a un donativo. 

Encerrar o Matar. Era el primer dilema importante al que se enfrentaban esta nueva liga de "heroes" que se organizaba contra Lilith y sus planes. Muchas preguntas en el aire y cada respuesta generaba mas preguntas.

El comentario del piel roja le saca un sonrisa efimera, sigue dandole vueltas a Aerin y Agatosh y decide distraerse con otro tema. Infame grupo de mercenarios de Shitary... -Repitió -Es posible. ¿Que cuentan las malas lengua sobre nosotros?